De Filadelfia a L.A.: Resistencia y lucha

Obrero Revolucionario #1066, 13 de agosto, 2000

No debía pasar: la policía tenía órdenes de pararla; la prensa tenía órdenes de no hacerle caso. Pero a pesar de todo, la resistencia popular se desató en Filadelfia, y durante cuatro días de protesta y confrontación se oyó la voz de una generación resuelta que lucha por un futuro diferente.

La Convención Republicana fue un largo rollo propagandístico de mentiras y engaño. Durante cuatro días, la TV mostró a los "nuevos republicanos" poniendo cara de compasión y tolerancia para taparse los colmillos.

Era esencial que la voz del pueblo tronara tanta mentira y, efectivamente, miles hicieron oír una fuerte voz de protesta y rechazo: criticaron las injusticias de este sistema y los crímenes de los verdugos republicanos, confrontaron a la policía y se lanzaron a la lucha.

Filadelfia preparóÊunÊmini-estado policial para la convención, y la prensa, siempre tan leal, no mencionó las brutales tácticas de la policía y pintó a la oposición como una bola de "rebeldes sin causa".

Pero a pesar de eso, por todo el país y el mundo se vio que miles se echaron a la calle a protestar y que la policía hizo cientos de arrestos. En Filadelfia, las protestas salieron en todos los noticieros. Por medio de la lucha de esos días, se vieron en acción los lados antagónicos de esta sociedad: de un lado, los que apoyan la represión, la injusticia, la avaricia, la crueldad y la explotación del planeta y de sus habitantes... y del otro lado, los que luchan por forjar un camino y un futuro diferente.

El valor y el sacrificio que se desplegó en las calles y en las cárceles de Filadelfia impulsó las causas del pueblo, por ejemplo, la lucha contra la brutalidad policial y la lucha para parar la ejecución del preso político Mumia Abu-Jamal, el revolucionario que ha galvanizado a la resistencia.

Los intensos días de Filadelfia fueron un paso fuerte y decisivo de este verano de convenciones y confrontaciones: las primeras salvas de la lucha que ahora se traslada a Los Angeles.

Maturranga política

En las elecciones pasadas, los demócratas posaron de compasivos... para disimular la crueldad de su plataforma. Este año, los republicanos decidieron que ellos también pueden jugar ese juego.

Los delegados republicanos se esforzaron por poner cara de compasión y tolerancia... mientras alababan la codicia, pedían más disparidad y cárceles, y aplaudían planes de abolir el aborto (incluso en casos de incesto y violación), aumentar las FFAA, eliminar la acción afirmativa, descuartizar la educación pública, privatizar el fondo del seguro social, reducir los impuestos de los ricos y darles a las iglesias más control de los programas sociales.

El Partido Republicano amordazó a sus tipos más rabiosos, sacó a desfilar representantes negros y latinos, y recurrió a las tretas publicitarias más lagrimeras y dulzonas. Cuando salió George W. Bush, solo le faltaba el halo y un coro de angelitos negros.

Todo esto fue, obviamente, una maniobra cínica preparada con el apoyo de los "duros" de la derecha republicana, a quienes les han prometido butacas de primera fila en el gabinete si Bush-Cheney ganan en noviembre.

Cambio de telón

Aunque en Filadelfia la lucha continúa para sacar de la cárcel a los detenidos, ahora la batalla se traslada a las calles de Los Angeles, donde se posarán los ojos del mundo cuando los imperialistas unjan y bendigan al otro candidato presidencial. Así se presenta otra oportunidad de expresar en la calle una posición política de resistencia y revolución, de desenmascarar al sistema, sus partidos, elecciones y representantes, de plantear un polo político por encima de todo eso.

Ahora los demócratas soltarán su rollo político: jurarán que el statu quo es una maravilla y que, si se necesitará un cambio, Al Gore es el tipo perfecto para hacerlo. Los batallones de manipuladores de la opinión pública, los escritores de discursos, ya están trabajando sin dormir para promover esa mentira.

La policía de Los Angeles está preparando su propio mini-estado policial. La clase dominante se propone limitar y borrar toda expresión de protesta que amenace su monopolio del campo político, y limitar los términos del debate político a escoger entre los "nuevos republicanos" y los "nuevos demócratas"... aunque la diferencia sea casi invisible.

En medio del baturrillo electoral y del circo político de la clase dominante, es esencial que siga restallando una voz y una visión diferente. El gran revolucionario Mao Tsetung exhortó a "crear condiciones favorables por medio de la lucha", y eso es precisamente lo que vimos en Filadelfia. Ahora tiene que llevarse a un nuevo nivel en las calles de Los Angeles.

 

¡NO ESCOJAS ENTRE OPRESORES; ENTIERRA AL SISTEMA!


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