Rechazan al Hermano Mayor en el edificio Flat Iron de Chicago

Artistas e inquilinos dicen:
"¡No somos tu Truman Show!"

Tom Michaels

Obrero Revolucionario, No. 1113, 5 de agosto, 2001 posted at http://rwor.org

El barrio Wicker Park de Chicago es un centro de arte alternativo desde hace años. En el parque y en Mad Bar se lee poesía. De los clubes nocturnos salen notas de jazz. El Blue Note presenta además blues y música del tercer mundo. La librería Quimby’s tiene montones de libros usados para explorar.

Las calles se llenan de artistas, gente hip, punks, trabajadores latinos, poetas pobres, parranderos de fin de semana, chavos escapados de los suburbios por una noche y profesionales clasemedieros.

El arte ha perdurado con tenacidad, a pesar de años de "renovación urbana", y el epicentro es la colonia de artistas del famoso edificio Flat Iron.

El edificio salta a la vista: es un triángulo blanco de tres pisos en la esquina central del barrio. Del sótano al techo, es una catacumba de creatividad de más de cien artistas que viven y trabajan en un laberinto de estudios, corredores y galerías.

También tiene un salón de "arte de la piel" donde se hacen tatuajes, un salón para práctica de grupos musicales y una librería de lo oculto. Además, desde hace once años, ha albergado la oficina de relaciones públicas de RCP Publications, un centro crucial de literatura y noticias revolucionarias en el país.

El edificio es el centro de un festival artístico anual, Around the Coyote, y todo el año presenta exposiciones y programas. El primer viernes de cada mes los artistas abren al público los estudios y se pueden ver esculturas, óleos, acuarelas, títeres, collages, comic books y demás. Por muchos años, fue un centro de arte puertorriqueño radical.

En los pasillos se cruzan artistas gay y lesbianas, anarquistas, feministas y otras tendencias, en una atmósfera política abierta a lo radical. Aquí se hizo la primera exposición de "Arte contra la cachiporra", dedicado a combatir la brutalidad policial, y la exposición de fotografía de Li Onesto "Nepal: Caras de la guerra popular". También se realiza todos los años una exhibición el Día Internacional de la Mujer.

Y un buen día, chin, llegó el Hermano Mayor.

Cámaras en todos lados

En junio, el dueño del edificio, Bob Berger, llegó con un equipo de técnicos a instalar cámaras en los pasillos, las escaleras, la entrada, el café y el club nocturno del primer piso. Tenía un plan alucinante: filmar las 24 horas del día todo lo que pasa en el edificio y mostrarlo en páginas web de la internet y en una enorme pantalla de TV puesta en la calle, como si fuera "TV real". Cualquiera que pase por ahí o que entre a la internet podrá ver y oír a los artistas trabajando, cotorreando, caminando al baño, etc.

Bob Berger, que aparentaba ser amigo de los artistas alquilando estudios baratos, resolvió usarlos como capital cultural.

Su plan es filmar y mostrar toda discusión que ocurra en los pasillos, toda entrada y salida, y poner la vida de los artistas a la disposición de mirones, ladrones y violadores, de policías interesados en actividades radicales, de cualquier voyerista aburrido con computadora.

Berger no pensaba comentar esto con los artistas ni pedirles permiso.

Pero a los inquilinos del edificio los alarmó el parecido de la situación con la película "Truman Show", en que un escabroso productor de TV filma y transmite en vivo, sin consentimiento, todo detalle de la vida de Truman (Jim Carey).

Para los artistas, este edificio es un centro de creatividad; para el dueño, es su propiedad y lo puede usar como le dé la gana para ganar lana.

¿En qué clase de mundo vamos a vivir?

"¡No somos tu Truman Show!"

Alerta a la prensa de
un grupo de inquilinos

"Esto pasó sin nosotros. No nos dejó decir nada. No ha sido posible llegar a ningún acuerdo con el dueño. Es lo que él quiera y si a uno no le gusta, pues se puede largar. Eso no está bien y me alegro que siga la pelea".

Billy*, al OR

"Es explotar mi vida personal. Es quitarnos derechos etéreos; ahora uno comparte el derecho de su presencia con el dueño del lugar donde camine. Es algo increíble. Es igual que en todas partes. Los que tienen dinero tienen derechos civiles y a los que no tienen dinero se los están quitando silenciosa e indoloramente. Estamos jodidos porque tenemos que vivir en algún sitio, tenemos que alquilar algún sitio".

Regina, artista e inquilina, al OR

"Es entrometerse. Hay muchos artistas que… no quieren que los filmen yendo y viniendo de las duchas; a las mujeres les preocupa".

J, pintor

"Bob Berger cree que es un mecenas del arte y puede que lo sea. Pero esto sería como un zoológico y eso es faltarle el respeto a los artistas, a nuestra vida, a lo que hacemos aquí. Es degradante filmarnos sin consentimiento. Nos quiere volver un show en vez de un lugar donde se hace trabajo de calidad con profundidad. Es pura explotación, explotación de los artistas.

"No quiero que nadie, quien sea, pueda encender un aparato y ver lo que yo hago; es escalofriante. Las cámaras lo miran todo, alguien me ve y yo no puedo hacer nada. A poco. La gente mirándonos como rarezas. Además, hay que pensar en los riesgos que nos trae a las mujeres. Muchos tipos que viven frente a la computadora son raros y tienen fetiches extraños; basta con que uno solo de ellos haga algo turbio".

Alice, al OR

"Este edificio se enorgullece de su creatividad, libertad de pensamiento y radicalismo. Si pueden husmear la vida de todos con cámaras aquí, ¿quién queda a salvo? Si dejamos que en este edificio nos roben la vida privada y nos expongan a la curiosidad del público, ¿qué traerá el futuro? Las corporaciones, la policía y las dependencias del gobierno ya espían todo el tiempo. Y ahora, ¿los dueños de edificios nos van a usar como diversión? ¿Es ese el futuro que queremos?".

Jesse Davis, encargado de
la oficina de relaciones
p
úblicas de RCP Publications

En la actualidad, en este país filman, siguen y espían cada vez más a todo mundo: en la calle y en partidos de soccer panean a la gente con un nuevo software de reconocimiento facial que compara caras con fotos de la policía y el FBI; hay compraventa de historias médicas; cada vez que entramos a la internet o usamos una tarjeta de crédito, queda un registro de nuestras preferencias, y cada vez que usamos una tarjeta de camiones o trenes queda un registro de nuestros movimientos. A los oficinistas les cuentan cuántas teclas tocan por minuto; a los que cuidan niños los espían con webcams; en las tiendas, cajeros automáticos, centros de trabajo, cárceles, escuelas, cruces y estacionamientos nos filman todo el tiempo.

Esta "sociedad vigilada" llegó de repente en los últimos años en silencio, en secreto, sin controversia ni publicidad. En gran parte, los vigilados no saben que los vigilan, pues lo hacen rutinas secretas de computadora, webcams ocultas, sistemas silenciosos de espionaje. Muchos no saben en qué medida se registra y se vende información de lo que somos y hacemos.

Jesse Davis nos comentó: "Nos enfurece que el dueño ataque esta magnífica comunidad creativa. Pero rebasa las paredes de este edificio. Para mí, el problema no es básicamente la tecnología ni la obvia perversidad de este dueño; es que el capitalismo lo distorsiona todo, hasta el potencial de la nueva tecnología de comunicación, para controlar a la gran mayoría. Reduce a la gente y su producción creativa a cosas que manipular y explotar para sacar ganancia. Esto es parte del conflicto general que determinará en qué clase de sociedad vamos a vivir y quién decidirá ese futuro".

Se vende: Vida privada

"Te conozco mejor que tú mismo".

Christof, productor ficticio de
"Truman Show", hablándole a Truman

"Yo sé lo que más les conviene a los artistas".

Bob Berger, dueño del Flat Iron,
habl
ándole a los inquilinos

"Me revienta, me cae remal. Estaba sola esperando el elevador y fui a enderezarme los calzones, ¡cuando veo la pinche cámara ahí no más! Ya uno no puede hacer nada privado en los pasillos. Me revienta que se gasten la lana en esto, que los dueños de propiedad tengan el derecho de mostrar la vida de los que no tienen propiedades. Es un profundo temor que tengo".

Regina, pintora, al OR

Los artistas del edificio organizaron una reunión, y llovieron críticas contra las cámaras. Unos ofrecieron dejar poner cámaras en sus estudios, pero si las podían apagar cuando quisieran. Berger no aceptó.

Los inquilinos distribuyeron un boletín de alerta a la prensa y la noticia corrió como la pólvora. Los dos lados defendieron su posición en la prensa.

El dueño dijo que las cámaras ayudarán a vender las obras de arte que hacen en el edificio. Un pintor replicó en el periódico Chicago Sun-Times: "No está mostrando mi arte, sino a mí".

El semanario alternativo Chicago Reader explicó que este es el primer paso para crear un programa de televisión comercial basado en la vida de los artistas. "Queremos tener un año de experiencia en la internet y después pasaremos a la TV", dijo Berger.

La respuesta de Berger a las críticas de los inquilinos ha sido amenazarlos. La mañana de la reunión anunció que RCP Publications tenía que desocupar el 31 de julio. "Esa gente es peligrosa", le dijo al Reader. Un artista le dijo a la prensa en una gira por el edificio: "Es irónico que en un edificio donde supuestamente florecen el arte, el pensamiento libre y lo alternativo echen a los inquilinos al primer indicio de disentimiento".

Al cierre de esta edición no se ha resuelto nada. Están instalando las cámaras, pero no funcionan todavía. Berger le dio una orden de desalojo a RCP Publications, pero no la ha puesto en práctica.

Quedan pendientes importantes preguntas: ¿pertenece nuestra vida al dueño del lugar donde trabajamos o vivimos? ¿El arte es tan solo material para hacer lana? ¿Nos espiarán en el futuro los patrones, el gobierno y los voyeristas?

Para solicitar más información, expresar apoyo, ayudar o mandar fondos, ponte en contacto con Jesse Davis, RPC Publications PR Office, 773-227-4066, fax: 773-227-4497, P.O. Box 3486 Merchandise Mart, Chicago IL 60654.

*Los nombres de los artistas se cambiaron para protegerlos.

Crear opinión pública...conquistar el Poder

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