21 de enero de 2018 | Periódico Revolución | revcom.us

 

 

Un año después de la inauguración de Trump y Pence, la gente se toma las calles nuevamente para las Marchas de la Mujer en cientos de ciudades en Estados Unidos y alrededor del mundo. En la presentación de diapositivas de esta página se ve solo una muestra de imágenes de los manifestantes, desde las ciudades más grandes de Estados Unidos hasta las más pequeñas. Más de 500.000 personas marcharon en Los Ángeles; 125.000 en la Ciudad de Nueva York; 300,000 en Chicago, y salieron decenes de miles de personas en la Área de la Bahía de San Francisco, Seattle, Filadelfia, Washington, D.C. y Denver, Colorado Además, cientos o miles de manifestantes marcharon en ciudades más pequeñas, entre ellas: Juneau, Alaska; Riverside, Sacramento, Condado de Orange y San José, California; Augusta, Georgia; Iowa City, Iowa; Indianápolis, Indiana; Cambridge, Massachusetts; Annapolis, Maryland; St. Louis, Misuri; Charlotte y Raleigh, Carolina del Norte; Morristown, Nueva Jersey; Albany y Seneca Falls, Nueva York; Cincinnati, Ohio; Tulsa, Oklahoma; State College, Pensilvania; Providence, Rhode Island; Sioux City, Dakota del Sur; Nashville, Tennessee; Austin y Ft. Worth, Texas; Richmond, Virginia; Bellingham, Washington... y otras demasiadas para enumerar.

  • New York, New York.

  • Los Angeles, California. Credit: Twitter/@Rshehee

  • Madrid, Spain. Credit: Twitter/#womensmarch

  • Los Angeles, California. Credit: Twitter/@baby_boomster

  • Boston, Massachusetts. Credit: Twitter/@_redheadmeg

  • Kolkata, India. Credit: Twitter/#womensmarch

  • New York City, New York. Credit: Special to revcom.us

  • Seneca Falls, New York. Special to revcom.us

  • Los Angeles, Revolution Club. Credit: Special to revcom.us

  • Helsinki, Finland. Credit: Twitter/#womensmarch

  • Asheville, North Carolina. Credit: Twitter/@EdKrassen

  • Philadelphia, Pennsylvania. Credit: Twitter/@USseriously

  • Houston, Texas. Credit: Special to revcom.us

  • Los Angeles, California. Credit: Twitter/@refusefascismLA

  • Washington, DC. Credit: Twitter/@gimomma65

  • Austin, Texas. Credit: Twitter/@sirbabsalot

  • Chicago, Illinois. Chicago Revolution Club organized a speakout on the spot. Credit: Special to revcom.us

  • San Francisco Bay Area. Credit: Revolution Books Berkeley Instagram

  • New York, NY

  • San Francisco, California. Credit: Special to revcom.us

  • Indianapolis, Indiana. Credit: Twitter/@warvvely

  • Albany, New York. Credit: Twitter/@michaelOstevens

  • Greenville, North Carolina. Credit: Twitter/@Teddifish

  • San Francisco, California. Credit: Special to revcom.us

Se vio una amplia gama de pancartas que denunciaban a Trump y el régimen por sus ataques a las mujeres, así como a los inmigrantes, los negros y otros. En varias ciudades, la gran pancarta de revcom.us con “Desencadenar la furia de la mujer como una poderosa fuerza para la revolución” atrajo la atención de muchas personas. He aquí una muestra pequeñita de las pancartas en las marchas: “Nuestros derechos no son vulnerables, ni tampoco somos nosotras”; “Anuncio público de cérvix: Vete a la mierda”; “No marcho descerebrado a las urnas, lucho por un cambio real”; “Saca al pozo blanco de mierda de la Casa de la Mierda”; “Terrible Racista Inadecuado Misógino Agarrador de Genitales de Mujeres” (resaltadas las mayúsculas iniciales que en inglés deletrean “TRUMP”); “Destruir el patriarcado, no el planeta”; “La Madre Tierra dice #YoTambién”.

Las marchas del año pasado fueron una expresión del profundo horror de la gente por lo que Trump y todo su régimen impondría a las mujeres y a amplios sectores de la gente aquí y en todo el mundo. En la urgente situación actual, las multitudes en las calles es bienvenido, y es un atisbo de la importancia y el potencial de que millones salgan a la calle y opongan resistencia. La energía y la creatividad de las personas para denunciar a Trump y todo el régimen se expresan de mil maneras.

El año pasado ha demostrado con aún mayor claridad lo agudo y grave que es la amenaza para la humanidad que representa el régimen de Trump y Pence. Este régimen se esfuerza furiosamente para consolidar una forma de gobierno fascista en Estados Unidos. Se está preparando para imponer horrores aún mayores que bien podrían significar el fin de la humanidad y que, en cualquier caso, destruirían la posibilidad de ningún cambio positivo por mucho tiempo.

Avancemos, en nombre de la humanidad, para construir un movimiento masivo unido que actúe sobre la demanda: “¡NO! Esta pesadilla tiene que terminar. Nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista. ¡El régimen de Trump y Pence tiene que marcharse!”.

Además, invitamos a todos a que le entren en las obras de Bob Avakian, BA, en esta página sobre la fuente de la opresión de la mujer, y cómo se debe y se puede arrancar de raíz y eliminar esta opresión como parte de una revolución total

BA ha presentado una nueva síntesis del comunismo que analiza la verdad tal como es, indaga profundamente en la dinámica y los patrones subyacentes, y aplica esto, como ha dicho, “a la realidad en general y en particular a la lucha revolucionaria para derrocar y arrancar de raíz todos los sistemas y relaciones de explotación y opresión y avanzar a un mundo comunista”. Nadie más ha hecho el trabajo que Bob Avakian ha hecho para desarrollar aún más la teoría sobre el “papel crucial —y el papel aún más acentuado en el mundo actual— de la lucha por la emancipación de la mujer y la relación de ésta con la revolución proletaria y su objetivo de emancipar a toda la humanidad por medio del avance a un mundo comunista” (de “La nueva síntesis del comunismo: orientación, método y enfoque fundamentales, y elementos centrales — un esbozo”).


Este es un hecho llamativo —que ahora es crudamente evidente en los Estados Unidos— que en comparación a lo que se les ha hecho a las mujeres, no existe ningún otro grupo de la sociedad que sea tan sistemáticamente vilipendiado y deshonrado en una forma que se ha vuelto aceptable (o ampliamente aceptado en cualquier caso) como parte importante de la vida y la cultura "dominante", tal como sucede de una manera concentrada a través de la pornografía y las imágenes y mensajes extremadamente degradantes y humillantes acerca de las mujeres que riegan en masa y en escala abrumadora (con el Internet como principal foco y vehículo), inclusive en la forma en que la pornografía presenta en masa la dominación sexual sádica y violenta de las mujeres...

Empecé la charla Revolución con la frase, "Venden postales del ahorcado", repasando la fea historia de los linchamientos de los negros en los Estados Unidos y la manera en que la celebración de esto se volvió un fenómeno cultural en los Estados Unidos, con la venta de postales con fotos de los linchamientos como una expresión importante de esto — incluyendo a menudo a muchedumbres de blancos morbosos y sonrientes alrededor del cuerpo mutilado y sin vida de un hombre negro. En un reciente intercambio, un camarada recalcó este punto profundamente convincente e importante: Hoy la manera en que la pornografía representa a las mujeres —la exhibición de las mujeres en un estado de degradación para la excitación de los espectadores— incluyendo la brutalidad y violencia grotesca contra las mujeres que contiene una buena parte de esto, es el equivalente de aquellas "Postales del ahorcado". Este es un medio a través del cual todas las mujeres son denigradas y degradadas.

Bob Avakian
Presidente del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos
Contradicciones todavía por resolver,
fuerzas que impulsan la revolución

Contra el lavado de cerebro, una rebelión radical contra una cultura que revuelve el estómago [en inglés].
De Habla BA: ¡REVOLUCIÓN, Y NADA MENOS!

Una cuestión de posición y orientación básica

Bob Avakian

APOYAR Y PROPAGAR
LA FURIA CONTRA EL ABUSO SEXUAL

El fenómeno del acoso sexual y el asalto sexual —que incluye, pero no se limita al abuso sexual de las mujeres por los hombres que ocupan posiciones de poder sobre ellas— tiene una larga y extensa historia en toda esta sociedad supremacista masculina, y lo refuerza la cultura pútrida que esta sociedad ha engendrado. El torrente de indignación contra este abuso sexual y contra los acompañantes encubrimientos y complicidad institucionales tan comunes, y la demanda de un cambio radical en la cultura —que han dado un gran salto en relación con las acusaciones contra Harvey Weinstein y ahora se han extendido mucho más allá de eso, con la participación de millones de mujeres, en un ámbito tras otro por todo Estados Unidos y en otros países también— es justo y justificado y desde hace tiempo necesario, y se debe apoyar, alentar, propagar y defender de contraataques.

En el contexto de este auge de indignación suprimida por tanto tiempo, van a surgir algunos aspectos negativos, entre ellos algunos excesos, donde se hagan acusaciones falsas o exageradas en casos particulares; pero estos han sido (y casi seguramente, seguirán siendo) un aspecto muy secundario del fenómeno. Si es necesario y cuando sea necesario señalar algunas de esas deficiencias, se debe hacer con muy buen criterio, de una manera que no socave el carácter arrolladoramente positivo de este auge de indignación, y que de hecho contribuya a fortalecerlo.

Este auge de indignación completamente justa y suprimida por tanto tiempo no equivale a ninguna acusación particular. De hecho, se deben abordar esas acusaciones particulares a partir de una evaluación científica de la evidencia, lo que es especialmente importante donde las acusaciones no sólo alegan una mala conducta sino actos delictivos específicos, como la violación u otro asalto sexual. Pero no se debe permitir que esta diferencia, entre las acusaciones particulares y el fenómeno general, oculte o disminuya la justeza y la importancia del masivo auge de indignación contra este abuso tan extenso y profundamente arraigado y contra el enorme daño que les hace a las mujeres y a la humanidad en su conjunto.

¿Es posible que este sistema elimine la opresión de la mujer o que exista sin ésta? —
Una pregunta fundamental,
un enfoque científico de la respuesta

Bob Avakian

¿Con cuál modo de producción se lidiará con cualquier problema social?

Esta es la pregunta más fundamental que hay que plantear, acerca de los cambios en la sociedad. Y para determinar lo que hay que hacer para efectuar los cambios que se entiende que son necesarios y deseables, será decisiva la respuesta a tal pregunta. ¿Por qué? Porque el modo de producción —las relaciones económicas básicas y las dinámicas básicas del sistema económico— es el factor decisivo para determinar el carácter de una sociedad y sus relaciones sociales, política e ideología dominantes.

Para aplicar esto a la pregunta específica de si es posible que este sistema capitalista imperialista elimine la opresión de la mujer o que exista sin ésta, es necesario plantear, y contestar, unas preguntas esenciales que es necesario tratar para determinar esto, entre las que figuran:

Bajo este sistema y dadas sus relaciones y dinámicas fundamentales, ¿cómo se transformaría radicalmente el papel de la mujer en el proceso de parir y criar hijos, el carácter y papel de la familia y el sistema de producción e intercambio de mercancías que caracteriza al capitalismo, así como las muchas expresiones y manifestaciones directas e indirectas de eso en la superestructura de política e ideología, de modo que llevara a la abolición de la opresión de la mujer?

Dentro de los límites de este sistema, ¿cómo se transformarían concretamente las podridas relaciones sociales y cultura que dominan en esta sociedad —las que en mil formas, incluidas las más viles y violentas, oprimen y denigran a la mujer— de una manera que contribuyera a eliminar toda la opresión y denigración de la mujer

¿Cómo se lograría todo eso, no sólo en un país particular, como Estados Unidos —y no sólo para un sector de la población, particularmente las personas más adineradas y privilegiadas— sino para toda la sociedad en su conjunto, a nivel mundial, sobre todo en vista del carácter sumamente globalizado de este sistema, y sus relaciones y dinámicas fundamentales?

Ya se ha sacado a la luz muchas cosas que demuestran que en la historia y todavía hoy día, la opresión de la mujer ha estado completa e íntegramente relacionada con la división de la sociedad en amos y esclavos, en explotadores y explotados. Al mismo tiempo, hace falta hacer más análisis y síntesis — sobre la situación de la mujer en el mundo y su relación actual con las relaciones y dinámicas fundamentales del sistema dominante en el mundo, el capitalismo-imperialismo. Pero es necesario hacerlo con un método y enfoque plena y consecuentemente científico. Y estoy firmemente convencido de que tal análisis y síntesis científica —inclusive sobre las preguntas básicas que se han planteado aquí— reforzará y profundizará más el entendimiento fundamental de que es imposible obtener la emancipación de la mujer bajo este sistema y que solamente es posible obtener esta emancipación plena y finalmente por medio del avance revolucionario hacia el comunismo y como una parte clave de ese avance, por todo el mundo.

Si alguien quiere argumentar que sería posible eliminar la opresión de la mujer bajo este sistema de capitalismo-imperialismo, que haga tal argumento, pero tal argumento tiene que incluir una respuesta a las preguntas esenciales semejantes que he planteado aquí. 

(Publicado en ¡A romper TODAS las cadenas! Bob Avakian sobre la emancipación de la mujer y la revolución comunista.)

Pasaje de la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto)

De la autoría de Bob Avakian

Adoptado del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos

¡Compare esta Constitución, tanto este pasaje como el documento completo en sí, con cualquier otra constitución sobre el planeta! Después de hacerlo, díganos por qué nosotros no debemos luchar por semejante sociedad.

Erradicar la opresión de la mujer. (Artículo III. Sección 3.)

La opresión de la mujer surgió hace miles de años en la historia humana al lado de la división de la sociedad entre clases explotadas y explotadoras y esta opresión es una de las piedras angulares de todas las sociedades basadas en la explotación. Por la misma razón, la lucha para arrancar de raíz final y totalmente la opresión de la mujer tiene profunda importancia y constituirá una fuerza impulsora decisiva en el desarrollo y avance de la revolución hacia el objetivo final del comunismo y la erradicación de toda la explotación y opresión por todo el mundo. Basada en este entendimiento, la Nueva República Socialista en América del Norte estima que es de máxima prioridad no sólo establecer y concretar en la práctica la plena igualdad legal para la mujer —y los derechos y libertades básicos que son esenciales para la emancipación de la mujer, tales como la libertad reproductiva, incluyendo el derecho al aborto así como el control de la natalidad—, sino también aumentar cada vez más su participación con cada vez menos trabas, en pie de igualdad con el hombre, en toda esfera de la sociedad y propagar y popularizar la necesidad y la importancia de arrancar de raíz y superar todas las expresiones y manifestaciones del patriarcado y la supremacía masculina que quedan en las relaciones económicas y sociales y en los ámbitos de la política, la ideología y la cultura y promover el objetivo de emancipar plenamente a la mujer y el papel fundamental de la lucha por esta emancipación en la transformación general de esta sociedad y del mundo en conjunto. Se aplicarán, se promoverán, se alentarán y se apoyarán esta orientación y las políticas y las leyes respectivas, contando con toda la fuerza, poder e influencia moral, legal y política del gobierno de todos los niveles en la Nueva República Socialista en América del Norte.

 

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