Pianista y compositor Arturo O'Farrill: “Estamos reunidos para abrir paso a una nueva época; una nueva época de firme y poderosa resistencia; una época de cooperación y comunicación”

20 de enero de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

La víspera de la inauguración de Trump, tuvo lugar el concierto Músicos contra el fascismo en Symphony Space en la Ciudad de Nueva York, con la destacada participación de sobresalientes músicos de jazz. Fue un acto benéfico para RefuseFascism.org. He aquí las palabras de apertura del anfitrión de la función, el ganador de cinco premios Grammy, Arturo O’Farrill:

Mañana un hombre muy malo tomará el cargo más alto de la nación. Su biógrafo lo describió como sociópata. Su comportamiento con las mujeres es lamentable. Su racismo es legendario. Ha mentido repetidamente. Su ética es cuestionable, y el conflicto de interés entre su mandato mal habido y sus negocios es turbio en el mejor de los casos y criminal en el peor.

Según él dice, no lee y nunca ha ocupado un cargo público. En ruedas de prensa y debates ha demostrado su vocabulario limitado y un espíritu mezquino; amenazó con enjuiciar a su contrincante si él triunfara, al mejor estilo de dictadores y fascistas. Trata la prensa con desdén y no respeta la necesidad de comunicar políticas. Al contrario, su método favorito para comunicarse con el público en Estados Unidos y el mundo es por medio de tuits de poca monta que revelan su ego frágil y su gusto por insultos bajos. Se burla de los discapacitados y quiere registrar a millones de personas sólo por sus convicciones religiosas.

Es alarmante su trayectoria de fracasos empresariales catastróficos, que resultaron en decenas de miles de empleos perdidos y de vidas en ruinas. Se rodea con compadritos multimillionarios, la mayoría blancos, la mayoría hombres, sin ningún hispano. En bola representan lo peor de la humanidad. Capitalistas zopilotes. Antisemitas, racistas, y, en la mayoría, espantosamente carentes de cualificación alguna para los puestos por los cuales los nombró.

Mañana Estados Unidos entran en territorio extraño. Un régimen fascista listo para abolir los derechos de la mujer, derechos de la gente LGBT, derechos del inmigrante, y el derecho a asistencia médica asequible. Mañana entramos en la edad de tinieblas.

Pero no es por eso que nos reunimos aquí hoy. Nos reunimos para abrir paso a una nueva época: una nueva época de firme y poderosa resistencia; una época de cooperación y comunicación. No estamos aquí para ser sectarios, denominacionales, ideológicos ni políticos. En este escenario esta noche, ustedes verán a ateos, cristianos, judíos, conservadores, liberales, comunistas, socialistas y capitalistas. Pero lo presente no es una plataforma para convertir. Lo presente es un llamado de dejar aparte cada quien su programa, de solidarizarnos y preguntarnos cómo se permitió que un hombre muy malo sin compás moral y sin intelecto tomara el cargo supremo de la nación.

Pedimos a todo ser humano en este lugar que examine su conciencia y afronte la situación en serio. La manipulación por los avariciosos para dividir y confundir. La priorización del índice de audiencia por los medios de comunicación corporativos, lo que permitió que se considerara un candidato legítimo a un neofascista de caricatura, a pesar de su historia épica de fracasos. Los que crecimos en Nueva York conocimos demasiado de cerca el efecto de sus colosos fracasos empresariales. ¿¿Cómo se engañó la nación??

Nos reunimos para dejar a un lado todo lo que nos divide y pedir a nuestro arte y a nuestros artistas que nos ayuden a encontrar una razón por qué lo anterior pasó, lo más importante, encontrar un camino hacia un tiempo que nuestras vidas y nuestra reputación mundial no se definieran por el temor y el fracaso. También nos reunimos para dar voz a una rabia que muchos sentimos y con la cual no sabemos qué hacer. Una tristeza tan a fondo. Una enfermedad que no tiene cura que no sea la de actuar. Debemos actuar. Debemos organizar, manifestar, desobedecer a nuestros amos auto-engañados y autocomplacientes por sus privilegios. Se sienten triunfantes por instalar a un títere ridículo para satisfacer su necesidad de atiborrarse. Pero lo que han hecho es envalentarnos a llevar la batalla más allá de lo obvio.

En vez de enojarnos y odiarnos unos a otros, vamos a trabajar con inteligencia para superar nuestros dogmas y ponernos de acuerdo en que ya no podemos aceptar este sistema. Ya no podemos cruzarnos de brazos y callarnos dentro de nuestras cómodas prisiones de dogmas. Reclamaremos el derecho por nosotros mientras responsabilizamos a este día.

Tenemos un enemigo, y él o ella no es negro, blanco, gay, heterosexual, liberal, ni conservador. Tampoco son estadounidenses, sirios ni rusos. No son comunistas ni socialistas ni capitalistas. Nuestro enemigo es nuestra indiferencia al sufrimiento en este planeta. Nuestro enemigo es nuestra inacción y nuestras divisiones. Nuestro enemigo es la distracción del teléfono inteligente, la tableta, la computadora y nuestra renuencia de mirarnos uno al otro en los ojos y conversar sobre la verdadera naturaleza del sufrimiento perpetrado por los poderosos y los avariciosos. Por eso nos reunimos en este escenario.

Al final del concierto vamos a pedir a todos que se conecten, que comparten información de contacto y que organicen un nuevo grupo ciudadano bajo de nombre de un solo pueblo, para el cual la revolución no es una palabra partidista ni política sino un principio básico para nuestra misma sobrevivencia.

 

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