Historias de guerra al volver de la guerra: Mitos, medios de comunicación y la serie de Ken Burns sobre Vietnam

Jerry Lembcke

25 de octubre de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Las historias del menosprecio a veteranos de la guerra en Vietnam por manifestantes antiguerra proliferaron en los años alrededor de la guerra del Golfo Pérsico de 1991. Inspiraron la “campaña de las cintas amarillas” que tenía la intención de señalar que los veteranos de la guerra del Golfo recibirían un trato diferente. Escribí un libro en 1998 para investigar el origen y la veracidad de las historias sobre la denigración de veteranos de Vietnam. No me imaginaba en ese entonces que 20 años después, versiones de las mismas historias serían resaltadas en remembranzas que se publicarían en los aniversarios de 50 años de algunas fechas importantes de la guerra en Vietnam.

Las historias se han reaparecido con prominencia, en el New York Times del 20 de junio y el Washington Post del 16 de julio. El artículo del Times lo escribió el veterano Bill Reynolds que contó su experiencia como soldado de infantería en una batalla sangrienta en el delta Mekong en 1967. Reynolds termina la historia con la afirmación de que “regresé a casa por el aeropuerto de San Francisco en medio de multitudes de hippies que me hostigaban”. El artículo del Post reportó sobre un preestreno del documental próximo de Ken Burns sobre la guerra en Vietnam. Después del preestreno, el veterano David Hagerman dijo a la reportera de Associated Press Holly Ramer que su recepción en el aeropuerto de Seattle era tan negativa que “entré en el baño de hombres más cercano, me quité el uniforme, y lo tiré a la basura”.

La historia de Reynolds supera la credibilidad. Aunque aerolíneas civiles trajeron a soldados de regreso de Vietnam, aterrizaban en bases militares como Travis. Además, no salieron informes periodísticos ni fotografías de los años de guerra que documentaran su recuerdo de que “multitudes de hippies” esperaban a veteranos. También el cuento de Hagerman es de dudarse: abandonar la propiedad militar —su uniforme— era un delito grave. A pesar de que circulan varias versiones de esta historia, no hay ninguna evidencia, como fotografías de botes de basura en baños, que comprobaran semejantes afirmaciones. El personal militar tendría que usar el uniforme para recibir el vuelo a casa sin cobro, por lo que sería adicionalmente improbable que hayan desechado los uniformes de la manera descrita.

Han criticado anteriormente a organizaciones noticieras importantes por publicar cuentos de veteranos menospreciados sin evidencia tangible. Cuando se marcó el aniversario de 25 años de la conclusión de la guerra en 2000, la prensa también publicó a un aluvión de semejantes cuentos. El crítico periodístico Jack Shafer, en aquel entonces editor de “The Fray” en Slate, criticó el Times y U.S. News and World Report por sus informes respectivos de que manifestantes habían escupido a veteranos de Vietnam y de que éstos se vieron obligados a abandonar el uniforme para evitar el hostigamiento.

Cuando el presidente Barack Obama habló en el Día los Caídos de 2012, se recordó que los veteranos de Vietnam habían sufrido la “denigración” al regresar a casa. “Era una vergüenza nacional,” dijo, “que nunca debía ocurrir”. Continuó para jurar que la actual generación de veteranos recibirá un mejor trato. El próximo día, el editor de Los Angeles Times Michael McGough criticó al presidente por haber “ratificado el meme del veterano escupido”, un mito edificador, dijo McGough, pero de todos modos un mito. 

Los datos de esos tiempos ponen en duda la fiabilidad de los cuentos de una recepción hostil. Una encuesta en 1971 que Harris Associates hizo por el Senado estadounidense reportó que el 94 por ciento de los veteranos encuestados dijeron que su recepción por sus semejantes de su edad fue amistosa. 

El problema con repetir esos cuentos de dudosa fiabilidad va más allá de la falta de credibilidad del propio periodismo. En cambio, se trata del poder de los cuentos de desplazar la memoria pública de la misma guerra y la naturaleza de la oposición a ella. La respuesta al artículo de Reynolds en el Times ilustra este punto: de los 159 comentarios en línea, 48, o el 30 por ciento, se enfocaron en sólo unas pocas de las 1.500 palabras qué él escribió: “regresé a casa por el aeropuerto de San Francisco en medio de multitudes de hippies que me hostigaban”. De los otros comentarios, muchos eran del tipo de “gracias por su servicio” que tienen sentido sólo en el contexto del cuento de supuestas recepciones hostiles. 

Más importante, la guerra de la que Reynolds escribió, y de la que tenemos que pensar, fue ocluida por su anécdota de veterano-como-víctima, un argumento al cual los lectores no podían resistirse. 

Las historias de la profanación de veteranos de Vietnam por activistas han funcionado al transcurso de los años para vilificar el movimiento contra la guerra e incluso para desacreditar a los muchos veteranos que se sumaron a la causa de poner alto a la guerra. Las historias echaron leña a la creencia de que la guerra fue derrotada en el frente interno; de los años 1980 hasta los comicios de 2016, políticos conservadores se postulaban a base de una convicción de que los radicales universitarios y los liberales congresistas habían minado la voluntad estadounidense de ganar en Vietnam; es la fuente del resentimiento que Donald Trump aprovechó para su campaña para la Casa Blanca.

El discurso del presidente Obama el Día de los Caídos de 2012 anunció fondos del Pentágono para una serie de conmemoraciones del aniversario de la guerra de Vietnam que durarían 12 años; renovó el interés en la guerra y enfocó ese interés en el trato a los veteranos. La película de Ken Burns que saldrá en septiembre seguirá enfocando nuestras conversaciones en la guerra.

La cobertura noticiosa de las conmemoraciones y de la película magnificará esos intereses. Esperemos que la cobertura noticiosa de las remembranzas y la recepción a la película atenúen los informes seductores pero cuestionables de la recepción poca amistosa a los veteranos, basándose en la investigación con mayor solidez histórica. 

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Esta obra fue publicada con una licencia Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 License

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Jerry Lembcke es profesor adjunto de sociología en el College of Holy Cross en Worcester, Massachusetts. Es el autor de los libros The Spitting Image: Myth, Memory, and the Legacy of VietnamCNN’s Tailwind Tale: Inside Vietnam’s Last Great Myth, y mas recientemente Hanoi Jane: War, Sex, and Fantasies of Betrayal (enlaces en inglés).

 

 

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