Arrebatar hijos a sus madres y padres es un crimen contra la humanidad y
¡debe terminar YA!

16 de junio de 2018 | Periódico Revolución | revcom.us

 

En este momento, mientras usted lee esto, su gobierno está arrebatando a niños aterrorizados de los brazos de sus madres y padres en la frontera con México. En algunos casos, en realidad han arrancado bebés del pecho de su madre. Están dejando a algunos de estos niños en celdas tan frías que las apodan “neveras”. Están dejando a otros en campamentos masivos. Imagínese el terror del niño. Imagínese la angustia y dolor del padre. Imagínese el trauma.

Y por supuesto, el régimen de Trump y Pence justifica esto con referencias a la Biblia. Ahí lo tiene: Un régimen que comete CRÍMENES CONTRA LA HUMANIDAD forjando a fuerzas una Teocracia Cristiano-Fascista. ¡NO! Esto debe DETENERSE. Basta ya.

La indignación contra este crimen debe continuar. Esa indignación debe transformarse en acciones en oposición que crezcan en masa y fuerza hasta que esto SE DETENGA. Y estas acciones deben formar parte de un movimiento para expulsar del poder a este régimen fascista — sí, fascista, reconózcalo por lo que es en realidad.

Pero el ataque a los bebés no es nada nuevo para Estados Unidos. La riqueza de Estados Unidos se fundó en el secuestro de millones de personas de África, muchas de ellas niños y bebés, y la esclavización de estos niños. A medida que Estados Unidos se hizo más rico, la venta de niños negros esclavizados, enviándolos lejos de sus padres, se convirtió en un rasgo básico, un acontecimiento típico, del “estilo de vida estadounidense”. Imagínese el horror y congoja de tales escenas, década tras década, estampadas en el psique de los seres humanos por generaciones.

Y después de robar casi cada parcela de su tierra a los pueblos indígenas y masacrar o matar con enfermedades a la gran mayoría de los que vivían aquí antes de que llegaran los europeos, Estados Unidos envió a muchos de los niños de los sobrevivientes a “internados” que eran prisiones que les despojaron a los niños de sus nombres, su idioma y su propio sentido de identidad. Nuevamente, imagínese el terror. Imagínese el trauma. Imagínese que su propio hijo le fuera secuestrado de esa manera, y luego vuelto a usted siendo un extraño.

Imagínese el terror y el trauma hoy en día de las decenas de miles de niños que este sistema ha metido en prisiones, algunos encerrados con adultos. Niños como Kalief Browder, que pasó tres años en una cárcel de Nueva York, la mayor parte del tiempo en aislamiento (lo que según el derecho internacional constituye la tortura), por negarse a confesar un pequeño robo que no había cometido. Kalief estaba tan dañado por le experiencia que al salir finalmente y volver a casa se suicidó.

Tampoco es este ataque algo que Estados Unidos solo hace en casa. Había una buena razón por la cual a las tropas estadounidenses que regresaban a casa después de la Guerra de Vietnam se les llamaba asesinos de bebés — porque asesinaron a bebés. ¿Y ahora nos dicen que veneremos a estos soldados? En una guerra tras otra, desde Corea hasta Irak, las tropas yanquis han sido parte de una máquina que mató a los niños del “enemigo”, ya sea como “daño colateral” o con intención enfermiza.

Hoy: Imagínese a los niños en Yemen, miles de quienes han sido asesinados por aviones y bombas de Estados Unidos, piloteados por sus aliados de Arabia Saudita (pero reabastecidos en el aire por la Fuerza Aérea de Estados Unidos). Casi ocho millones de personas en Yemen, la gran mayoría de las cuales son niños, ahora están en riesgo de morir de hambre debido a esta guerra apoyada por Estados Unidos, y este mismo fin de semana los sauditas y sus aliados están lanzando una ofensiva que pondrá a muchos en un riesgo aún mayor, una ofensiva que Estados Unidos se niega a condenar. O imagínese a los niños de Bangladés, Pakistán o Camboya o en cualquier otro lugar donde los productos estadounidenses “se subcontratan”, pasando la vida en fábricas peligrosas para producir la ropa que llevamos puesta. O los millones —sí, millones— de niños que mueren de enfermedades prevenibles cada año porque no es rentable para este sistema capitalista-imperialista invertir los recursos que lo podrían detener. No hay absolutamente ninguna necesidad de nada de esto, todo se podría detener muy rápidamente, excepto por el hecho de que este sistema se erige como una barrera para impedirlo.

Un poeta una vez comparó a Estados Unidos con el dios bíblico Moloc, quien exigió el sacrificio de niños. Pero este sistema no es un dios mítico de una época perdida. Es el sistema muy pero muy real del capitalismo-imperialismo, y consume a niños en todo el planeta, todos los días.

Este sistema no puede ser reformado. HAY QUE DERROCARLO. Para hacer eso necesitamos una revolución. Como hemos dicho antes, una revolución no significa unos cambios menores dentro de este sistema. Una revolución significa el verdadero derrocamiento —sí, el derrocamiento— de este sistema, derrotando realmente a sus fuerzas armadas de opresión y represión, cuando se hayan creado las condiciones necesarias (una situación revolucionaria y un pueblo revolucionario de millones de personas). Esta revolución desmantelará las instituciones de este sistema capitalista-imperialista y construirá una sociedad completamente nueva sobre una base económica y política radicalmente diferente, como se encarna en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte. Existe una estrategia para esta revolución que se encarna en “CÓMO PODEMOS GANAR — Cómo en concreto podemos hacer una revolución”. Existe la dirección para hacerlo con Bob Avakian, que ha desarrollado un NUEVO COMUNISMO, una forma de entender y transformar el mundo entero — y el partido que él dirige, el Partido Comunista Revolucionario. Existe una manera de luchar contra el poder hoy mientras usted aprende más y se prepara para esta revolución, en el Club Revolución.

Únase, inscríbase en esta revolución. Sea parte de poner fin al horror que el sistema significa para cientos de millones de niños en todo el mundo. Sea parte de forjar un futuro donde estos horrores realmente ya no existan.

 

 

 

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