El Departamento de IN-justicia federal resuelve que fue “razonable” el asesinato de Alton Sterling por la policía

7 de mayo de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

El 5 de julio del año pasado, una patrulla en Baton Rouge, Luisiana, se paró en frente de Alton Sterling, un hombre negro de 37 años, en un estacionamiento. Dentro de minutos, los policías lo tiraron al suelo, le dieron toques de taser, lo balacearon seis veces a quemarropa —tres balas en la espalda— y lo mataron. ¿Su supuesto “crimen”? Vender DVDs en las afueras de una tienda. El mundo entero vio el video del asesinato escalofriante por los cerdos uniformados de azul. Y el mundo entero vio cuando la gente se levantó en días de poderosas protestas en Baton Rouge, enfrentándose a la represión por policías de motín altamente armados.

Ahora, 10 meses más tarde, la intolerable injusticia del asesinato de Alton Sterling ha recibido el sello de aprobación del Departamento de Justicia de Estados Unidos (DOJ, por sus siglas en inglés), que anunció el 3 de mayo que no acusará a los dos policías de cargos federales. Después del asesinato, la policía de Baton Rouge les había dado “permiso administrativo con goce de sueldo”, y hasta la fecha no se les ha acusado de ningún cargo local ni estatal por su crimen gratuito.

DOJ justificó su decisión indignante diciendo que “la ley requiere que se juzgue la razonabilidad del uso de fuerza por un oficial sobre un detenido desde la perspectiva de un oficial razonable en la escena, en vez de la adición de la retrospectiva”. A sus ojos, lo que esos policías de Baton Rouge hicieron a Alton Sterling cumplió con el estándar de la acción policial legal — según dicen, cualquier “oficial razonable” hubiera actuado igual.

¿¡¿“Razonable”?!? ¿¡¿“Legal”?!? La racionalización del DOJ respecto el asesinato policial de Alton Sterling dice muchísimo acerca de las leyes y el papel de la policía bajo este sistema. Toda la estructura y la aplicación de las leyes ponen, en esencia, un sello de aprobación en el asesinato policial. Esto tiene una relación muy directa con el hecho de que la brutalidad, el terror, y hasta el asesinato —especialmente contra negros, latinos y otros pueblos oprimidos y contra los de debajo de la sociedad en general— se consideran operaciones cotidianas normales y legales de la policía, como capataces armados para un sistema de explotación y opresión.

Sólo dos días después de que se le robó la vida de Alton Sterling en Baton Rouge, la policía en una zona residencial de St. Paul, Minnesota, baleó y asesinó a otro hombre negro, Philandro Castile, mientras él se sentaba en un carro con su prometida y la hijita de ella de cuatro años. Estos asesinatos —y los muchos otros solo durante ese verano, y muchos, muchos más, año tras año— son una parte del terror constante impuesto por la policía a la gente negra, morena y de otros pueblos oprimidos. Y en un caso tras otro, los cerdos asesinos salen impunes para seguir merodeando las calles, porque las cortes e instituciones del sistema declaran que sus crímenes son acciones “legítimas” y “razonables” de una fuerza que “cumple con su trabajo”.

Un sistema que impone esta impunidad una y otra vez es criminal, inmoral e ilegítimo. Necesitamos una revolución concreta para derrocar este sistema del capitalismo-imperialismo y engendrar una sociedad radicalmente diferente.

Y ahora en la cima de este sistema está el régimen de Trump y Pence, emperrado en desatar aún más las fuerzas de seguridad por todo el país como parte del programa fascista de “hacer que Estados Unidos vuelva a tender grandeza” — con un DOJ encabezado por el fiscal general Sessions, que está avanzando rápidamente para cumplir con su promesa de aplastar toda crítica y toda restricción de la policía. La lucha por justicia para Alton Sterling y para todas las otras víctimas de los policías asesinos es parte de la lucha urgente por parar el régimen fascista y sacarlo del poder lo antes posible.

 

 

       

 

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