La caída del dictador de Perú

Fujimori: Títere yanqui huye a Japón

Obrero Revolucionario #1081, 3 de diciembre, 2000, en rwor.org

La estructura de poder estadounidense tiene problemas en su propio proceso electoral. Sin embargo, anda metida en Perú para efectuar una "transición presidencial" de los títeres.

El 20 de noviembre, el presidente Alberto Fujimori presentó la renuncia por medio de una carta desde Japón. El Congreso peruano, dominado por partidos burgueses de oposición, rechazó la renuncia y lo expulsó por "incapacidad moral" para gobernar. Enseguida eligió a Valentín Paniagua, presidente del Congreso, como reemplazo.

Fujimori es un enemigo odiado por el pueblo peruano y los pueblos del mundo. Su gobierno torturó, encarceló y asesinó a miles de revolucionarios, campesinos, obreros, estudiantes, etc. Bajo la tutela de Estados Unidos, impulsó una guerra contrarrevolucionaria contra la guerra popular que dirige el Partido Comunista del Perú (PCP). Durante su gobierno, la cantidad de peruanos que vive en la pobreza se duplicó y la cantidad de niños que muere de hambre o enfermedades curables aumentó a 36.000 por año. Durante ese mismo tiempo, los capitalistas del mundo sacaron jugosas ganancias de la explotación del pueblo y sus recursos naturales. En una palabra, Fujimori es un criminal de guerra con deudas de sangre.

Estados Unidos dice por todo el mundo que defiende la justicia y que castigará a los criminales de guerra, pero no es sino una táctica que aplica a sus enemigos. Fujimori era un verdugo del imperialismo yanqui y por eso le han permitido refugiarse en Japón (otra potencia imperialista que lo apoyaba) lejos de la ira popular. Se dice que tiene millones de dólares en cuentas bancarias secretas, producto de la corrupción.

Al igual que con Marcos de Filipinas y Duvalier de Haití, hoy Estados Unidos ha decidido mandar a Fujimori al exilio dorado y poner en su lugar un nuevo gobierno títere. (Hay veces que Estados Unidos toma medidas más drásticas para efectuar transiciones, como cuando mandó los Marines a secuestrar a Manuel Noriega y lo zampó a la cárcel.)

Estados Unidos se está distanciando, aunque no completamente, del ex dictador. Se dice que a Fujimori "se le dará crédito por la economía y asuntos de seguridad, pero se le echará la culpa de no aprovechar las oportunidades de dirigir al país hacia una democracia más estable". El combate a la guerra popular y la "apertura" que realizó para los inversionistas extranjeros le gustó a Estados Unidos, pero no le gustó la corrupción y la trillada "democracia" que amenazó causar gran daño a la estabilidad y a los intereses yanquis en Perú y la región en general.

Los crímenes del títere yanqui

Cuando Fujimori ganó la presidencia en 1990, el gobierno ya llevaba una década combatiendo la guerra popular maoísta. En 1983 y 1894, con el propósito de aplastar la revolución, las fuerzas armadas mataron a 8700 personas, casi todas campesinos pobres.

Fujimori recrudeció la guerra. A su lado tenía a Vladimiro Montesinos, un viejo agente de la CIA que manejaba el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN). En 1992, Fujimori, Montesinos y la cúpula militar dieron un autogolpe y tomaron control absoluto del gobierno para acelerar la represión del movimiento revolucionario.

Unas semanas después del autogolpe, efectivos del ejército tomaron por asalto el penal Canto Grande y ejecutaron a 40 presos, casi todos militantes o partidarios del PCP. El gobierno impuso el estado de emergencia en la mayor parte del país y suspendió los derechos constitucionales. En las ciudades la policía llevó a cabo enormes operativos de rastrillaje y detuvo a miles de ciudadanos. Los escuadrones de la muerte organizados por Montesinos llevaron a cabo "desapariciones" y asesinatos de revolucionarios y partidarios de la guerra popular.

En 1993, el gobierno lanzó una ofensiva en la selva, que Fujimori llamó "el pequeño Vietnam", con el fin de aniquilar el apoyo popular del PCP. Lanzaron bombardeos indiscriminados desde helicópteros artillados contra pueblos, seguidos por ataques terrestres para quemar todo, violar a las mujeres y rematar a los sobrevivientes.

Con ayuda estadounidense, el gobierno de Fujimori instituyó un sistema de tribunales secretos, con jueces encapuchados, en los cuales los acusados no tenían derechos y eran sentenciados a partir de declaraciones falsas sacadas con tortura. Esos tribunales sentenciaron a más de 5000 personas de "terrorismo".

La CIA y otras dependencias de espionaje estadounidenses ayudaron al gobierno de Fujimori a ubicar y arrestar a muchos líderes del PCP, entre ellos el Presidente Gonzalo, quien fue capturado en 1992. Desde ese entonces, ha permanecido en aislamiento con un tratamiento brutal. Hay miles de presos políticos, casi todos militantes o partidarios del PCP, que pasan hambre, extremos de frío y calor, y sufren torturas.

Con respecto a la economía, Fujimori cumplió a la letra las órdenes del FMI y otras instituciones financieras imperialistas. Estados Unidos y otras potencias lo alabaron por iniciar un "milagro económico", o sea, por abrirles más las puertas a los capitalistas del mundo para explotar más al pueblo peruano. "Privatizó" las empresas estatales y las vendió a precios de ganga. Estas medidas enriquecieron a un puñado y hundieron en la extrema pobreza a más de la mitad de la población.

La caída del gobierno y la mano yanqui

Mientras estuvo satisfecho con el trabajo de Fujimori y Montesinos, Estados Unidos les dio mucho apoyo. Pero después del autogolpe del 92 lanzó unas cuantas críticas por falta de "democracia" y amenazó suspender un poco de ayuda, aunque en ningún momento se suspendió el envío de "asesores", helicópteros y armas que, supuestamente, eran para la "guerra contra la droga" cuando en realidad eran para combatir la guerra popular.

Pero últimamente la situación en Perú empezó a preocupar mucho a Estados Unidos. Cuando Fujimori se postuló para una tercera presidencia, estallaron protestas de la oposición burguesa. Tres magistrados la declararon inconstitucional y los despidió. Montesinos mandó ocupar periódicos y canales de televisión que transmitían informes perjudiciales al gobierno.

Fujimori ganó las elecciones por medio de un fraude y corrupción masivos. Estados Unidos tiene mucha experiencia en fraude electoral y ha manipulado elecciones por todo el mundo (hoy el mundo entero está viendo lo que en realidad son las muy vanagloriadas "elecciones democráticas" en Estados Unidos). Pero cuando Fujimori tomó el poder por tercera vez, estallaron protestas y enfrentamientos con el ejército, y el disentimiento en la clase política aumentó. Eso le preocupó a Estados Unidos y a los inversionistas internacionales.

El desmoronamiento del gobierno se aceleró cuando se dio a conocer un video en el que Montesinos le ofrece una mordida de $15.000 a un politiquero de la oposición. Se rumora que Montesinos tiene una colección de videos para amenazar e intimidar, pero esta vez alguien le pagó con la misma moneda. Las circunstancias que llevaron a la revelación del video no están del todo claras, pero no hay que olvidar que este espía trabajaba con la CIA, su amo y maestro.

Fujimori se vio obligado a despedir a Montesinos, quien, con la ayuda de Estados Unidos, se refugió en Panamá, aunque ha regresado a Perú con la ayuda de sus aliados militares. Su regreso prendió más protestas, conmoción en los círculos de la clase dominante y un motín en el ejército. A la fecha no se conoce su paradero.

El 16 de septiembre, Fujimori anunció que renunciaría e inició una serie de reuniones con altos funcionarios civiles y militares estadounidenses. Si bien no se conoce el tema de esas reuniones, no sorprendería si en ellas Estados Unidos propuso "un fin" con una carta de renuncia "sorpresa" desde Japón.

La constitución peruana establece que el segundo vicepresidente, Ricardo Márquez, reemplace a Fujimori, pero a Estados Unidos le pareció que él está demasiado asociado con Fujimori, y por tanto el maquillaje al gobierno no daría resultado. Un funcionario de la administración Clinton comentó que el embajador estadounidense le dijo a Márquez que "no tenía el apoyo de Estados Unidos". Ese mismo funcionario le dijo al New York Times: "Pensamos que Paniagua es el tipo". "Por casualidad", dos altos funcionarios de relaciones exteriores encargados de Latinoamérica estaban en Perú cuando Fujimori anunció la renuncia.

Paniagua es un presidente provisional. En la primavera se realizarán elecciones y el favorito de Estados Unidos para reemplazar definitivamente a Fujimori es Alejandro Toledo, un economista de Harvard que trabajó un tiempo en el Banco Mundial. Aunque se presenta como "demócrata", Toledo ha dejado en claro que continuará las medidas básicas establecidas por Fujimori.

El imperialismo yanqui dice que la salida de Fujimori abre las puertas para una "nueva era democrática". Pero Fujimori fue representante de la clase dominante semifeudal y compradora, estrechamente ligada y al servicio de las potencias imperialistas, especialmente Estados Unidos. No importa quién sea el nuevo presidente, la naturaleza del sistema no cambiará.

El sistema no es capaz de resolver los graves problemas que afectan a las masas. La guerra popular que dirige el PCP es la única salida: el camino de la auténtica liberación, de derrotar el viejo y podrido orden y construir una sociedad completamente nueva. Por eso es que los sucesivos gobiernos peruanos y sus amos imperialistas se han empeñado tanto y tan ferozmente en aniquilarla. Sin embargo, el PCP sigue dirigiendo la guerra revolucionaria.

Mientras Fujimori envía cobardemente su carta de renuncia desde el extranjero y Estados Unidos manipula para imponer un nuevo gobierno títere, el PCP sigue dirigiendo al pueblo en la lucha por un futuro brillante, por un Perú libre del yugo imperialista, de gobernantes genocidas y tiranos.


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