Estados Unidos abandona conferencia contra el racismo

Vergüenza yanqui en Durban

Obrero Revolucionario #1118, 16 de septiembre, 2001, en rwor.org

Durante la primera semana de septiembre, delegados de más de 160 gobiernos y aproximadamente 4000 organizaciones no gubernamentales (ONG) se reunieron en el puerto sudafricano de Durban para participar en la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia e Intolerancia Afines.

Mientras tanto, en las calles y en un sinnúmero de conferencias, gente de todo el mundo condenaba la esclavitud moderna, los escuadrones de la muerte patrocinados por Estados Unidos, la pobreza y la discriminación rascista de muchas formas, en este mundo en que los ricos roban a los pobres despiadadamente. Muchas manifestaciones y conferencias paralelas reclamaron indemnización por los crímenes de la esclavitud y el colonialismo.

Al cierre oficial de la conferencia, no se llegó a una declaración final, especialmente sobre los temas más candentes. Quizás lo más revelador fue que Estados Unidos se marchó el 4 de septiembre.

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Antes de la conferencia, el gobierno estadounidense anunció que no enviaría como delegado al secretario de Estado, Colin Powell, porque no quería legitimar la conferencia mundial; en vez, envió una delegación de bajo nivel para obstruir con sus compinches europeos e israelíes las resoluciones contra Israel, la esclavitud moderna y el racismo. Los delegados estadounidenses se marcharon apenas empezó la conferencia, diciendo que no podían tolerar que se criticara el salvajismo israelí contra el pueblo palestino.

Pero había otra razón también: los delegados estadounidenses sabían que se iban a discutir el racismo, la pena de muerte, el arresto en masa de jóvenes negros y latinos y el sistemático maltrato de los amerindios en Estados Unidos. Así que se fueron antes de que se expusiera ante el mundo su largo historial de esclavitud y opresión nacional moderna.

El tercer punto álgido de la conferencia fue cómo abordar la historia y el legado del comercio transatlántico de esclavos. Los delegados estadounidenses tenían órdenes de no aceptar ninguna resolución que pareciera una disculpa por la trata de esclavos y la larga historia de esclavitud en Estados Unidos. Las potencias europeas, que se quedaron en la conferencia, suscribieron una declaración de "profundo pesar" por la trata de esclavos. Sin embargo, no aceptaron, en modo alguno, que su actual poderío y riqueza es el producto de esa historia.

La mitad de los africanos, aproximadamente 340 millones de personas, vive con menos de $1 al día. El promedio de esperanza de vida es 54 años, y está bajando a causa de la epidemia del SIDA.

Pero las potencias europeas y Estados Unidos no quieren admitir responsabilidad por el sufrimiento y la pobreza de hoy. Siguen exprimiendo y agotando los recursos naturales, la mano de obra y los fondos del tercer mundo, pero no aceptaron hablar sobre cancelación de la deuda, desarrollo de la infraestructura y otras formas de indemnizar a los africanos.

¿Sorprende que las delegaciones no se pudieran poner de acuerdo? ¿Que los temas candentes de Palestina, el legado del colonialismo y la trata de esclavos transatlántica impidieran que se pusieran de acuerdo?

La conferencia quedó tan dividida como el mundo.

La verdad sobre Israel

"El sionismo profesa que los judíos tienen derecho exclusivo a mi tierra natal. Cualquier judío tiene el derecho automático de ir a quedarse en Israel. Mis parientes, que fueron expulsados en 1948, no tienen ese derecho. Si eso no es racismo, ¿qué es?"

Carta al New York Times, 5 de septiembre, 2001

La resolución propuesta para la conferencia expresaba "profunda inquietud" ante las "crecientes prácticas de sionismo y antisemitismo" y hablaba del surgimiento de "movimientos que se basan en el racismo e ideas discriminatorias, en particular el movimiento sionista, que se basa en la superioridad racial". Criticaba directamente la represión israelí del pueblo palestino en Cisjordania como una "nueva forma de apartheid, un crimen contra la humanidad".

Las delegaciones de Estados Unidos e Israel protestaron, dijeron que son cargos absurdos, perversos e intolerables... bla, bla, bla, y a la primera oportunidad se marcharon.

¿Qué más se puede decir esa la resolución excepto que era muy comedida y certera?

Es perfectamente justo comparar la ocupación israelí de Palestina con el apartheid de Sudáfrica. Israel es un estado colono, tal como Sudáfrica. Israel domina los territorios de la Gaza y Cisjordania, de la misma manera que el sistema de apartheid se apoderó de las "tierras ancestrales" de Sudáfrica llamadas bantustanes. Difícil pasar por alto esa comparación en Durban, puesto que los africanos recuerdan bien que los expulsaran de su tierra, nivelaron sus comunidades y que las fuerzas armadas los asesinaron para defender los territorios conquistados.

Se podrían hacer otras comparaciones históricas:

• La vida de los palestinos en los enclaves hace recordar los ghettos judíos en Polonia, completamente rodeados por retenes nazis. ¿Quién no se conmueve ante la amenaza cotidiana a los palestinos de muerte e invasión?

• Los informes sobre la salvaje política de "castigo colectivo" de los soldados israelíes, arrasando olivares de siglos y aldeas enteras, hace preguntar si acaso no recuerdan que los nazis hacían lo mismo durante la II Guerra Mundial.

• La dispareja guerra entre artillería y aviones jet contra piedras y bombas caseras hace recordar todas las demás injustas guerras coloniales, cuando fuerzas armadas modernas trataron de quebrar el espíritu de un pueblo o (si no podían) de aniquilarlo.

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La supremacía blanca y el racismo modernos están fuertemente entretejidos con el colonialismo europeo y estadounidense, que durante siglos justificaron las guerras de conquista con la noción de superioridad cultural y afirmaron que tenían un mandato divino de someter tierras extranjeras. Hoy la defensa de las acciones de Israel parte de esa misma lógica racista, colonialista y asesina.

Algunas personas (que han recibido mucha crítica en la comunidad judía por oponerse a la ocupación israelí de Cisjordania) dicen que no es justo tildar a Israel de racista porque "es una de las sociedades más multiétnicas del mundo". Michael Lerner, director de la revista Tikkun, dijo: "Es... un estado para los que han aceptado el judaísmo, sí. Pero esto comprende a los judíos negros de Etiopía, los judíos de India y China que tienen todas las características raciales de la gente de esas sociedades, los judíos que escaparon de la opresión de los países árabes y que son indistinguibles de los árabes musulmanes".

Pero esa posición pasa por alto una verdad esencial: el racismo no es simplemente una cuestión del color de la piel; es una manera popular de decir opresión nacional, o sea la opresión y discriminación dirigidas a todo un pueblo como pueblo, y el sistema de controles sociales, ideológicos y militares que se le impone a una nacionalidad oprimida. Es una vergüenza decir que Israel es un estado "para los que han aceptado el judaísmo" y negar la opresión de los palestinos como pueblo por el estado sionista.

Una conferencia no lleva a la liberación

La conferencia de Durban la controlaron las clases dominantes del mundo, no los pueblos. En la última década la ONU, que convocó la conferencia, se ha ofrecido de fachada para las invasiones yanquis del golfo Pérsico y los Balcanes. Muchos gobiernos del tercer mundo que asistieron a Durban son leales servidores de los imperialistas y grandes opresores de su propio pueblo. Los representantes del reaccionario gobierno de Turquía no querían que se hablara de su brutal guerra contra los curdos. Los representantes del gobierno expansionista de India no querían que se hablara de la perseverancia del sistema feudal de castas. Los mismos gobiernos árabes que condenaron a Israel en Durban no han cortado lazos diplomáticos. Y así sucesivamente...

Pero así y todo, la conferencia arrojó luz sobre algunas verdades del mundo de hoy:

• La opresión sistemática de países y nacionalidades enteras, y la ideología de supremacía blanca y superioridad cultural que la acompaña, son muy fuertes.

• Estos crímenes tienen poderosos defensores, precisamente porque son una fuente de enormes ganancias para el orden imperialista mundial.

• La diplomacia y las resoluciones de mil conferencias nunca pondrán fin a la injusticia que viven a diario billones de personas.

A Colin Powell, el primer secretario de Estado negro, lo ponen de ejemplo del "progreso" de Estados Unidos en la lucha contra el racismo. Pero el hecho de que ni siquiera fue a Durban, y de que sus lacayos se fueron antes de que terminara la conferencia, demuestra quiénes tienen las riendas. Estados Unidos es la columna vertebral del imperialismo moderno, la supremacía blanca, el neocolonialismo y la discriminación, no importa de qué color sean sus representantes.

El hecho de que la conferencia terminara en un punto muerto es una de las mejores conclusiones posibles para esa conferencia. Los diplomáticos no pudieron afirmar que "el león reposa al lado del cordero".

Hasta que llegue el día en que los imperialistas no puedan seguir saqueando el mundo, hasta que llegue el día en que los defensores de este sistema sean derrotados por los oprimidos, persistirán el racismo, la pobreza, la supremacía blanca, la desigualdad y el neocolonialismo.

Si esas son las lecciones de la conferencia de Durban, pues "¡bien hecho!".


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