La hipocresía y la demencia religiosa

El debate sobre la investigación con células madre

Mary Lou Greenberg

Obrero Revolucionario #1117, 2 de septiembre, 2001, en rwor.org

¡Qué furia da el reciente debate sobre el uso de células madre embrionarias para la investigación de tratamientos de enfermedades graves! Ha sido una combinación de la más cruel hipocresía burguesa con la más reaccionaria demencia religiosa.

Hay dos puntos centrales que ver.

Uno, la supuesta preocupación del líder del país más poderoso del planeta por la "santidad de la vida"; y dos, la relación de la vida embrionaria con la vida humana: el tema que Bush pasó noches enteras cavilando (¡ja!) allá en el rancho grande.

En un discurso televisado, Bush dijo que el asunto de las células madre "se sitúa en una difícil intersección moral: la necesidad de proteger la vida en todas sus fases, y la posibilidad de salvar y mejorar la vida en todas sus etapas".

Un momento: ¿esa "necesidad de proteger", salvar y mejorar la vida se aplica a los millones de niños de Irak que sufren enfermedades y desnutrición y que mueren sin necesidad porque las sanciones de Estados Unidos han estrangulado al país? ¿Se extiende a los millones y millones que han muerto o van a morir de SIDA en África porque las compañías farmacéuticas gringas no quieren rebajar el costo de medicinas que pueden salvarlos? ¿No ayudaría a "salvar y mejorar" esas vidas el excedente presupuestal?

¿Y qué onda con la vida de los chavos negros y latinos que roba continuamente la policía aquí mismo, con el aplauso de Bush & Cía.? Y ni hablemos de Shaka Sankofa y los otros presos que el estado ha asesinado fríamente, en lo cual Bush se declaró campeón nacional cuando era gobernador.

Bueno, es enorme la lista de vidas que no preocupan a Bush y su clase, la clase que todos los días toma decisiones que arrasan vidas pensando únicamente en la ganancia y la protección del imperio.

Pasemos a hablar de la "vida" que supuestamente les preocupa tanto: el embrión.

Este es el aspecto central y tiene serias repercusiones.

Los politiqueros y el clero reaccionario claman que la vida empieza en el momento de la concepción. Los ignorantes que atacan las clínicas de aborto muestran fotos de fetos y dicen que son "niños". Ahora Bush ha ido más lejos que Reagan y ha declarado que un óvulo fertilizado es lo mismo que un ser humano.

El momento mágico, dicen, es cuando se unen el óvulo y el espermatozoide: la fertilización. ¡De ahí en adelante es sagrado! No importa que esas células se unieron en una caja de Petri (un plato) en el laboratorio. Si se unen, los patriarcas las elevan a la categoría de ciudadanos. (¡Ah, lo que podría hacer Bush con esto en las próximas elecciones!)

Veamos: esas células tienen el potencial de llegar a ser una vida humana, pero una persona en potencia no es lo mismo que una persona concreta. Repito lo que he dicho mil veces: hasta el momento del nacimiento, cuando el feto entra al mundo como ser social independiente, no es una persona; es parte de la mujer. No importa que los inquisidores de hoy citen la biblia ni otro libro supersticioso: "la mujer no es incubadora, el feto no es un niño y el aborto no es matanza".

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Consideremos las implicaciones para la humanidad de la decisión de Bush. Los científicos creen que las células madre, derivadas de embriones humanos, tienen el potencial de curar una serie de enfermedades degenerativas y de heridas porque podrían reemplazar los tejidos dañados: las neuronas de los enfermos de Alzheimer y de las heridas de la médula espinal; las células del músculo cardíaco de enfermos del corazón; las células del páncreas de diabéticos Tipo 1.

Se necesita mucha investigación para saber si esto es posible, pero un antiguo director del Instituto Nacional de la Salud dijo: "No es irreal decir que la investigación con células madre tiene el potencial de revolucionar la medicina".

Al rato voy a decir cómo se puede revolucionar la medicina, pero ese comentario muestra el potencial para aumentar el conocimiento y encontrar curas para una variedad de enfermedades.

Pero la investigación con células madre ha tropezado con los que dicen ser "pro vida". Las células madre se forman poco después de la fertilización del óvulo, ya sea por relaciones sexuales o en una clínica de fertilidad (cuando la mujer no puede concebir). Esas células no son todavía un embrión; son blastocitos preembriónicos: de 200 a 250 células. Las células madre por lo general se extraen de los blastocitos que sobran en las clínicas de fertilidad. (La mayoría de los óvulos fecundados se descartan después de implantarle varios a la mujer).

Las células madre son microscópicas y se desarrollan a los pocos días de la fertilización, antes de adherirse al útero. Si la mujer decide continuar el embarazo, y si no hay complicaciones, esas células podrán llegar a ser un nuevo ser humano que entra al mundo como un ser social independiente.

El embarazo y el nacimiento dependen completamente de los procesos biológicos de la mujer y de las condiciones sociales en que vive. Pero la demencia religiosa de los reaccionarios niega eso y los lleva a atacar la investigación con células madre embriónicas ¡porque para obtenerlas hay que matar a los blastocitos!

Para no ofender a esa bola de ignorantes retrógrados, Bush dijo que solo autorizará el uso de fondos federales para investigaciones con los grupos de células madre ya cultivados (es decir, extraídas de blastocitos que ya no existen). Juró que el dinero de los contribuyentes no "alentará ni aprobará la destrucción de embriones humanos".

Muchos científicos comentaron que esa restricción limitará seriamente la investigación.

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Esta decisión de Bush es otro ejemplo de lo que Bob Avakian llama un sistema "totalmente inservible" que "tiene como destacados representantes de la clase dominante gente y fuerzas que se niegan a aceptar la realidad, es decir, niegan y atacan verdades fundamentales de la realidad, la naturaleza y la sociedad".

Regresemos ahora a lo que realmente se necesita para revolucionar la medicina, tal como dice el Borrador del Programa del PCR,EU: "La investigación y la experimentación científicas pueden jugar un papel importante para revolucionar la producción y la sociedad en general, y para conocer el mundo. Pero el capitalismo encadena la ciencia al servicio de su sistema reaccionario y obsoleto...

"La revolución proletaria pondrá la ciencia al servicio de las masas, transformando las prioridades y desencadenándola para solucionar problemas de suma importancia para el futuro de la humanidad, como descubrir nuevas técnicas para el desarrollo sustentable, utilizar energéticos renovables y reducir la contaminación en la producción y el transporte.

"La investigación médica no se supeditará a las exigencias del capitalismo y las ganancias de la industria farmacéutica. Por primera vez se dedicará a solucionar los problemas de salud de los pueblos del mundo". (páginas 107-108)

¡En todo el mundo bailarán en las calles ese día!

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Un antiabortista, furioso por la "destrucción" de las células sobrantes de las clínicas de fertilidad, propuso que más bien las "adopten". Pensándolo bien, no es mala idea. Una caja de Petri ocupa mucho menos espacio en un apartamento pequeño que una cuna. Se puede poner en cualquier parte: en la mesita de la sala o en un gabinete de cocina (¡pero hay que tener cuidado no vaya y sea que alguien piense que es un plato sucio!). Los ahorros de ropa de bebé serían fantásticos y no hay que cambiar pañales. Es cierto que no se ve ni se oye, pero tampoco llora de noche. Como (todavía) no se ha propuesto implantar esas células, no crecerían nunca. ¡Ufff! ¡No más conflictos con adolescentes!


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