El régimen fascista de Trump y Pence persigue brutalmente a los manifestantes contra la inauguración

1° de mayo de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

El 20 de enero, miles de manifestantes se lanzaron a las calles de Washington, D.C., en protesta contra la toma de posesión de Trump. Cuando algunos manifestantes chocaron con la policía, más de 200 personas fueron arrestadas, entre ellas observadores legales y periodistas. Inicialmente acusaron a todos de un cargo grave de motín, castigable con hasta 10 años de prisión. Ahora un gran jurado, el 28 de abril, añadió nuevos cargos: incitar o alentar a amotinarse, conspiración de amotinarse y cargos de destrucción en propiedad ajena.

Las nuevas acusaciones también incluyen a tres personas no arrestadas el 20 de enero. Una es Dylan Petrohilos, un diseñador gráfico de 28 años de edad; la policía hizo una redada en su casa el 3 de abril y lo acusan de motín y conspiración y múltiples cargos de destrucción en propiedad ajena.

Unos activistas han llamado esta persecución ultrajante de manifestantes “la criminalización del disentimiento”.

Un comunicado de prensa del Gremio Nacional de Abogados el 23 de enero reveló que la policía sometió a los manifestantes a armas químicas, entre ellas gas lacrimógeno y gas pimienta. También describió cómo la policía violó una ley que prohíbe la encapsulación y los arrestos en masa, y requiere que la policía dé advertencias a que se dispersen. El Gremio dijo: “La policía tenía a los acusados en las calles 12 y L NW durante horas y les negó necesidades básicas como tratamiento para heridas, agua y el acceso a baños. De ahí la policía, sin advertir, roció con gas pimienta, gaseó con gas lacrimógeno y sometió a granadas de contusión a otros acusados, por ejemplo, unas personas de tercera edad, personas discapacitadas y niños. A la mayoría los detuvieron toda la noche y al final acusaron a todos del cargo grave de incitar un motín, a pesar de la falta de una causa probable individualizada. Además, confiscaron teléfonos y otras pertenencias como evidencia…”.

Samantha Miller, una organizadora del Disrupt J20 Collective, uno de los grupos que convocó a la protesta, dijo: “Estas acusaciones son absolutamente espeluznantes. De plano están tratando de parar toda resistencia a la administración de Trump. Muchos de los manifestantes estaban expresando rabia y temor por lo que se avecina. Va a requerir mucho más que súplicas corteses para crear el cambio y parar las amenazas de la administración de Trump” (Alternet, 22 de enero de 2017).

La policía y el gobierno no dicen que la mayoría ni siquiera muchos de los arrestados participaron directamente en la destrucción en propiedad ajena o la violencia. Dicen que los arrestos en masa se basan en la causa probable de que cada uno de los arrestados había “deliberadamente incitado o alentado a otros a participar en el motín”. Pero según la ley, incluso en el caso de un presunto motín, la policía tiene que tener una causa probable para arrestar a cada individuo.

En una audiencia preliminar, un fiscal federal dijo que las autoridades le iban a enseñar a cada acusado pruebas individualizadas de su participación en el motín y su incitación. Pero más tarde, informaron a los abogados defensores que esas supuestas pruebas se trataban básicamente de la presencia de acusados en la marcha y su vestuario negro (Esquire, “How the Government is Turning Protesters into Felons” [Cómo el gobierno está convirtiendo a manifestantes en convictos de delitos graves], 12 de abril de 2017).

Un comunicado de prensa de ResistThis (antes DisruptJ20) describió la redada del 3 de abril contra Dylan Petrohilos, uno de los nuevos acusados el 27 de abril: “Unos policías metropolitanos de Washington, D.C., irrumpieron injustamente en la casa de un activista conocido y prominente que participó en las protestas contra la inauguración de Donald Trump… la policía abrió la puerta a patadas, entró con las armas desenfundadas, y de ahí registraron la casa, dejando las pertenencias tiradas en el suelo. Confiscaron miles de dólares de equipo electrónico, incluidos computadores, teléfonos móviles, altavoces y una televisión inteligente. Inexplicablemente, también robaron banderas, estandartes e incluso obras de arte…”.

Como es sabido, semejantes arrestos en masa no tienen nada de nuevo en Estados Unidos. Por ejemplo, arrestaron a más de 700 manifestantes de Ocupar en el Puente Brooklyn en 2011. Pero, durante más de una década ya, los arrestos en masa han sido poco comunes en Washington, D.C., ni hablar de cargos graves. También es poco común el cargo grave de motín, ni hablar de acusar así a 200 personas. Ahora el régimen fascista de Trump y Pence está mandando un claro mensaje sobre cómo va a lidiar con el disentimiento.

Esto es parte de un programa fascista que niega los derechos constitucionales y desata a la policía y las cortes para criminalizar el disentimiento, que tiene el propósito de satanizar y reprimir severamente a quien desafíe el reforzamiento violento de la supremacía blanca, de la misoginia y del chovinismo nacional de este programa. Como revcom.us ha señalado:

El fascismo es cuando la clase burguesa (capitalista-imperialista) ejerza una dictadura abierta, la que gobierna por medio del uso del abierto terror y la violencia, pisotea lo que se supone que son derechos civiles y legales, utiliza el poder del estado y moviliza a grupos organizados de golpeadores fanáticos para cometer atrocidades contra las masas populares, particularmente contra los grupos de personas que identifica como “enemigos”, “indeseables” o “peligros para la sociedad”.

Esto SÍ es lo que el régimen de Trump y Pence está afianzando. ¡Esto SÍ es un régimen fascista al que hay que expulsar!

 

       

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