Hierven las calles de Indonesia

Protestas por todo el país contra el gobierno de Suharto

Obrero Revolucionario #957, 17 de mayo, 1998

Una serie de protestas está sacudiendo a Indonesia. Docenas de miles de personas se han echado a la calle en protesta por la corrupción del gobierno y el alza de precios.

La crisis económica asiática empezó en Tailandia en el verano de 1997 y sigue empeorando. Indonesia, Tailandia y Corea del Sur han tenido que poner en marcha drásticas medidas económicas para recibir dinero del Fondo Monetario Internacional (FMI). Estados Unidos y el FMI le exigen a Indonesia que, a cambio de 43 billones de dólares para rescatar su economía, reestructure la banca y otros sectores de la economía e imponga crueles medidas de austeridad. Esas "reformas" subirán los precios y causarán más miseria. Por ejemplo, se calcula que habrá otros dos millones de desempleados. Además, se facilitará la penetración y dominación imperialista. (Véase el artículo acompañante, "Estados Unidos/FMI y la crisis en Indonesia".)

Desde el comienzo de la crisis, grandes cantidades de universitarios han protestado contra el alza de precios y pedido reformas políticas. En los últimos meses, ha habido mayores protestas en las principales ciudades, a veces a diario. A principios de mayo, el gobierno anunció otra alza del precio de la gasolina, el transporte y la electricidad, y estalló una nueva ola de protestas.

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El 30 de abril, hubo una protesta de universitarios en el Instituto de Enseñanza Islámica en la capital, Yakarta. Gritaban: "¡Suharto a la horca!"; tenían estandartes con el nombre de los ministros del gobierno acusados de corrupción y las palabras "¡Al diablo!". Otros estandartes decían: "Abajo los precios o abajo Suharto". Miles de estudiantes salieron a la calle a pesar de que el ejército ha prohibido las marchas y le tiraron piedras a la policía. En la Universidad Católica Santo Tomás, bloquearon la principal carretera que lleva a la ciudad con llantas quemadas y corearon lemas contra Suharto; las fuerzas de seguridad los corrieron.

Al día siguiente, el 1º de Mayo, 500 estudiantes protestaron en la ciudad de Medán. Tiraron piedras y cocteles molotov a la policía; esta respondió con gas lacrimógeno, balas de caucho y cañones de agua. Los estudiantes se retiraron a la Universidad Islámica del Norte de Sumatra, a casi dos kilómetros del centro, pero la batalla campal siguió allí.

El mismo día unos mil estudiantes del Instituto de Tecnología bloquearon una carretera cerca de su universidad; solo se retiraron después de un ataque policial con gas lacrimógeno. Hubo otras protestas en varias ciudades de la principal isla de Indonesia, Java: Yakarta, Yogyakarta, Surabaya y Bandung.

El 2 de mayo, docenas de miles de universitarios lanzaron protestas por todo el país. Tiraron piedras y cocteles molotov, e hirieron a cuatro policías. La policía respondió con gas lacrimógeno y balas de caucho, y en Yakarta hirió a por lo menos 20 estudiantes de la Universidad Pedagógica.

En Medán, donde hubo escaramuzas casi a diario en las últimas dos semanas de abril, los estudiantes de la Universidad Nommansen bloquearon una carretera con llantas quemadas y atacaron una tienda de la compañía automotriz del hijo menor de Suharto; rompieron ventanas e incendiaron un vehículo.

El 4 de mayo, 500 estudiantes de la Universidad Mercu Buana de Yakarta occidental celebraron una manifestación pacífica en la calle. Unos se acosaron en la calle y pidieron la renuncia de Suharto. Otras protestas fueron más militantes.

En Medán, unos 3000 universitarios pelearon con las fuerzas de seguridad en la Universidad Pedagógica. Policías en motocicletas los persiguieron por los callejones, abrieron fuego e hirieron por lo menos a dos.

Desde el comienzo de la crisis, un blanco de las manifestaciones han sido las tiendas de chinos. Desde hace mucho tiempo la clase dominante de Indonesia atiza esos sentimientos en períodos de tumulto social. De hecho, Suharto tomó el poder en medio de una ola de histeria anticomunista y contra los chinos. A pesar de haber nacido en Indonesia, los chinos sufren varias formas de discriminación: se les prohíbe hablar su idioma, celebrar el Año Nuevo Chino y ser funcionarios del gobierno. Pero controla buena parte de la riqueza y el comercio por todo el sudeste asiático. Cuando hay una crisis económica, las compañías y tiendas de chinos frecuentemente pagan el pato. El gobierno atiza eso para desviar la indignación popular de sus propias instituciones opresivas, politiqueros e imperialistas.

Desde hace un año, han saqueado y quemado tiendas chinas por todo el país, y lo mismo sucedió en esta última ola de protestas. En Medán, quemaron tiendas chinas pero no tocaron las que tenían letreros de "Milik Pribumi" (de indonesios). Pero las potestas también incendiaron dos radiopatrullas y apredrearon dos oficinas de la compañía paraestatal de electricidad, que subió las tarifas un 60%.

En Yakarta, cinco mil estudiantes de la Universidad Mercu Buana hicieron una marcha. La policía los atacó con balas de caucho y gas lacrimógeno, e hirió a 17.

El ejército advirtió que no toleraría más protestas. Pero el 5 de mayo, entró en vigor el alza de precios dictada por el FMI y centenares de estudiantes se reunieron en gasolineras a medianoche.

En Medán, por lo menos mil personas protestaron contra el alza de precios. La policía disparó balas de caucho y arrestó a cien. Saquearon tiendas y almacenes, e incendiaron carros. La policía llegó en un camión y atacó con cachiporras a niños, mujeres y hombres que saqueaban tiendas. Las fuerzas de seguridad patrullaban las calles con armas automáticas y bloquearon la carretera a Medán para impedir que llegaran manifestantes de pueblos cercanos.

En otras partes del país, docenas de miles de estudiantes se echaron a la calle. En Yakarta, una ciudad de 10 millones de personas, jornaleros desempleados y estudiantes de preparatoria se unieron a los universitarios. La policía abrió fuego para impedir que salieran de la universidad e hirió a por lo menos una docena.

También hubo protestas en Bandung, Yogyakarta, Semarang, Ujung, Pandang y Sulawesi. En Surabaya, la capital de Java Oriental, miles de estudiantes protestaron en el Instituto Musulmán Nusantara y otras universidades, junto con desempleados.

Los estudiantes no solo han utilizado las armas tradicionales, como piedras y cocteles molotov; también han recurrido a armas de alta tecnología, como teléfonos celulares, beepers, computadores y la Internet.

Indonesia consta de 13.000 islas, lo que dificulta la comunicación y coordinación de las protestas. Pero con la Internet, los estudiantes han podido conectarse incluso con las islas más remotas. Además, con correo electrónico, beepers, teléfonos celulares, teléfonos públicos y archivos computarizados en clave han podido evadir el espionaje de la policía política.

Un organizador describió la organización de redes estudiantiles por todo el país. Dijo que durante las protestas la prensa recibió faxes y correo electrónico casi a diario sobre la cantidad de manifestantes, la cantidad de heridos, etc.

Pero los estudiantes se han dado cuenta de que no pueden contar del todo con la alta tecnología. Por ejemplo, a un miembro de una organización clandestina lo arrestaron porque un empleado de la compañía de su beeper lo delató. El ejército ha ordenado a las compañías de teléfonos celulares que le permitan interceptar y cortar las comunicaciones.

El 5 de mayo, por primera vez desde el comienzo de la crisis, el gobierno respondió con violencia general. La policía abrió fuego en tres ciudades con balas de caucho. En Yakarta hirió a 17 estudiantes, y en Medán a dos personas que saqueaban tiendas. Se informa que la policía mató a seis personas y ahora está desapareciendo y torturando a los activistas políticos.

Pero la violencia oficial no ha podido frenar las protestas. Antes casi todos los manifestantes eran universitarios y casi todas las protestas se limitaban a las universidades, pero ahora las protestas son en las calles de las principales ciudades, con muchos sectores de la población.

Pronto el alza de precios a la gasolina y al transporte afectará el precio de la comida. Los camioneros ya están entrando en paro. En una ciudad, los choferes de camiones de transporte ecolar también hicieron un paro. Al gobierno le preocupa que las medidas de austeridad de Estados Unidos y el FMI provoquen más protestas. Un teniente coronel de la policía le dijo a la prensa: "Ahora no es solamente una protesta estudiantil, porque también participa gente común y corriente. Miles están quemando casas y llantas, y volcando nuestras patrullas".

Al cierre de esta edición, las protestas continúan por todo el país. Se están ganando el apoyo de otros sectores: trabajadores, campesinos, choferes, médicos, enfermeros y empleados del gobierno.


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