El asesinato policial al por mayor — ¿pero dónde está la indignación?

| revcom.us

 

Aunque la policía en todo el país ha seguido sus asesinatos, uno tras otro, especialmente contra personas negro, latino e indígenas, las protestas de hace unos años casi han desaparecido.

Muy pocas personas acudieron a la protesta del 22 de octubre, el Día Nacional de Protesta para Parar la Brutalidad Policial, la Represión y la Criminalización de una Generación (DNP) de este año. Demasiada gente está trabajando en las ONG, o en programas nimios para pacificar a la gente y “monitorear” a la policía. Demasiadas personas tienen la cabeza gacha, “sanándose a sí mismas” o encontrando un “espacio seguro”.

Este asesinato y brutalidad está entretejido profundamente en el tejido de Estados Unidos imperialista. Es el filo del terror contra las comunidades de las nacionalidades oprimidas — la negra, latina e indígena en particular— diseñado para romper el espíritu de la gente. Mientras tanto, Trump y su régimen fascista y supremacista blanco pretenden llevar esto a nuevas alturas. Trump anda animando activamente la brutalidad policial. El 10 de octubre, Trump habló en Minneapolis con un pelotón de policías con camisas de “Policías aman a Trump” como telón de fondo; salivó ante la multitud enloquecida diciendo que su amor para los policías “no tiene límites”. Hace dos años, en Long Island, Nueva York, pidió abiertamente que los policías “no fueran tan amables” con la gente durante los arrestos.

¡Diablos que NO!

Lea estos breves relatos de solo algunas de las personas asesinadas por la policía en las últimas semanas para ver algunos ejemplos mortales de cómo a estos policías les han envalentonado.

 

29 de septiembre, el Bronx, Nueva York. A Antonio Lavance Williams, un negro de 27 años, le asesinaron a tiros por una lluvia de balas. Antonio había venido a la ciudad desde Binghamton, en el norte del estado de Nueva York, para pasar un rato con un amigo el sábado por la noche. Los funcionarios policiales afirman que tenía un arma, e inicialmente afirmaron que le había disparado a un policía que lo atacó, quien también murió. Pero pronto se estableció que al policía muerto le dispararon sus compañeros policías durante su lluvia de balas dirigida a Antonio. El alcalde y el jefe de policía de Nueva York asistieron al funeral del policía, al igual que cientos de policías de todo el país. Se marcó la muerte de Antonio con un pequeño ceremonia conmemorativa celebrada por amigos y familiares en Binghamton. Los oficiales de policía todavía no han explicado por qué se acercaron a Antonio Williams en primer lugar.

 

29 de septiembre, Mountain View, Missouri. A Angela Louise Perkins, mujer blanca de 38 años, le asesinó a balas la policía. El policía asesino dijo que Perkins lo atacó con su vehículo cuando lo estaba sacando marcha atrás de una zanja.

 

4 de octubre, Ada, Oklahoma. Anthony Ray Meely, negro de 36 años, fue enfrentado por la policía por supuestamente causar un “disturbio” en algunos apartamentos. Se desmayó después de que le golpearon la policía y dos conductores que se unieron a la policía. Llamaron a emergencias, pero Anthony Ray Meely murió antes de llegar al hospital.

 

7 de octubre, Tahlequah, Oklahoma. A Bobby Lee Vaughn, nativo americano de 54 años, la policía lo asesinó a tiros en su casa en respuesta a una llamada de “disturbios domésticos”.

 

7 de octubre, Whittier, California. A Marco Antonio Vásquez, de 37 años, lo asesinaron a tiros los policías de Whittier que dijeron que los amenazaba con un machete. Su familia dijo que nunca había mostrado signos de violencia antes, y un tío de Vásquez dijo a los reporteros: “Los llamamos para pedir ayuda, pero en vez de ayudar, lo mataron”. La policía dijo que “no tuvieron tiempo” de llamar a una unidad psiquiátrica a la escena.

 

8 de octubre, Houston. Dwayne Foreman, de 29 años de edad, iba en bicicleta a su casa en las primeras horas de la mañana cuando una patrulla de policía que pasaba a toda velocidad por el vecindario principalmente negro, sin luces ni sirenas, lo atropelló y pulverizó su cuerpo, matándolo al instante.

 

8 de octubre, Beaumont, Texas. A Crederick Joseph, negro de 37 años de Opelousas, Luisiana, lo asesinó un policía en un motel de Beaumont. El policía dijo que José había tomado su bastón y comenzado a golpearlo. El policía está ahora de licencia con goce de sueldo.

 

10 de octubre, Ciudad de Oklahoma. A Michael John, de 24 años, un hombre negro, lo asesinaron policías de la Ciudad de Oklahoma que dijeron que había sacado un arma después de que lo habían disparado con una pistola eléctrica Taser. Dijeron que se habían acercado a John para investigar un choque de autos.

 

12 de octubre, Fort Worth, Texas. A Atatiana Jefferson, una mujer negra de 28 años, la asesinaron en su propia casa mientras jugaba a los videojuegos con un sobrino. Después de que estallaron protestas indignadas en Fort Worth y la ira se extendió por todo el país, arrestaron al policía que la asesinó por un cargo de homicidio, el único de los casos citados aquí en el que eso ha ocurrido1

 

13 de octubre, Corpus Christi, Texas. Los familiares llamaron a las autoridades cuando Emilio Mojica parecía estar en apuros. La policía llegó a su casa y asesinó al chicano de 22 años. El padre de Emilio le dijo a un reportero: “Decidí llamar al número de teléfono que no es de emergencia para aliviar la situación mientras yo volvía de pescar en la isla, con la esperanza de que pudiera llegar hasta aquí y que la situación se hubiera calmado y pudiéramos hablar. Ni en un millón de años pensaría que llamar a la policía para apaciguar la situación terminaría con la muerte de un miembro de mi familia”.

 

14 de octubre, High Point, North Carolina. A Victor Jarvis, un negro de 61 años, lo asesinó la policía de High Point. Los policías que vinieron a la casa de Jarvis para hacer cumplir un aviso de desalojo dicen que les había disparado.

 

14 de octubre, Athens, Georgia. La policía disparó y mató a Bonny Thomas, de 54 años, en su casa. Decían que “blandía un cuchillo”.

 

14 de octubre, Ethel, Luisiana. A Christopher Whitfield, negro de 31 años, lo asesinó a tiros un agente del Departamento del Sheriff de la parroquia de East Feliciana. La policía afirma que Whitfield intentaba hurtar pollo crudo de un refrigerador detrás de una gasolinera. Pero su hermana le dijo a un reportero en el pequeño pueblo de Luisiana que él “luchaba con su salud mental, y a pesar de haber tenido problemas con la ley, no llevaba armas y no representaba una amenaza para las fuerzas de la ley”.

 

16 de octubre, Brooklyn, Nueva York; el Bronx, Nueva York. A Nasheem Prioleau, un negro de 30 años , fue abatido en Brooklyn por una lluvia de unas 30 balas policiales pocos días después de haber sido liberado de la cárcel. La policía dice que Prioleau tenía un arma. Tracey Pinkard, una prima de Prioleau, dijo que pasara lo que pasara, la policía de Nueva York utilizó “fuerza excesiva”. “No sabemos si siquiera se dio cuenta de quiénes lo perseguían”. Esa misma noche, la policía de Nueva York disparó a un hombre en una plataforma del metro en el Bronx, alegando que tenía un arma. En este momento, el hombre no identificado sigue vivo.

 

17 de octubre, el Bronx, Nueva York. A Allan Feliz, de 31 años, lo asesinó la policía de Nueva York tras orillar su coche por una violación del cinturón de seguridad. La policía afirma que después de orillarlo, él trató de poner el coche en marcha, y sólo entonces lo dispararon con una pistola eléctrica Taser y sacaron sus armas. Pero un abogado dijo a los periodistas que “Un pasajero en el vehículo dijo que el sargento tenía su arma desenfundada y apuntada a Feliz durante todo el encuentro”. El New York Daily News informó que “El video tomado después de los disparos muestra a Allan Feliz sin vida y sangrando, sus pantalones y ropa interior bajados por debajo de sus rodillas mientras tres oficiales se paran sobre él y lo arrastran fuera del auto”. Su hermano Samy sollozó y dijo, “No podía creer lo que estaba viendo. No podía creer la vergüenza que hicieron que mi hermano pasara”.

 

23 de octubre, Nueva York. A Víctor Hernández, de 29 años, lo asesinaron a tiros la policía de Nueva York en el edificio de apartamentos de Harlem donde trabajaba como cuidador del edificio. Una mujer que vive en el edificio dijo que llamó a la policía porque lo vio desnudo y gritando obscenidades en el pasillo. Ella dijo que minutos después ocho policías uniformados salieron de un ascensor y comenzaron a gritar “¡Dispárale! ¡Dispárale!” Ella continuó, “Estaba desnudo. Pero no vi ningún arma. Vi algo que parecía una laptop o una tableta”.

 

25 de octubre, Brooklyn, Nueva York. Kwesi Ashun, un negro de 33 años, recibió seis disparos y resulto asesinado a manos de un cerdo policía de Nueva York. El policía había entrado en un salón de uñas porque otro hombre supuestamente estaba orinando en el suelo. La policía afirma que Ashun, que tenía un historial de problemas mentales y emocionales, entró al salón y golpeó al policía con una silla de aluminio. Once días antes, las autoridades sanitarias de la ciudad habían liberado a Kwesi y le habían dicho a su hermana que “no era una amenaza”. Pero más tarde ella los llamó porque él había entrado en “modo crisis”. Le dijeron: “Llama al 911”. Ella dijo: “Les dije que no me sentía cómoda llamando al 911 por tratarse de un hombre negro enfermo. Era demasiado peligroso. Así que no llamé”. Y ahora su hermano está muerto, otra víctima de policías asesinos.

¡Basta ya!

El asesinato y brutalidad policial está entretejido en el tejido más profundo del sistema capitalista-imperialista. Y ahora Trump y el régimen fascista y supremacista blanco que dirige están animando activamente la brutalidad policial. Ha puesto fin incluso a las concesiones menores que de vez en cuando eran parte de “decretos de consentimiento”, acuerdos entre el gobierno federal y las fuerzas policiales locales que supuestamente ponían algunas restricciones al asesinato y brutalidad policial desenfrenado y sin control alguno.

En los 24 años desde que comenzaron las protestas del NDP, la policía ha asesinado a miles de personas. A millones de personas las han encarcelado; y los cerdos policías han golpeado y atormentado a innumerables personas. Todas las protestas contra estos policías asesinos y brutales son justas. Necesitan ser mucho más poderosos. Pero, ¿cuánto tiempo deben continuar estos asesinatos? ¿Continuarán por otros 24 años? ¿Serán miles personas más asesinadas por la policía?

Los cerdos que llevan a cabo todo este asesinato y brutalidad continuarán haciéndolo, y el sistema jurídico continuará dejándolos salir impunes — siempre y cuando exista este sistema capitalista-imperialista. Lo que necesitamos es una revolución, una revolución real para derrocar este sistema. El líder de la revolución, Bob Avakian, dice:

…Tenemos dos opciones: o vivir con todo eso — y condenar a las generaciones futuras a lo mismo, o a cosas peores, si es que siquiera tengan un futuro…
O,
¡hacer la revolución!

La lucha para PARAR este asesinato y brutalidad debe construirse y fortalecerse como parte esencial de esa revolución.


1. Desde el asesinato de Atatiana Jefferson, la policía de Fort Worth ha tratado de presentar su muerte como una aberración horrible de la política y la práctica de la policía. Pero como ha señalado un artículo del New York Times, la policía de Fort Worth rutinariamente maltrata, dispara y arresta a las personas que les piden ayuda en el vecindario negro y latino donde ella vivía. Un ejemplo: cuando la policía respondió a una llamada de una mujer que dijo que su novio estaba borracho y estaba intentando derribar a patadas su puerta, le dispararon a ella con una pistola eléctrica Taser, la arrestaron bajo cargos de resistirse al arresto y agresión agravada, y la metieron en la cárcel. Ella dijo: “Nunca se suponía que me arrestaran. Yo era la que les llamaba”. Un ministro de la comunidad dijo del asesinato de Atatiana Jefferson: “Este no es un incidente aislado.... Esto es histórico y sistémico, y entendemos que el racismo está en el fondo de todo esto”.[volver]

¿Hasta cuándo? ¿Cuántas veces más tendrán que correr las lágrimas?”

Un corto en inglés de Habla BA: ¡REVOLUCIÓN, Y NADA MENOS! una película de un discurso de Bob Avakian pronunciado en 2012. Vea la película completa en inglés en revolutiontalk.net

Este video, que acaba hacerse público, muestra a cerdos policías de Fresno, California  asesinando a Isiah Murrietta-Golding, de 16 años, hace más de dos años, el 14 de abril de 2017. Isaiah, sin arma, estaba huyendo de la policía trepando por encima de una valla y corriendo a través de un estacionamiento cuando el policía le disparó en la nuca. El compañero del policía que disparó dijo: “Buen tiro”. Durante dos años, las autoridades de Fresno ocultaron el escalofriante vídeo que revela lo calculado y a sangre fría que fue este asesinato. Mientras tanto, los cerdos “investigaron” a sí mismos y declararon que el asesinato estaba “acorde a la política del departamento”. El video sólo salió a la luz debido a una demanda civil presentada por la familia de la víctima.

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