Informe directo de la guerra popular de Nepal

Parte 8: Aprendiendo a combatir
en el curso mismo de la guerra
en la Región Occidental

Obrero Revolucionario #1022, 19 de septiembre, 1999

El 13 de febrero de 1996, una serie de ataques armados coordinados inició un nuevo capítulo en la historia de Nepal. Bajo la dirección del Partido Comunista de Nepal (Maoísta), miles de hombres y mujeres dieron inicio a una guerra popular con el fin de barrer el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático de la faz del país. Durante tres años, la revolución se ha extendido, ha echado raíces y ha logrado mucho en Nepal. Es un acontecimiento significativo, pero altamente desconocido en Estados Unidos. Los que hemos tratado de mantenernos al tanto de esta guerra popular hemos obtenido información valiosa, pero es escasa.

Ahora el Obrero Revolucionario/Revolutionary Worker presenta un reportaje exclusivo. Hace poco nuestra corresponsal Li Onesto regresó de un viaje de varios meses a Nepal, donde recorrió el país con el Ejército Popular, se reunió y platicó con dirigentes del partido, guerrilleros, activistas de las organizaciones populares y habitantes de muchos pueblos... o sea, con los que están librando una auténtica guerra popular maoísta y empiezan a ejercer el nuevo poder popular. Damos un saludo rojo "lal salaam" a todos los de Nepal que hicieron posible este viaje.

A continuación publicamos la octava parte de una serie de artículos sobre Nepal. (Vea las partes 1-7 en el OR No. 1014-1020.)

Mi segunda noche en la Región Occidental me viene bien dormir; como que el cuerpo se prepara para el período intenso de viaje con el ejército popular. Estamos en el mero centro de la tormenta de la guerra popular aquí en Rolpa, donde los guerrilleros últimamente han realizado muchas acciones; advierten que hay que estar muy alerta porque la policía querrá vengarse.

Se avecinan los comicios; han desplegado muchas fuerzas policiales y es muy peligroso entrar o salir de la región. ¡Lo bueno es que ya logré llegar! Siempre vamos a correr un riesgo, pero también es cierto que la policía teme entrar a estos distritos, y muchos reaccionarios y soplones los han abandonado. Aquí, donde la guerra popular está logrando mayores avances, tendré la oportunidad de conocer a fondo los asuntos centrales de la revolución.

Me levanto temprano y me alisto para el segundo día de reuniones con el camarada del Buró Político del Comité Central. Esta madrugada, al igual que en las semanas por venir, me despiertan los gallos y observo los primeros rayos del sol conquistar la oscuridad y pintar el cielo entre la neblina. No estoy acostumbrada a levantarme en la oscuridad. Oigo los ruidos del amanecer en la aldea: hace rato prendieron la lumbre y el agua está hirviendo; me traen té con leche, muy bueno para ahuyentar el frío.

Me siento en la cama, tomo el té y se me va quitando el sueño; pienso en lo que me contaron ayer sobre el inicio de la guerra popular en esta región. (Véase el OR No. 1020: "Preparando el terreno en la Región Occidental".) Admiro mucho la forma en que hicieron los preparativos de la lucha armada: durante ese año el partido se centró en la tarea de dirigir la lucha popular y de forjar lazos más fuertes con las masas.

Antes de viajar a Nepal, conocía la vida del tercer mundo a través de libros, televisión y lo que me contaban, pero ahora veo con mis propios ojos la opresión que sufren los campesinos bajo el semifeudalismo y la dominación imperialista. Por todas partes veo un sinnúmero de ejemplos del atraso económico y social, de la dependencia y distorsión dictada por las potencias extranjeras: autobuses "made in India", organismos de ayuda controlados por Estados Unidos, dominación cultural del Occidente y de India en el cine, la música, etc.

Viajaremos por una de las regiones más apartadas y pobres de Nepal. Me interesa mucho conocer la vida del campesinado, su implacable lucha por subsistir al borde del hambre, sin saber si la tierra dará para alimentar a la familia.

El clima puede ser su amigo o su gran enemigo: la sequía es catastrófica, pero igual las lluvias pueden echar a perder la cosecha. La vida del campesino es una constante brega contra tales calamidades naturales; sin embargo, su mayor enemigo-el principal obstáculo a su bienestar-es la explotación, es decir, las relaciones de clase de este país semifeudal y semicolonial.

Al igual que en otros países del tercer mundo, la meta de la revolución es acabar con las "tres montañas": tumbar a la clase y el estado capitalistas burocráticos, que están al servicio del amo imperialista y dependen de él; eliminar el semifeudalismo que predomina en el campo; y expulsar al imperialismo. El 90% de la población nepalesa vive en el campo y el problema de la tierra es central en la lucha contra las "tres montañas". La propiedad de la tierra entraña grandes disparidades. Los campesinos sin tierra trabajan las tierras de otros, como en Terai-una franja de llanuras en el sur del país colindante con India-, donde trabajan la tierra de los grandes terratenientes. Los campesinos pobres de las zonas montañosas del resto del país son dueños de pequeñas parcelas que apenas dan para alimentar a la familia. Viven bajo la constante amenaza de perder sus tierras a manos de los usureros y otros opresores. Cuando los campesinos me platican de su situación, siempre mencionan que "nos hace falta tierra" y que "les debemos mucho a los usureros".

He estudiado con mucho empeño el concepto maoísta de la revolución de nueva democracia que el PCN (Maoísta) aplica en Nepal. La demanda campesina de "la tierra para quien la trabaja" asesta un golpe contundente a la disparidad en el campo. La guerra popular maoísta, dirigida por el proletariado y su ideología auténticamente liberadora, moviliza al campesinado como fuerza principal y plantea una solución revolucionaria al problema de la tierra; así da un paso clave para emancipar al país del yugo imperialista y prepara el terreno para pasar directamente a la segunda etapa de la revolución socialista.

La acción contra el usurero Dip Bahadur Singha

Desayuno e iniciamos el segundo día de reuniones con el camarada a cargo de los distritos de Rolpa, Rukum y Jarjarkot. Hoy me platicará del inicio de la guerra popular en esta zona y de los avances de los últimos tres años. Primero me cuenta de las primeras acciones de la lucha armada:

"En la etapa del inicio teníamos cuatro formas de lucha: acciones guerrilleras, sabotaje, propaganda y aniquilamiento. Empezamos con ataques simultáneos a dos puestos policiales, resguardados por de siete a nueve policías cada uno, Holeri en Rolpa y Radi en Rukum. Atacamos de noche; en Holeri el combate duró dos horas; la policía no salió, se nos acabaron las balas y nos retiramos. En Radi la policía se rindió de inmediato, nos apoderamos del archivo y lo quemamos. Dos días después atacamos a un usurero muy importante de Jarjarkot, Dip Bahadur Singha, ex ministro del viejo gobierno reaccionario, el Panchayat.

"Dip Bahadur Singha tenía harto dinero; sus monedas llenaban catorce grandes ollas, siete enterradas en una trinchera y las demás debajo del piso y en una pared de barro. Eran muchos hermanos y el dinero era de todos; Singha les dijo que lo iba a guardar, pero en realidad quería acapararlo. Estaba señalado como blanco de la guerra popular y uno de los hermanos nos proporcionó información que nos permitió realizar la acción. Los compañeros fueron a su casa cuando solo estaba su madre. Desenterraron las ollas; estaban vacías, pero encontraron algunas monedas y las confiscaron. Singha vive en Katmandú ahora; algunos de sus hermanos siguen apoyando al partido y quieren vengarse de él".

El camarada me cuenta de la acción contra Singha con mucho entusiasmo, pues es ilustrativa de la lucha contra los usureros-mentirosos y estafadores-que explotan a los campesinos sin piedad, y los hunden en el hambre y la miseria. Continúa:

"Singha hizo fortuna explotando a los campesinos. Te doy un ejemplo: como pez gordo de la aldea, un día se fijó en unos cultivos de mijo muy buenos y le ordenó al campesino dueño de esa parcela que le apartara dos kilos de semillas. El campesino cumplió, pero no le quedaba nada para sembrar y le preguntó a Singha si podía sembrar la semilla. Singha dijo que sí; el campesino sembró y a la hora de la cosecha Singha le dijo que la cosecha le pertenecía y que debía pagarle 8000 rupias. Como el campesino no podía, Singha le confiscó su buey. Cuando realizamos la acción contra Singha, encontramos pagarés por un total de 800.000 rupias y los quemamos. Las dos o tres aldeas que vivían bajo la bota de Singha vieron que el partido estaba dirigiendo la lucha contra los opresores y ahora son firmes partidarios de la revolución".

Aprender a combatir en el curso mismo de la guerra

El Comité Central del PCN (Maoísta) ha dado firme dirección a la guerra popular desde el principio: elaboró el plan de inicio de la lucha armada y de las otras etapas de extender, acelerar y profundizar la guerra popular. El camarada explica cómo aplicaron esos planes en esta zona de la Región Occidental:

"En las tres semanas después del inicio realizamos acciones de sabotaje y propaganda. Luego hicimos una campaña de propaganda de dos o tres meses para justificar esas acciones al pueblo, sin realizar más acciones armadas. Eso fue el Primer Plan, el inicio. Solo teníamos "grupos de combatientes". Seis meses después del inicio, pasamos al Segundo Plan: formamos 32 escuadras de siete a nueve guerrilleros en tres distritos, lo cual representó un avance cuantitativo más que cualitativo de preparación militar, pues aun no teníamos más que armas rudimentarias. La meta era convertir esta zona en zona guerrillera, donde las escuadras realizan acciones constantes contra la policía. Tienen que replegarse si la policía entra a su aldea, pero cuando se va, regresan y la aldea vuelve a estar bajo control político y militar del ejército popular.

"En el Segundo Plan, realizamos muchas emboscadas, elevamos las acciones de chicas a grandes, atacamos muchos puestos policiales y sembramos minas en las carreteras donde se desplaza la policía. Algunas acciones tuvieron éxito y otras no debido a la falta de experiencia, pues estábamos aprendiendo a combatir en el curso mismo de la guerra. Un logro del Segundo Plan fue matar a 20 ó 30 policías sin ninguna baja nuestra. Hubo mucho sabotaje: confiscamos pagarés de los usureros, destruimos los bancos agrícolas y nos apoderamos de sus pagarés. Aniquilamos a 30 ó 40 espías, usureros, mentirosos y violadores.

"El gobierno respondió con una represión indiscriminada: arrestos, asesinatos, violaciones, saqueo, quema de casas, etc. Mató a más de 150 personas en el año del Segundo Plan y entabló acusaciones injustas contra mucha gente. Por nuestra parte, condenamos los crímenes del gobierno y educamos políticamente al pueblo. Asimismo, activistas de derechos humanos criticaron al gobierno. Frente a tanta denuncia, este se vio obligado a retroceder.

"En ese período nos propusimos elevar la preparación y capacidad militar, además de mejorar los métodos de trabajo clandestino. Ya estábamos en plena guerra, pero los métodos de trabajo se ajustaban más a la etapa previa al inicio de la lucha armada, y facilitaban la captura y muerte de los compañeros. Por otra parte, el Segundo Plan planteó el boicot de los comicios; en esta zona 50 VDC (distritos electorales) no tenían representantes y muchos más estaban incompletos.

"A los 18 meses del inicio, pasamos al Tercer Plan; las metas eran elevar la fuerza y poderío militar, y desarrollar la zona guerrillera. Organizamos un programa de capacitación militar, y adquirimos armas y municiones de tres fuentes: producción, compra y confiscación. Por medio de ese Plan elevamos el poderío militar y lanzamos más acciones. Los movimientos y organizaciones de masas cobraron fuerza y realizaron trabajo político con el pueblo. Construimos caminos, puentes, canales de riego, monumentos a los mártires; participamos en la producción (siembra colectiva) y ayudamos a las familias de los mártires. Casi no hay grandes terratenientes en esta zona, pero nos apoderamos de las tierras abandonadas de algunos y ahora las cultivan los campesinos.

"En esta zona todo el trabajo pasó a la clandestinidad, incluso las organizaciones de masas, pero cuando la policía no está en la zona se realizan reuniones públicas, marchas, presentaciones culturales, etc. En el segundo aniversario del inicio, muchas masas se movilizaron en una campaña de un mes para celebrar los dos años de guerra popular. La primera semana se dedicó a propaganda; la segunda a talleres, marchas y reuniones (con reuniones de crítica y autocrítica); la tercera a movilizar a las masas en la producción y construcción; la cuarta a sacar un balance del segundo año de la guerra popular (desde el primer aniversario). Hubo un gran festival: las familias de los mártires recibieron regalos, y se mandaron regalos y comida a las sedes regional y distrital del partido. Por otra parte, hubo muchas acciones militares y confiscamos varios rifles.

"Las `Guthi' son tierras y propiedades que pertenecen a los dioses o la monarquía; los campesinos que trabajan ahí tienen que dar parte de la cosecha al templo. Hay un lugar sagrado llamado Sawrgadwari y los campesinos, principalmente en Dang, tienen que aportar el 50% de la cosecha al templo a nombre de Sawrgadwari. Los sacerdotes acaparan los granos y los almacenan; el partido los distribuyó a los campesinos pobres. Asimismo, se apoderó de los granos de los terratenientes-en Terai, por ejemplo- y los distribuyó al pueblo. Cuando tomamos los granos y las armas, y quemamos los pagarés, los reaccionarios abandonan las aldeas y se refugian en la capital del distrito; el pueblo cultiva las tierras que han abandonado".

Kilo Sera 2

En los primeros dos años, la guerra popular asestó golpes muy duros a la policía, sobre todo en Rolpa, Rukum y Jarjarkot. El gobierno afirmaba que los guerrilleros maoístas eran un puñado que carecía de apoyo y que los iba a derrotar fácilmente. Mientras decía eso, en realidad no veía cómo parar la revolución, que se extendía y ganaba apoyo popular. De febrero a junio de 1998, la policía no combatió a la guerrilla, pues temía enfrentarse con el ejército popular. Pero eso fue un breve respiro antes de la nueva embestida reaccionaria.

El camarada cuenta que con tan solo dos años de lucha armada, el partido, el ejército y las masas establecieron formas embrionarias del nuevo poder popular en ciertas zonas; pero entonces el gobierno lanzó una ofensiva contrarrevolucionaria:

"En las aldeas, el ejército popular andaba a la luz del día, con uniforme, rifles, etc. Los campesinos hacían los trámites de compra y venta de tierras a través del partido. Los cuadros supervisaban las escuelas. El tribunal civil era un comité integrado por tres elementos-el partido, el ejército popular y el frente único (miembros de organizaciones de masas)-que resolvía disputas. Expulsamos a los enemigos principales (los grandes opresores y reaccionarios) hasta la capital del distrito. Neutralizamos a los enemigos secundarios (los que los respaldaban); estos se rindieron, o sea, juraron no conspirar contra el partido, la guerra popular o el ejército popular, y aportaron dinero a la revolución.

"Ese período duró unos seis meses; entonces el gobierno lanzó la operación represiva Kilo Sera 2. Atacó todos los sectores del movimiento y arrestó a activistas, aldeanos y simpatizantes. Fue una represión muy deliberada; los soplones señalaban a quiénes arrestar. El partido gobernante, el Congreso Nepalés, y el reaccionario RPP (Partido Rashtriya Prajahantra) participaron abiertamente; el UML (Partido Comunista Nepalés Unido Marxista Leninista) participó solapadamente. Masacraron a muchos camaradas, líderes de las masas, dirigentes del partido, miembros de comités regionales y distritales, mandos del ejército popular y simpatizantes. Kilo Sera 2 duró dos meses (de junio a agosto de 1998) y dejó un saldo de 200 muertos en la Región Occidental: 15 en Rolpa, 20 en Rukum, y más de 50 en Jarjarkot y las demás zonas alrededor de esta.

"Antes de iniciar el Tercer Plan, nuestras fuerzas estaban concentradas en esta zona, pero entonces las descentralizamos y organizamos campañas en toda la región. El gobierno centralizó sus fuerzas aquí con el fin de contener la guerra popular, pues temía que se extendiera por toda la Región Occidental. En ese momento teníamos más de 40 escuadras y habíamos orientado el trabajo hacia el desarrollo cualitativo. En el Tercer Plan las escuadras crecieron en tamaño y enviamos algunas otras regiones.

"Debido a la represión de Kilo Sera 2, pasamos al Cuarto Plan de preparar el terreno para las bases de apoyo, necesarias para el ejercicio del poder popular. El Comité Central lanzó el Cuarto Plan a finales de 1998.

"Se realizó una campaña política y militar donde se daba a conocer el Cuarto Plan y se luchaba contra Kilo Sera 2 bajo el lema: `Adelante a Establecer Bases de Apoyo'. La fuerza de la campaña hizo retroceder al enemigo y elevó la conciencia del pueblo. Se elaboró un plan de centrarse en el aspecto militar, y muchas escuadras se unieron para formar pelotones, que ahora son la fuerza principal; las escuadras son la fuerza secundaria y las milicias la tercera fuerza. El pelotón tiene un comandante, un subcomandante y tres mandos de sección.

"En ese momento el gobierno anunció comicios especiales porque los anteriores habían fracasado: mucha gente no votó y el gobierno cometió fraude. Convocó nuevos comicios incluso en aldeas y capitales de distrito donde no había candidatos porque los funcionarios de los VDC habían renunciado a sus cargos a petición de la guerra popular (se les dijo que si no lo hacían por las buenas sería por las malas). Actualmente, la mayoría de los VDC no tienen representantes; los pocos que quedaron abandonaron las aldeas y se fueron a la capital del distrito".

Al formar pelotones, el partido intensificó la lucha armada y planeó acciones militares de mayor alcance. El camarada termina la sesión con un resumen de los triunfos de los últimos seis meses del Cuarto Plan:

"En el Cuarto Plan, que se inició el 27 de octubre de 1998, hemos realizado muchas acciones militares avanzadas. En Solyan, atacamos la Torre de Comunicaciones de Jhimpe, y nos apoderamos de ocho rifles, una pistola y 600 balas. El ejército popular atacó una patrulla de la policía en Jhelneta, distrito de Dang. La policía se rindió de inmediato; los guerrilleros confiscaron cuatro rifles, además de balas, y hubo dos policías heridos. En Dolpa atacaron con minas a una patrulla de la policía; confiscaron un rifle, se destruyeron dos y murieron cinco policías, sin bajas de los revolucionarios. Esa acción la realizaron dirigentes y militantes del partido (no el ejército popular).

"En el distrito de Kalikot una escuadra armada solo con mosquetes atacó un puesto policial; confiscó tres rifles y mató a dos policías: abrieron fuego y esperaron a que se les acabaran las municiones a los policías; entonces estos se rindieron. En Jelwang, un pelotón atacó el puesto policial, capturó y mató al centinela, y confiscó su rifle. El combate duró una hora y la policía huyó. Los guerrilleros atacaron el puesto el 2 de abril de 1999 y quedó en escombros. Cayó un compañero guerrillero. En Dang, Chiraghat, un pelotón centralizado atacó el puesto policial y confiscó seis rifles, una pistola y 300 balas, además de matar a siete policías. Un guerrillero cayó mártir en esa acción, que se realizó con motivo del Tercer Aniversario del inicio de la guerra popular".

*****

Terminada la sesión, otros camaradas pasan a hablar de los planes: les parece muy importante que conozca muchos lugares, pero el tiempo es limitado y habrá que tomar algunas decisiones en cuanto al rumbo y el alcance del viaje. Es necesario tomar fuertes medidas de seguridad pues no queremos encontrarnos con la policía ni con elementos reaccionarios o soplones. El terreno es muy difícil, una geografía de grandes retos, y habrá que viajar de noche sin linternas para que la policía no nos detecte. El camarada del Comité Central estudia el mapa y de repente me pregunta: "¿Puedes trepar 14 horas en las montañas en la oscuridad?".

Respiro profundo, pues estoy resuelta a superar grandes dificultades y a perseverar, pero no quiero prometer algo que luego no pueda cumplir. Después de reflexionar unos momentos, respondo: "Mi espíritu revolucionario dice que sí, pero no sé si mi cuerpo estará de acuerdo". Suelta la risa y luego todos los camaradas vuelven a trabajar con el itinerario; miro el mapa y me pregunto cómo será la caminata por los senderos de la montaña. Mi corazón late con la emoción del viaje.

Continuará.


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