Muerte en la frontera

Calor y la Migra: Mezcla Mortífera

Obrero Revolucionario #968, 9 de agosto, 1998

Una mortífera ola de calor está azotando varios estados del sur, especialmente Texas. Las temperaturas sobrepasaron los 100F/45C grados varios días y para fines de julio había más de 115 muertos.

La ola de calor es un fenómeno de la naturaleza, pero es la naturaleza sanguinaria del capitalismo la que decidió quiénes perecerían ante ella. En 1995, cuando una ola de calor mató a 550 personas en Chicago, la mayoría fueron de barrios pobres. Este año en Texas, muchas de las víctimas fueron ancianos pobres; no tenían aire acondicionado o no lo prendieron por no poder pagar la cuenta de electricidad. En Houston, un señor destechado de 36 años murió en una casucha de metal, que el calor convirtió en horno.

Los más golpeados por la ola de calor han sido los que cruzan la frontera en Texas. Entre mayo y julio, la Patrulla Fronteriza encontró más de 50 cadáveres, y quién sabe cuántos más cadáveres habrá.

Historias ocultas

Si bien la prensa comenta muchos sobre la ola de calor, no ha dicho casi nada sobre los inmigrantes que han perecido. Así y todo, uno que otro informe de prensa da una idea del infierno que encaran los inmigrantes al cruzar la frontera.

Uno de ellos es sobre José Giles Hernández, de 18 años, y Armando Trejo Castañeda, de 26 años. Con otras tres personas, ellos cruzaron el río Bravo/Grande entre Del Río y Laredo. Todos eran oriundos de un pequeño pueblo cerca de ciudad de México e iban a trabajar en Austin. El coyote les dijo que tenían que caminar tres días. Pero al cuarto día seguían caminando y se les agotó el agua. José, Armando y otro señor no pudieron continuar, por lo cual el hermano de José y otro compañero fueron a buscar ayuda. En eso fueron capturados por la Patrulla Fronteriza, y cuando regresaron por los demás, José y Armando estaban muertos.

El 15 de julio, en Del Río, unos agentes de la Patrulla Fronteriza encontraron un vagón de tren con 13 inmigrantes. La temperatura dentro del vagón superaba los 150F/65C grados. Todos eran varones de unos 20 años y padecían de deshidratación. Cada uno había pagado $500 para que los llevaran de Ciudad Juárez a San Antonio. El viaje casi les cuesta la vida.

Juan Alvarado Morales también le arrebató la vida a la muerte. Dejó en México a su esposa y dos hijos para buscar trabajo. En el sur de Texas se enfermó tras tomar aguas estancadas, pues el calor ha secado muchos arroyos, manantiales y pozos. Al no poder continuar la travesía, sus compañeros de viaje lo abandonaron. Afortunadamente, otro grupo de inmigrantes lo encontró; se lo llevaron cargado hasta Laredo, donde fue atendido en un hospital por deshidratación y paro renal. ¿Y los valientes que lo rescataron? La Patrulla Fronteriza les permitió ducharse y los deportó a México.

Mario Antonio Hernández Reyes, de Veracruz, fue uno de los que pereció. Con unos compañeros cruzó el río Bravo/Grande pero no pudo continuar por deshidratación. Un primo se quedó a su lado mientras los otros fueron a buscar ayuda. Con ramas escribieron "SOS" por si acaso pasaba un helicóptero o avioneta, pero nadie vio su súplica. Cuando por fin llegó ayuda, Mario ya estaba muerto. Tenía apenas 13 años e iba a vivir con su mamá en Atlanta.

Cruce mortal

Este año, el calor y la sequía han hecho muy peligroso el cruce de la frontera. La mayoría de los muertos han perecido entre Del Río y Laredo. La Patrulla Fronteriza dice que este año hay el doble de muertos que el año pasado.

Pero en cualquier año los inmigrantes que cruzan la frontera sin documentos legales arriesgan la vida para buscar trabajo en las maquiladoras de costura de Los Angeles, los restaurantes de Dallas, los huertos de la Florida y otros lugares; y cada año mueren cientos.

El año pasado, el Centro de Investigación de Inmigración de la Universidad de Houston publicó un informe titulado "Muerte en la frontera". Fue la primera investigación detallada sobre ese tema. Según el informe, entre 1993 y 1996, por lo menos 1185 personas perecieron cuando cruzaban la frontera: un promedio de 300 al año. Uno de los autores del Informe dijo: "Es el equivalente a que un enorme avión repleto de pasajeros se estrelle cada año. Pero no todos mueren al instante, de manera que son como muertes invisibles, silenciosas".

El informe señala: "Los indocumentados que cruzan la frontera encaran muchos peligros. Para eludir a las autoridades, toman grandes riesgos. Trágicamente, muchos de esos riesgos tienen consecuencias fatales".

Más de dos tercios murieron ahogados en el río Grande/Bravo o los ríos y canales adyacentes. Este año, fuera de los 50 que han muerto por el calor, por lo menos 40 han muerto ahogados.

Hipocresía del gobierno

Ante la muerte de los inmigrantes, el gobierno ha tomado una posición hipócrita y cruel. La Migra se presenta como "salvadora" y finge interesarse en los inmigrantes. El San Antonio Express-News dice que su "Operación Lifesaver" (Operación Salvavidas) "se propone no solo rescatar a los perdidos en el desierto, sino advertir sobre el peligro del calor e identificar a los muertos".

La Patrulla Fronteriza estrenó un "aviso a la opinión pública". Es un video que muestra culebras, el desierto y otros peligros de cruzar la frontera, así como grotescas escenas de cadáveres. Lo pasan por la TV mexicana y también se lo muestran a los detenidos por la Patrulla Fronteriza, con el fin, según las autoridades, de "salvar vidas". Pero el verdadero propósito es aumentar el control de la frontera y sembrar terror en quienes cometen el "crimen" de venir a buscar trabajo.

El video concluye con este mensaje de uno de los voceros de la Patrulla Fronteriza: "Más vale vivir pobre que morir buscando riqueza". La gran hipocresía está en querer culparlos a ellos mismos por su muerte.

A pesar de los grandes peligros de cruzar la frontera, los inmigrantes no tienen otra alternativa. El imperialismo estadounidense ha arruinado la economía mexicana, y la enorme pobreza que existe obliga a muchos obreros y campesinos a buscar trabajo en Estados Unidos para que su familia no se muera de hambre. No vienen para hacerse millonarios, sino para trabajar duro y ganar muy poco, y forrar los bolsillos de los capitalistas explotadores.

La clase dominante hace su agosto con los inmigrantes; pero, por otra parte, necesita controlar la frontera, y para eso ha concentrado ahí una gran cantidad de armas, equipo de alta tecnología, sistemas de comunicación, ejército y policía. La militarización ha hecho más difícil cruzar cerca de zonas urbanas como El Paso y San Diego, por lo cual la gente se ve obligada a cruzar en remotos desiertos y montañas.

Con cinismo, el gobierno dice que se "preocupa" por los inmigrantes. Pero sus propias medidas y acciones han llevado a muchos a arriesgar la vida para venir al Norte. Los inmigrantes que murieron en Texas este año debido al calor, así como otros que han muerto en el peligroso cruce, son víctimas de la inhumana guerra unilateral que libra el gobierno a lo largo de la frontera.


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