¿Podemos portarnos bien sin dios?

Bob Avakian

Obrero Revolucionario #987, 20 de diciembre, 1998

"Por cualquier lado que se mire, no cabe duda de que en la actualidad hay lo que se podría llamar una `crisis moral en Estados Unidos'. Ha habido un considerable `derrumbamiento de la moral tradicional'. Pero la respuesta a esto, si se piensa en lo que más le conviene a la gran mayoría de la población de Estados Unidos y a la gran mayoría de la humanidad, no es reafirmar agresivamente esa `moral tradicional', sino conseguir que la humanidad encarne una moral radicalmente diferente, a medida que vaya transformando radicalmente la sociedad y el mundo, y como algo necesario para lograrlo. No se trata de apretar las cadenas de la tradición sino de romperlas".

Bob Avakian

En vista de la actual lucha intestina de la clase dominante, la serie de artículos de Bob Avakian sobre la "crisis de la moral" es muy pertinente. Entre estos importantes ensayos figuran: "Predicando desde un púlpito de huesos: Lo que no dice `Virtudes' de William Bennett, o necesitamos moral, pero no la moral tradicional", y "Acabar con el `pecado' o, necesitamos moral, pero no la moral tradicional (Parte 2)". En la parte de "Acabar con el `pecado'" que publicamos a continuación, habla sobre la moral comunista.

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"¿PODEMOS SER BUENOS SIN DIOS?" "SI", RESPONDE EL COMUNISMO. Esa pregunta fue el título de un destacado artículo (de Glenn Tinder) que publicó la revista The Atlantic (diciembre, 1989); es una pregunta que se hace y se machaca hasta la saciedad en la sociedad contemporánea. En el artículo, y en general al plantear la pregunta, se remacha la tan cacareada "muerte del comunismo". En cierta forma irónica y tergiversada, como que admite el hecho de que el comunismo ha representado, y sigue representando, la única esperanza para crear un mundo (real) en el que los seres humanos dejen de vivir empantanados en el estiércol del egoísmo competitivo y su equivalente intelectual, y en el que las relaciones mutuas no se basen en dominio, saqueo o violencia.

La respuesta a esta pregunta tiene dos partes: para empezar, tenemos que ser buenos sin dios si en realidad queremos ser buenos, por la sencilla razón de que dios no existe. Segundo, el significado esencial de "bueno" en esta época tiene que ver con la abolición de todas las relaciones de opresión y explotación, y de la división de la humanidad en clases antagónicas y en naciones. Una vez más, se trata de "las 4 todas"* de la revolución comunista y eso es algo que no solo se "puede" lograr sino que se "tiene" que lograr sin dios; mejor dicho, sin tener que creer en dios. Como dijo Mao: "La época en que la humanidad entera proceda de manera consciente a su propia transformación y a la del mundo, será la época del comunismo mundial". ("Sobre la práctica"). Eso requiere conocer y relacionarse con el mundo (el universo), los seres humanos y nuestra sociedad, tal como son, sin tener que inventarse uno (o más) dios o fuerzas sobrenaturales de ninguna índole.

Con el comunismo se acabará el "pecado". Si por "pecado" se entiende un desvío del camino de dios, entonces objetivamente no puede haber y nunca ha habido tal cosa, pues jamás ha existido dios. Además, cuando existan las condiciones materiales e ideológicas para que la humanidad entera proceda de manera consciente a su propia transformación y a la transformación del mundo, dejará de existir la base (subjetiva) para el "pecado", porque ya no existirán ni la necesidad ni la base para creer en dios. De ahí en adelante, seguirán existiendo lo correcto y lo incorrecto, lo bueno y lo malo, en el sentido de lo que se ajusta y no se ajusta a la realidad objetiva, de lo que contribuye o no contribuye a transformar la necesidad en libertad y a incrementar la capacidad de la sociedad y de los individuos que la conforman de continuar su desarrollo omnímodo; pero dejará de existir la noción del "pecado".

El "pecado" es un concepto de la sociedad clasista

La noción del "pecado", al igual que el concepto de la "naturaleza humana", es otro ejemplo de algo que no es trascendental, inalterable e incambiable. Todo lo contrario; es algo condicionado por la historia y la sociedad, y es algo que se ve de una forma diferente en las diferentes épocas y diferentes sociedades, así como en los diferentes grupos sociales y clases de la misma sociedad.

Aristóteles afirmaba que el concepto de felicidad no se aplicaba más a los esclavos que a los animales. Pero seguro los esclavos de ese entonces (si bien no los animales) no estaban de acuerdo con eso. Y en el pasado reciente, se puede decir sin duda alguna que los esclavistas de Estados Unidos y sus defensores, que tomaban como justificación esos argumentos de Aristóteles, veían "la naturaleza" de los esclavos, y de ellos mismos, de una manera muy diferente a como la veían los esclavos.

Hoy, en la mayor parte del mundo, se ha dejado de considerar que la esclavitud es algo "natural", que está de acuerdo con la "naturaleza humana", pero eso se debe a cambios en las fuerzas productivas y a las correspondientes transformaciones en las relaciones de producción sociales, y no a cambios en la "naturaleza humana". Quizás sea mejor decirlo como lo dijo Marx: que los cambios en la "naturaleza humana" son el producto de los cambios experimentados por las fuerzas sociales de producción y sus relaciones productivas, y de los concomitantes cambios en la superestructura política e ideológica de la sociedad ("toda la historia no es más que una continua transformación de la naturaleza humana") (Miseria de la filosofía).

Sin embargo, hasta la fecha, a pesar de todos los cambios que se han producido en el modo de producción y en las relaciones sociales y de clases, persisten ciertas características generales de la "naturaleza humana", que en un sentido fundamental no han cambiado en diferentes sociedades. Eso se debe precisamente a que esas sociedades han estado divididas en clases y a que un pequeño grupo o clase dominante ha monopolizado la vida económica y, por consiguiente, la vida política, cultural e intelectual, aunque la forma particular de esa división de clases y monopolización en las diferentes épocas y tipos de sociedad ha variado. Por eso es que las "tradiciones" de las antiguas sociedades clasistas pueden persistir y ejercer gran influencia en la sociedad contemporánea, pero eso envuelve profundas y agudas contradicciones, como el siguiente ejemplo: hoy, la mayoría de la gente que predica los valores bíblicos y la "tradición judeocristiana" considera "pecados" cosas como la esclavitud, el que el hombre posea más de una esposa (y concubinas), el que la mujer sea un premio de guerra y que sea violada en pandilla, así como la masacre despiadada de niños. Sin embargo, gigantes bíblicos como David y Pablo, y "el Señor" mismo, practicaron y/o predicaron una o más de esas creencias, que la Biblia no consideraba pecados, sino lo contrario del pecado.

Por eso, desde otro ángulo, es que los predicadores modernos de los "valores tradicionales" de la Biblia tienen que dar brincos mentales acrobáticos y ser "miopes"; y por eso también es que son necesarias desde un punto de vista histórico, y urgentes, las dos rupturas radicales de la revolución comunista.

* La base de la moral comunista está concentrada en lo que los maoístas llaman "las 4 todas", tomadas del resumen que hizo Marx de las metas y los objetivos de la revolución comunista: la supresión de todas las diferencias de clase (o "diferencias de clase en general"); la supresión de todas las relaciones de producción en que estas descansan; la supresión de todas las relaciones sociales que corresponden a esas relaciones de producción; y la subversión de todas las ideas que brotan de estas relaciones sociales. (Véase, "¿Qué es la moral comunista?", OR, No. 841.)


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