Africa: La gira colonial de Clinton

Obrero Revolucionario #952, 12 de abril, 1998

A finales de marzo, Bill Clinton y su comitiva visitaron con mucho bombo y platillos cinco países al sur del desierto del Sahara. En esa región africana se encuentran 18 de los 20 países más pobres del mundo. Ahí viven 600 millones de personas; sin embargo, el producto nacional bruto (PNB) total de esos países equivale al de Bélgica, un rico país europeo que tiene 10 millones de habitantes. En esa región cada día mueren 10.000 niños de enfermedades que se pueden prevenir y curar.

La publicidad oficial habló de fomentar una "nueva relación" entre Estados Unidos y Africa, fundamentada en "interés y respeto mutuos". Clinton habló de promover inversiones y comercio para que los países africanos logren la autosuficiencia y dejen atrás la pobreza, para que haya un "renacimiento". Repitió su acostumbrado show de "siento su dolor": lamentó el papel de Estados Unidos en el tráfico de esclavos, el apartheid y las masacres de Ruanda en 1994.

Sin embargo, detrás de la labia de una "nueva relación" está la misma avaricia y manipulación imperialista. Clinton dice que los países africanos y Estados Unidos son "socios iguales", pero la realidad es que quiere fortalecer la relación profundamente desigual que tiene con los países oprimidas de Africa.

La treta extorsionista
de Estados Unidos

Durante la gira de Clinton se hizo mucho alarde de la nueva Ley de Oportunidad y Crecimiento para Africa que ahora se debate en el Congreso. Esa ley propone que los países africanos vendan sus compañías paraestatales a inversionistas del sector privado y que tomen medidas para "liberalizar" la economía y amoldarse más al capitalismo de "libre comercio". Premiará a los gobiernos que lo hagan con aranceles más bajos y mayor exportación a Estados Unidos.

Es una burda extorsión imperialista. Con esa ley Estados Unidos amenaza a los países africanos: si no nos sirven en bandeja de plata sus compañías privatizadas, sus recursos minerales y su mano de obra, no podrán vender sus productos en Estados Unidos.

Randall Robinson de Transáfrica criticó la ley mordazmente: "Esa ley promueve los intereses de las empresas estadounidenses de una manera descarada y sin reservas. Debe de llamarse la Ley para la Recolonialización de Africa, porque Estados Unidos y Europa tienen el dinero y acaparán los recursos".

La verdad sobre
el "modelo" ugandés

El gobierno de Estados Unidos, al igual que el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, aplauden al líder de Uganda, Yoweri Museveni, por sus "reformas de libre comercio"; Clinton hizo una escala en ese país. Museveni ha vendido al sector privado industrias que antes pertenecían al gobierno, ha cesado a trabajadores y ha subido los impuestos. Estados Unidos señala la alta tasa de crecimiento económico de Uganda como prueba del éxito de tales "reformas".

Sin embargo, solo una pequeña sección de la élite de Uganda se beneficia de ese crecimiento y desarrollo capitalista; el país sigue siendo uno de los más pobres del mundo, con ingresos anuales de 260 dólares por persona. En un país devastado por el Sida, el presupuesto anual para la salud pública es de 3 dólares por persona. Antes de la llegada de Clinton, la policía desalojó de las calles céntricas de Kampala, la capital, a centenares de pordioseros, discapacitados y niños de la calle.

Museveni dice que busca inversión extranjera, y no ayuda financiera, para promover la autosuficiencia. Sin embargo, gran parte de su "éxito" económico se debe a la ayuda de Estados Unidos y otras potencias que quieren poner a Uganda como "modelo de libre comercio" ante otros países del tercer mundo. Uganda recibe préstamos del Banco Mundial y el FMI, y la ayuda financiera paga aproximadamente el 46% de su presupuesto nacional.

¿Cómo puede un país alcanzar la autosuficiencia cuando casi la mitad de su presupuesto viene del bolsillo imperialista? No cabe duda de que Uganda es un "modelo", pero de penetración y control imperialista.

El problema con la inversión extranjera

Reemplazar la inversión extranjera con más inversiones no conduce de ninguna manera a la autosuficiencia. La prueba de ello está en Nigeria, donde los imperialistas han invertido enormes cantidades de dinero. Esas inversiones obedecen a una sed implacable de ganancias petroleras; los demás sectores de la economía se subordinan y sacrifican ante la industria petrolera. Nigeria ha acumulado una deuda externa de 35 billones de dólares y su economía está a merced de los prestamistas extranjeros. Un aspecto central de la economía es el tráfico de heroína (del sudeste asiático a Europa y Estados Unidos). Además, la contaminación del medio ambiente ha arruinado la vida del pueblo ogoni que vive en las zonas petroleras.

En Africa, o en cualquier país oprimido, el problema no es que se necesita más inversión extranjera ni tampoco que la aprovechan mal. El problema son las mismas inversiones.

Esas inversiones, al igual que el desarrollo capitalista que estimulan, se basan en la superexplotación. El capital para invertir entra al país ya empapado de sangre: de los campesinos mexicanos echados de sus tierras por el tratado TLC, de las mujeres indonesias que trabajan en talleres de hambre por centavos al día, de los mineros sudafricanos que sacan oro de minas de muerte. Los inversionistas extranjeros no van a países como Uganda con la intención de ayudar al pueblo; buscan mano de obra barata para explotar y valiosos recursos naturales para saquear.

Aunque por un lado las inversiones, el comercio y la ayuda financiera imperialistas fomentan cierto nivel de desarrollo en los países oprimidos, por otro lado, el imperialismo deforma y distorsiona sus economías y sus sociedades e impide un desarrollo global que beneficie a las masas. El desarrollo capitalista lleva a una severa polarización: entre una rica capa de arriba y la gran mayoría de la población que se hunde en la pobreza, y entre la riqueza concentrada en las ciudades y la extrema pobreza del campo.

El economista político maoísta Raymond Lotta dice: "El crecimiento económico, en sí, no es necesariamente bueno. La pregunta que hay que hacer es: ¿qué clase de desarrollo y para quién?" El desarrollo que ocurre en países como Uganda beneficia a los imperialistas y a la clase dominante de grandes capitalistas nacionales.

Lo que el "compromiso" de Estados Unidos ha significado
para los africanos

En su gira Clinton declaró: "Quizás el peor pecado de Estados Unidos en Africa sea el pecado de negligencia". Añadió que para rectificarlo, Estados Unidos ahora tendrá un mayor "compromiso" con Africa. Con total cinismo, busca borrar los crímenes de Estados Unidos en Africa.

La historia de Congo (Zaire) demuestra claramente qué significa el "compromiso" estadounidense con Africa. En 1961, durante el gobierno demócrata de Kennedy, la CIA fraguó el asesinato del dirigente radical nacionalista Patrice Lumumba. Más tarde, Estados Unidos puso en el poder a Mobutu; durante los años 70 y 80, mandó millones de dólares de ayuda para fortalecer su ejército y apuntalar su gobierno. Mobutu, por su parte, saqueó la economía y se mantuvo en el poder a través de una tremenda represión. Cuando el gobierno de Mobutu se desmoronaba el año pasado, la administración Clinton le dio su respaldo a Laurent Kabila, el nuevo chalán del establo yanqui.

En Sudáfrica, Estados Unidos apoyó por muchos años el racista gobierno de apartheid con una estrategia de "compromiso constructivo". En Angola y Mozambique, respaldó ejércitos contrarrevolucionarios en guerras reaccionarias. Mandó tropas a Somalia en 1994 con el pretexto de una "misión humanitaria", pero pronto se vio que eran un ejército de ocupación. Y estas son solo una pequeña parte de las atrocidades de Estados Unidos en Africa.

Durante los años 70 y 80, las maniobras de Estados Unidos en Africa estaban muy ligadas a la contienda global con el bloque imperialista rival encabezado por la Unión Soviética. Después de su derrumbe, el gobierno estadounidense no le dio tanta importancia estratégica a la región. Ahora Estados Unidos busca de nuevo fortalecer su control de la región, a costa de otras potencias como Francia.

Además de redoblar la explotación económica de los países africanos, Estados Unidos está cimentando nuevas alianzas militares para proteger sus intereses. La administración Clinton elaboró la Iniciativa para Responder a Crisis en Africa, que da entrenamiento y equipo militar a varios países de la región. Senegal y Uganda, dos países de la gira, ya decidieron participar y Washington quiere reclutar a Sudáfrica.

Clinton fue a Africa con la actitud de un líder mundial "arrepentido" que ansía ayudar al pueblo africano. Sin embargo, al mismo tiempo que expresa dolor por el tráfico de esclavos, en Estados Unidos el sistema que representa está criminalizando a toda una generación. Clinton dice que siente compasión por los sobrevivientes de las masacres en Ruanda, pero Estados Unidos libró una guerra genocida contra Irak y sigue matando a miles de niños iraquíes cada mes con sanciones económicas. Clinton fue con Nelson Mandela a la isla Robbens, donde Mandela pasó 20 años preso, mientras en Washington, D.C., la marcha de Jericó 98 sacó a los ojos del mundo a los presos políticos de Estados Unidos.

La promesa de un mayor "compromiso" de Estados Unidos con Africa no traerá nada positivo para las masas de esos países. Solo traerá más intervención, dominación e intrigas imperialistas, y más opresión de las masas.


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