Ataque contra la emisora KPFA

Obrero Revolucionario #1016, 1 de agosto, 1999

"Oí sus protestas cuando los guaruras lo sacaron del estudio a punta de pistola.
Lo arrestaron por pasar noticias prohibidas....
No pueden sacarnos ni despedirnos a todos. Somos muchos,
y es nuestra radioemisora, nuestra ciudad, nuestra calle".

Estudiante de la Universidad
de California en el mitin frente
a la emisora KPFA, 14 de julio

El martes, 14 de julio, los radioescuchas de KPFA quedaron atónitos al sintonizar el noticiero de las 6 de la tarde. Apenas empezó el programa Flashpoints cuando se escuchó la voz del anfitrión Dennis Bernstein en el fondo: "No me vayan a hacer daño, no me vayan a balear". De repente intervino el reportero Mark Mericle, con voz trémula: "Interrumpimos nuestro reportaje porque acaban de suspender a Dennis Bernstein por transmitir una conferencia de prensa acerca del conflicto que sacude a KPFA.... Los guardias contratados por Pacifica lo están sacando a la fuerza del estudio".

El programa se suspendió y cuando la emisora regresó al aire después de varios minutos de silencio, tocaban puras grabaciones.

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De esa forma, la Fundación Pacifica (dueña de la radioemisora) dio un golpe contra KPFA para sofocar su voz independiente y de oposición.

La confrontación, transmitida en vivo, tuvo repercusiones inmediatas. En cosa de minutos, centenares acudieron a la emisora a protestar.

Dennis Bernstein, rodeado de guardias, se plantó en el estudio. Otros trabajadores de KPFA y decenas de partidarios se unieron a él. La gerencia llamó a la policía. Afuera gritaban con coraje: "ĦEs nuestra emisora!" y "ĦSinvergüenzas!".

El plantón duró hasta la medianoche; por seis horas, la policía se llevó gente. Arrestó a Bernstein, siete trabajadores de KPFA y 45 simpatizantes: un total de 53 personas.

Al día siguiente, Pacifica cerró el edificio. Dos gerentes esquiroles reemplazaron a los 25 trabajadores pagados y 150 trabajadores voluntarios. En la tarde, una manifestación de 1500 personas condenó el ataque a la emisora; participaron la novelista Alice Walker, la poeta June Jordan y el activista antibélico Daniel Ellsberg. Centenares marcharon por la avenida University y enfrentaron a la policía antimotín. Al día siguiente, de 400 a 500 personas se lanzaron a la calle y las protestas no han cesado.

Miles de personas del norte de California--jóvenes radicales, gente liberal de clase media, etc.,--sienten que les están cerrando un espacio único e importante.

Un medio de difusión independiente

Pacifica fue la primera red de emisoras financiada por contribuciones de sus radioescuchas y no por anuncios de grandes corporaciones o instituciones particulares. Ahora, 50 años después, tiene emisoras en Berkeley (KPFA), Los Angeles (KPFK), Houston (KPFT), Nueva York (WBAI), Washington, D.C. (WPFW) y otras ciudades.

Miles de radioescuchas contaban con KPFA; la sintonizaban para enterarse de protestas contra la guerra yanqui en los Balcanes o el golfo Pérsico y demás temas que la televisión no menciona. Cuando la Radio Pública Nacional, por presión de la Orden Fraternal de Policía, decidió no transmitir los comentarios radiales de Mumia Abu-Jamal, KPFA y las demás emisoras de Pacifica rompieron el silencio y los transmitieron. La gente prendía el programa Flashpoints al salir del trabajo para oír un análisis radical e información que no sale en la prensa. KPFA ofrecía todo tipo de reportajes independientes y una amplia gama de análisis, incluso de comunistas revolucionarios como Carl Dix.

Sin embargo, en los últimos 10 años la dirección de Pacifica ha buscado transformar la emisora; quiere eliminar los programas radicales y acabar con las críticas, denuncias y condenas al sistema. Eso ha provocado la oposición de muchos trabajadores de Pacifica y de miles de radioescuchas.

En febrero, Pacifica prohibió la representación de miembros de las juntas directivas locales en la Junta Nacional. Luego, el 31 de marzo, la directora de Pacifica, Lynn Chadwick, despidió (sin advertencia) a la popular gerente de KPFA, Nicole Sawaya. Desde entonces, una ola de manifestaciones, piquetes, mítines, conciertos y mensajes de protesta por teléfono y correo electrónico han elevado la controversia al plano nacional.

La dirección de Pacifica y la presidenta de su Junta Nacional, Mary Frances Berry, acusan a sus opositores de crear un "clima de violencia, odio, racismo y desinformación". Afirman que ellos están actuando de acuerdo a la tradición progresista de KPFA y que quieren atraer a un público más "diverso".

Las consecuencias de su conducta son muy claras. Un ex locutor de KPFT-Houston escribió: "Eliminaron los programas sobre la comunidad latina.... Queda un programa feminista, de una hora por semana. Eliminaron el programa amerindio, Pipas de paz y visiones, así como el programa ateo, el programa vietnamita, el chino, el paquistaní, todos eliminados. Queda un programa negro y uno de música africana.... Hoy la norma es `Solo inglés'".

Fines ocultos

Mary Frances Berry ha dicho que "no hay conspiración ni fines ocultos en Pacifica". Sin embargo, la verdad se destapó cuando un director de Pacifica mandó por accidente un e-mail al grupo Media Alliance. El director, Michael Palmer (gerente de bienes raíces y tesorero de la Junta Nacional de Pacifica), decía que había "apoyo de los sectores necesarios, y de una mayoría definitiva, para clausurar esa unidad [KPFA] e iniciar de inmediato su reestructuración".

Pacifica prohibió hablar por radio sobre las decisiones de la gerencia. Despidió a varios locutores--como Larry Bensky, que tenía muchos años ahí, y Robbie Osman, conocido programador musical--por informar sobre el debate interno. Asimismo, suspendió a Dennis Bernstein por dar a conocer el e-mail de Palmer en Flashpoints.

Con gran cinismo, Pacifica pintó a la oposición de "violenta", y con tal pretexto contrató a unos guardias. Con el mismo pretexto, entregó 2000 e-mail y recados telefónicos a la policía, supuestamente para una "evaluación psicológica".

La mano del gobierno

"Si eliminan el foro abierto tan propio de la red Pacifica, las chispas radicales que incendian la lucha de comunidades enteras tendrán que refugiarse en las bandas de la micro-radio, si no desaparecen por completo".

Mumia Abu-Jamal, preso político
que escribe desde el pabellón de la muerte

KPFA y la red Pacifica han sido una plataforma de información radical y progresista, algo casi inaudito en los medios masivos de difusión. No es de sorprenderse que poderosas fuerzas de la clase dominante quieran silenciarlas.

La afroamericana Mary Frances Berry se conoce como activista de derechos civiles y, por eso, el papel que jugó en el ataque a KPFA causó cierta sorpresa. Sin embargo, Berry ha sido presidenta de la Comisión de Derechos Civiles de Clinton y sus acciones contra KPFA cuadran con los planes de poderosos sectores del gobierno. La Junta Nacional de Pacifica se ha arrimado a la Radio Pública, cuyo presidente, Robert Coonrod, fue subdirector de la Voz de América (VOA), un brazo de la política exterior del imperialismo yanqui. A petición de Berry, altos funcionarios del Departamento de Justicia llamaron a la policía de Berkeley para recomendar mano dura contra los manifestantes de KPFA.

Asimismo, operan poderosos motivos económicos: la Junta Nacional quiere eliminar las contribuciones de radioescuchas progresistas (y posiblemente quiere hacerse rica). El e-mail que mandó Palmer afirmó que KPFA se podría vender en 65 a 75 millones de dólares. Como dijo un trabajador de la emisora: "Buscan privatizar la radio independiente".

Apoyo amplio

Cada día la batalla se pone más tensa. Los trabajadores de KPFA cuentan con mucho apoyo de los radioescuchas, muestra de su sed de oír otras perspectivas y análisis, un fenómeno que se extiende a gente reconocida dentro del sistema. Por ejemplo, el ataque a KPFA ha provocado la reacción de gente destacada como Dean Edell, un comentarista importante de televisión; Jon Carroll, periodista del San Francisco Chronicle; y el actor Peter Coyote.

Los poetas Lawrence Ferlinghetti y June Jordan, la escritora Alice Walker, tres concejales de Berkeley y centenares de personas firmaron un "aviso de destitución" para la directora de Pacifica, Lynn Chadwick. Mumia Abu-Jamal, Alice Walker, el historiador popular Howard Zinn, la folclorista Joan Baez, la poeta Adrienne Rich y otros han dado declaraciones de apoyo a KPFA que se leerán en la radio. Miembros de la Junta de Asesores de varias emisoras de Pacifica entablaron una demanda contra la red nacional y un comité coordinador (compuesto de trabajadores pagados, voluntarios y partidarios) pide mediación de la disputa. Debido a las fuertes protestas, los alcaldes de Berkeley y de siete ciudades aledañas, 16 legisladores estatales y una congresista de Oakland se vieron obligados a condenar las acciones de Pacifica.

La Junta Nacional de Pacifica no da ningún señal de retroceder. Para eso, se requerirá una lucha mayor de parte de miles de personas que saque a la luz los fines reaccionarios de Pacifica y aumente el costo político para las poderosas fuerzas del sistema que los espolean.

Se puede contactar al grupo "Save Pacifica" (Salvar a Pacifica) por correo electrónico: savepacifica@hotmail.com o por teléfono: 510-464-4629. Su página web es savepacifica.cjb.net


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