A los luchadores por la justicia

Shaka, Mumia... y nosotros

Obrero Revolucionario #1061, 1 de julio, 2000
La ejecución de Shaka Sankofa nos dio duro.
Lo vimos luchar con toda la fuerza que tenía hasta el fin. Oímos sus últimas palabras valientes, que nos exhortaban a "seguir adelante" y declaraban que "pueden matar a un revolucionario, pero no pueden parar la revolución".
Nuestro duelo y nuestra indignación arden. El ejemplo de Shaka nos animó... y su muerte nos llenó de desprecio por sus asesinos. Sentimos el peso de las instituciones represivas y de la fuerza armada con que este sistema le cae encima al pueblo.
¡Y estamos más resueltos que nunca a que TODO ESTO TIENE QUE CAMBIAR!
Mao Tsetung escribió en un poema que "del sacrificio nace la decisión heroica". Los imperialistas han sacrificado a Shaka Sankofa a sus rastreros dioses de Avaricia, Racismo y Odio... y su muerte es muy amarga. Ahora nos toca a nosotros terminar el poema de Mao: "atreverse a crear un nuevo cielo para el sol y la luna".
Esta gran injusticia tiene que perseguir al asesino George Bush, al cínico Al Gore y a toda su clase, este verano y otoño, y desenmascarar los sangrientos colmillos que esconden detrás de sonrisas falsas. El espíritu de Shaka vive y nos anima a "seguir adelante".
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Muchos de los luchadores contra la ejecución de Shaka Sankofa también han luchado por justicia para Mumia Abu-Jamal. Muchos participaron en política por primera vez para defenderlo.
Mumia y Shaka: separados por centenares de kilómetros pero vinculados por su oposición al sistema y su dedicación al pueblo... y por una vida en el pabellón de la muerte. Dos revolucionarios negros: a uno lo metieron a la cárcel por su política revolucionaria, y el otro se hizo revolucionario tras las rejas. Los dos enterrados en mazmorras sentenciados a muerte. Mumia escribió sobre el caso de Shaka y exhortó a apoyarlo.
Durante la última batalla de Shaka y cuando anunciaron su ejecución, nuestros pensamientos, esperanzas y sueños saltaron inevitablemente de un hombre al otro, y otra vez al primero.
En el caso de Shaka, las fuerzas que se unieron para defenderlo no fueron suficientes para parar la embestida de los imperialistas. A pesar de todas las pruebas innegables de su inocencia, no pudimos parar la máquina de injusticia... esta vez. La justicia de su causa no significa nada para aquellos que solo piensan en ganancias y poder. La valiente resistencia en las calles no fue suficiente para frenar a los asesinos... esta vez.
Pero las valientes palabras de Shaka, su preocupación por las masas, su análisis del sistema y su resistencia mostraron a millones de personas las injusticias de la pena de muerte en este país: el racismo, la estructura de clases, la falta de justicia en los tribunales y los crueles burócratas que toman decisiones de vida o muerte en una máquina de fax. Con la ejecución, vimos señales de que la estructura de poder teme que salga a luz la asesina realidad e injusticia que yace tras la superficie de "libertad y democracia" de este país.
Los que buscamos justicia para Mumia tenemos que sacar lecciones de este batalla y aprenderlas bien. Tenemos que agarrar nuestro dolor e indignación por lo que le hicieron a Shaka Sankofa y transformarlos en energía para redoblar la lucha por Mumia... y para acabar con todo el sistema de injusticia.
El enemigo ha demostrado la total crueldad de su sistema ante millones de personas. Tenemos que redoblar nuestros esfuerzos por forjar la estrategia, el movimiento y la organización necesarios para derrotar al enemigo. Esto significa que tenemos que unir a todos los que se pueda unir para parar la ejecución de Mumia, y tenemos que alcanzar a los millones de personas sacudidas por el asesinato de Shaka. Significa vincularnos más a los proletarios que odian este sistema y respetar, en vez de temer, la resolución y ferocidad de los que no tienen nada que perder. También significa vincularnos más con la nueva generación y desencadenar, en vez de contener, su osadía y resolución de cambiar el mundo.
El movimiento de defensa de Mumia ha dado importantes pasos en los últimos meses. Pero la ejecución de Shaka Sankofa demuestra que hay que hacer más, mucho más, para ganar esta batalla. Tenemos que aprovechar nuestros avances para redoblar nuestra lucha. Tenemos que unir nuestra creatividad, nuestros esfuerzos y nuestra osadía.
Tenemos que dar a conocer más la historia de Mumia para que todo mundo tome una posición informada sobre él. La historia de Mumia es la historia de un periodista y revolucionario negro fichado por la policía durante muchos años; de un departamento de policía y sistema judicial que se destacan por su racismo, corrupción y brutalidad; de la guerra contra los radicales negros por parte de poderosas fuerzas de la estructura de poder de Filadelfia; de un juicio tan racista y parcial que violó las normas más elementales de imparcialidad y justicia; y de un hombre que no se rindió y jamás hincó la rodilla, que desde el pabellón de la muerte alzó la voz contra la supremacía blanca en Estados Unidos. Si se entiende que parar la ejecución de Mumia es un punto de deslinde fundamental de la justicia social, se luchará con más resolución para pararla.
Millones de personas tienen que declarar con sus acciones que la ejecución de Mumia Abu-Jamal es una injusticia intolerable e inaceptable. Al acercarse las audiencias federales, es crítico que el movimiento se haga oír de nuevas maneras y con nuevo alcance. Tenemos que correr la voz por todo el país y el mundo para que millones de personas se convenzan de que no lo deben ejecutar y para que haya un movimiento potente y apasionado que diga: "No lo ejecutarán".
Hace unas semanas escribimos algo que vale la pena recordar ahora, tras la ejecución de Shaka Sankofa:
"Como maoístas nuestra posición básica antes las embestidas del enemigo es: ATREVERSE A LUCHAR, ATREVERSE A GANAR....
"Hemos defendido a Mumia y hemos aprendido de él; ¡no permitiremos que el verdugo acabe con eso! La neta: !NO PERMITIREMOS que lo ejecuten! Seguiremos luchando, uniéndonos con quienes tienen muy distintos puntos de vista para construir un movimiento más amplio, diverso y resuelto. Vamos a redoblar la lucha y hacer lo que toca hacer. ¡Que cada atropello se convierta en un clavo más en al ataúd de los imperialistas!"
C. Clark Kissinger explicó esto en febrero en la Conferencia Nacional de Emergencia para Salvar a Mumia Abu-Jamal: "Tenemos que infundir pavor a los que están decididos a matar a Mumia, pavor ante la posibilidad de paros estudiantiles en las universidades y prepas del país, y la posibilidad de que gente de conciencia se encadene a la Casa Blanca, que se debata en todo sector de la sociedad. Tenemos que crear las condiciones para que millones de personas se echen a la calle en señal de protesta; para que maestros, artistas y destacados escritores pierdan fe en el sistema y contagien a los demás. Que teman otro Los Angeles [la Rebelión de Los Angeles de 1992], otro Seattle [la Batalla de Seattle]. Que Estados Unidos sea un paria en la comunidad internacional, un país cuyo nombre quiera decir racismo y asesinato oficial. En una palabra, nos toca crear una situación donde tendrán que pagar un precio inaceptable en toda esfera de la sociedad".
Compañeros y compañeras, la ejecución de Shaka Sankofa nos dio duro. Ahora nosotros tenemos que darle mucho más duro al sistema.


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