Hace 30 años, 9-13 de septiembre

La rebelión de Attica

Obrero Revolucionario #1118, 16 de septiembre, 2001, en rwor.org

El 9 de septiembre de 1971, unos 1200 presos del penal Attica, situado en una parte rural del estado de Nueva York, se apoderaron de la mitad de la cárcel y tomaron de rehenes a 38 guardias, y declararon: "Somos hombres, no somos bestias y no vamos a permitir que nos peguen y nos traten como a bestias". Durante cuatro días los Hermanos de Attica controlaron el patio D y exhortaron a la gente de afuera a ver la brutal naturaleza del sistema y a apoyar su posición. La Rebelión de Attica fue el levantamiento carcelario mejor organizado en la historia del país. A millones de todo el mundo les pareció una respuesta justa a las inhumanas condiciones que imperaban en Attica y, más aún, a la sevicia del sistema imperialista.

CÓMO SE HIZO LA REBELIÓN

Los Hermanos de Attica trataron de negociar durante varios meses una larga lista de quejas y demandas.

Attica tiene fama de tratar a los reclusos como animales; tenía cupo para 1600 reclusos, pero había 2200: 54% negros, 9% puertorriqueños y 37% blancos. Los tenían encerrados en sus celdas de 14 a 16 horas diarias y les pagaban de 20 centavos a 1 dólar por un día de trabajo. Les permitían darse una ducha una vez a la semana, y les daban un jabón y un rollo de papel higiénico al mes. Les censuraban el correo, no les entregaban gran cantidad de los libros y revistas que les llegaban y, cuando les dejaban entrar visitas, las trataban mal. A los presos negros y latinos les vivían dando palizas e insultándolos con nombres racistas: los guardias decían que sus macanas eran "nigger sticks". No había programas serios de educación y la comida y el servicio médico eran horribles.

Por ese entonces se estaba formando un movimiento de derechos de los presos. Muchos reclusos habían participado en el movimiento de liberación negra y en la lucha contra la guerra de Vietnam en los años anteriores. Nada más en el año de 1970 hubo 16 protestas en las cárceles. El Camarada X, un dirigente del PCR que se hizo revolucionario en la cárcel en esa época, dice lo siguiente sobre esos tiempos: "Pensábamos que iba a haber una revolución y nos estábamos preparando; cuando se abrieran los portones de la cárcel, íbamos a estar listos para salir a tumbar todo este sistema. Eso era parte del clima y la atmósfera de ese entonces, lo que me hace pensar una vez más en lo que dice el presidente Avakian sobre la importancia de un movimiento revolucionario y de una atmósfera politizada, lo que eso puede hacer, no como una meta en sí sino como parte de preparar el terreno para la revolución y de prepararse para tumbar todo esto. Cómo puede hacer que la gente muestre su mejor lado, que se inspire. Yo creo que en esa época mucha gente mostró su mejor lado".

En una entrevista que le hicimos al Hermano de Attica Akil Al-Jundi, describe la situación en Attica: "Los presos tomaban muy en serio la tarea de edificarse con el estudio, para que al salir pudieran beneficiar a su comunidad, preocuparse porque su comunidad se superara y echarse a trabajar en las tareas cotidianas de su comunidad, en vez de asociarse con actividades criminales. Había una organización que se llamaba Frente de Liberación de Attica, que era el cuerpo representativo de todos los presos. Nosotros los elegíamos".

En mayo de 1971, el Frente de Liberación de Attica le entregó un manifiesto y una lista de demandas a Russell G. Oswald, el nuevo comisionado de correccionales. Oswald ni siquiera tuvo la decencia de contestarles en persona; mandó un mensaje grabado que pusieron por el sistema de sonido de la cárcel; decía que las reformas "tomarían tiempo".

El 21 de agosto de 1971, George Jackson, un revolucionario negro preso, murió asesinado a sangre fría en una cárcel estatal de California. Su asesinato fue una chispa de la Rebelión de Attica. Cuando corrió la voz de celda en celda, se planeó una protesta unida para expresar furia y duelo. A la mañana siguiente, cuando se formaron para el desayuno, se organizaron en dos columnas, con un preso negro a la cabeza de cada una. Todos tenían puesto un brazalete negro. Se sentaron en perfecto silencio en el comedor y no probaron bocado, irradiando hostilidad hacia el sistema que asesinó a su compañero y los tenía presos en condiciones brutales e inhumanas.

Un hermano de Attica entrevistado por el OR en 1980 describió cómo estalló la rebelión la mañana del 9 de septiembre:

"Cuando volvíamos del comedor, la tensión era enorme. Estábamos a punto de explotar. Así que cuando un guardia sacó a un compañero de la fila, comenzamos a protestarle. Ahí estalló todo. ˇEstábamos hartos! Comenzamos a agarrar a los guardias, los pusimos contra la pared, agarramos las macanas. Corrió como un reguero de pólvora.

"Los que tenían experiencia de organización y dirección comenzaron a organizarnos. Pusieron puestos de mando, nos reunieron, mandaron a tomarse los talleres, a sacar a los presos del calabozo. Hicimos boquetes en las paredes para comunicarnos con otros bloques. A los rehenes los pusimos en celdas, con nuestros guardias. Organizamos una despensa. Todos llevaron la comida que tenían y ahí se organizó una especie de comisariato. Todos teníamos una tarea que hacer.

"En Attica, la situación llegó a un punto que dijimos `al diablo todo esto'. Tenemos que armar un despelote y hacer pedazos esto, no importan las consecuencias. De todos modos, aquí ya estamos como muertos".

MENSAJE AL MUNDO

ˇHermanos! ˇEl mundo nos está escuchando! ˇEl mundo está viendo nuestra lucha! Miren a estos hombres [el equipo de observadores] de toda la nación que acuden a nuestro llamado, hermanos, que vienen a presenciar de cerca la lucha contra la opresión racista y la crueldad. ˇDebemos enseñarles lo que pasa dentro de estas paredes para que ellos puedan decírselo al mundo!

Tomado de un discurso del Hermano Herb, un preso de Attica,
durante una de las visitas del grupo de observadores al patio D

Nunca tuvieron la oportunidad de progresar en esta racista y opresora América, y cuando se han negado a aceptar la esclavitud y la crueldad o han tratado de lograr lo que con razón consideran sus derechos, la sociedad los ha encerrado en prisiones que no son más que representaciones de la vida que se les imponía afuera. Pero en todo el mundo, les aseguró el Hermano Herb a sus escuchas, los aplastados y los oprimidos estaban escuchando las palabras de Attica, identificándose con ellos, empezando a quitarse las cadenas, levantando la cabeza.

Tom Wicker, reportero del New York Times, que formó parte
del equipo de observadores y escribió A Time to Die

Los Hermanos de Attica formaron un comité de dirección y negociación de negros, latinos y blancos. La unidad de los presos de todas las nacionalidades era inquebrantable. Estaban altamente organizados y disciplinados. Y a pesar de los tormentos que habían sufrido a manos de los sádicos guardias, trataron bien a sus rehenes: les dieron celdas limpias, les dieron comida y pusieron una guardia para protegerlos.

El comité sacó un comunicado titulado "Al pueblo de los Estados Unidos". Pedía "que nos ayuden a acabar con esta situación que no solo pone en peligro la vida de nosotros, sino de todos". Presentó demandas que "acercarán el fin de estas instituciones carcelarias que no le hacen ningún bien al pueblo de Estados Unidos, sino a los que lo explotan y esclavizan". Entre las demandas figuraban: amnistía total; transporte rápido y seguro a un "país que no sea imperialista" y negociaciones por medio de un equipo de observadores formado por el abogado radical William Kunstler, representantes del Partido Pantera Negra y de los Young Lords, y reporteros y escritores liberales de la prensa negra. El comunicado terminaba así: "Invitamos a todo el mundo a venir a ver esta degradación, para que piensen mejor cómo acabar con esta degradación".

Durante los cuatro días siguientes, los líderes de la rebelión y otros presos tomaron la palabra y dieron apasionados discursos en el patio D, donde estaban reunidos todos. Herbert X. Blyden, uno de los Hermanos de Attica, les dijo: "Estamos aquí en nombre de los oprimidos de todo el mundo y no vamos a rajarnos ni a doblegarnos. ˇVamos a mostrar lo que se debe hacer, porque sabemos lo que se debe hacer!". Otros presos pronunciaron declaraciones de solidaridad con las luchas contra el imperialismo, especialmente con el pueblo vietnamita.

Un grupo de 60 presos le mandó un mensaje de solidaridad revolucionaria a los indígenas de Wounded Knee. Acababa con estas palabras: "Aunque los imperialistas yanquis están preparando un baño de sangre para Estados Unidos, no podrán ahogar las luchas populares. Lo único que se ganarán será el odio universal".

El mensaje de Attica le llegó a la gente de todo el mundo que luchaba contra el sistema y dio un pequeño vistazo de los cambios que se dan cuando el pueblo le arrebata el poder al opresor.

Arthur Eve, miembro de la asamblea de Nueva York y uno de los observadores, recuerda: "Fue muy interesante. Han establecido un sistema bastante elaborado de comunicación. Tienen un sistema de seguridad. Tienen personas que se encargan de los desperdicios y de la basura, de la comida y de otras cosas. Otros se encargan de cuidar a los enfermos. Es casi una comunidad organizada dentro de otra comunidad. Y fue muy interesante lo que nos dijeron: `Aquí vivimos ahora y vamos a hacerlo tan aceptable como sea posible'. Tienen una gran disciplina".

MASACRE

Las autoridades suspendieron las negociaciones muy rápido y se prepararon para aplastar la rebelión. No podían permitir ese símbolo de resistencia, ese franco desafío a su poder. Temían el efecto que tendría sobre millones que no estaban presos. Así que respondieron con la fuerza armada bruta y terrorista del estado.

El 13 de septiembre, 211 policías estatales y guardias atacaron con gas lacrimógeno, rifles y escopetas. Cuando acabó la balacera, quedaron muertos 10 rehenes y 29 presos. Descargaron 450 rondas de munición a lo mínimo. Las autoridades dijeron que los presos mataron a los rehenes, pero los exámenes de patología mostraron que todos los rehenes y los reclusos murieron de heridas de bala y los rebeldes no tenían armas de fuego.

En una entrevista del OR, uno de los Hermanos de Attica recordó el terror de esa mañana:

"Entraron disparando contra todo lo que se movía. Le dispararon a todo mundo. Fueron de celda en celda con ametralladoras, disparando debajo de las camas, en todas partes. No les importaba si había alguien ahí, apretaban el gatillo sin parar. Su objetivo era matar, no hacer preguntas, sino matar. Tenían miedo, se les veía en la cara cuando corrían por el patio.

"Después, nos desnudaron a todos y nos hicieron salir a rastras al patio. Se pusieron en filas, cara a cara, y nos hacían correr entre ellos, dándonos duro. Cuando el primer compañero acabó la carrera me dijo que corriera zigzagueando, para no recibir los golpes de frente... nos sentíamos como perros. Fue lo más humillante. No se puede ser así de salvaje. Yo no quisiera ser tan bestia como esa gente.

"Después de la rebelión muchos quedaron muertos o heridos. Pero nadie se arrepintió. Es más, si se nos hubiera presentado otra oportunidad, lo hubiéramos vuelto a hacer. Porque era mejor a que nos trataran como animales".

Otro preso de Attica, el Hermano Rahim, escribió después: "Nosotros, los hermanos que estábamos presos en la mazmorra y campo de concentración conocida como Attica, nos plantamos contra el opresor, sabiendo muy bien que la chota nos caería encima con todo lo que tuviera en su poder. Pero en ese entonces sabíamos --y hoy sabemos-- que es nuestro derecho, nuestra obligación, hacerlo para que el mundo supiera que no íbamos a aceptar más el maltrato desmoralizador y represivo de los guardias y los burócratas del gobierno. Cuando la chota se dio cuenta de que lo nuestro era en serio, de que no íbamos a retroceder, nos cayó encima con escopetas, rifles, gas lacrimógeno y pistolas...".

El espíritu de Attica perdura. Arde en el corazón de los oprimidos que sueñan con el día en que las masas populares se levanten y tomen el poder político con una revolución armada del pueblo. Como escribió el Hermano Rahim:

"Ellos seguirán haciendo lo suyo, si no nos unimos para destruir esta bestia. Saben que fuimos a la fuente de la sabiduría y que no quedaremos satisfechos hasta que todo el mundo sea libre. Así que únete a nosotros para destruir esta `Cosa' que camina como un hombre pero es más rastrera que una serpiente".


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