"El qué hacerismo enriquecido"

Acelerar mientras que se aguarda—no someterse a la necesidad

De Hacer la revolución y emancipar a la humanidad, Segunda parte

4 de mayo de 2018 | Publicado originalmente 23 de noviembre de 2008 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Nota de la Redacción: Lo que sigue son los primeros seis párrafos de parte 2 de pasajes de un discurso que dio Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, en 2007. Ha sido revisado en preparación para su publicación y se han incluido notas al pie de la página.

 

Ahora quiero hablar sobre el "qué hacerismo enriquecido" y su papel en forjar un movimiento revolucionario y comunista. Quiero empezar con un repaso de unos puntos importantes relacionados a la orientación y enfoque estratégico generales de "acelerar mientras que se aguarda" el desarrollo de una situación revolucionaria en un país como Estados Unidos.

Anteriormente, hablé del punto de vista y enfoque revisionista del "realismo determinista"16 que, entre otras cosas, implica un enfoque pasivo acerca de la realidad objetiva (o la necesidad objetiva), que ve el factor objetivo como algo puramente objetivo  —y puramente "externo", por así decirlo— y no capta la relación dialéctica viva entre los factores objetivo y subjetivo y la capacidad de éste (el factor subjetivo — las acciones conscientes de la gente) de afectar y transformar al primero (el factor objetivo — las condiciones objetivas). Mejor dicho, ese "realismo determinista" no capta la orientación esencial, y la posibilidad, de transformar la necesidad en libertad. No capta, por lo menos no capta plenamente, el aspecto contradictorio de toda la realidad, lo que incluye la necesidad ante la cual uno se encuentra en todo momento. Por lo tanto, una de las características esenciales del "realismo determinista" es que descarta como "voluntarismo" cualquier comprensión dialéctica de la relación entre los factores objetivo y subjetivo, y ve las cosas de una manera muy lineal, no diferenciada, esencialmente uniforme y sin contradicción, en vez de verlas de una manera viva y dinámica y en su movimiento y cambio.

Pero claro, es necesario no caer en el voluntarismo. Y hay muchas maneras diferentes mediante las cuales se puede expresar ese voluntarismo, que llevan a varios tipos de errores y desviaciones (por lo general "ultraizquierdistas"), por así decirlo —entre ellos en la forma de ceder a los impulsos infantiles o aventureristas—, todo lo cual también es muy dañino. Pero —particularmente en una situación prolongada o alargada en la cual las condiciones objetivas para la revolución (o sea, para la lucha total por tomar el poder) todavía no han surgido— sin lugar a dudas el mayor peligro, que esa situación objetiva refuerza, es ese tipo de realismo determinista que no capta correctamente la relación dialéctica entre los factores objetivo y subjetivo, y los ve como estáticos, no dialécticos e inalterables.

Es cierto que no podemos, solo por nuestra voluntad o aun nuestras acciones, transformar las condiciones objetivas de una manera cualitativa — en una situación revolucionaria. Eso no lo podemos hacer simplemente con nuestras acciones o nuestra respuesta a las condiciones objetivas mediante nuestra iniciativa consciente. Por otro lado, una vez más una frase de Lenin tiene aplicación importante en este caso. Con respecto a la aristocracia obrera —los sectores de la clase obrera en los países imperialistas sobornados, no en pequeño grado, con el botín de la explotación y saqueo imperialistas del mundo entero, y en particular de las colonias— Lenin dijo que nadie puede decir con certeza qué posición tomarán esos sectores "aburguesados" de la clase obrera en el momento de la revolución —cuáles estarán del lado de la revolución en el momento de la verdad y cuáles estarán del lado de la contrarrevolución—, nadie puede decir precisamente cómo se va a desenvolver todo eso, insistió Lenin. Al aplicar ese mismo principio, podemos decir que nadie puede decir precisamente lo que la iniciativa consciente de los revolucionarios podría ser capaz de producir, al repercutir en la situación objetiva en un momento dado — en parte porque nadie puede predecir todas las otras cosas que todas las diferentes fuerzas del mundo van a hacer. En un momento dado nadie puede entender todo eso. Podemos identificar tendencias y patrones, pero también existe el papel del accidente tanto como de la causalidad. También está el hecho de que aunque los cambios en lo que es lo objetivo para nosotros no se darán enteramente, y quizás ni siquiera principalmente, debido a nuestro "trabajo" para afectar las condiciones objetivas (en un sentido directo, uno a uno), sin embargo nuestro "trabajo" para afectarlas puede generar ciertos cambios dentro de un marco dado de condiciones objetivas y además —en conjunción con una "mezcla" y como parte de la misma, junto con muchos otros elementos, como las otras fuerzas que afectan la situación objetiva desde sus propios puntos de vista— eso podría, en ciertas circunstancias, ser parte de la combinación de factores que llevan a un cambio cualitativo. Y, repito, es importante recalcar que nadie puede saber exactamente cómo se desenvolverá todo eso.

La revolución no se hace por medio de "fórmulas" ni actuando de acuerdo a unas nociones e ideas preconcebidas estereotípicas — es un proceso mucho más vivo, rico y complejo que eso. Pero es una característica esencial del revisionismo (el falso comunismo que ha reemplazado a una orientación revolucionaria con una orientación gradualista y, en última instancia, reformista) decidir y declarar que hasta que intervenga una deus ex machina —un FACTOR EXTERNO parecido a un dios—, no puede haber ningún cambio esencial en las condiciones objetivas y que lo máximo que podemos hacer, en todo momento, es aceptar el marco dado y trabajar dentro de éste, en vez de (como lo hemos formulado muy correctamente) esforzarnos constantemente contra los límites del marco objetivo y procurar transformar las condiciones objetivas al máximo grado posible en todo momento, mientras nos mantenemos siempre tensos ante la posibilidad de que diferentes factores se combinen y produzcan (o creen la posibilidad de producir) una cualitativa y concreta ruptura o salto en la situación objetiva.

Así que esto es un punto básico de orientación en la aplicación del materialismo y la dialéctica al proceso de acelerar mientras que se aguarda el surgimiento de una situación revolucionaria. No se trata simplemente que, en un sentido moral abstracto, sea mejor acelerar y no solo aguardar —aunque, claro, sí lo es— pero esto tiene que ver con una concepción dinámica del movimiento y desarrollo de la realidad material y de la interpenetración de diferentes contradicciones y la verdad de que, como Lenin recalcó, todos los límites en la naturaleza y la sociedad, aunque sean concretos, son condicionales y relativos, y no absolutos. (Mao también recalcó ese mismo principio básico al señalar que dado que la variedad de las cosas es inconmensurable y las cosas están interrelacionadas, lo que es universal en un contexto es particular en otro contexto). La aplicación de este principio al tema en cuestión subraya que solo en el sentido relativo, y no absoluto, las condiciones objetivas son "objetivas" para nosotros — lo son, pero no en el sentido absoluto. Y, además de eso, lo que es externo en una situación dada puede pasar a ser interno, como resultado del movimiento —y los cambios producidos por el movimiento— de las contradicciones. Por lo tanto, si uno ve las cosas de una manera lineal, por ende sólo va a ver las posibilidades que están directamente en frente — es como si uno se tiene puestas las anteojeras. Por otro lado, si uno ve las cosas con un enfoque correcto, dialéctico materialista, reconoce que pueden suceder muchas cosas no esperadas y siempre tiene que mantenerse tenso ante esas posibilidades mientras trabaja sistemáticamente por transformar la necesidad en libertad. Repito, ése es un punto básico de orientación.

 

16. El “realismo determinista” es un tema de la primera parte de esta charla “Más allá del estrecho horizonte del derecho burgués”, en la parte “El marxismo como ciencia — En oposición al materialismo mecanicista, el idealismo y la religiosidad”, que salió en Revolución #109, 18 de noviembre de 2007. [regresa]

 

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