Esclavitud, capitalismo y la historia del Colegio Electoral

Obrero Revolucionario #1081, 3 de diciembre, 2000, en rwor.org

Con las elecciones presidenciales de este año se ha popularizado un hecho que mucha gente no sabía: que al presidente lo elige el Colegio Electoral, no el voto popular. Los expertos de la tele nos explican que eso se debe a la "sabiduría de los padres de la patria", que Estados Unidos "es una república, no una democracia mayoritaria" y que la historia ofrece magníficos ejemplos de solución de crisis políticas por medio de acuerdos, como el acuerdo de Hayes-Tilden en 1876.

Un vistazo a la historia demuestra que la política oficial de este país nunca ha representado la "voluntad del pueblo".

La redacción de la Constitución

"Todas las comunidades se dividen en los pocos y los muchos. Los primeros son los ricos y de buena familia; los segundos son la masa del pueblo. Se ha dicho que la voz del pueblo es la voz de Dios, pero por más que se cite y se crea esa máxima, no es verdadera. El pueblo es turbulento y dado a cambiar; rara vez juzga o determina correctamente, lo que le da a la primera clase una clara esfera permanente en el gobierno".

Alexander Hamilton, líder de
los "padres de la patria"

"La Constitución de los Estados Unidos es una visión de libertad propuesta por explotadores: es su visión de libertad".

Bob Avakian, Presidente del PCR,EU

La Constitución la redactaron 55 hombres reunidos en la Convención Constitucional en Filadelfia en 1787. El grupo no tenía agricultores pobres, sirvientes por contrato ni trabajadores urbanos, ni muchos menos esclavos ni indígenas. Tampoco tenía mujeres. Los 55 eran representantes de los esclavistas del Sur, y de los ricos mercaderes y nuevos capitalistas manufactureros del Norte.

La Constitución esboza el plan de gobierno del país. Sus primeras palabras son "We the people" (Nosotros, el Pueblo de los Estados Unidos), pero la estructura y las instituciones del nuevo gobierno tenían el propósito de mantener el poder político en las manos de las clases dominantes y fuera del alcance del pueblo.

La Constitución solo permitía votar a los hombres blancos, cristianos y dueños de tierras. Los candidatos a puestos del gobierno debían tener más propiedades que los votantes. Mejor dicho, los hombres adinerados escogían a los hombres más ricos para desempeñar cargos como legislador estatal.

Algo que no se sabe es que en los comienzos de la república los electores no votaban por el presidente, sino que lo elegía una convención de hombres adinerados llamada el Colegio Electoral. A ellos los escogían las legislaturas estatales (es decir, la clase dominante de cada estado). Más tarde, en la década de 1820, la mayoría de los estados permitió que el voto popular eligiera a los miembros del Colegio Electoral, que a su vez eligen al presidente.

Los delegados de la Convención Constitucional se reunieron en absoluto secreto y prohibieron publicar las actas de las reuniones.

Alexander Hamilton sostuvo que se necesitaba un gobierno central fuerte para aplastar insurrecciones (como una rebelión de granjeros de Massachusetts conocida como la Rebelión de Shay). Las milicias estaban listas para responder a las rebeliones de esclavos. George Washington, dueño de esclavos, escribió: "En todo estado hay combustibles que pueden encenderse con una chispa". La guerra de Independencia no llevó a un cambio radical del orden social y las clases dominantes querían conservar esa situación.

La Convención Constitucional, resumiendo, estableció una democracia burguesa: democracia para las clases dominantes, pero dictadura para las masas populares. El famoso sistema de "frenos y equilibrios" apuntó los principales frenos (especialmente el ejército) contra las masas populares.

¿A quién representan?

"Incluso al nivel más obvio, ¿cómo se puede considerar que el gobierno del recién formado Estados Unidos, por ejemplo, derivó sus poderes `del consentimiento de los gobernados' cuando en la época de la proclamación de los Estados Unidos de América una mayoría de los `gobernados'--esclavos, indígenas, mujeres, hombres que no cumplían varios requisitos de bienes y otros--ni siquiera tenían el derecho de votar... y no hablemos del verdadero poder de gobernar y determinar la dirección de la sociedad?"

Bob Avakian, La Constitución de los
Estados Unidos: Una visión de libertad
según los explotadores

Los autores de la Constitución discutieron cuántos representantes debería tener cada estado en el Congreso (Senado y Cámara de Representantes) y en el Colegio Electoral. Al final resolvieron que cada estado tendría dos representantes en el Senado y que la delegación a la Cámara se basaría en la población del estado. El número total de senadores y representantes de cada estado sería igual al número de delegados al Colegio Electoral.

Un tema de mucho debate en la Convención Constitucional fue cómo contar la población de los estados. En esa época una cuarta parte de la población del país eran esclavos y, si se contaban, la clase dominante del Sur tendría más poder en el Congreso y en el Colegio Electoral. La clase dominante capitalista del Norte quería que solo se contara a las personas libres. Ya por ese entonces esas dos clases dominantes tenían conflictos, que más tarde llevaron a la guerra de Secesión.

Los delegados llegaron a un acuerdo, como se ve en el Artículo 1 de la Constitución: "Los representantes y los impuestos directos se prorratearán entre los distintos Estados que formen parte de esta Unión, de acuerdo con su población respectiva, la cual se determinará sumando al número total de personas libres, incluso las obligadas a prestar servicios durante cierto término de años y excluyendo a los indios no sujetos al pago de contibuciones, las tres quintas partes de todas las personas restantes".

Mejor dicho, el sistema que escogía a los "representantes" al gobierno (y a los miembros del Colegio Electoral) contaba a los negros como si fueran tres quintos de persona y no contaba a los indígenas como seres humanos. Los hombres electos al gobierno servían a la clase dominante, pero decían "representar" a toda la sociedad.

La lección del acuerdo Hayes-Tilden

En medio de la actual crisis electoral, los comentaristas dicen que las elecciones de 1876 son un modelo perfecto de acuerdo pacífico. Es interesante ver los detalles del episodio, que la prensa normalmente no menciona.

En 1876, los capitalistas del Norte y los esclavistas del Sur acababan de librar una guerra civil por el control del gobierno federal y la abolición de la esclavitud. Tras la derrota de los estados del Sur, el ejército federal los ocupaba para imponer el poder político.

En las elecciones de ese año, Rutherford Hayes representaba a un sector de los capitalistas del Norte y Samuel J. Tilden representaba a otro sector (que quería restaurar a los dueños de plantaciones al poder en el Sur). El Ku Klux Klan desató un reino de terror para que no votaran los negros del Sur y Tilden ganó el voto popular. Pero el Colegio Electoral se empantanó y no llegaba a un acuerdo, al punto de que se empezó a hablar de una "nueva guerra civil". Al fin se anunció un acuerdo: Hayes era el presidente electo.

Sin embargo, ese acuerdo no tuvo nada positivo y, por el contrario, fue una nueva alianza contrarrevolucionaria de los capitalistas del Norte y los esclavistas del Sur. Los segundos permitieron que ganara Hayes a condición de que los dejaran aplastar la emancipación de los negros y volverlos a meter a las plantaciones básicamente como siervos. El gobierno federal retiró al ejército del Sur, con lo que terminó la época revolucionaria conocida como la Reconstrucción.

Esa traición les arrebató a los negros la liberación e igualdad por la que lucharon. Con el apoyo de Hayes y la clase capitalista, sufrieron nuevas formas de opresión, como la segregación impuesta por las leyes Jim Crow, la ley de linchamiento y un nuevo sistema de plantaciones.

Los políticos y periodistas de hoy dicen que ese criminal acuerdo fue positivo y que debe de servir de modelo para resolver disputas por el poder. Eso muestra la mentalidad racista y opresora de la clase dominante, y su definición de "buena conducta" política.

El acuerdo de Hayes-Tilden muestra otra cosa: aunque estalló un conflicto por las elecciones, no se resolvió contando votos. El acuerdo se negoció en una reunión tan secreta que hasta la fecha no se conocen muchos detalles. Una vez más, esto demuestra que en este sistema las decisiones políticas fundamentales las toma la clase dominante y no "la voluntad del pueblo".

Eliminar el Colegio Electoral

Cuando este año se presentó la posibilidad de que un candidato ganara el voto popular pero no las elecciones, el sistema quedó mal y varios políticos comentaron que es hora de abolir el Colegio Electoral y reemplazarlo con un voto popular directo ("una persona, un voto"). Tal "reforma" no sería un avance para el pueblo. La clase dominante echaría al lado una institución arcaica y cambiaría un tanto la estructura de la democracia burguesa, pero no cambiaría la naturaleza de clase del sistema.

Desde los días de los "padres de la patria", la dictadura de una pequeña clase de explotadores se ha disimulado con el cuento de "Nosotros, el pueblo". El voto directo por el presidente sería parte de ese cuento, pero las decisiones fundamentales del gobierno y la elección de sus líderes seguiría en las manos de la clase dominante.

En el libro Democracia: ¿Es lo mejor que podemos lograr?, Bob Avakian analiza y demuestra la naturaleza de clase de la democracia burguesa: "El proceso electoral tiende a ocultar las relaciones de clase básicas--y los antagonismos de clase--de la sociedad, y sirve para darle una expresión formal e institucionalizada a la participación política de los individuos atomizados en la perpetuación del statu quo. Dicho proceso no solo reduce al pueblo a individuos aislados, sino también los reduce a una posición políticamente pasiva y redefine la esencia de la política como tal pasividad atomizada--en que cada persona, individualmente y aislada de los demás, aprueba esta o aquella opción, todas las cuales han sido formuladas y presentadas por un poder activo que se alza por encima de esas masas atomizadas de `ciudadanos'.... El hecho de aceptar el proceso electoral como la quintaesencia del acto político refuerza también la aceptación del orden establecido y actúa contra cualquier ruptura radical con ese orden, para no mencionar su efectivo derrocamiento".


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