Carl Dix sobre la captura de Jamil Abdullah Al-Amin

Obrero Revolucionario #1049, 9 de abril, 2000

A Jamil Abdullah Al-Amin (H. Rap Brown) lo arrestaron y quieren deportarlo del estado de Alabama a Georgia, donde dicen que mató a un policía e hirió a otro. Esta no es la primera vez que el gobierno ha tenido a Jamil en sus garras. A finales de los años 60, los departamentos de policía de varias ciudades querían fregarlo por el crimen de criticar a Amérikkka, este opresor violento, y de exhortar al pueblo a levantarse y oponer una justa resistencia a esa opresión.

Cuando los negros se rebelaron por todo el país, H. Rap Brown tomó partido con ellos sin vacilación. Cuando los opresores intentaron aplastar las rebeliones, con la ayuda de leales paniaguados negros, Rap exhortó: "Burn, Baby, Burn!" (¡Que arda!). Antes, Rap movilizó a los negros de los estados sureños a luchar contra las leyes racistas conocidas como Jim Crow y la violencia del Ku Klux Klan y sus amigos los sheriffs. Este compañero tiene una larga y respetada historia de lucha hombro a hombro con el pueblo contra la opresión, y por eso las autoridades tienen un montón de razones para castigarlo. De igual manera, el pueblo tiene muchas razones para defenderlo.

No sabemos exactamente qué pasó en el incidente de Atlanta que llevó a la muerte de un policía. Las autoridades han lanzado una gran campaña propagandística para tildar a Jamil de delincuente desde hace muchos años y para condenarlo en los medios antes de que salgan los hechos. Quieren ejecutarlo y hacer que parezca legal. Pero ya sabemos que su cuento tiene muchos boquetes. Por ejemplo, poco después del incidente anunciaron que hirieron al hombre que mató al agente y que seguían la pista de la sangre. Ahora que han arrestado a Jamil y se puede ver que no está herido, han cambiado la versión de los hechos. ¿Quién sabe cuántas mentiras más han soltado?

La posición que tomemos ante el arresto de Jamil es sumamente importante. Ha dicho que es inocente, pero como lo tienen en sus mazmorras, no puede refutar sus mentiras ni explicar lo que pasó. Es esencial que no nos traguemos las mentiras ni el truco de condenarlo por medio de la máquina propagandística capitalista. Nada más hay que mirar lo que ha salido sobre las fechorías de la policía de Los Angeles, cómo entrampa y asesina a tanta gente inocente. O el complot de la policía y los tribunales para condenar y ejecutar a Mumia. O las mentiras del alcalde Giuliani y la policía de Nueva York sobre Patrick Dorismond, el haitiano que asesinaron hace poco. O un sinnúmero más de fechorías oficiales. Después de tantas mentiras, ¿por qué debemos creer lo que dicen sobre Jamil?

En poco más de un año han matado a balazos a: Tyisha Miller, Amadou Diallo, Latanya Haggerty, Robert Russ, Gideon Busch, Malcolm Ferguson, Patrick Dorismond y muchas más personas desarmadas. No han arrestado ni a un solo agente por esos crímenes; al contrario, casi todos siguen patrullando nuestros barrios. En vista de tantos asesinatos policiales sin motivo, si Jamil se defendió contra unos agentes que se le acercaron con fines homicidas, esto no me molesta en lo más mínimo. Los capitalistas que nos gobiernan les dan toda autorización a sus guaruras para asesinarnos a gusto, pero si uno se defiende lo tildan de vil delincuente. Tenemos que descartar esa lógica del opresor.


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