30 años después del Trueno de primavera: El levantamiento Naxalita en la India

Obrero Revolucionario #922, 1 de septiembre, 1997

En 1967, hace 30 años, un "Trueno de primavera" de lucha revolucionaria estalló en Naxalbari, India, desatado por campesinos pobres y sin tierra, trabajadores de las plantaciones de té y tribus del norte de Bengala Occidental, cerca de Nepal. Se armaron con arcos, lanzas, armas de fuego arrebatadas donde pudieron y con las ideas más avanzadas: el marxismo-leninismo-maoísmo.

Su levantamiento, una ola de la marejada de lucha revolucionaria mundial de los años 60, inició un nuevo capítulo en la lucha popular de la India. Dirigidos por comunistas revolucionarios, los campesinos de Naxalbari se alzaron con la idea de tomar tierras y, más aún, de conquistar el poder político y cambiar todo el planeta.

Opresión en el campo

Un periodista hindú ofrece un vistazo de la situación contra la que se rebelaron: "Para comenzar, a los pequeños campesinos los venían pauperizando gradualmente. Eran demasiado pobres para alimentarse y para alimentar el suelo, que necesitaba irrigación y fertilizantes demasiado costosos para los campesinos, que escasamente sacaban de él lo mínimo para subsistir. Al principio hipotecaron sus pequeñas parcelas a los grandes terratenientes y después las tuvieron que vender, reduciéndose a la posición de arrendatarios o aparceros...

"Expulsado de su tierra y reducido a arrendatario, el otrora campesino ahora entraba a una etapa de subsistencia todavía más precaria. En muchos estados, la ley ni siquiera definía nominalmente sus derechos, y el arriendo que le tenía que pagar al gran terrateniente era exorbitante: entre la mitad y dos terceras partes de la cosecha que producía y en algunos lugares alcanzaba al 70 ó 80% de ella...

"Las formas de explotación de los arrendatarios eran varias. Begar, o trabajos forzados en la faenas privadas del terrateniente, e imposición de impuestos para hacer que los arrendatarios pagaran el costo de ceremonias en ocasiones especiales en la casa de su patrono, eran algo bastante común en el campo.

"Pero el peldaño más bajo de la jerarquía rural lo ocupaban los trabajadores del campo, o campesinos sin tierra.... Además de pobreza, los pobres del campo también sufrían explotación social y opresión, pues un gran número de ellos pertenecía a las castas inferiores [las castas son una forma de división clasista en la India] y a las comunidades aborígenes (tribales).... Yo recuerdo haber conocido unos trabajadores sin tierra de la casta Chamer que trabajaban en las fincas de los grandes terratenientes de la región, a quienes no se les permitía sacar agua del pozo del pueblo, pues estaba reservado para las castas superiores. Ni siquiera se les permitía entrar en los patios de la casa de su patrono: casas pukka hechas de ladrillo y cemento, dotadas con lo último en aparatos, en agudo contraste con las destartaladas chozas en que condenaban a vivir a los campesinos sin tierra. En los pueblos del sur de la India, los linchamientos y quema de campesinos de las castas inferiores, con las excusas más chimbas, eran ocurrencias comunes, reminiscentes de los días de caza de brujas de la Inquisición". (Del libro In the Wake of Naxalbari, de Sumanta Banerjee, Subarnarekha, 1980)

La guerra popular maoísta

Antes de Naxalbari, al movimiento comunista de la India lo dominaba el revisionismo (falso comunismo). La revista internacionalista revolucionaria Un Mundo Que Ganar (1987/9) explicó: "El Partido Comunista de la India (PCI) había abandonado incluso mucho antes la causa de la revolución en favor del `camino parlamentario' hacia la toma del poder. Bajo la presión de la crítica al revisionismo iniciada por Mao Tsetung y el Partido Comunista de China a comienzos de los años 60, un sector de cuadros y miembros del PCI se separaron de este y formaron el Partido Comunista de la India (Marxista), o PCM. En Bengala Occidental, especialmente, un gran número de auténticos revolucionarios tomaron parte en la formación del PCM como resultado de la crítica a los líderes revisionistas del PCI por parte de aquellos".

El PCM capturó el control del gobierno estatal de Bengala Occidental. "Pero", señaló Un Mundo Que Ganar, "pronto se hizo evidente que el PCM no había roto realmente con el revisionismo. En el plano internacional, el PCM trató de seguir un `camino intermedio' entre el revisionismo soviético y la línea marxista-leninista que estaba representada en ese entonces por el Partido Comunista de China.... En la práctica, el PCM se contentó con defender de palabra la necesidad de la lucha armada mientras hacía de la `táctica' de participar en la arena parlamentaria el centro principal de su actividad".

Fue en este contexto que en 1965 Charu Mazumdar empezó a desarrollar una oposición revolucionaria a la dirección revisionista del PCM y comenzó a enseñar a los cuadros del comité del PCM del distrito de Darjeeling una línea radicalmente diferente. En sus escritos, Mazumdar subrayó que la revolución en la India seguirá el camino que trazó Mao Tsetung para la revolución en los países oprimidos: la guerra popular prolongada y cercar las ciudades desde el campo.

La lucha armada

El fruto de esa línea revolucionaria fue el estallido de la lucha armada en Naxalbari en la primavera de 1967. Lo describe In the Wake of Naxalbari: "De marzo a abril de 1967, todos los pueblos se organizaron. Entre 15.000 y 20.000 campesinos se enrolaron como activistas de tiempo completo. En todos los pueblos se formaron comités campesinos, que luego se transformaron en guardias armadas. Sin demora ocuparon tierras a nombre de los comités campesinos, quemaron todas las actas de la tierra `que habían usado para robarles sus títulos', cancelaron todas las hipotecas pendientes, dictaron sentencias de muerte a los terratenientes opresivos, formaron bandas armadas expropiando armas de los terratenientes, se armaron con armas convencionales como arcos y lanzas, y establecieron una administración paralela para gobernar los pueblos....

"Para mayo de ese año, los rebeldes contaban con plazafuertes en Hatighisha (en el precinto policial de Naxalbari) Buragari (en el precinto de Kharibari) y Chowpukhuria (en el precinto de Phansidew), a las que no podían entrar foráneos sin permiso".

Durante tres meses liberadores, no quedó piedra sin voltear del antiguo sistema. Las organizaciones campesinas revolucionarias detentaron el poder político en 2000 pueblos de la región y manejaron los asuntos de acuerdo a sus intereses revolucionarios bajo la dirección de los comunistas revolucionarios.

El movimiento Naxalita estremece la India

En julio, la campaña de cerco y aniquilamiento del gobierno finalmente les arrebató ese poder político. Pero el levantamiento de Naxalbari prendió un movimiento revolucionario a lo largo y ancho de la India.

Escribió otro periodista hindú: "A uno no se le considera persona en absoluto. Nacido esclavo, su vida está estrictamente ligada a la azada, la hoz y la bota del amo. Uno produce todo aquello de lo que se jacta el amo, pero nuestros hijos golpean sus vacíos platos de aluminio. A diario, un terrateniente o el otro se lleva a nuestras hijas y esposa.... ¿Cuánto tiempo—se pregunta uno—cuánto tiempo viviré así? ¿Es este mi destino? ¡No! Y eso es lo que quiere decir Naxalbari.... En el vocabulario de la policía y los terratenientes, `Naxalito' se ha convertido en una palabra para describir a cualquier campesino sin tierra o pobre que camine con la cabeza erguida y hable como hombre, no esclavo". (De la antología Naxalbari and After, Kathashilpa, 1978)

El movimiento Naxalita atrajo a muchos millones de campesinos, proletarios revolucionarios que dirigieron batallas en el campo, las montañas y las ciudades, y a por lo menos un millón de estudiantes que se fueron al campo. Estremecieron a los terratenientes y capitalistas de la India y a sus amos imperialistas. Desafiaron todo lo reaccionario: las relaciones sociales semifeudales en el campo, la literatura, los prestamistas, los revisionistas soviéticos. Cuando el Secretario de Defensa estadounidense de esa época, Robert McNamara, aterrizó en Calcuta, una masiva manifestación en el aeropuerto contra el imperialismo yanqui y en apoyo al pueblo vietnamita lo obligó a alzar el vuelo ahí mismo.

La lucha de Naxalbari reconfiguró el escenario político de la India. El PCI y el PCM quedaron completamente desenmascarados cuando se pusieron abiertamente del lado de las autoridades centrales, que respondieron al movimiento con matanzas y terror en gran escala. Por otra parte, a lo largo y ancho de todo el país los jóvenes levantaron la bandera maoísta y se lanzaron a la lucha armada por el poder. Charu Mazumdar fue el centro de los esfuerzos para agrupar a los auténticos comunistas revolucionarios y su línea fue la base para la formación del Partido Comunista de la India (Marxista-Leninista) en abril de 1969.

Las clases dominantes de la India sofocaron el movimiento de Naxalbari a mediados de la década del 70. Por lo menos 10.000 hombres y mujeres dieron la vida por su meta revolucionaria y muchos más fueron a parar a la cárcel.

En julio de 1972 arrestaron a Charu Mazumdar en Calcuta; en la noche del 27-28 de julio murió a manos de la policía. Luego de su muerte serias diferencias políticas y los ataques del enemigo condujeron al colapso del centro organizado del partido, y el movimiento revolucionario sufrió un revés.

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Las lecciones del Trueno de primavera tienen mucha vigencia en la India de hoy.

Este año se celebra el 30 aniversario de Naxalbari y el 50 aniversario de la independencia formal de la India (que era colonia de Inglaterra). Aunque veces la llaman "la mayor democracia del mundo", en realidad la India tiene un sistema abiertamente corrupto y brutal controlado por los grandes capitalistas y terratenientes; la mitad de la población padece de pobreza (la misma proporción que hace 50 años); y las potencias imperialistas, especialmente Estados Unidos, siguen dominando. Además, la India es a su vez una potencia regional que domina a Nepal y otros pequeños países vecinos. En los últimos años, los cambios económicos que han abierto más las puertas al mercado capitalista mundial les han forrado los bolsillos a una pequeña élite privilegiada. Pero centenares de millones de campesinos siguen encadenados por la opresión semifeudal y las ciudades son enormes concentraciones de pobreza y miseria.

Un Mundo Que Ganar escribió: "Ningún proletario internacionalista puede ser indiferente al desarrollo de la revolución en la India. Su inmensa población, la intensificación de las contradicciones de clase, su existencia como un eslabón débil del sistema imperialista mundial, todo esto significa, como señalamos en el primer número de Un Mundo Que Ganar, que `si se está hablando de revolución mundial, se está hablando de la India'.... Ciertamente la próxima oleada de la lucha no será una simple repetición del movimiento del pasado—debe y puede ser más profunda, más rica e incluso más poderosa. Pero también es cierto que cuando la epopeya de la liberación de la India haya finalmente culminado, las canciones de Naxalbari estarán entre aquellas que se propaguen por los aires".


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