La cruel oferta de Clinton a
los presos políticos puertorriqueños

Obrero Revolucionario #1020, 29 de agosto, 1999

Miles de personas llevan más de 19 años luchando contra una gran injusticia: la detención y el brutal maltrato de los independentistas puertorriqueños en las cárceles de este país. Por un momento, pareció que esos valientes luchadores iban a saborear la libertad cuando el presidente Clinton anunció una oferta de clemencia a mediados de agosto. En 1979, pusieron en libertad a cuatro nacionalistas después de largos años de cárcel a raíz de la lucha armada. ¿Iba a haber otra victoria parecida?

Pero luego se conocieron los detalles. Clinton no iba a conmutarles la sentencia sin condiciones; saldrían de la cárcel pero tendrían que seguir cumpliendo la sentencia afuera bajo la vigilancia del gobierno (en muchos casos el resto de la vida). Eso sienta la base legal para imponer una serie de "condiciones".

Las "condiciones" equivalen a renunciar a su causa públicamente ante el mundo y ante el pueblo puertorriqueño. Es una oferta cruel e injusta para quienes llevan tantos años en aislamiento, en el calabozo y en unidades de deprivación sensorial, y han experimentado tantas otras formas de castigo y brutalidad oficiales.

La oferta exige que los presos (personal e individualmente y por escrito) renuncien a la violencia en teoría y en la práctica, como condición para salir de la cárcel. Los imperialistas yanquis nunca han renunciado a la violencia contra el pueblo puertorriqueño; de hecho, acaban de matar a un puertorriqueño más durante ejercicios militares en la isla de Vieques. ¿Así que no es una gran injusticia e hipocresía requerir que el pueblo renuncie a las armas en la lucha de liberación contra la dominación estadounidense?

La oferta requiere que acepten las condiciones impuestas a todos los condenados de delitos graves cuando los ponen en libertad condicional. Esto es típico del gobierno estadounidense, que grita a los cuatro vientos que no tiene presos políticos y que ha metido a la cárcel a la oposición política puramente por "delitos" comunes.

En realidad, los independentistas están presos porque lucharon por la liberación de Puerto Rico; en muchos casos los condenaron de "conspiración sediciosa", lo que prohíbe hasta hablar de actividades revolucionarias. En la práctica, las condiciones de la libertad condicional también son altamente políticas. Le darían a la comisión federal de libertad condicional control directo de la vida, las actividades y los movimientos de los independentistas, y podría volver a meterlos a la cárcel a la menor violación.

A los presos que salen en libertad condicional se les prohíbe asociarse con otros "condenados de delitos graves" (¡lo que significa que no podrían verse!) No podrían ir a conferencias o reuniones con otros ex presos. El gobierno ha metido a la cárcel una y otra vez a los luchadores de liberación puertorriqueños por acciones armadas, por desobediencia civil y por no cooperar con el servicio militar, y ahora dice que la condición de "no asociarse con otros condenados de delitos graves" es apenas una formalidad. En realidad es (y el gobierno lo sabe) una demanda de que estos importantes representantes de la lucha de independencia puertorriqueña se retiren de la lucha o vuelvan a la cárcel.

¡Es una gran ironía que estos luchadores tienen más libertad de palabra y asociación ahora dentro de la cárcel de lo que tendrían afuera con las condiciones de Clinton!

Otra condición muy política es que tendrían que reportarse constantemente a un supervisor de libertad condicional durante años. Eso implica reconocer repetida y públicamente la soberanía del gobierno estadounidense sobre Puerto Rico.

Además, Clinton no ofreció poner en libertad a todos los 15 presos políticos puertorriqueños, sino solamente a 11 (si aceptan las condiciones): Edwin Cortés, Elizam Escobar, Ricardo Jiménez, Adolfo Matos, Dylcia Pagán, Alberto Rodríguez, Alicia Rodríguez, Ida Luz Rodríguez, Luis Rosa, Alejandrina Torres y Carmen Valentín. A los otros cuatro los trata de una manera distinta: Juan Segarra Palmer tendría que pasar otros 5 años en la cárcel (incluso si acepta las condiciones) y Oscar López tendría que pasar otros 10 años (porque dicen que trató de fugarse). No se le ofrece libertad a Carlos Alberto Torres (quien se negó a "renunciar a la violencia" en una audiencia de libertad condicional) ni a Antonio Camacho Negrón (quien rechazó la autoridad de los supervisores de libertad condicional).

Para colmo, las autoridades federales no permitirán que los presos se reúnan para hablar de la oferta ni que la discutan por teléfono. Cuando su abogada pidió que los llevaran al mismo lugar para hablar entre sí y con sus abogados, inmediatamente le dijeron que no.

Política de crueldad, palabras de merced

El gobierno de Clinton ha estado bajo mucha presión para poner en libertad a los presos políticos puertorriqueños. Esta demanda cuenta con gran apoyo popular en Puerto Rico, donde en los últimos meses ha surgido un poderoso movimiento contra la presencia de la Marina yanqui en la isla de Vieques.

Además, un movimiento mundial clama por la libertad de los presos políticos en Estados Unidos: los independentistas puertorriqueños, el activista amerindio Leonard Peltier, el periodista negro revolucionario Mumia Abu-Jamal, y otros. Millones de personas por todo el mundo saben que Puerto Rico ha sido una colonia de Estados Unidos desde hace más de 100 años y que el gobierno castiga a los luchadores de liberación con largas sentencias en penales federales.

Para Estados Unidos, que lanza bombas y misiles con el pretexto de "defender los derechos humanos y la democracia", esas críticas internacionales son una vergüenza y un gran problema político.

Por otro lado, Washington está aprovechando la actual situación mundial para extinguir la lucha de independencia en Puerto Rico. Señala las sanciones económicas contra Cuba y le dice al pueblo puertorriqueño que eso es lo que le espera si trata de quitarse de encima la dominación yanqui.

Ha llevado a cabo varios plebiscitos y elecciones bajo presión, y luego va y dice que el pueblo puertorriqueño ya no quiere la independencia. Hace poco metió a la cárcel a otro independentista: el profesor José Solís Jordán, sentenciado a más de 4 años el 7 de julio porque no le sopló al FBI nombres y actividades de militantes y dirigentes de la comunidad puertorriqueña.

En pocas palabras, Clinton ha estado maniobrando para mantener la dominación estadounidense de Puerto Rico y su oferta es otra cara de su política colonialista.

Confesiones vergonzosas

"El presidente estudió el asunto y concluyó que las sentencias impuestas por estos crímenes no guardan proporción con las sentencias impuestas por crímenes parecidos".

Secretaria de Justicia Janet Reno

"Ahora no representan un peligro a la sociedad. Creemos que ya han pasado suficiente tiempo en la cárcel por los crímenes que cometieron. Si hubieran cometido estos delitos hoy, no hubieran recibido sentencias tan largas".

vocero de la Casa Blanca

"No los condenaron de delitos que causaron daños físicos a otras personas, pero de todos modos los sentenciaron a hasta 50 años; algunos pasarían otros 25 años en la cárcel si no fuera por la medida del presidente".

Barry Toiv, vocero de la Casa Blanca

Ahora, después de que estos luchadores han pasado de 14 a 19 años en la cárcel, la Casa Blanca admite que las sentencias son extremas. ¡Qué confesión de parte de los imperialistas! Pero incluso después de decir esto, la Casa Blanca les impone nuevas condiciones: que se sometan públicamente ante el imperialismo yanqui y su dominación de Puerto Rico.

Al cierre de esta edición, los independentistas presos no han hecho ninguna declaración pública sobre la oferta. Pero el 20 de agosto, un vocero del Departamento de Justicia dijo que ninguno la ha aceptado.

La oferta ha atizado la lucha por la libertad sin condiciones de estos luchadores. La ex presa política Lolita Lebrón comentó que son demandas injustas y que el presidente ha insultado la dignidad de la nación puertorriqueña y de los que luchan por su libertad. Está en marcha una campaña de enviar cartas a la Casa Blanca a favor de la libertad sin condiciones.

El Partido Comunista Revolucionario,EU, ha declarado su firme apoyo a la demanda de libertad inmediata y sin condiciones de todos los presos políticos puertorriqueños, y su apoyo a la lucha del pueblo puertorriqueño por la independencia y la liberación nacional.

Una amplia gama de políticos ha condenado la oferta de la Casa Blanca: el Rdo. Jesse Jackson, los congresistas Luis V. Gutiérrez y Nydia Velázquez, el arzobispo Roberto González Nieves de San Juan, el concejal neoyorquino José Rivera, la Coalición Nacional Puertorriqueña, el Fondo Puertorriqueño de Defensa Legal y Educación y Mumia Abu-Jamal (véase el artículo de este número).

Si incluso el gobierno admite que el castigo a estos luchadores de la libertad es extremo e injusto, ¿por qué no los suelta?

¡Viva Puerto Rico libre!
¡Libertad para los presos políticos y prisioneros de guerra puertorriqueños!


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