Nueva York: La policía vs.
el Desfile Puertorriqueño

Obrero Revolucionario #1108, 24 de junio, 2001, en rwor.org

Nueva York tiene casi un millón de puertorriqueños. En junio, cuando se acerca el Desfile Puertorriqueño, se oye salsa por todos lados, a pie o en carro, y qué decir de las banderas puertorriqueñas. Más de 100.000 personas participan en el desfile y hay millones de espectadores: boricuas de todas partes del país y de la isla.

El año pasado, por primera vez, el desfile oficial tomó posición contra el bombardeo de Vieques y le rindió homenaje al independentista Pedro Albizu Campos. Este año, las autoridades tomaron medidas para evitar protestas, con el ridículo pretexto de evitar la violencia contra la mujer.

El año pasado, después del desfile, grupos de hombres rodearon a mujeres en el parque Central, las mojaron, las manosearon, les arrancaron la ropa y las agredieron. La policía no hizo caso a las que fueron a quejarse y pedir auxilio; más bien se rieron de ellas. El alcalde, Rudolph Giuliani, que ha humillado públicamente a su esposa, de la que se está divorciando, dijo hipócritamente: "No queremos que se vuelva a repetir lo del año pasado", y despachó a miles de policías, dizque para proteger al público. Ninguno de los policías que se burló de las mujeres ha sido disciplinado.

Como dijimos el año pasado tras el incidente: "Por espantoso que sea el incidente del parque Central, no es excepcional sino una manifestación horripilante de la explotación sexual y el machismo del sistema capitalista, que fomenta de mil maneras que el hombre vea a la mujer como objeto sexual. Es común que los universitarios salgan con una chica y la violen, etc., etc. Entre los jóvenes oprimidos se fomenta la lógica del machismo: que para `ser hombre' hay que dominar a la mujer... el machismo, la hostilidad contra la mujer y la lógica de una turba de linchamiento que estallaron en el parque Central son muy propios de esta sociedad, pues se desprenden de las relaciones sociales, económicas e ideológicas del capitalismo".

La Campaña de Apoyo a Vieques (CAV) declaró: "Esos muchachos aprendieron a comportarse de esa manera desde que eran niños, y lo aprendieron de una sociedad que promueve la violencia contra la mujer a todo nivel, ya se trate de Bill Clinton y sus aventuras, de los militares que violan en pandilla a sus propias compañeras o de la desigualdad cotidiana que padecen las mujeres. Hay inequidad en salarios y discriminación en el trabajo. Además, el horrible incidente le dio oportunidad al alcalde y a la policía para continuar sus prácticas racistas... A Giuliani no le preocupa la mujer; eso se ve en los recortes a la asistencia social, que beneficia principalmente a mujeres y niños: guarderías, estampillas de comida y la vivienda pública. El ataque que Giuliani ha lanzado contra el desfile y los boricuas es racista y no promueve justicia para las mujeres maltratadas".

Para limitar la presencia de contingentes antiimperialistas, las autoridades decidieron poner un límite de 50 participantes por contingente. Al Sindicato de los Trabajadores de Salud y Hospitales No. 1199 le dijeron que no podía tener pancartas contra el bombardeo de Vieques a lo largo del desfile y que las pancartas no podrían ser muy grandes. Cuando la CAV, la Campaña ProLibertad y Amnistía y otras organizaciones políticas fueron a sacar el permiso para desfilar, les dijeron que no estaban en la lista.

Una semana antes del desfile, en "El Barrio" se vieron señales de lo que se podía esperar: la policía prácticamente invadió la comunidad y se paseaba en camionetas de ocho y diez agentes. La víspera del desfile, en el festival de East Harlem, la policía realizó un ejercicio militar: detuvo y registró a vendedores ambulantes y vecinos, puso agentes en los techos y un helicóptero sobrevolaba.

El día del desfile, había seis mil policías, la mayor cantidad en la historia del desfile. Estaban en los techos y cerraron las calles colindantes. Registraron todo lo que uno llevaba y daban pulseras de plástico al entrar. Si uno no tenía la pulsera, lo mandaban salir o lo arrestaban. Vigilaban para que nadie se metiera al desfile sin permiso; hubo 53 arrestos.

Pero a pesar de todas esas medidas, las autoridades no lograron impedir que a lo largo del desfile se expresara una gran furia por el bombardeo de Vieques. Por todas partes se veían letreros de protesta; los funcionarios públicos marcharon con fotos de tres conocidos puertorriqueños de Nueva York y del reverendo Al Sharpton (detenidos en protestas en Vieques en abril y mayo, que están presos). Giuliani recibió muchos abucheos.

La Campaña de Apoyo a Vieques, ProLibertad y otras organizaciones que se oponen al dominio estadounidense de Puerto Rico decidieron que iban a participar en el desfile cueste lo que cueste. Más de 100 personas llegaron temprano antes de que la policía pusiera los cordones. Cuando llegó el contingente de los Latin King and Queen Nation, la policía no los quiso dejar entrar y amenazó con arrestarlos. La multitud empezó a corear "¡Déjenlos entrar!". Los muchachos se fueron y se metieron por otra parte, y de repente el contingente contaba con más de 200 personas. Cuando amenazaron con arrestar a todos los Latin Kings que no tenían pulseras, estas cambiaron de manos y de repente todo el contingente tenía pulseras.

La manta del contingente de la Campaña de Apoyo a Vieques proclamaba: "¡Marina estadounidense fuera de Vieques!", y miles corearon su consigna: "¡Vieques sí, marina no!". Estaba compuesto de activistas puertorriqueños de diversas organizaciones. A lo largo del desfile distribuyeron la declaración "¡Marina de Estados Unidos fuera de Vieques y todo Puerto Rico! El Desfile Puertorriqueño y el parque Central: ¡Boricuas unidos para luchar contra la opresión de la mujer!". Los miembros de ProLibertad llevaban retratos de presos políticos puertorriqueños. Un grupo de negros y latinos llevaba una pancarta que decía: "Gente de color unida contra la opresión de la mujer". Una considerable cantidad de palestinos, árabes y partidarios marcharon con el contingente Al-Awda (Coalición de Palestinos por el Derecho a Regresar). Los espectadores se quedaron sorprendidos al ver pancartas que decían: "¡Bombas ensayadas en Vieques, lanzadas en Palestina!" y procuraron conseguir volantes. Los partidarios del Partido Comunista Revolucionario, EU, marcharon con una manta de apoyo a la libertad de Puerto Rico y de condena al bombardeo de Vieques.

A la noche, la policía mandó pelotones a los lugares donde la gente se reúne después del desfile. En la calle 163 de Hunts Point, en el Bronx, cientos de policías rociaron gas pimienta. A una joven que protegía a su hermano le estrellaron la cabeza contra la pared. Arrestaron a 42 personas. Un vecino le dijo al Daily News: "Vi que los niños corrían gritando, que les rociaban gas mace y que la gente lloraba". La prensa informó que le lanzaron piedras y botellas a la policía.

La Campaña de Apoyo a Vieques declaró: "No importa lo que los opresores hagan para silenciar al pueblo puertorriqueño, el hecho es que ganaremos... ¡Vieques, Puerto Rico y el desfile le pertenecen al pueblo!".


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