¡Justicia para Tyisha Miller!

Obrero Revolucionario #1007, 23 de mayo, 1999

14 de mayo de 1999: ¡Justicia para Tyisha!

"¡Basta ya!" "¡Si no hay justicia, no habrá paz!" Unas 1200 personas llenaron el centro cívico de Riverside, California, el 10 de mayo para reclamar justicia para Tyisha Miller.

El 6 de mayo, el fiscal de Riverside anunció que no iba a entablar cargos contra los cuatro policías que balearon a Tyisha, una negra de 19 años. El incidente ocurrió el 28 de diciembre de 1998 a las 2 a.m., cuando una prima de Tyisha fue a ayudarla con una llanta desinflada y la encontró dentro del carro inconsciente con una pistola. Cuando no la pudo despertar llamó al 911, pero en vez de mandar una ambulancia mandaron a la policía. La prima pidió a los agentes que esperaran la llegada de otro pariente con la llave del carro, pero en vez rompieron la ventana en la cara de Tyisha y abrieron fuego. Recibió 12 impactos en la espalda. Antes, durante y después del incidente, los agentes soltaron insultos y chistes racistas.

El informe de la fiscalía cita declaraciones de los cuatro agentes a otros policías de que oyeron un disparo... o vieron mover la mano de Tyisha... o la vieron agarrar la pistola. Todas se contradicen. Pero la decisión de la fiscalía cuenta con la aprobación del Secretario de Justicia de California, y de los doce abogados e investigadores que este envió a Riverside a "investigar". Es un informe canalla, entregado a puertas cerradas y con todos los departamentos de policía en estado de alerta desde Riverside hasta Los Angeles.

La respuesta popular fue de furia. El Comité Coordinador Tyisha Miller ya había programado un mitin para el 10 de mayo, pero cuando se enteró de la decisión de la fiscalía hizo una marcha de protesta. A las 10 de la mañana, la plaza de la alcaldía estaba llena de gente, y seguían llegando más. CORE envió tres camiones desde Los Angeles. Fueron delegaciones y activistas de NAACP, SCLC, Proyecto Esperanza Islámica y la Nación de Islam. Las autoridades cerraron varios edificios municipales, así que muchos trabajadores observaron la protesta desde la acera. Un trabajador negro le dijo a un corresponsal: "Es lo mismo por todo el país. Hay una epidemia de brutalidad policial".

Todo mundo llevaba letreros hechos en casa: "Combatir el sistema", "¿Cómo se puede justificar el homicidio?", "Crimen: dormir; Castigo: muerte" y "Justicia: Hay que parar a los agentes asesinos". Amigos, parientes e incluso gente que no la conocía llevaban fotos de Tyisha con su linda sonrisa. Una decía: "¡Tyii amaba su vida y nosotros también!". Un amigo de su prima nos dijo: "No queremos que maten a nadie. Ojalá no hubiera sido Tyisha, pero como la mataron, estamos aquí para reclamar justicia". Nos dijo que la policía lo ha parado nada más por ser negro: "Cuando me paran dicen: `¿Por qué tienes las manos así? [en el volante]. Yo les digo: `Porque no quiero que me maten'. Se van y se ríen".

Como en muchas ciudades pequeñas, la policía de Riverside pensaba que podía hacer lo que le daba la gana. Una señora negra que ha vivido 18 años en el mismo barrio que la familia de Tyisha dijo que a los negros no les permiten ir a los parques. Si encuentran a un negro, le preguntan qué está haciendo. Un joven de 23 años nos dijo que la policía lo paró y lo interrogó cuando estaba sentado en su porche.

Pero la situación está cambiando. Desde diciembre, miles de personas han protestado contra el asesinato de Tyisha. Una señora negra de 40 y pico años habló con nosotros la víspera de la protesta, antes de una reunión de 500 personas en la iglesia Life Church of God para escuchar al pastor Ron Gibson y al reverendo Al Sharpton. Nos explicó por qué iba a faltar al trabajo para protestar: "Esta protesta debió hacerse hace mucho tiempo. Hay tanto racismo. Ya es hora de reclamar nuestros derechos y protestar contra la discriminación en el trabajo, la brutalidad policial y el hostigamiento de los negros nada más por manejar. Las cárceles están llenas de negros y latinos, y es hora de decir basta ya. Soy de los años 60, así que entiendo que hay que hacer algo. Tengo que trabajar mañana, pero esto es más importante. Tengo hijos y nietos, así que esto me afecta como si le pasara a uno de ellos. ¡Es hora de reclamar respeto! ¡De que nos dejen en paz y nos den igualdad! Nuestros abuelos y bisabuelos, los esclavos, son los que construyeron este país. Por eso estaré en la protesta mañana. Es algo que tengo que hacer".

Llegó gente desde lejos. Fueron unos activistas de Phoenix en camión; nos dijeron: "Lo que están haciendo es una forma de limpieza étnica. Si no hacemos algo ya, será tarde". El Rdo. Sharpton, Dick Gregory y Martin Luther King III llegaron desde la costa este. Una maestra de Nueva Orleans que estaba en Riverside de visita dijo que iba a ir a la marcha por Tyisha. Un señor negro mayor regresó de un viaje de negocios en Tennessee cuando unos amigos lo llamaron y le contaron.

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Unos estudiantes de la rama de MEChA de la Universidad de California en Riverside dijeron que se enteraron de la protesta en la Internet y por televisión. También fueron universitarios de Riverside Community College y San Bernardino Valley College. Participaron amerindios con camisetas del Movimiento Indígena Americano (AIM) y jóvenes de Comida No Bombas. Steve Figueroa, vicepresidente nacional de la Asociación Política Mexico-Americana (MAPA), marchó con un contingente de MAPA. Ha participado en la lucha desde el comienzo y fue arrestado en un bloqueo del cuartel policial. Dijo: "Le dieron una paliza a Helario Martínez, de 78 años, y lo tiraron al lago. Persiguieron a los inmigrantes [Alicia Soltero y Enrique Funes] hasta El Monte y les dieron duro. A los agentes no los acusaron. Estamos aquí en solidaridad, para decir que lo que le hacen a nuestros compañeros, también nos lo hacen a nosotros".

Participaron profesores, ministros y abogados. Pero también fueron proletarios jóvenes; muchos llevaban ropa de trabajo porque se salieron para ir a la protesta. Llegaron tres jóvenes (un blanco, un negro y un latino) de un taller de reparaciones. Al comienzo estaban tan indignados que no podían hablar, pero después de un rato el latino dos dijo: "Estamos hartos de que golpeen a los mexicanos y a los negros".

Un contingente de la Coalición 22 de Octubre y el Proyecto Vidas Robadas llegó con un gran estandarte de "Alto a la brutalidad policial". Cuando la marcha se acercó al cuartel policial, coreó: "¡Si no hay justicia, no habrá paz! ¡Alto a los agentes asesinos!". Rodearon el cuartel y un grupo bloqueó la entrada. Arrestaron a 46 personas, entre ellas Sandra Moore, de CORE; Don Evans, de Familias para Enmendar la Ley de Tres Strikes de California (FACTS); la actriz Kim Fields; el Rdo. Al Sharpton; Dick Gregory; Martin Luther King III; Joey Johnson, quemabanderas y miembro de la Coalición 22 de Octubre; el Rdo. Bernell Butler; el Rdo. Ron Gibson, tío de Tyisha y vocero de la familia; y Larry Holmstead, un ministro blanco miembro del comité de defensa. A los arrestados los acusaron de "desobedecer órdenes de dispersarse". Centenares de personas, entre ellas muchos chavos negros proletarios, se quedaron. Coreaban: "¡Aquí estamos! ¡No nos vamos!". La chota se les echó encima en motocicletas; cuando arrestaron a un joven y le dieron cachiporrazos, todos gritaron: "¡Suéltenlo!".

Uno de los últimos en irse fue un negro de 29 años, que habló con el OR: "Llegamos pacíficamente, pero porque somos muchos tienen miedo y no nos contestan. Piensan que pueden hacer lo que les dé la gana, pero uno de estos días el pueblo tendrá que plantársele a la policía y reclamar justicia. No nos escuchan; nos matan en la calle; somos culpables hasta que probemos nuestra inocencia. Nosotros pagamos su salario, pero de todos modos no nos contestan. ¡Basta ya! Un día habrá una guerra civil, la policía contra la gente de esta ciudad. Así será. Se necesitará derramar más sangre y tendrán que arrestar a mucha más gente para que nos oigan y la situación cambie. Hay que cambiar todo el sistema de justicia. Tenemos que hacer algo".

La policía de Riverside prácticamente prometió seguir asesinando. Al día siguiente del anuncio de la fiscalía, un corresponsal del periódico Riverside Press-Enterprise entrevistó a agentes de Riverside y otros pueblos vecinos. Escribió: "En el futuro, es poco probable que cambie la reacción de la policía a esas situaciones de vida o muerte...".


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