Wen Ho Lee, víctima del gobierno

Obrero Revolucionario #1071, 24 de septiembre, 2000

Desde hace un año han salido reportajes en la prensa sobre "El escándalo de espionaje chino". El científico Wen Ho Lee, de 60 años, trabajó 19 años en el Laboratorio Nacional Los Alamos, una dependencia del gobierno, pero en abril de 1999 lo despidieron y en diciembre lo acusaron de 59 cargos de violar las Leyes de Energía Atómica y Espionaje Extranjero. Su juicio estaba programado para el 6 de noviembre.

Lee pasó nueve meses en la cárcel en aislamiento total, sin posibilidad de salir bajo fianza y acusado de delitos por los que lo podían sentenciar a cadena perpetua. Pero el 13 de septiembre el gobierno lo soltó a cambio de que se declarara culpable de uno de los 59 cargos (mal manejo de datos nucleares secretos). Un juez federal "le pidió disculpas" y dijo que fue un "abuso de autoridad".

Poner en libertad a Lee fue una vergüenza para el gobierno, especialmente el FBI y el Departamento de Justicia, pues primero afirmaron que tenían un montón de pruebas de culpabilidad y que dejarlo salir en libertad condicional pondría en peligro la seguridad nacional. Ahora está claro que el gobierno lo atacó sin pruebas sustanciales y que lo hizo por su nacionalidad.

Las "pruebas" del gobierno contra Lee se desintegraron paso a paso. Hace poco un investigador del FBI admitió que dio testimonio falso en la audiencia de fianza de Lee en diciembre y que lo pintó como un embustero, lo cual influyó mucho en la decisión del juez de no dejarlo salir bajo fianza. Al conocerse esa información, el juez cambió de parecer y dispuso que podía salir en libertad condicional con una fianza de un millón de dólares, pero la fiscalía apeló y el 1º de septiembre un tribunal federal prohibió que saliera de la cárcel.

La investigación de Wen Ho Lee ha suscitado indignación y resistencia de asiático-americanos, científicos y defensores de las garantías constitucionales, quienes afirman que lo acusaron por ser chino. Señalan que los medios de difusión lo declararon culpable de inmediato, y sostienen que el gobierno no tenía pruebas y que lo que hizo Lee lo hacen todo el tiempo científicos y empleados del gobierno que trabajan con información confidencial.

De "modelo de una minoría" a cárcel de máxima seguridad

Enfrascado en una feroz competencia política y militar con la Unión Soviética, Estados Unidos hizo un gran esfuerzo por atraer a científicos extranjeros durante los años 60 y 70. Wen Ho Lee siguió el camino de muchos científicos de China y otros países de Asia: estudió ingeniería mecánica en la universidad de Cheng Kung en Taiwán y después vino a Estados Unidos a hacer un doctorado en la Universidad Texas A&M.

Lee se hizo ciudadano estadounidense en 1974 y en 1980 empezó a trabajar en el Laboratorio Nacional Los Alamos (LANL), uno de tres laboratorios del gobierno que producen armas nucleares. Elaboraba códigos de computadora para simulacros de explosiones nucleares, que utilizan los ingenieros que diseñan las armas.

Por casi 20 años, Lee trabajó en la elaboración de armas de destrucción masiva. Era un miembro "modelo de una minoría", con buena casa, esposa e hijos. De repente en 1995, a pesar de sus largos años de vergonzoso servicio al imperialismo estadounidense, a Wen Ho Lee lo consideraron el principal sospechoso en una investigación de robo de tecnología de misiles nucleares.

A principios de la década pasada, China detonó su primer proyectil nuclear y Estados Unidos sospechó que copió el diseño del proyectil estadounidense W-88.

En realidad, los investigadores no tenían pruebas contra Lee. Afirmaron que sospechaban de él por dos viajes que hizo a China en 1986 y 1988, pero el Departamento de Energía y LANL los aprobó por cuestiones de trabajo. Además, en el viaje de 1986 su esposa, Cynthia Lee, actuó como fiel lacayo del imperialismo yanqui y espió a científicos chinos para el FBI.

Wen Ho Lee pudo haber leído los documentos sobre el proyectil W-88, pero miles de personas que trabajaban en dependencias del gobierno lo hicieron también, pues un documento con especificaciones del W-88 se distribuyó por correo a 548 direcciones. Ahora se sabe que los documentos sobre el diseño del W-88 que China adquirió eran de una versión posterior a la que vio Lee.

Altos funcionarios del gobierno admiten que atacaron a Lee por ser chino. Robert Vrooman, ex jefe de contrainteligencia de LANL y encargado de la investigación de Lee, dijo: "La nacionalidad del doctor Lee fue un factor muy importante". Asimismo, Charles Washington, ex jefe de contrainteligencia del Departamento de Energía señaló: "He llegado a la conclusión de que el doctor Lee recibió un trato muy distinto al de colegas que también manejaron indebidamente información clasificada en gran medida por su nacionalidad".

Luchas intestinas y chivos expiatorios

En abril de 1998, estalló una lucha intestina entre los demócratas y republicanos que repercutió en la investigación de Los Alamos. Los republicanos acusaron a la administración Clinton de darle a China información confidencial sobre satélites a cambio de contribuciones financieras a la campaña electoral. La Cámara de Representantes estableció un comité investigador encabezado por el congresista republicano Christopher Cox, y se desató un gran debate en el cual los republicanos acusaron a la administración Clinton de ser "blanda" con China y de "aflojar la defensa nacional". A pesar de sus discrepancias acerca de China, tanto los republicanos como los demócratas usaron a Wen Ho Lee como chivo expiatorio. Para aquellos simbolizaba que la administración Clinton era "blanda" con China y para estos comprobaba que era "dura".

El comité celebró audiencias secretas sobre el espionaje atómico. Antes de publicar su informe, el periódico New York Times obtuvo información sobre sus conclusiones e identificó a Wen Ho Lee como el principal sospechoso de pasar información altamente clasificada al gobierno chino.

Ese mismo día, el FBI interrogó a Lee. Le dijeron que no pasó una prueba con el detector de mentiras, lo cual era falso. Le "comentaron" lo que les pasó a Ethel y Julius Rosenberg: condenados (injustamente) de pasar información secreta sobre la bomba atómica a la Unión Soviética y ejecutados en 1953. Al día siguiente, por orden del secretario de Energía, Bill Richardson, Los Alamos despidió a Lee.

De repente el "escándalo Wen Ho Lee" estaba en boca de todos los politiqueros de Washington y era noticia de primera plana. Los reportajes eran muy tendenciosos: destacaban el hecho de que Lee era chino, como si eso en sí fuera prueba de culpabilidad.

Los investigadores del FBI descubrieron que Lee copió archivos de su computadora a cintas y la prensa dio a entender que ese hecho comprobaba que era espía, cuando en realidad eso ocurrió en 1994 y 1995; es decir, no tenía nada que ver con el asunto del W-88, que ocurrió en 1988 o antes. El 10 de diciembre de 1999, arrestaron a Lee y lo acusaron de copiar información clasificada.

No está del todo claro por qué Lee copió los archivos. Sus defensores afirman que eso es algo muy común pero que lo escogieron como chivo expiatorio por su nacionalidad.

De hecho, por su trabajo Lee tenía que transferir y guardar muchos archivos, y copiaba enormes cantidades de información. Un ex gerente de informática de Los Alamos que trabajó con Lee por muchos años le dijo a la revista The Nation: "Desde luego, transfería muchos archivos. No era nada siniestro. Es indignante la forma en que han tratado a Wen Ho Lee". Asimismo, un director de Inteligencia del Departamento de Energía reconoció que las violaciones de los protocolos de seguridad, como copiar archivos, eran muy comunes en Los Alamos. Igualmente, el ex director de la CIA John Deutsch tenía información altamente clasificada en la computadora personal de la casa, una violación muy similar a la de Wen Ho Lee.

En grilletes

A Wen Ho Lee lo recluyeron en una prisión federal de Nuevo México bajo estrictas medidas de seguridad, en aislamiento y solo recibía una visita de una hora a la semana de su familia. Durante varios meses ni siquiera le permitieron salir de la celda a hacer una hora de ejercicio al día.

Alberta Lee, hija de Wen Ho Lee, habló de las visitas a su padre: "Lo traen en grilletes, con esposas encadenadas a una cadena amarrada a la cintura. Tiene grilletes en los tobillos. Lo tratan como un animal. Jamás he visto algo igual. Casi no puede moverse por los grilletes, camina muy despacito. Nos separa un vidrio y le hablamos por un interfono".

Amnistía Internacional protestó en una carta al gobierno: "Las condiciones en que tienen al doctor Lee violan las normas internacionales".

El gobierno vigiló todos los pasos de la familia Lee. Como dijo Alberta Lee: "No sé si ustedes han visto Enemy of the State, una película protagonizada por Will Smith donde todos los teléfonos están intervenidos. Así ha sido el último año para mí". Como intervenían toda comunicación con su padre, ella ni siquiera mencionaba ningún nombre por teléfono por temor a que fueran a investigar a esa persona.

El contexto mundial

El caso de Wen Ho Lee está ligado a las inquietudes de Estados Unidos por la estabilidad de Asia y el papel de China en la región. Actualmente, los países de Asia, donde los obreros se rompen el lomo en talleres de hambre, son el centro de la manufactura global y producen de todo, de piezas de computadora a zapatos tenis. China recibe la tercera parte del capital para manufactura que entra al tercer mundo. Tiene 280.000 compañías extranjeras y más de la mitad de las principales 500 corporaciones estadounidenses, además de muchas compañías más chicas, tienen negocios en China.

Antes de 1949, países como Estados Unidos y Gran Bretaña explotaban y saqueaban a China, pero la revolución dirigida por Mao liberó el país y expulsó a las potencias extranjeras. China emprendió el camino socialista y por más de 25 años construyó una nueva sociedad revolucionaria que avanzaba hacia la meta de acabar con toda opresión. Pero en 1976, un golpe reaccionario, encabezado por Deng Xiaoping, derrotó al poder proletario y restauró el capitalismo. Ahora el imperialismo ha vuelto y China está nuevamente bajo la bota de potencias extranjeras.

Estados Unidos cuenta con que China aporte estabilidad a la región. Pero aunque China depende de Estados Unidos, tiene sus propias ambiciones capitalistas y por eso a este le preocupa que actúe de tal forma que desestabilice la región, lo que repercutiría en la economía mundial. Un motivo de preocupación imperialista son las armas nucleares chinas, como un artículo de la revista Foreign Affairs indicó: "En los próximos diez años, las armas nucleares que seguramente le causarán mayor preocupación a Estados Unidos serán las de China, y no las de Rusia u otro país". El armamento nuclear yanqui existe para apuntalar un orden mundial totalmente injusto en que la mitad de la población vive con menos de $2 al día y 40.000 niños mueren cada día de hambre y enfermedades curables. Estados Unidos, la mayor potencia imperialista, amenaza al mundo entero con su gran arsenal nuclear, así que es el colmo de la hipocresía que chille porque otros países tienen armas nucleares. China solo tiene 20 misiles nucleares que podrían llegar hasta Estados Unidos, pero un solo submarino Trident tiene 192 proyectiles nucleares.

En este contexto mundial, Estados Unidos ha aprovechado el caso de Wen Ho Lee como pretexto para aumentar las medidas de seguridad en las universidades y reforzar el clima represivo, lo que afecta a amplias capas de científicos y profesionales asiáticos. El profesor de estudios étnicos de Berkeley Ling-Chi Wang comentó: "De la noche a la mañana, les borraron la ciudadanía a los científicos chino-americanos; ahora son extranjeros y se les identifica con espionaje y traición".

No es la primera vez que el racismo ha moldeado la política extranjera respecto a Asia. Cuando Estados Unidos le declaró la guerra a Japón en la II Guerra Mundial, metió a 120.000 descendientes de japoneses a campos de concentración. Durante la guerra de Corea, cuestionó la lealtad de muchos científicos extranjeros, sobre todo los de China. En un caso famoso, acusó de espía a Tsien Hsue-Shen, un científico chino que era el director del Laboratorio de Propulsión por Reacción a Chorro de la Universidad Cal Tech. Aunque no había pruebas, lo tuvieron bajo arresto domiciliario por cinco años y después lo expulsaron a China, donde llegó a ser pionero del programa de misiles de China socialista.

Discriminación en los laboratorios de armas

Tras el despido y arresto de Wen Ho Lee, la discriminación habitual contra los científicos asiáticos y asiático-americanos que trabajan en los laboratorios se ha recrudecido, y han alzado una voz de protesta. Una empleada del laboratorio Lawrence Livermore dijo que han discriminado contra ella en cuestiones de sueldo, los supervisores hacen comentarios racistas, y le han quitado responsabilidad, autoridad y respeto en proyectos confidenciales. "Las habladurías de un `espía chino’ nos perjudicaron mucho. Aparentemente ahora tienen carta blanca para hacer lo que a mí me hicieron porque los asiáticos podríamos ser espías". Un climatólogo que trabaja en LANL le dijo al New York Times: "Si antes del escándalo de Wen Ho Lee era muy difícil que lo ascendieran a uno, ahora es peor". Asimismo, un ingeniero de Hong Kong dijo: "Para ellos el hecho de que uno sea extranjero es una amenaza".

En LANL la cantidad de solicitudes de empleo de asiáticos ha disminuido. En los primeros seis meses de este año apenas tres asiáticos solicitaron empleo, comparado con un promedio de 28 en 1998 y 1999.

Medidas de seguridad

El gobierno ha instituido nuevas medidas de seguridad muy extremas. Ahora se prohíbe que los científicos de 26 países visiten los laboratorios de armas. Antes no los dejaban entrar a ciertas partes, pero ahora inclusive les prohíben que pasen a departamentos que no hacen investigación militar.

El Departamento de Energía piensa hacerle la prueba de detector de mentiras a los 5000 empleados que trabajan con información confidencial. Nuevas restricciones en las universidades prohíben que estudiantes e investigadores extranjeros lean información tecnológica. En la Universidad Stanford, ¡le prohibieron a un estudiante chino trabajar con un algoritmo que él mismo elaboró para el control de naves espaciales!

Más de la mitad de los estudiantes de doctorados de ciencias e ingeniería son extranjeros, y el gobierno los someterá a mayor escrutinio. En un informe publicado en junio la Comisión Nacional sobre el Terrorismo recomendó establecer una base de datos nacional de los 500.000 estudiantes extranjeros y anotar información académica, como la carrera.

"No confíen en el gobierno"

Las injustas acusaciones contra Wen Ho Lee suscitaron un movimiento de protesta a lo largo y ancho del país que reclamaba su libertad y combatía la discriminación a los asiático-americanos. Muchos científicos y defensores de las garantías constitucionales se solidarizaron. Catorce organizaciones asiáticas publicaron una declaración: "Estamos muy preocupados por la forma en que el Departamento de Justicia ha investigado y acusado al doctor Wen Ho Lee, y por los efectos negativos para la comunidad asiática de Estados Unidos". Asimismo, organizaciones científicas muy destacadas escribieron cartas y declaraciones de condena al trato del gobierno a Wen Ho Lee, así como sus implicaciones para la comunidad científica.

En varias ciudades se celebraron mítines. En una protesta en el valle Silicon, tenían pancartas atadas a la espalda que decían: "Soy asiático-americano, que me arresten a mí también". En un mitin en Chinatown, San Francisco, Alberta Lee le dijo a la multitud: "Antes confiaba en el gobierno, ¡pero ahora no! Conozcan sus derechos. No confíen en el gobierno".


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