En memoria del camarada Akil Al-Jundi

Obrero Revolucionario #920, 17 de agosto, 1997

"Nosotros, los pobres y oprimidos de este país, somos los únicos que podemos liberarnos. Somos los únicos que podemos protegernos. Tenemos que unirnos y forjar una poderosa alianza.... Termino con las palabras: autorrespeto, autodefensa y autodeterminación".--Akil Al-Jundi, 22 de octubre, 1996, Día Nacional de Protesta para Parar la Brutalidad Policial, Nueva York

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La muerte del camarada Akil Al-Jundi nos entristece muchísimo; es una gran pérdida para las masas populares y todos los que luchan por un mundo mejor. Akil fue un revolucionario que ofrendó la vida a la lucha popular, un líder que inspiró hasta su último suspiro.

Akil (Herbert Scott Dean) nació en San Croix, Islas Vírgenes. Cuando tenía 12 años su familia se trasladó a Harlem. En su juventud andaba con pandillas y era el "consejero de guerra" de los Egyptian Crowns del Bronx. En 1961 fue sentenciado a cadena perpetua por un homicidio y fue recluido en el penal Attica.

Ahí se volvió revolucionario y en 1971 fue uno de los líderes de la famosa Rebelión de Attica. Ese levantamiento despertó al mundo, y negros, latinos, indígenas y blancos se unieron para proclamar: "¡Somos hombres. No somos bestias y no permitiremos que nos golpeen y traten como tal!".

El gobierno atacó la rebelión y se ensañó salvajemente con los presos. Akil sobrevivió y en 1976 salió en libertad condicional.

Akil siguió siendo un líder y activista revolucionario en la comunidad negra de Nueva York, fue cofundador del Programa de Autodefensa Comunitaria de Brooklyn, miembro de JAMAA Headquarters y experto en artes marciales. En 1996 y 1997 fue miembro del Comité Coordinador Nacional de la Coalición 22 de Octubre para el Día Nacional de Protesta contra la Brutalidad Policial.

Akil se comprometió de todo corazón con las masas y la lucha contra la injusticia. Trabajó de auxiliar judicial para Legal Services de Nueva York y fue uno de sus representantes sindicales. También informó a la comunidad sobre la situación de muchos presos políticos y prisioneros de guerra.

Akil se dedicó de todo corazón a la juventud. Fue un firme defensor del derecho del pueblo a la autodefensa, soñó con la revolución y luchó por ella. En 1993, durante un programa conmemorativo por el centenario de Mao Tsetung, Akil hizo este brindis: "En el centenario de uno de los más grandes revolucionarios de nuestro tiempo, el Presidente Mao Tsetung, quiero decir que es un honor estar aquí en Libros Revolución, en este programa del PCR. Saben que cuando estábamos presos estudiábamos mucho. Una de las personas que más estudiábamos era el Presidente Mao. Para nosotros Mao continuó el proceso: primero Marx, Engels, Lenin, y después Mao. Así que nos enriquecían grandes pensadores, pero también grandes hacedores. Al conmemorar el centenario de su nacimiento, preparemos el terreno para la lucha aquí en Estados Unidos...".

Akil llegó al corazón de muchos y fue un camarada muy respetado. Antes de morir muchos se movilizaron para ayudarlo y recaudar fondos para su tratamiento médico.

A los militantes y partidarios del Partido Comunista Revolucionario que trabajaron y lucharon hombro con hombro con Akil siempre les inspiró su ejemplo revolucionario, su consecuencia, valentía y dedicación. El camarada Akil nos hará falta y siempre lo recordaremos como un valiente guerrero que vivió y murió sirviendo de todo corazón al pueblo.


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