Ciudad de México:
Estudiantes de la UNAM desafían la represión

Obrero Revolucionario #1040, 30 de enero, 2000

El siguiente informe sobre la lucha de los estudiantes de la UNAM, ciudad de México, nos lo envían activistas del Comité de Apoyo a la Guerra Popular en el Perú (México). La huelga estudiantil contra el aumento de matrícula empezó hace más de ocho meses. El 11 de diciembre, 600 estudiantes y partidarios marcharon a la embajada yanqui en solidaridad con las protestas contra la cumbre de la Organización Mundial del Comercio en Seattle y en defensa de Mumia Abu-Jamal. La policía los atacó y realizó muchos arrestos.

Queremos informarles respecto a los últimos acontecimientos en relación a la huelga estudiantil, en la que nuestro comité está llevando la difusión de la revolución en Perú y Nepal; y que consideramos una de las luchas más importantes que se están librando en nuestro país.

Efectivamente después de la movilización del 11 de diciembre, que retomó las consignas de las protestas de Seattle y la defensa de Mumia, hubo mucho debate en el movimiento por cómo responder a la represión, pero finalmente se decidió que había que regresar a la embajada yanqui, ya que inicialmente decidieron demandar a los chavos por "daños en propiedad ajena" (aunque luego se echaron para atrás). Algunos entre el movimiento han calificado esto como provocar la represión, pero se ha impulsado una refutación de esto, poniendo en claro que estos imperialistas son los principales responsables de la opresión en el mundo y que esta opresión provoca la resistencia de las masas y sus justas protestas. También se ha logrado que el movimiento comience a conocer más acerca del caso de Mumia y se comience a defender esta causa.

La marcha del día 16 se concentró en la demanda de libertad a los 93 detenidos, pero hubo que luchar para que frente a la embajada se realizara una buena protesta, sobre todo contra la tendencia de calificar las quemas de la bandera yanqui como provocación (incluso al punto de confundir a aquellos quienes la impulsamos como agentes provocadores); nos ha sido muy útil el material y artículos que el Obrero Revolucionario ha venido sacando sobre la batalla de Seattle, pues retomamos unos testimonios de la gente que participó y que enfocan la violencia revolucionaria del pueblo de una manera muy correcta, como lo dijo un participante que "un movimiento que quiere atenuar lo que la gente siente contra el capitalismo no logrará verdaderas transformaciones".

El mitin del 16 frente a la embajada mostró el deseo de cientos de manifestantes del pueblo que ahí se congregaron por ver derrotados a los orgullosos imperialistas. Como dijimos a muchos manifestantes: "El imperialismo y los gobiernos reaccionarios temen sobremanera que las luchas de los oprimidos se vayan ligando e identificando a sus enemigos comunes". Ardieron más de tres banderas de las franjas y las estrellas (que muchas veces son sustituidas por calaveras y las franjas son ensangrentadas), se coreó "fuera yanquis de México y del Perú", así como de todo el mundo, y se condenaron a los agentes imperialistas del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Esto es lo que trata de sofocar el gobierno y sus padrinos yanquis en las movilizaciones, como la pasada manifestación del 11 de diciembre en México, además de aprovechar para seguir golpeando a los valientes estudiantes que con la huelga le han puesto un fuerte obstáculo a sus planes de privatización y más sometimiento del pueblo a su sistema económico en crisis.

Con relación a los chavos detenidos, ellos ya se encuentran libres, aunque se tuvo que pagar una suma considerable por cada uno como fianza; están librando una batalla legal encabezados por la compañera Pilar Noriega, Lamberto González, Enrique González* y otros abogados democráticos. Los únicos que mantuvieron los cargos contra los huelguistas fue el gobierno perredista del D.F., y aunque ya desistieron de dos de los tres cargos (daños en propiedad ajena: por una bota, un casco y un radio dañado durante la represión que ellos emprendieron; y por lesiones a unos granaderos), queda el cargo por motín que legisladores del partido de Cárdenas (el PRD) insistieron en añadir al código penal; el artículo 131 de este código lo describe: "Se aplicará pena de seis meses a siete años de prisión y multa de hasta cinco mil pesos (500 dólares) a quienes por hacer uso de un derecho o pretextando su ejercicio o para evitar el cumplimiento de una ley se reúnan tumultuariamente y perturben el orden público con empleo de violencia en las personas o sobre las cosas, o amenacen a la autoridad para intimidarla u obligarla a tomar alguna determinación...".

Bajo estos términos es obvio que cualquier protesta combativa del pueblo sería calificada como delito, según esto la expresión popular dejará de ser furia justa contra la opresión y solo aquellas que se limiten a protestas verbales y nada más serán consideradas "modelos" a seguir; lo que quieren dejar sentado aquí es que no se deben tocar los intereses imperialistas a como dé lugar, pero retomamos lo que dijo un chavo huelguista: "Ahora resulta que es un crimen lanzar piedras a la embajada gringa, pero no es ningún crimen lanzar bombas sobre Irak y matar a miles". Además, el punto en cuestión es que en las actuales circunstancias, si logran encontrar culpables a los compañeros estudiantes por este delito, sentarían un peligroso precedente.

Hemos investigado más y hemos llegado a la conclusión de que siempre ha habido infiltrados dentro del movimiento, quienes seguramente lanzaron unos explosivos contra el cuerpo de granaderos y que al estallar fueron la señal y el pretexto para la represión y persecución contra los chavos; pero que las piedras arrojadas contra los vidrios de la embajada (que por cierto no rompieron ninguno por ser blindados) sí las lanzaron muchos estudiantes en repudio a lo de Seattle y Mumia. Además, se lanzaron cohetones (como los que se lanzan en los pueblos cuando hay fiestas y que truenan en el aire y no lastiman a nadie), jitomates y globos con pintura (el día 11 de diciembre). Aclaramos esto porque no es correcto que algunos dentro del movimiento se quieran deslindar de estas formas de lucha de las masas, sobre todo si se trata de una protesta contra los yanquis, y por otro lado porque la prensa burguesa quiere contribuir a confundir a la opinión pública diciendo que los que arrojaron piedras no son estudiantes sino "vándalos".

Los compañeros abogados también están bajo ataque. El domingo 2 de enero fueron algunos golpeados por desconocidos y el resto amenazados de muerte. Esto refleja el grado de desesperación de la reacción y los gobernantes ante la imposibilidad de someter al movimiento estudiantil. No se están deteniendo ni se detendrán con tal de limpiar el camino a las elecciones del próximo julio; es claro que entre más tiempo dure el conflicto, más difícil el panorama político para las clases dominantes.

Actualmente los objetivos de la lucha son librar de todo cargo a los compañeros que fueron detenidos y procesados; dar una batalla amplia por erradicar el delito de motín; derogar el reglamento de pagos que la rectoría y el gobierno quieren imponer para abrir el camino de privatización de la UNAM y tener un congreso universitario. Aunque ante los acontecimientos y la posición de las autoridades y el gobierno se ve muy improbable que derogen su reglamento y cambien su actitud frente a los estudiantes, mucho menos que acepten un congreso democrático al seno de la universidad; la política del garrote y la zanahoria sigue en pie y su plan es aislar al movimiento de la población con su guerra informativa en los medios masivos y seguir golpeándolo con más represión. Ante esto los chavos han declarado que no se atemorizarán tan fácilmente y que no van a claudicar.

* Estos tres abogados participaron en las delegaciones que fueron a Perú organizadas por el Comité Internacional de Emergencia para Defender la Vida de Abimael Guzmán (CIE-EU)-OR.


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