Informe Desde Chiapas: Campesinos Armados
Territorio zapatista

Michael Slate
Obrero Revolucionario #783, 4 de diciembre, 1994

El escenario es un pueblo en manos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

En busca del levantamiento

Llovió en la madrugada y a las 7 de la mañana una capa de neblina tapaba las montañas en el horizonte. Tempranito, el mercado de Ocosingo está repleto de gente. Cada quiosco está repleto de verduras y frutas de toda clase y color imaginable. Por todo el mercado pululan compradores y vendedores. Una señora mayor llegó cargando unos guajolotes; por la pierna le corría sangre donde la habían picado todo el camino.

Se avecinaba la cuaresma y por eso el mercado estaba especialmente lleno. Cientos de agujeros de bala en las paredes, los quioscos, el techo de aluminio del mercado y sus soportes de metal eran las únicas huellas de la masacre de campesinos perpetrada por los federales como represalia por el levantamiento de enero que dirigió el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Al otro lado del mercado unos federales descansaban sobre sacos de arena en un nido de ametralladoras en el techo de un edificio desde donde vigilaban a la muchedumbre del mercado y las calles colindantes.

A lo largo de las calles que bordean el mercado estaban estacionados camiones de carga. Los choferes estaban comiendo, hablando o descansando antes de emprender el largo viaje de regreso. Los camiones de los pueblos más lejanos ya habían hecho un viaje de 5 a 8 horas y tenían que regresar esa misma tarde. Esa es la principal forma de transporte de los campesinos a la ciudad.

Nosotros íbamos a un pueblo en el territorio controlado por los zapatistas. Encontramos un camión que iba rumbo a nuestro destino y nos montamos. Estaba repleto de alimentos y abastos. Unos 25 indígenas estaban montados atrás.

En las afueras de la ciudad había un reten militar y un enorme campamento militar. A lo largo de la carretera se veían soldados en trincheras fuertemente armados. En medio de un campo había tanques y artillería apenas camuflados con una malla. Nos hicieron desembarcar a todos. Mientras un grupo de soldados revisaba los papeles, otro se encargaba de inspeccionar el camión para ver que nadie llevara gasolina o alguna otra cosa para los zapatistas.

Efectivos de la policía judicial miraban desde una colina, y el sonido de descargas de práctica del ejército en un campo cercano rompía el silencio.

A unos kilómetros del retén el camión viró de la carretera pavimentada hacia un camino de tierra que nos llevaría al territorio zapatista. Fue un larguísimo viaje en que no se veía nada más que bosques y campos de pastoreo. Había letreros que indicaban que enormes parcelas eran propiedad del ejército o de rancheros. Otros indicaban dónde estaban los pozos. De vez en cuando se veía un grupo de chozas y ocasionalmente el camión paraba para que subieran o bajaran pasajeros.

El camión disminuyó la velocidad y se estacionó al lado de la carretera. Un grupo de hombres salió del bosque y empezó a bajar cajas de comida, aceite de cocina, cajas de fideo Ramen y otros alimentos. Eran de un ejido que está montaña adentro y esta era una de las entregas semanales.

Mientras los campesinos desempacaban me puse a pensar en lo que había ocurrido en estas partes el día de año nuevo y los días siguientes. El EZLN organizó y dirigió un levantamiento armado de miles de campesinos de los pueblos y ejidos de la región. El levantamiento sacudió a México y obligó a todo mundo a prestar atención a los campesinos y a la revolución armada. Los campesinos, armados con pequeñas y viejas armas, cuchillos, palos y armas caseras, se apoderaron de cuatro cabeceras municipales en los altos de Chiapas. También contendieron con el ejército federal por otros tres pueblos. Atacaron edificios del gobierno y destruyeron los archivos de préstamos y antecedentes penales, quitándole así de encima una enorme carga a los campesinos por un tiempo. Destruyeron oficinas del gobierno y saquearon tiendas del estado para repartir los productos a la población. Asaltaron cárceles y liberaron a los presos; en San Cristóbal destruyeron totalmente la cárcel. En Ocosingo y Rancho Nuevo se enfrentaron al ejército en el cuartel más grande del sur de México.

Por todas partes en los altos de Chiapas los terratenientes y los caciques huyeron aterrorizados puesto que los campesinos, inspirados por el levantamiento, se apoderaron de las tierras y lucharon contra su opresión. Así, la víspera de la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC/NAFTA), un acuerdo que explotará más al campesinado, los indígenas de Chiapas le dieron una fuerte bofetada a las clases dominantes de México y Estados Unidos.

El levantamiento fue corto. La ofensiva apenas duró unos cuantos días. El gobierno contraatacó con ferocidad. Se estima que mató a unas 400 personas. Arrestaron y torturaron a cientos. Invadieron pueblos por todos los altos de Chiapas. Helicópteros enviados por Estados Unidos y avionetas suizas ametrallaron y bombardearon comunidades campesinas.

Para el 7 de enero, todas las ciudades que habían capturado los zapatistas estaban de nuevo en manos del gobierno. A mediados de enero se impuso un alto el fuego y poco después el EZLN y el gobierno iniciaron un diálogo sobre las demandas de los zapatistas como parte del proceso de paz. En unas partes de los altos de Chiapas ondeaban banderas blancas, en apoyo a las pláticas. En las comunidades más pobres no se veían muchas de esas banderas. En otras partes las habían enarbolado con la esperanza de que el ejército los dejara en paz.

Poro después de terminar la primera etapa del diálogo, fue asesinado el candidato presidencial del PRI. Inmediatamente el gobierno mandó más soldados a Chiapas, especialmente cerca de las bases zapatistas. Hubo informes de movimientos de tropas cerca de Ocosingo y Las Margaritas. Los zapatistas anunciaron que el gobierno los estaba cercando. Los aviones militares sobrevolaban constantemente y se informó que bombardearon un ejido de simpatizantes cerca de Altamirano. Se suspendieron temporalmente las "pláticas de paz". El EZLN anunció una alerta roja en todos sus territorios. La situación todavía estaba tensa cuando nos acercábamos a territorio zapatista.

Hacía un fuerte calor cuando el camión paró en un ramal del camino que nos llevaría a un retén zapatista a la entrada de su territorio.

Unos chanchitos se remolcaban entre las matas. Dos caballos solos iban corriendo por la colina hacia un pueblo de los zapatistas. Un chavo esperaba un camión para Ocosingo. Miraba hacia el horizonte cuando nos contaba sobre el levantamiento de enero; tenía la esperanza de que se asomara un camión trayendo a su novia.

Del suelo recogió un casquillo de bala que me tiró; dijo que era de una batalla grande que hubo ahí mismo entre los federales y el EZLN.

"Al principio, todos aquí teníamos miedo. Quiero decir que en esos días no dejaban salir o entrar a la gente. No sabíamos qué estaba pasando. En enero hubo una batalla de 40 minutos aquí mismo. Cayeron muchas balas, por lado del Ejército Mexicano y de los zapatistas. Entró hasta aquí el Ejército Mexicano, y los zapatistas atacaron y los hicieron retroceder.

"Teníamos miedo. Pero allá todos apoyaron a los zapatistas. Y cuando publicaron sus demandas, cuando dijeron cuáles eran sus reclamos, ya no les tuvimos miedo. Sus reclamos son los reclamos que tienen los campesinos. Hicieron una lista de las necesidades de los campesinos.

"Siempre dicen en televisión y en la radio que Chiapas es el lugar más pobre del país. Dicen que Chiapas está abandonado.

"El gobierno no nos da ayuda. Siempre vienen prometiendo todo, especialmente en los años cuando hay elección.... Pero todavía no tenemos nada, y hay algunos que son ricos y tienen mucha tierra. Por eso se dio la lucha.

"Los zapatistas comenzaron una lucha. Es un proceso, la lucha es un proceso y es bueno que sucedió. Pero no ha terminado todavía y nadie sabe cómo va a terminar".

Lucha en la tierra que "no produce nada"

Jaime estiró el brazo y señaló el territorio al otro lado del camino. "Desde hace muchos tiempos, la gente son bien, bien maltratados. Entonces con la revolución mexicana de 1910 vinieron acá a este lugar y ¨qué es lo que pasa? Lo que pasa es que se asentaron acá en el cerro, nos dieron terreno que es cerro. ¨Qué es lo que se puede producir aquí? Pues nada. El cerro no produce nada".

Jaime es un representante civil de los zapatistas y nos estaba orientando sobre la situación en su pueblo. Aunque yo sabía que hay muchas diferencias entre la estrategia de los zapatistas y el camino maoísta de la Revolución de Nueva Democracia y la guerra popular, estaba muy ansioso por saber más sobre la organización y la práctica del EZLN en sus bases y sobre su relación con el campesinado.

Jaime explicó que el EZLN está compuesto de militantes que son militares y otros que principalmente se dedican a hacer trabajo político y civil en las comunidades. Los zapatistas responsables del trabajo civil realizan tareas de organización política y educación, y ayudan a administrar las zonas que controlan.

Este pequeño pueblo era de los más pobres que vi en Chiapas. Casi todas las viviendas eran de barro; no había electricidad ni agua potable. Solo había un grifo, que apenas goteaba, así que siempre había un balde recolectando cada gota. Nos dijo que a veces dura todo un día llenar el balde.

A lo largo de la carretera vimos tirados postes de concreto. Jaime dijo que eran para la electrificación del campo y que empezaron a aparecer después del levantamiento de enero. Se reían al comentar qué sería necesario para que los alzaran y conectaran los cables. Hasta el momento la única indicación de programas del gobierno era el nombre de "Solidaridad" (el programa del gobierno para resolver la pobreza) pintado en los tableros de la cancha de baloncesto.

"Anteriormente cuando empezaron a hacer la carretera de San Cristóbal a Comitán, la gente de este lugar estaba pagando impuestos de carretera y de luz, desde antes--dice con un gesto de repudio --. Y ahorita apenas tenemos carretera, y la luz no tenemos. Mucho tiempo que estamos pagando impuestos, y no tenemos. Es una forma de reprimir a la gente. Esto no solo es una cosa, sino que son muchas cosas de represión. Por eso se encoraja la gente. El último centavo que tiene pues, va para el impuesto. No solo esto. El aumento de las mercancías que Ud. compra. Y de la producción que uno va a vender, la tiene que [vender] barato. Entonces totalmente nos acaba pues. No queda más".

Jaime se recuesta a un viejo camión estacionado. En el costado del camión está escrito el nombre de otra organización campesina, una organización a favor de trabajar con el gobierno para resolver los problemas del campo, pero en realidad no hacía mucho en el pueblo. Muchos de sus militantes pasaron a las filas del EZLN o lo apoyaban.

Jaime explica: "Tampoco no es muy trabajable. O sea, se trabaja la tierra y no produce. Las milpas que hacemos son temporales. Son puras empedradas, y nosotros puras cabras, y de eso qué sale. No es buena tierra. Son puros campesinos pobres que viven ahí cultivando el cerro. No vive gente rica en el cerro. Los ricos viven en tierra planada, cerca de los ríos. Ahí pueden cultivar su comida y vivir bien. Aquí nosotros ni agua tenemos. La mayoría de las veces tenemos que ir al río. Está a 4 km. Hay un pequeño arroyo más cerca pero ya está seco.

"Entonces, se ha vivido muchos años. Desde los antepasados muchos murieron sufriendo. No es una buena vida pues, para los pobres. No son suficientes los consumos, para beneficiar a la familia no es suficiente.

"Aquí no hay estudio para los niños. Habían unos maestros pero desde enero todavía no han regresado. Aquí nunca hemos tenido médico. Cuando alguien de nosotros se enferma, hay que llevarlos a Altamirano o a Ocosingo, al hospital. Ocosingo es más cerca pero cuesta dinero, y no le cuidan bien, ahí muere la gente en el hospital. Es mejor ir a Altamirano, es gratis y te dan más atención. Pero es muy difícil llevarle a uno enfermo a un hospital. Han visto como está la carretera, llena de hoyos, y cuando llueve es peor. Y antes, cuando no había carretera, teníamos que cargarlos nosotros a nuestros enfermos para llevarles al hospital en la ciudad".

Fue un relato que oímos muchas veces durante nuestro viaje por Chiapas.

Le pregunté a Jaime sobre las fincas y los grandes terratenientes de la región. Señaló una cerca de alambre de púas en un extremo del pueblo y dijo que hay muchos grandes terratenientes, como el dueño de las tierras al otro lado de la cerca, que tiene 4000 hectáreas.

Jaime dijo que el pueblo fue fundado por parientes suyos que abandonaron la finca para establecerse en un ejido después de la revolución de 1910.

"Los antepasados, nuestros abuelos murieron en estas fincas. Aquí antes todos éramos peones. Cuando nuestra gente dejó la finca para asentar estas tierras los rancheros mandaron atacarlos. Mandaron traerlos de vuelta a la finca a trabajar, o a matarlos. La gente lo que ganaba antes, los antepasados ganaron unos 5 centavos, 25 centavos. Pero ahora es más, o sea, apenas están pagando 5 a 7 mil [viejos pesos], de sol a sol. Siente pues la gente.

"Es trabajo muy duro. En la ciudad no sabe la gente cómo es. Trabajar en el campo es muy costoso pues. Lo que más se trabaja pues es hacer milpa, y cuando no tiene trabajo, entonces se va a las fincas a vender su mano de trabajar. Pero de ahí tienes que insistir, te pagan en un plazo de 2, 3 meses. Hay cosas que necesitas y no te pagan. Según la gente, que mucho tiempo le están pasando así. Siente pues la gente. Y acá pues, mayoría de la gente, todos de acá, mucha miseria. Y no solo aquí pues, sino en todo Chiapas. Entonces, se siente la gente muy despreciada.

"Mucha gente pues se va a la ciudad a trabajar. Pero el trabajo es doble. Trabajan horas extras. Son trabajos muy costados. Aquí por esta área muchos no hablamos el español. Así que muchos no podemos ir a las ciudades porque no sabemos leer, no sabemos dónde pedir comida. Tantas cosas, tantas que no se aguantan. Y fue necesario organizarse.

Jaime explicó que la mayoría de los grandes terratenientes huyeron a la ciudad cuando los campesinos se rebelaron.

Raíces de la rebelión

El EZLN tiene sus raíces en los remotos pueblitos indígenas de la selva Lacandona y las montañas del sureste de Chiapas. Además de los indígenas que llevan muchos años viviendo en la selva, también se ha ganado mucho apoyo de los colonos indígenas que llegaron hace unos 30 ó 40 años, huyendo de la represión y el robo de sus tierras en otras partes del estado. En entrevistas que le hicieron Tiempo, el principal diario de San Cristóbal, y La Jornada, un diario nacional izquierdista, el subcomandante Marcos, vocero del EZLN y dirigente de operaciones militares, habló de los orígenes del movimiento.

Según explica Marcos, empezó hace unos diez años cuando un pequeño grupo de jóvenes radicales educados se trasladó de la ciudad a las montañas para vivir al lado de los indígenas y organizarlos. Marcos dijo que esos jóvenes radicales aprendieron mucho de los héroes de la Revolución Mexicana, como Emiliano Zapata y Pancho Villa, y de los demás movimientos radicales y guerrilleros que los precedieron. También estudiaron otros movimientos por todo el mundo, especialmente los de Centroamérica, y leyeron obras tan diversas como los escritos de Mao Tsetung y los manuales militares del Pentágono.

Ese núcleo zapatista pasó mucho tiempo preparándose para el día en que fuera posible un levantamiento. Marcos dijo que además de los preparativos y el entrenamiento militares, los jóvenes radicales se esforzaron por unirse con la lucha reivindicativa de los indígenas de la zona. Participaron en las protestas legales de los campesinos para demandar tierra y en sus peticiones al gobierno.

Al comienzo los zapatistas también organizaron programas de servicio médico, educación y otros servicios básicos en los pueblos. Para ellos la vida en la montaña y la selva era algo completamente nuevo y la gran mayoría de los indígenas que fueron a organizar sabían muy poco español.

Marcos y otros voceros del EZLN han dicho que el ejército zapatista arrancó de las medidas de autodefensa de los campesinos ante los ataques de las guardias blancas, o sea los matones de los terratenientes y hacendados. Marcos relata que por medio de ese proceso de vivir y luchar hombro a hombro, y de aprender el uno del otro, crecieron el ejército y el amplio apoyo popular e influencia de que actualmente disfruta.

Los zapatistas llevan más de diez años construyendo una organización con firmes raíces en los pueblos indígenas tzeltal, tzotzil, tojolobal y chol. Y si bien el EZLN reconoce todos los diversos factores que lo moldearon en el pasado, actualmente busca fusionar las formas de organización tradicionales indígenas con la democracia de base izquierdista. Marcos rechaza totalmente la idea de que el EZLN es la vanguardia de la lucha revolucionaria en México. En vez, dice que los zapatistas son como los parteros de una nueva sociedad basada en la democracia participatoria.

Su crítica a las vanguardias le hace eco a la filosofía política del Che Guevara y le ha ganado mucho apoyo en las clases medias de México, las cuales aprecian el hecho de que el EZLN no se proclama una vanguardia proletaria. Tanto en sus propias filas como en las de sus partidarios, hay una amplia gama de puntos de vista sobre todos los principales temas del día.

Raúl, otro representante civil de los zapatistas, se unió de un brinco a la conversación. Tenía mucha experiencia con la represión del gobierno contra los indígenas; dijo que para él fue uno de los factores más importantes que llevaron a la rebelión y que le ganaron tan amplio apoyo popular.

Raúl nos dijo que el ejército atacó con gran salvajismo después del levantamiento. Bombardearon los pueblos y milpas con aviones y los atacaron con ametralladoras con el fin de correr a los zapatistas y sus simpatizantes. Una unidad del ejército se acercó a unos pocos kilómetros del pueblo, donde lo repelieron después de un largo tiroteo.

"Hay mucha represión del gobierno. Si pides la tierra, pues no te soluciona. Hay esas solicitudes que han tardado 30, 40 años, y no se solucionan. Si una solución alcanzáramos de ver, después el dueño de la finca o el terrateniente viene a desalojar. O hasta ya posesionados, que lo han desalojado. Y esto pasa aquí mucho, no solo una vez. Todo lo que es Chiapas la ha sufrido esa clase de situación, ese abuso. ¨Por qué tanta represión? Vamos a defender nuestros derechos también. Así es por qué los campesinos se hacían en pie de lucha.

"El gobierno pues, si ve que tiene algo de conocimiento y apoya a la gente pobre, le mandan a asesinar o le mandan a secuestrar o le echan a la cárcel. Y ya tantas, tantas veces eso pasa a la gente. Los indígenas han llenado la cárcel. Principalmente a la gente indígena le busca la policía, el gobierno. Son la gente que siempre participan en nuestras comunidades, es la que le buscan y le echan en la cárcel".

Raúl se describe a sí mismo como un militante de largos años del EZLN. Habló del sufrimiento de los campesinos en el pasado y de cómo ha cambiado la situación. Subrayó que un cambio importante es que hoy el pueblo no aguanta su opresión en silencio. "Ha cambiado de cómo explotar a la gente pues. Porque anteriormente, hay allá en las fincas puros corrales de piedra que por sí sola la pobre gente lo hizo. A puras espaldas traía la gente piedras grandes. Aguantaron. Pero ahorita que la gente está despierta, abriendo ya los ojos. A que estamos viviendo en la miseria y la explotación. No está bueno. Bueno ya con tanta miseria, ¨qué le vamos a hacer? De una vez lanzamos y a ver cómo sale: o perdemos o ganamos...".

Como la mayoría de los habitantes de la región con los que hablamos, Raúl odia el gobierno y especialmente lo que denomina la dictadura unipartidaria del PRI, el Partido Revolucionario Institucional, que gobierna desde hace más de 65 años. Si bien el levantamiento de enero y la lucha armada en general disfrutaron de un abrumador apoyo popular, también hubo mucho debate informal en las filas del EZLN y de sus simpatizantes sobre cómo cambiar la dictadura. La mayoría de aquellos con quienes hablamos opinaban que se necesitaría una lucha armada, pero eso no es lo mismo que entender que se necesitará librar una guerra popular y hacer una revolución de nueva democracia.

Raúl defendió de todo corazón la rebelión campesina, pero no opinaba que la lucha armada fuera parte de una batalla para conquistar el Poder al nivel nacional. Por un lado, la consideraba un último recurso y, por el otro, un arma con que amenazar al gobierno y obligarlo a aceptar las reivindicaciones del pueblo. Incluso si la lucha armada no producía un cambio total, Raúl opinaba que por lo menos crearía una situación en que los campesinos podrían ganar beneficios parciales. Hablamos un rato sobre cómo pensaba que se iba a acabar con la opresión del pueblo.

"Es que desde antes sí hemos estado dialogando, hablando con el gobierno, con comisiones, peticionando las autoridades, y nunca nos hizo caso. Por eso nosotros como campesinos pensamos ahora...sí, hicimos una lucha así por vía legal, no nos hizo caso el gobierno, ¨y ahora qué? Si no luchamos en esta forma, nos va a acabar el gobierno. Por eso empezamos esta lucha.

"Sí, nosotros luchamos en vía legal. No empezamos primero con las armas. Empezamos primero con la vía legal. Por veinte años aquí. Estamos luchando, luchando y luchando, y nos dicen `sí, que tal día, tal mes', y nada. Ve aquí en esta comunidad, en esta calle. ¨Qué es del gobierno aquí? ¡Nada! Ni luz, ni escuela. La escuela aquí la hicimos nosotros con su dinero del ejido. ¨Cómo lo ves? ¨Cómo está el ejido? Así es, no está teniendo luz ni nada.

"No hay más que la otra, con las armas. Para muchos campesinos, mejor morir en la guerra que morir en la miseria. Claro, así pensamos. Morir peleando. Sabemos que morimos, pero, total que tenemos que morir de todos modos algún día. No vamos a quedar con lo pensado.

"Bueno, se hizo un diálogo pues, con el gobierno. ¡Pero son promesas! Queda para ver si se cumplen pues. Cuando se hizo el diálogo, se pensó pues que peleara, peleara así toda la vida no más. Queda para ver si van a cumplir todo lo que prometieron. Ahorita que ha cambiado, todavía no. No más está propuesta todo. Lo que está cambiado ya, falta de cumplir pues. Donde el gobierno ya se comprometió, el Comisionado pues prometió que se puede hacer estas cosas, pero ¨quién sabe? Si es así, entonces se empieza a cambiar, pero si no, pues...".

Mensaje a El Norte

Al terminarse nuestra discusión con el primer grupo de representantes de los zapatistas, se nos acercó un pequeño grupo de campesinos. Unos solo querían enterarse de quiénes éramos. A otros les interesaba mucho nuestra conversación y querían platicar. La mayoría de los campesinos con quienes hablamos ese día sabían del TLC por los programas educativos de los zapatistas, pero sabían muy poco de la vida del pueblo en Estados Unidos. El TLC (junto con los cambios de la Constitución nacional que amenazan desalojar a muchos campesinos) fue un gran ímpetu al levantamiento de enero.

Los campesinos opinaban que Estados Unidos es un país superrico donde todo el mundo vive bien y les sorprendió saber que hay pobres al norte de la frontera. Nos llenaron de preguntas y les contamos de la Rebelión de Los Angeles y de las condiciones de vida del pueblo, especialmente de los inmigrantes. Sonrieron cuando les dijimos que mucha gente en Estados Unidos apoyó la rebelión de Chiapas. Los zapatistas y sus partidarios trazaron los vínculos entre su situación y la de los proletarios y los oprimidos en Estados Unidos. A muchos les encantó oír que hay un movimiento revolucionario cobrando fuerza en la bestia del norte.

José, un hombre joven que se había unido al EZLN como combatiente hacía cinco años, dijo lo que opinaban muchos: "Estados Unidos tiene la misma política que el gobierno del DF. Estados Unidos es igual. Aquí le controla a Salinas. Por eso es que vino a meterse aquí en México. Para Estados Unidos Salinas no es como presidente, es su `manager', el presidente de Estados Unidos lo maneja. Así lo vemos.

"Es lo mismo. Lo mismo capitales que tienen acá, o es su gente capitalena [capitalista--OR]. Porque es más que le apoyan a ellos. Lo que pasa es lo que quiere hacer Estados Unidos [es] lo quiere manejar todo el mundo. Quiere ser el dueño del mundo Estados Unidos, esto es lo que están haciendo. No es solo México que están manejando, porque hay otras naciones que Estados Unidos siempre está metido ahí manejando, controlando cada nación. Por eso. Es lo que quiere hacer los gobiernos de Estados Unidos, quiere ser el dueño del mundo. Es lo que nosotros pensamos. Desde hace mucho tiempo pensamos eso.

"Porque tiene que reunir las masas, naciones, pa' ver todo eso. Tiene que entrarle a Estados Unidos. Tarde o temprano tiene que llegar a Estados Unidos. Así es, no hay otra.

"Diles a nuestros hermanos en Estados Unidos y en otras naciones cómo vivimos nosotros. Diles que aquí en el sur de México vive gente como ellos, aquí hay pobres como ellos, gente que no puede leer. Diles que estamos sufriendo igual a ellos".


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