Con las manos en la masa

Obrero Revolucionario #884, Dec. 1, 1996

Las grabaciones de Texaco son de una reunión de altos ejecutivos en 1994. Robert Ulrich, tesorero, discute la demanda por discriminación entablada por unos empleados con David Keough, subtesorero, y Richard Lundwall, coordinador de personal, quien grabó la conversación.

Lundwall (refiriéndose a los empleados negros): "Están perpetuando una atmósfera de nosotros contra ellos".

Ulrich: "Esto de la diversidad, todos los frijoles negros están de acuerdo...".

Lundwall: "Qué chistoso. Parece que todos los frijoles negros están pegados al fondo de la bolsa".

Ulrich: "Esto no lo podemos tolerar".

Lundwall: "Sí, pero están perpetuando los frijoles negros".

Después hicieron chistes racistas sobre Kwanzaa, una fiesta afroamericana:

Ulrich: "Todavía me cuesta trabajo lo del Hanukkah. Y ahora encima tenemos Kwanzaa... Estos pinches n*ggers, nos han jodido con esto".

En otro momento, dicen que el día que se destinó a limpiar los escritorios se ha debido destinar a botar todos los artefactos africanos de las oficinas.

También planean cómo destruir documentos incriminadores que pedía la demanda.

Ulrich: "Vamos a purgar los libros. No vamos a dejar nada de lo que no queremos.... No tenemos que salir ahí". Más adelante, dice: "Ni siquiera tiene sentido conservar la versión restringida. Solo nos causará problemas. Esa es mi opinión. Yo no conservaría nada".

Otros documentos indican que un abogado de Texaco dio instrucciones para negarles a los demandantes papeles incriminadores que pedían. Un borrador de un memo del 24 de junio de 1994 presenta los resultados de una encuesta del departamento de finanzas. El memo, dirigido a los encuestados, dice que la encuesta demuestra que hay discriminación en la compañía: por ejemplo, solo el 37% de los encuestados creía que los criterios de ascenso se aplicaban uniforme y justamente, y solo el 38% pensaban que podían expresar eso sin temor a repercusiones.

Junto con ese memo iba otro de Lundwall a un abogado del departamento jurídico pidiendo que se revisara la encuesta. Abajo hay una nota a mano que dice que el abogado recomendó "demorar la publicación de la encuesta para que no fuera parte de los documentos de la demanda".

Cuando las cintas se dieron a conocer, Texaco contrató unos investigadores para "analizarlas". En una maniobra absurda, dijo que un "análisis tecnológico" mostraba que ninguno de los ejecutivos soltó ofensas racistas. Por ejemplo, que Ulrich no dijo "n*gger" sino "Nicolás".

La compañía también dice que las alusiones a "frijoles negros" no eran racistas, que eran una variación de una analogía que les enseñaron en un programa para promover respeto a la diversidad, en donde se habló de frijoles de diversos colores, es decir, de diversas razas.

Pero cualquiera que oiga esas cintas reconocerá claramente su patente arrogancia y racismo. Esos altos ejecutivos destilaban racismo, sin saber que los estaban grabando. Como dijo un empleado negro: "Parecía una reunión del KKK".

Incluso si no usaron la palabra "n*gger", las cintas, el testimonio de empleados negros y varios estudios de las normas de contratación y ascensos de Texaco demuestran que hay una fuerte y enraizada historia de racismo y discriminación a todos los niveles de la compañía. Y los ejecutivos planearon destruir las pruebas de eso.


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