Sebastián Gorka, guerrero islamofóbico y estrella ascendente en el régimen de Trump y Pence

10 de marzo de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Sebastián Gorka se está saliendo ante el público como una figura clave en los planes del régimen de Trump y Pence para “erradicar” a las fuerzas yihadistas como el Estado Islámico, como parte de un ataque y agresión de mayor envergadura contra países y pueblos musulmanes en general.

Gorka forma parte del núcleo de gente en la órbita de Steve Bannon, el ex editor de Breitbart News, que ve a Estados Unidos y al “oeste cristiano” encerrados en una lucha existencial con el mundo musulmán y las personas no europeas / de piel oscura en general. Bannon es el jefe de estrategia de Trump, y claramente muy afín con respecto a su pensamiento y política. Gorka trabajó para Bannon en Breitbart por los últimos dos años.

En enero, Bannon llevó a Gorka para que sea el asistente adjunto de Trump, y luego fue nombrado al “Grupo de Iniciativas Estratégicas” (SIG por las siglas en inglés), recién creado por Bannon y el yerno de Trump, Jared Kushner. SIG parece estar destinado a ser el vehículo ideológico fascista a través del cual Bannon “vigilará” al aparato de seguridad nacional de la Casa Blanca. Y este último mes, a Gorka lo mandaron a hacer numerosas entrevistas de prensa para defender al régimen de Trump.

Durante los últimos 15 años, a Gorka se le consideraba una figura "marginal", daba ponencias en instituciones de capacitación de seguridad y militar de Estados Unidos. Su característica principal era su desacuerdo amargo con la corriente principal de los políticos imperialistas bajo Clinton, los dos Bush, y Obama sobre si perseguir o no la religión islámica en su conjunto, o sea a los 1,6 mil millones de musulmanes del mundo, como “el enemigo” del imperio yanqui.1

Durante más de 20 años, Estados Unidos ha llevado a cabo una serie de guerras que han dejado millones de muertos y han dejado a países como Libia, Siria e Irak en ruinas, todo por su despiadado fervor de dominar el Medio Oriente y el Norte de África. Estas guerras se han librado tanto en contra de fuerzas seculares (como Saddam Hussein en Irak) como contra las fuerzas islamistas (como Osama bin Laden y el Estado Islámico) que, desde distintos ángulos —totalmente reaccionarios—, fueron obstáculos para el control imperialista estadounidense de esta región estratégica.

Pero, al mismo tiempo que cometían horrendos crímenes de lesa humanidad, Clinton, los dos Bush y Obama trataban de evitar caracterizar esta lucha con expresiones como “el choque entre civilizaciones”, o “el Occidente contra el Islam”. Razonaban que hacerlo resultaría en que la mayoría de los musulmanes del mundo se unieran al campo de los yihadistas, y perjudicaría sus intereses imperialistas. En vez, señalaron (acertadamente) que grupos como el Estado Islámico y al-Qaeda no contaban con el apoyo de la gran mayoría de los musulmanes, y trataron de aislarlos políticamente y ganarse a sectores de la población para que los apoyara a ellos o al menos no le opusieran resistencia activamente. Como parte de esto, por ejemplo, George W. Bush pronunció un discurso después de los atentados del 11 de septiembre en el que apareció con varios líderes religiosos musulmanes y declaró que “el islam es la paz”. Esto también es parte del contexto en el que los líderes militares estadounidenses como el general James Mattis (ahora secretario de Defensa bajo Trump) públicamente rechazaban la tortura (al mismo tiempo que la hacían en secreto).

       

Pero Gorka —y el régimen Trump y Pence en general— rechaza por completo este enfoque. Gorka cree que “el movimiento yihadista global [es] una ideología totalitaria moderna arraigada en las doctrinas y la historia marcial del islam”. (Del material promocional para el libro de Gorka, Defeating Jihad: The Winnable War [Derrotar la yihad: La guerra ganable], énfasis añadido).

Gorka ha argumentado que partes de las escrituras islámicas justifican y defienden actos horrendos como la decapitación de enemigos, la lapidación de mujeres, etc., todo lo cual es cierto. Pero lo que Gorka niega es que partes de la Biblia asimismo promueven horrores, como la limpieza étnica de otros pueblos por medio del pillaje, la violación en masa, y el asesinato —hasta “estrellarles la cabeza” a los bebés del enemigo— así como el asesinato de homosexuales, mujeres que no son vírgenes al casarse, y cosas por el estilo.

Así que en lugar de reconocer la realidad —de que toda doctrina religiosa, tomada literalmente, conducirá a horrores—, Gorka afirma que esto solo es cierto para el islam, y, por lo tanto, quien cree profundamente en las escrituras islámicas está “predispuesto” al terrorismo; mientras que quien cree en la escritura cristiana nunca cometería actos bárbaros. ¡Eso no está muy lejos de: “el cristianismo bueno, el islam malo”!

Gorka sí reconoce a algunos musulmanes como “aliados” — en particular el general Abdel Fattah el-Sisi, presidente de Egipto, un dictador salvaje respaldado por miles de millones de dólares en ayuda estadounidense. Sisi se opone a las fuerzas islamistas en Egipto, así como a cualquiera que desafíe al gobierno. Es notorio por ordenar a sus tropas abrir fuego contra miles de manifestantes y por sus tribunales que impusieron a cientos de manifestantes la pena de muerte colectiva en grupos. El criterio actual de Gorka para quién se considere un “aliado” es que deba estar 100 por ciento con Estados Unidos y que lleve a cabo ataques salvajes contra los enemigos de Estados Unidos. En opinión de Gorka, todos los demás musulmanes (y no sólo los que son activos en las fuerzas islámicas fundamentalistas) son “el enemigo” o por lo menos sospechosos.

¡Esta no es una caricatura exagerada del punto de vista de Gorka! En noviembre del 2014, la Catedral Nacional Episcopal de Washington, D.C. invitó a líderes religiosos musulmanes a pronunciar las oraciones de la tarde para promover “un mundo en el que todos estén libres para creer y practicar y en el que evitemos la intolerancia, la islamofóbia, el racismo, el antisemitismo y el anti-cristianismo, y abrazamos nuestra humanidad y nuestra fe”. La catedral ha hecho cosas similares con muchas creencias diferentes en el pasado.

Gorka, que en ese entonces era articulista para Breitbart News, escribió un artículo titulado “Muslim Brotherhood Overruns National Cathedral in DC” [La Hermandad Musulmana arrolla la Catedral Nacional en Washington D.C.]. (La Hermandad Musulmana es un grupo político islámico en Egipto que no tenía conexión con el evento de oración). El artículo fue una diatriba de 500 palabras en la que logró mencionar el avance de un ejército musulmán hasta Austria en 1683, el genocidio turco contra los armenios después de la Primera Guerra Mundial, los ataques del 11 de septiembre y los ataques del Estados Islámico contra las comunidades cristianas en Irak — todo eso para “probar” que la participación musulmana en este evento de oración demostraba que el islam tiene “el compromiso ideológico con ver la destrucción o sometimiento de otras religiones”.

Un incidente más reciente, que salió en el Washington Post, fue una charla de celebración que Gorka dio a los partidarios de Trump en Florida tres días después de las elecciones. Al parecer, el punto álgido de la charla fue cuando Gorka mostró “una fotografía de un hombre de piel morena muerto y ensangrentado, tumbado en el suelo con un rifle de asalto AK-47 a su lado” y dirigió al público en aclamaciones y luego tronó: “¡Ahora podemos ganar, podemos ganar!”

El ascenso al poder y prominencia de Gorka es otra señal ominosa de que el régimen Trump y Pence puede estar preparando una guerra amplia y brutal contra buena parte del mundo islámico, lo que también abarcará la satanización y la persecución de los musulmanes dentro de Estados Unidos, incluso los que nacieron aquí. Es otra señal de advertencia de que horrores aún más grotescos que los que ya hemos visto en contra del mundo musulmán y el pueblo musulmán se nos vienen encima, a menos que y hasta que este régimen sea expulsado del poder.


1. Gorka también fue conocido por su rotundo rechazo a someter sus ideas a revistas profesionales para que se haga un examen científico y crítica, prefiriendo, dijo, hablar directamente al “combatiente”, lo que significa, como el teniente coronel Mike Lewis, quien manejó el Departamento de Operaciones Especiales de la Universidad del Cuerpo de Marines, dijo: “Simplificó una situación difícil y compleja y confirmó los prejuicios y suposiciones de los oficiales”. [regresa]

 

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