Estudiantes de Notre Dame abandonan el estadio durante el discurso del fascista guerrero sagrado Mike Pence

27 de mayo de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

 

Tan pronto como el vicepresidente estadounidense Mike Pence abrió su boca para comenzar su discurso ante la ceremonia de graduación de la Universidad de Notre Dame el 21 de mayo, por lo menos 100 estudiantes graduados se pusieron de pie y comenzaron a abandonar el estadio en protesta.

La acción de los estudiantes fue una importante y audaz protesta pública contra este guerrero fascista cristiano que ha dedicado su carrera política a la cruzada contra los derechos de las mujeres, las personas LGBTQ, los inmigrantes y los oprimidos en todo el mundo (véase “El vice presidente Mike Pence: Peligroso guerrero sagrado al acecho tras bambalinas”). La protesta se cubrió ampliamente en la prensa nacional e internacional y en las redes sociales.

Los estudiantes se organizaron de antemano, a sabiendas de que esta sería una oportunidad única para que el mundo sepa que hay una oposición de principios a la teocracia anti-aborto que Pence ha trabajado para crear en Estados Unidos. El grupo estudiantil WeStaNDFor [NosotrosTomamosPosiciónPor] dijo que estaba organizando la protesta porque “La participación del VP Pence y el otorgarle un título académico representan un respaldo de políticas y acciones que contradicen directamente las enseñanzas y valores sociales católicos y singularizan a los miembros vulnerables de la comunidad de la Universidad”. El grupo estudiantil ha patrocinado protestas anteriores en el campus de Notre Dame contra la aparición del teórico racista Charles Murray, en apoyo a las comunidades de inmigrantes bajo ataque, y contra la exclusión de refugiados sirios por el régimen de Trump y Pence.

En la ceremonia de graduación, antes del discurso de Pence, el estudiante de mejores calificaciones de su curso, Caleb Joshua Pine, dio un discurso en que pidió a todos a que `“se opongan al convertir en chivos expiatorios a los musulmanes”. También expresó su oposición al plan de un muro fronterizo entre Estados Unidos y México.

Debido a que los graduados abandonaron el estadio, no recibieron sus títulos ni participaron en la tradicional ceremonia de clausura. En su lugar, celebraron su propia ceremonia fuera del estadio con familiares y varios profesores que les apoyaban. Uno de los organizadores dijo: “Al final de la ceremonia en el estadio, el decano de cada facultad recomienda... que los graduados de esa facultad sean titulados por la Universidad de Notre Dame. Pienso con su carácter, con las acciones que ustedes tomaron hoy, con la solidaridad que han mostrado los unos con los otros, les pido que cambien tus borlas y celebren su propia graduación”.

Una graduada negra dijo que realizaron la protesta “porque estamos con las comunidades marginadas. Porque hay una diferencia entre entablar un diálogo y tratar con voces que están dispuestos y listos para pisotearte completamente. Una cosa es callarse sobre una conversación; es otra cosa callarse sobre el fascismo... Es otra cosa ver que la política de alguien literalmente pone en peligro la vida de otras personas”.

La mortífera brutalidad que subyacía las palabras de Pence se expresó de una manera flagrante cuando, después de alabar los logros de la clase graduada, Pence proclamó que “lo más impresionante de todo” era que 38 de los graduados se unirán a las fuerzas armadas estadounidenses. En otras palabras, iban a convertirse en parte de la máquina estadounidense de la muerte que destruye tantas vidas y naciones enteras alrededor del mundo. Pence defendió la postura anti-aborto, anti-mujer de la universidad católica, diciendo: “Estoy tan orgulloso de que la Universidad de Notre Dame haya mantenido su postura sin disculpas por la santidad de la vida humana”. En realidad, el fanatismo anti-aborto de Pence y los fascistas cristianos no tiene nada que ver con proteger a la vida — privarles a las mujeres el derecho a elegir cuándo y si darán a luz constituye imponerles la esclavitud, y es parte de todo un programa brutal de imponer el patriarcado y los “valores familiares” reaccionarios.

Pence también pasó una buena parte de su discurso tratando de poner la realidad patas arriba respecto al tema muy polémico de “la libertad de expresión” en las universidades. A los fascistas les han dado duro recientemente las protestas estudiantiles en todo Estados Unidos contra los agentes fascistas, especialmente en la Universidad de California, Berkeley (véase “La batalla por Berkeley — Por qué es correcto, y justo, expulsar a los fascistas del plantel de Berkeley… ¡y del poder!”). Pence estaba al tanto de los planes para la protesta contra su discurso en Notre Dame, y no la mencionó directamente. Pero trató de colocar a sí mismo y a sus compañeros líderes y agitadores fascistas en plan de víctimas de la represión, hablando de “la ola nociva que parece estar dándose sobre gran parte de la academia. Si bien esta institución ha mantenido una atmósfera de civilidad y debate abierto, demasiadas universidades a través de Estados Unidos se han caracterizado por códigos sobre la expresión, por zonas seguras, por la vigilancia del tono, y la corrección política sancionada por la administración, todo lo cual constituye nada menos que la supresión de la libertad de expresión... A esto no deberíamos, no debemos responder con el silencio”.

Los estudiantes valientes que se pusieron de pie y abandonaron el estadio en desafío de Pence no se han dejado ser intimidado ni engañado por sus malabarismos verbales. Su ejemplo de la protesta activa directa frente al régimen fascista de Trump y Pence debe ser emulado, difundido y defendido en todas partes.

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Protesta en la Puerta del Campus de Notre Dame: “Expulsar a los fascistas, antes de que sea demasiado tarde, Echar a Trump, Echar a Pence, el mundo no puede esperar”

De un lector:

Mientras más de 100 estudiantes graduados dieron la espalda y salieron del Estadio de Notre Dame para protestar por la presencia de Mike Pence como orador de apertura, se realizaba una protesta animada de unas doscientas personas en la puerta principal del campus de Notre Dame.

Los manifestantes condenaron al régimen de Trump y Pence por muchas cosas y encontraron formas creativas de expresarse. Un enfoque agudo era los ataques contra las mujeres y las personas LGBT. Pence tiene unas antecedentes feas y brutales al respecto cuando era el gobernador de Indiana. Una manifestante llevaba una percha en la cabeza para simbolizar el impacto de hacer el aborto ilegal o inaccesible.

Muy visible estaba un grupo de “criadas” ataviadas con hábitos rojos y papalinas blancas —evocando la serie de televisión actual basada en la novela El cuento de la criada [The Handmaid’s Tale] que evoca una futura sociedad fascista donde la ley bíblica y los valores patriarcales se impongan con brutalidad— que andaba por entre los manifestantes diciendo cosas como, “ Que dios esté con usted”. La prensa citó a una “criada”: “Si Mike Pence sale con la suya, éste es cómo será nuestro mundo, donde la mujer sea utilizada solo para reproducirse y no tenga ninguna decisión sobre lo que haga con su cuerpo”.

Los carteles hechos en casa reflejaron una amplia gama de la ira. “¡Que entren los refugiados — Que se larguen los racistas!”; “¡Ningún ser humano es ilegal!”; “Advertencia: Cerca eléctrica de Pence”; “Proteger los derechos de la mujer, los derechos LGBT, los derechos de los negros, los derechos de los latinos y otros de color, los derechos religiosos. Parar a Pence y Trump”. Muchos carteles protestaron contra el ataque al cuidado de salud. Otro tema era la decisión de Trump y Pence de cambiar radicalmente la forma de gobierno: “El único muro que necesitamos es entre la Iglesia y el Estado” y “Defender la Constitución”. Se veían los carteles de “En el nombre de la humanidad, rechazamos a un Estados Unidos fascista”. La puerta de Notre Dame está en una calle muy concurrida, y muchos coches pasaron tocando el claxon en apoyo de la protesta.

Los manifestantes incluyeron a muchas personas del área, así como gente que viajó de ciudades más lejanas de Indiana, y de Chicago. Organizaron la protesta South Bend Equity, una rama local de Indivisible, y otras organizaciones.

El Club Revolución de Chicago entró marchando y ayudó a concentrar la comprensión y la ira. Subrayó que todo esto es el fascismo y lo conectó con los crímenes del sistema.

Un punto culminante de la manifestación fue cuando algunos de los estudiantes graduados de Notre Dame que habían abandonado el estadio se unieron y se dirigieron a los manifestantes. Un miembro del Club Revolución recalcó el papel de los estudiantes en la lucha contra el régimen fascista y que su espíritu necesita propagarse.

Las pancartas del Rechazar el Fascismo estaban muy visibles, especialmente, “Expulsar al régimen del Trump y Pence”. Activistas del Rechazar el Fascismo informaron que cuando llegaron los manifestantes les arrebataron las pancartas de ¡NO! rápidamente, y un grupo de jóvenes sostuvo una de las pancartas al otro lado de la calle durante toda la protesta. Rechazar el Fascismo habló a la multitud sobre por qué el régimen de Trump y Pence es fascista, y sobre el papel de Pence a la cabeza de las fuerzas fascistas en el régimen y la sociedad, y por qué ahora es un momento crucial tanto del peligro como de la urgente necesidad de organizar a miles para que movilicen a millones de personas para expulsar a todo el régimen antes de que sea demasiado tarde. La multitud coreó las consignas que reflejaban eso, por ejemplo, “Expulsar a los fascistas antes de que sea demasiado tarde — Echar a Trump, echar a Pence, el mundo no puede esperar”.

 

       

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