MLM vs. anarquismo: Por qué se necesita un partido de vanguardia

by Bob Avakian

Obrero Revolucionario #921, 31 de agosto, 1997

Uno de los principales puntos del anarquismo es que no se necesita un partido de vanguardia y que no puede desempeñar un papel positivo; que tales partidos de vanguardia constituyen estructuras jerárquicas elitistas e innecesarias que ponen obstáculos a la liberación y que inevitablemente (donde toman el poder) acaban siendo nuevas camarillas dominantes tiránicas. Es el mismo estribillo de la canción del conjunto "The Who" en los años 60: "aquí está el nuevo patrón, igualito que el viejo patrón... no nos dejemos otra vez". Este es un estribillo muy común de la pequeña burguesía; es un punto de vista muy afín a su mentalidad espontánea, inclusive de los pequeñoburgueses más radicales.

El artículo "Por qué se necesita este tipo de vanguardia si verdaderamente se quiere tomar el poder" analiza directamente este punto, partiendo de una canción del cantante "Little Steven" Van Zandt que habla de no necesitar ni querer un partido que nos diga qué hacer. Como explica ese artículo, el partido de vanguardia es necesario porque, dadas las contradicciones de la sociedad dividida en clases, sin él no se pueden tumbar y abolir el sistema de explotación y las fuerzas de clase que lo gobiernan, y no porque los comunistas quieran cabalgar un levantamiento revolucionario al poder y llegar a ser un nuevo grupo de explotadores.

Bueno (como mencioné en la primera parte de esta serie), efectivamente dentro del partido comunista surgen fuerzas que se proponen y procuran ser una nueva camarilla dominante y explotadora. Concretamente, en la sociedad socialista, en el seno de la vanguardia comunista surge continuamente gente que se embarca en el camino capitalista y procura restaurar el sistema capitalista y la dictadura burguesa sobre las masas.

En la sociedad socialista es vital dirigir a las masas a reconocer el carácter fundamental de los programas y de las fuerzas que fomentan dicha restauración capitalista, y dirigirlas a librar una lucha revolucionaria contra eso. Además, es crucial dirigir a las masas a revolucionar continuamente el partido, como un aspecto crucial de revolucionar la sociedad en general y de avanzar hacia el comunismo como parte de la revolución proletaria mundial. Pero, en lo fundamental es necesario que exista el partido de vanguardia debido a las contradicciones características de la sociedad dividida en clases (especialmente la contradicción intelectual/manual, así como otras grandes contradicciones sociales), y no debido a las intenciones o los deseos subjetivos de los comunistas. Asimismo, después de tumbar el viejo sistema y establecer la nueva sociedad socialista, la vanguardia sigue siendo necesaria debido a la persistencia de esas mismas contradicciones, aunque la situación sea cualitativamente diferente de la sociedad capitalista.

En el socialismo, es preciso y necesario restringir esas contradicciones (esas diferencias y desigualdades entre diferentes grupos de la sociedad) al máximo grado posible en cada etapa; pero no es posible superarlas de una buena vez ni en un tiempo corto. Hacer eso (tratar de superarlas de golpe o de esquivarlas) de una forma u otra sabotea el socialismo y facilita que la burguesía recupere el poder. Repito aquí algo que he recalcado muchas veces: si bien es cierto que en el socialismo las masas son los amos de la economía y gobiernan la sociedad, esto es algo relativo y no absoluto; es un proceso caracterizado por contradicción. Como señalamos en la polémica contra K. Venu*, el papel de las masas como amos de la sociedad socialista "se expresa directamente por su participación en todas las esferas de la sociedad y es medido por numerosos instrumentos, sobre todo por el Estado y el partido de vanguardia". (Un Mundo Que Ganar, "Democracia: ¡Más que nunca podemos y debemos lograr algo mejor!", 1992, No. 17, pág. 37.)

Es decir, después de tumbar el sistema capitalista, las masas no pueden ejercer, progresivamente, su papel de amos de la sociedad sin el estado y sin la dirección de vanguardia del partido (con todas las contradicciones que eso entraña), mientras persista la división de clases producto de las contradicciones que dejó el capitalismo. Como elabora la polémica citada: "Dadas las contradicciones que caracterizan la transición del capitalismo al comunismo a nivel mundial, si el partido no desempeña el papel dirigente que ha desempeñado en el Estado proletario, ese papel lo tomarán otros grupos organizados—camarillas burguesas—y pronto el Estado dejará de ser proletario; será burgués" (pág. 40).

Dirigir a las masas a dirigir toda la sociedad

Analicemos un aspecto importante de esto: la contradicción intelectual/manual (la contradicción entre el trabajo manual y el trabajo intelectual). Para que la sociedad socialista funcione y avance es necesario realizar tareas de dirección y administración y, en general, tareas de varias esferas intelectuales, para lo que se requiere gente capacitada. En la sociedad socialista será posible preparar a las masas más y más para desempeñar esas tareas, pero no será posible superar la contradicción intelectual/manual de golpe ni de la noche a la mañana. Tampoco será posible eliminar la contradicción dirección/dirigidos ni eliminar la dirección de vanguardia, si se quiere que las masas se capaciten cada vez más para ser amos de la sociedad. Sobrepasar eso toma un largo período histórico de transformaciones de las condiciones materiales (o contradicciones) que hacen necesaria tal división del trabajo y de las transformaciones en la superestructura (las estructuras e instituciones políticas y la esfera ideológica, de la que forma parte la cultura) que deben acompañar a esos cambios materiales.

Si decimos: "al diablo el partido de vanguardia, al diablo el estado", lo que pasará de plano es que fuerzas burguesas tomarán las riendas. Aprovecharán la contradicción intelectual/manual (y otras grandes contradicciones sociales "heredadas" de la vieja sociedad), manipularán esas contradicciones y sus manifestaciones políticas e ideológicas, y (si me perdonan la terminología teológica) resucitarán el estado burgués y el modo de producción burgués.

Las masas están bien conscientes de esta contradicción. Cuando hablamos de la revolución suelen decir: "no sabemos hacer nada de eso", refiriéndose a las tareas científicas, médicas, administrativas y demás tareas intelectuales. Gracias a la propaganda burguesa, que promueve incansablemente su punto de vista y metodología, hasta dudan de su capacidad de hacer tales cosas. Claro que pueden y podrán dominar esas y todas las esferas de la sociedad, pero para hacerlo necesitarán dirección.

Pongamos que de la noche a la mañana la burguesía y sus secuaces desaparecieran de la faz de la Tierra. ¿Serían capaces las masas de hacer todo eso o podrían aprender a hacerlo en poco tiempo y sin dirección? Quien examine este problema honesta y científicamente forzosamente llegará a la conclusión de que no es posible. Además de adquirir la experiencia, el conocimiento y las habilidades necesarios, hay que considerar otro aspecto importante que Lenin señaló: las masas deben aprender que no se necesitan ni la organización capitalista de la economía ni la policía ni el ejército del estado burgués; que la sociedad se puede organizar de una forma cualitativamente mejor—conforme a los intereses fundamentales del proletariado y capacitando paulatinamente a las masas a ser los amos de la sociedad—sin el mando del capital. Es decir, que no se necesita el motor del proceso de la acumulación capitalista de "trabajar para enriquecer el capital o quedar sin trabajo y sin forma de subsistir".

Si las masas no tienen una vanguardia comunista que las dirija en el proceso de tumbar el viejo orden y continuar la revolución para transformar todas las esferas de la sociedad, y a hacerlo como parte de la revolución proletaria mundial, forzosamente tendrán que subordinarse a la única otra forma de organizar la sociedad y la economía: la acumulación capitalista y el gobierno de la burguesía, con todo el sufrimiento y la tortura que eso implica. Las masas entienden eso, y cuando hablamos de la revolución y de transformar la sociedad, dicen: "No sabemos cómo hacer todo eso. Seamos realistas, ¿cómo se les ocurre que vamos a hacer todo eso? No estamos capacitados, ¿cómo vamos a manejar de repente todas esas esferas de la ciencia, la medicina y la administración?"

De hecho, las masas sí son capaces de aprender todo eso y de ser los amos de todas esas esferas, a pesar de la constante propaganda burguesa que dice lo contrario. Pero es cierto que no van a aprender todo eso de golpe y tienen razón en dudarlo cuando hablamos en serio con ellas sobre la revolución y la transformación de la sociedad. Se necesitará una lucha ardua, compleja y tenaz para que cada vez más amplios sectores de las masas (no unos pocos individuos de las masas) lleguen a dominar las distintas esferas de la sociedad. Para avanzar a la meta final va a ser necesario que más y más masas asuman el marxismo-leninismo-maoísmo, estudiando los principios fundamentales y también su aplicación a las distintas esferas del conocimiento y la práctica, y a diferentes contradicciones específicas. En todo momento hasta alcanzar la meta final del mundo comunista, el papel dirigente de una vanguardia que aplica los principios y métodos del MLM será imprescindible.

A pesar del constante bombardeo de la propaganda burguesa y sus efectos muy concretos, las masas básicas comprenden todo esto mejor que la pequeña burguesía; esta tiende a pensar que no se pueden y/o que no se deben superar esas grandes diferencias (como la contradicción intelectual/manual), o que de alguna forma se deberían resolver en un dos por tres.

Se necesita dirección

Cabe reiterar que hablamos de una contradicción muy aguda: se necesita una dirección, un hecho objetivo que es producto de un conjunto de contradicciones. Nuestro partido y el Movimiento Revolucionario Internacionalista (MRI) han estado lidiando con esta contradicción a nivel teórico (sacando un balance de la experiencia histórica, tanto positiva como negativa) y práctico.

Esta contradicción se concentra en la relación entre los altos niveles de la dirección del partido y las masas dentro y fuera del partido que siguen su dirección. Hablando específicamente de la sociedad socialista, esta contradicción concentra las contradicciones que caracterizan el socialismo como un período de transición del capitalismo al comunismo a nivel mundial. Por esto, repito que si subestimamos esas contradicciones o si no las tomamos en cuenta, actuando como si no existieran o como si fuera posible eliminarlas así no más o saltarlas con un gran brinco estilo superman, no podremos resolverlas. Si queremos servir al pueblo, hay que avanzar hacia el comunismo y esto implica superar esas contradicciones concretamente por medio de la lucha de clases.

Esto no quiere decir que el partido inevitablemente llegará a ser una especie de camarilla dirigente tipo burgués ni que deba hacerlo. Aquí es de suma importancia el principio elaborado primero por Marx (y Engels) y reiterado por Lenin (por ejemplo, en "El estado y la revolución"): la dictadura del proletariado debe ser un estado de nuevo tipo, cualitativamente diferente de todos los estados anteriores. Hay que basarnos en ese principio, es decir, hay que comprenderlo y aplicarlo a lo largo de todo el proceso de resolver las contradicciones que caracterizan la sociedad socialista como una transición.

Hay que luchar consciente y consecuentemente para incorporar a las masas a las tareas de administrar el estado, y gobernar y organizar la sociedad. Hay que desarrollar su capacidad de dominar toda esfera de la superestructura al igual que la base económica. Esto implicará un proceso de lucha de clases muy agudo, en espiral, con repetidas batallas decisivas entre las masas y su auténtica vanguardia por un lado y los altos dirigentes que siguen el camino capitalista por el otro.

Sin embargo, ¡jamás debemos concebir el papel del partido como algo principalmente negativo! Al contrario, siempre debemos tener presente el punto crucial que destacamos en Para una cosecha de dragones (y recalcamos en la polémica contra K. Venu): como Lenin señaló en ¿Qué hacer?, cuanto más altamente organizado y centralizado sea el partido, o sea, cuanto más se desempeñe como una auténtica vanguardia organizada de revolucionarios, mayor será el papel y la iniciativa de las masas en la lucha revolucionaria; no menor, valga la redundancia, sino mayor. La historia de la revolución proletaria y de los estados socialistas, tanto la Unión Soviética como China, demuestra esto concreta y contundentemente.

Como además recalcamos en Para una cosecha de dragones y en la polémica contra K. Venu: "En ninguna parte se ha hecho una revolución proletaria sin semejante partido y en ninguna parte la falta de dicho partido ha contribuido al desencadenamiento de la iniciativa de las masas de los oprimidos en lucha revolucionaria consciente" (pág. 78). La última parte de la cita es de suma importancia. Efectivamente es cierto que en ninguna parte se ha dado esta, la más radical y emancipadora de todas las revoluciones (o su primer gran paso: tumbar el sistema capitalista), sin un partido de vanguardia; pero además, en ninguna parte la falta de dicho partido ha contribuido a desencadenar la iniciativa de las masas oprimidas en lucha revolucionaria consciente. Todo lo contrario.

Cuanto más desempeñe el partido su papel de vanguardia, tanto más se desencadenan las masas y su iniciativa se plasma en lucha revolucionaria consciente. Como concluye Para una cosecha de dragones: "Sostener que una vanguardia, que un partido leninista puede degenerarse, puede convertirse en un aparato opresivo de las masas, y que por lo tanto es mejor no tener dicho partido, en la práctica se reduce a propugnar que no haya revolución en primer lugar; esto no eliminará las contradicciones que hacen que dicho partido sea necesario, es decir, las condiciones materiales e ideológicas que se tienen que transformar con la dirección de dicho partido, para abolir las diferencias de clase y con eso, finalmente, la necesidad de un partido de vanguardia" (pág. 78).

*K. Venu es un exmaoísta de India que repudió el MLM y elaboró una línea antagónica, especialmente sobre la cuestión decisiva de la vanguardia proletaria y su papel crucial durante la transición socialista al comunismo. El Presidente del PCR, Bob Avakian, refuta la línea de K. Venu en el artículo "Democracia: ¡Más que nunca podemos y debemos lograr algo mejor!", Un Mundo Que Ganar, 1992/17.


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