Travis Morales:

Resistencia a la guerra contra los inmigrantes

"No colaboremos, no cooperaremos"

Obrero Revolucionario #903, 20 de abril, 1997

Travis Morales de La Resistencia dio la siguiente charla el 2 de abril en una conferencia sobre "Estrategias para combatir los ataques a los inmigrantes". La conferencia, que se llevó a cabo en la Universidad St. John de Nueva York, fue patrocinada por el Grupo Asesor Estudiantil Multicultural, la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color (NAACP), la Organización de Estudiantes Latinoamericanos, la Asociación de Estudiantes Asiáticos y la Sociedad Haitiana. Hablaron Guillermo Chacón, de la Comisión Latina sobre el SIDA de Nueva York; Ted Cox, abogado de los inmigrantes del buque Golden Venture; Teresa Gutiérrez, de la Campaña Popular Nacional; Jocelyn Mayas, de la Coalición de Inmigrantes Haitianos de Brooklyn; y la profesora Janice Villiers, de la facultad de derecho de la Universidad St. John.

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Hace cuatro años el presidente Clinton dijo: "El simple hecho es que no debemos y no vamos a rendir nuestras fronteras a quienes quieren aprovecharse de nuestra historia de compasión y justicia".

¿De qué historia de compasión y justicia habla? Veamos lo que sucedió ayer, el 1º de abril: fue el primer aniversario de la golpiza a inmigrantes por los sheriffs de Riverside, en el sur de California, que todo el mundo vio en video. Se dice que es el Rodney King latino, y muchos de otros países que cruzan la frontera saben que ese es el pan de todos los días aquí.

¿Es esa la historia de compasión y justicia de la que Clinton habla?

Veamos lo que pasó ayer, cuando entraron en vigor muchas de las medidas contra los inmigrantes de la Ley de Reforma del Welfare: a una señora china que trabajó 20 años en las maquiladoras de costura de Nueva York, y que como consecuencia tiene las manos artríticas, le quitarán la ayuda SSI y las estampillas de comida, su única fuente de ingreso; a una salvadoreña embarazada, que vino huyendo de los escuadrones de la muerte financiados por Estados Unidos, le dirán que no podrá hacerse exámenes prenatales aunque tiene la presión alta; a los niños mexicanos les dirán que ya no les darán el desayuno ni el almuerzo en la escuela, sus únicas comidas del día; a una pareja de ancianos cubanos los van a desalojar de un multifamiliar.

¿Es esa la historia de compasión y justicia de la que Clinton habla?

El 1º de abril fue un punto de viraje, un parteaguas en la guerra del gobierno contra los inmigrantes, el día que empezaron las medidas contra los inmigrantes de la Ley de Reforma del Welfare. Se calcula que entre el 1º de abril y septiembre, le quitarán la ayuda SSI (para niños y ancianos inválidos) a 500.000 inmigrantes, que en su mayoría son ciegos, incapacitados o ancianos, y que a 900.000 personas les quitarán las estampillas de comida.

Con la nueva ley, el gobierno ha empezado a quitarle a la mayoría de los inmigrantes documentados las estampillas de comida, SSI, ayuda para la renta, Medicaid, vivienda pública y muchas otras cosas más. Además, se le ha ordenado a las dependencias de servicios sociales que delaten a los indocumentados que soliciten ayuda para detenerlos y deportarlos.

Esa es la historia de compasión y justicia de Clinton.

Esa es precisamente la razón por la cual necesitamos un movimiento de desacato a la Ley de Reforma del Welfare y todas las leyes contra los inmigrantes. Por todo el país, gente como la de People of the Golden Vision; el director de un centro de salud de El Paso, Texas; la Asociación de Trabajadores Inmigrantes de Nueva York; el Gremio Nacional de Abogados de Texas-Oklahoma; un sacerdote de Oakdale, Louisiana; el coordinador de Los Angeles de la Coalición Interfé de Derechos de Inmigrantes; poetas chicanos de Texas y Colorado; el periódico Obrero Católico de Los Angeles y otros, han firmado un llamado que dice: "Hacemos un llamado a los trabajadores sociales y a los proveedores de salud a que actúen independientemente del INS y otras dependencias federales, a que busquen maneras de proveer servicios a todos los inmigrantes en necesidad de ayuda, y a que se rehúsen a reportar a los indocumentados al INS". Además, dice: "Vamos a expresar nuestra determinación de no obedecer la Ley de Reforma del Welfare y las nuevas leyes contra los inmigrantes, y afirmaremos nuestro compromiso apoyando a todos los que asumen ese riesgo".

La experiencia reciente demuestra que hay mucho apoyo a un movimiento de desobediencia. Eso lo demuestra la amplia gama de gente que ha firmado el llamado, que se puede conseguir aquí junto con la lista de signatarios.

He platicado con gente de todas partes del país, y les puedo decir que muchos proveedores de servicios sociales y de salud odian las nuevas leyes, no quieren obedecerlas y están investigando cómo seguir atendiendo a los inmigrantes. Pero para que puedan hacerlo y para que no delaten a los indocumentados, tiene que haber un amplio movimiento de desobediencia que deje en claro dos cosas:

1) No están solos. Quizás se sientan solos, pero la verdad es que hay muchos que quieren desobedecer la ley.

2) Hay un movimiento que los apoyará cuando asuman ese riesgo.

Para construir este movimiento, tenemos que sacar lecciones de movimientos anteriores, especialmente del movimiento contra la esclavitud antes de la guerra de Secesión. Ese movimiento tenía tanto un aspecto público como uno no público. Unos publicaban periódicos contra la esclavitud, daban conferencias en el norte y organizaban oposición a la esclavitud públicamente. Otros organizaron el "Ferrocarril subterráneo", que ayudaba a los esclavos a escapar del Sur a Canadá, y eso no era público porque era muy ilegal. Repito, la historia tiene mucho que enseñarnos.

Por ejemplo, los partidarios del movimiento contra la esclavitud que vivían a orillas del río Ohio prendían una vela en la ventana para que los esclavos fugados supieran que podían refugiarse en esa casa. Inspirados por ese ejemplo, La Resistencia le hará publicidad a un afiche que diseñó la Coalición pro Derechos de Inmigrantes de San Francisco, que se colocará en las ventanas de clínicas y oficinas de servicios sociales. El afiche tiene cinco manos, cada una de distinto color, que dice en inglés, español y chino: "Nunca, bajo ninguna circunstancia, ahora o en el futuro, daremos información a la migra. Haremos todo lo posible para asegurar que todos reciban los servicios que necesitan, sin importar su estado legal".

Ese es el primer paso para la construcción de un movimiento de desobediencia, un movimiento que se lanzó públicamente el 1º de abril.

El gobierno tiene un enorme problema para hacer cumplir sus crueles leyes, y es un problema que debemos aprovechar al máximo: el gobierno depende de gente como nosotros; de gente que hace esos trabajos porque quiere ayudar y no contribuir al sufrimiento que traerá la enfermedad, el hambre y la falta de techo que causará la nueva ley. Por eso es que necesitamos un movimiento de desobediencia.

La clase dominante cuenta con que los proveedores de servicios de salud, de servicios sociales y el público en general se traguen el cuento de que los inmigrantes han violado sus fronteras para aprovecharse de los servicios sociales y han causado todos los males que vemos, como el desempleo, las drogas, el deterioro de la vida de millones de la clase media y de la clase obrera. Tenemos que preguntarnos: ¿Tiene la culpa un campesino de Michoacán que vende naranjas a la entrada de una autopista de Los Angeles de que la industria aeroespacial se fue a pique en el sur de California? ¿Tiene la culpa un trabajador de la construcción mexicano que gana $5 por hora en Chicago de que cientos de miles perdieron el trabajo en las acerías, las fábricas automotrices y otras industrias que se fueron del Medio Oeste? ¿Tienen la culpa las costureras chinas que trabajan por menos del salario mínimo de que Nueva York haya perdido 150.000 empleos de manufactura en los últimos 20 años? ¿Quién está downsizing y reestructurando la economía, mandando sus inversiones a donde den ganancias más jugosas? ¡¡¡No son los inmigrantes!!! ¿Y al fin y al cabo, de quién son los aviones que traen la cocaína?

El gobierno aúlla que los inmigrantes están violando sus fronteras. Preguntemos a los puertorriqueños presentes aquí si Estados Unidos respetó sus fronteras en 1898, cuando mandó sus fuerzas armadas a invadir y colonizar su país. Preguntemos a los dominicanos si Estados Unidos respetó sus fronteras en 1965, cuando mandó sus marines para aplastar un levantamiento popular. En toda su historia Estados Unidos ha violado las fronteras de otros países, los ha invadido y dominado. Así que háganme el favor y no me vengan con mentiras e hipocresías de que se están violando las fronteras de Estados Unidos.

Con sus nuevas leyes, el bloqueo de la frontera y demás ataques a los inmigrantes, el gobierno quiere impedir que venga más gente y expulsar a los que están aquí; quiere decidir quiénes van a sobrevivir y quiénes no; quiere decidir quiénes pueden venir y quiénes tiene que irse.

La Resistencia tiene cuatro principios de unidad para desarrollar un movimiento de lucha contra los ataques a los inmigrantes:

1) Arrojados de su país por la necesidad, los inmigrantes vienen a Estados Unidos para subsistir.

2) Toda persona tiene el derecho de subsistir sin que importe su condición migratoria.

3) Ser inmigrante no es un crimen. La vida humana es más importante que las leyes.

4) Toda persona que sea "legal" tiene la responsabilidad de desafiar y atacar las leyes injustas, luchar lado a lado con nuestros hermanos y hermanas que sean declarados "ilegales", y protegerlos.

Pido a todos los que estén de acuerdo con esos cuatro principios que se unan a La Resistencia, y si no, les pido que ayuden a organizar este movimiento de desobediencia a todas las medidas contra los inmigrantes y la Ley de Reforma del Welfare, que pidan a los proveedores de servicios de salud y sociales que no les nieguen servicios y que no los delaten a la Migra.

¡No nieguen derechos o servicios por la condición migratoria!

¡Asistencia médica, social y educación para todos!

¡No colaboraremos, no cooperaremos!

¡No seas soplón de la Migra!

¡Alto a la guerra contra los inmigrantes!


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