Una historia de superexplotación y cruel dominación

Chupasangres, chantaje y necedades: Fuerzas yanquis ponen a Puerto Rico contra la pared

3 de junio de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Posteamos este pasaje de un artículo posteado anteriormente, con motivo del próximo Desfile de Puerto Rico y la controversia en torno al desfile de este año en la Ciudad de Nueva York.

 

Según las versiones de la prensa en Estados Unidos [sobre la crisis financiera], quien no conociera la situación pensaría que Estados Unidos ha sido un benefactor benévolo, si bien un tanto paternalista con Puerto Rico, mismo que ha permitido que su población y gobierno hagan erogaciones tontas. Según esta “narrativa”, “la población de Puerto Rico se ha beneficiado de la generosidad de Estados Unidos que ya se ha agotado en estos tiempos difíciles, y ha sufrido a manos de sus propios funcionaros corruptos”...

Todo eso son puras necedades que ponen las cosas patas arriba. La verdad es que el imperialismo yanqui lleva casi 120 años chupándole la sangre al pueblo puertorriqueño...

Un siglo de supresión política y cultural

En 1898, fuerzas militares yanquis invadieron y ocuparon a Puerto Rico como parte de su triunfo sobre el moribundo imperio español durante la guerra Hispano-americana.

En un pacto suscrito por Estados Unidos y España en diciembre de 1898, España cedió su dominio colonial de Puerto Rico. Al tomar el control, los ocupantes yanquis dieron la orden para que sus comandantes militares se aseguraran de que la población obedeciera la autoridad de Estados Unidos.

En 1898 las fuerzas armadas yanquis declararon que era ilegal hablar español, el idioma de la población, en las escuelas y otras instituciones. Además, Estados Unidos prohibió la bandera de Puerto Rico y metían preso a quienquiera que la enarbolara. En 1948, 50 años después, ante un creciente movimiento independentista, el gobernador de Puerto Rico, designado por Estados Unidos, autorizó una ley que penalizara poseer o enarbolar la bandera de Puerto Rico, cantar una canción patriótica puertorriqueña, hablar o escribir sobre la independencia, así como reunirse con alguien que estuviera a favor de la independencia o celebrar cualquier reunión por lo mismo. Esa ley estuvo vigente hasta 1957.

Pedro Albizu Campos, quien por décadas luchó heroicamente por la independencia de Puerto Rico y fue vocero del Partido Independentista Puertorriqueño, estuvo encarcelado 26 años por Estados Unidos. Los carceleros repetidamente lo torturaron y maltrataron, y murió poco después de que salió de la prisión.

La marina de Estados Unidos estableció su Comando Sur de las Fuerzas Navales de los Estados Unidos con bases por todo Puerto Rico ocupado. Por décadas usó la vecina isla de Vieques para ejercicios militares y como campo de pruebas para detonaciones. Las férreas protestas del pueblo puertorriqueño pararon eso a fines del 2003.

Un siglo de superexplotación y desarrollo distorsionado

El desarrollo de Puerto Rico ha servido a los intereses del capitalismo-imperialismo estadounidense, y no a satisfacer las necesidades del pueblo puertorriqueño.

La compra de tierras por los imperialistas obligó a muchos pequeños agricultores a ir a trabajar en enormes fincas de tabaco, café y especialmente azúcar, que ocuparon mucho de las mejores tierras de la isla fértil. Para 1934, el 80% de los cañaverales pertenecían a corporaciones estadounidenses. Un estudio que se realizó en ese entonces indica que los trabajadores agrícolas puertorriqueños que trabajaban para los barones del azúcar recibían 12 centavos al día para sí mismos y para cada uno de sus familiares. Esa miseria obligó a muchos a abandonar el campo e irse a los tugurios de San Juan… así como Nueva York, Chicago, Boston y otras ciudades. En esos años muchos miles de personas trabajaban como mano de obra superexplotada en la agricultura de la costa del este de Estados Unidos, antes de regresar a Puerto Rico para la zafra.

Después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos impuso “Operación Bootstrap”/Operación Manos a la Obra, sobre Puerto Rico, un conjunto de iniciativas con el propósito de desarrollar industrias en Puerto Rico de propietarios estadounidenses o con sede en Estados Unidos. Entre otras cosas, requirió la expulsión de una gran cantidad de la población del campo hacia San Juan y otras ciudades.

Un académico que estudió Operación Bootstrap informa que: “Cuando entró en vigor la constitución del nuevo Estado Libre Asociado de Puerto Rico, el 25 de julio del 1952, ya estaban en operación unas 152 fábricas. La inmensa mayoría eran industrias de bienes de consumo.... Eran industrias ‘intensivas en mano de obra’, porque dependían más de la mano de obra que de la maquinaria para crear el valor con la materia prima que importaban del continente”.

“Intensivas en mano de obra” se refiere a la superexplotación: los capitalistas obligaban a la gente a trabajar largas horas, a una paga muy por debajo de lo que se pagaba por el mismo trabajo en Estados Unidos, con prestaciones reducidas y peligrosas condiciones de trabajo, todo para los beneficios lucrativos de los explotadores.

En Puerto Rico, en las décadas de los 1930, 40 y principios de los 50, la mayor fuente de empleos “industriales” era la costura casera que realizaban decenas de miles de mujeres, a menudo con el apoyo de los hijos y a veces hasta el de sus esposos, por entre 1 y 4 centavos la hora por ropa para la venta en Estados Unidos y Europa. Pero hasta esa mísera existencia terminó para decenas de miles de personas, a medida que los capitalistas desarrollaron medios aún más baratos para producir la ropa en masa en lejanas partes del mundo. El desplazamiento y empobrecimiento al que el imperialismo-capitalismo sometió a tanta gente en Puerto Rico impulsó una migración en masa hacia el exterior en los años 1950.

Empezando a fines de los años 1960, gigantescas farmacéuticas se trasladaron en gran escala a Puerto Rico. Las compañías como Eli Lilly, Johnson & Johnson y Bristol Myers Squibb recibieron lucrativos incentivos tributarios federales y establecieron fábricas en la isla, donde, una vez más, pagaban a los trabajadores mucho menos que por trabajos similares en Estados Unidos. Pero para fines de los años 1990, Estados Unidos empezó a eliminar esas exenciones, mismas que terminaron en 2006. Desde ese entonces, ha caído el trabajo en la industria farmacéutica, a medida que las gigantescas corporaciones buscaban otras poblaciones y tierras que explotar.

Por una generación tras otra, millones de puertorriqueños han creado enormes riquezas para el imperialismo estadounidense, lo que ha dejado a la población con una economía en ruinas, cuyo cadáver lo vienen chupando hasta la médula los fondos de cobertura. ¡Y para echarle sal a la herida, los mismos parásitos que se han cebado del pueblo por 120 años dicen que el pueblo de Puerto Rico es “perezoso”!

Esbozo de una crisis

Hoy, el “turbo-capitalismo” global merodea por todo el planeta. Ha creado un entorno en el cual los capitalistas están en una incansable y constante búsqueda de lugares donde sus inversiones produzcan el mayor rendimiento. Esta situación mundial y las decisiones que ha tomado el gobierno estadounidense, bajo las administraciones demócrata o republicana, han sangrado a Puerto Rico, minando y desestabilizando su economía y hundiendo al país y su población en abyecto sufrimiento.

Hoy, Puerto Rico expulsa a gente, y la mayoría de los que se queden sufren de creciente represión y el desdén y la arrogancia de sus mandamases imperialistas.   Los recortes presupuestarios han impuesto más restricciones a la atención médica, y se vislumbra una potencial calamidad en el servicio público de salud. “Se trata de una cascada de recortes que tendrán enormes y desastrosas consecuencias”, dijo el presidente de la Coalición para Atender la Crisis del Sistema de Salud de Puerto Rico. “El servicio médico en Puerto Rico va hacia un colapso”.

El índice oficial del desempleo es de un 12%. Pero la realidad, como dijo hace poco la abogada Linda Backiel en un artículo de la Monthly Review, es que: “La participación de la fuerza de trabajo frisa un 40%, y la mayoría no tiene trabajo de tiempo completo”. En vista de que la situación ha expulsado a la mayoría de agricultores de la tierra, hoy Puerto Rico tiene que importar casi el 90% de sus alimentos. Lo anterior, y que las leyes estadounidenses estipulan que toda la carga de bienes que entra o sale de la isla tenga que usar servicios de embarque estadounidenses, implican que los alimentos, especialmente, son muy caros en Puerto Rico.

El promedio de las cuentas de servicios públicos es más del doble en Puerto Rico que en Estados Unidos. El galopante costo de los servicios públicos afecta el costo de todo, en particular la capacidad de la gente básica de sobrevivir, y conseguir luz, transporte, agua y otras necesidades básicas. Una mujer de San Juan dice que en su comunidad ni siquiera cuentan con un sistema rudimentario de alcantarillado. Cuando llueve, el agua fluye hacia un canal y las aguas residuales entran en contraflujo a la tubería que lleva el agua potable y para colmo causan inundaciones a los hogares.

Hoy, la mayoría de los niños de Puerto Rico vive en la pobreza, y el 84% crece en comunidades empobrecidas. Los niños sufren aún más que el resto de la población como resultado de los galopantes precios, los recortes presupuestales en las escuelas y el sistema de salud pública, y el fuerte recorte de todos los servicios gubernamentales.

La eliminación de la pesadilla de la opresión

Esa pesadilla de explotación y opresión terminará por fin cuando mediante la lucha revolucionaria se haga añicos las cadenas imperialistas que someten a Puerto Rico. El pueblo puertorriqueño tiene una orgullosa historia de resistencia, en la isla y en Estados Unidos. Un punto álgido de esta lucha fueron las valientes y audaces luchas del Partido Young Lords en Estados Unidos durante los años 1960. Hace falta reavivar ese espíritu y lucha combativos, e llevarlos a nuevas alturas, hacia una lucha por la revolución que se base en la nueva síntesis del comunismo de Bob Avakian.

 

       

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