Training Day dice la verdad

Michael Slate

Obrero Revolucionario #1131, 16 de diciembre, 2001, en rwor.org

Un policía novato anda de patrulla con un policía veterano, cuando les llega un despacho de que por ahí anda un hombre negro con un revólver. Metieron el acelerador hasta el piso y al dar una vuelta ven a un joven negro corriendo por un callejón, un callejón sin salida. "Diapárale --le grita el puerco veterano-- anda, dispárale, ¡es gratis!"

"¡Es gratis!" Pensemos un instante en esto. "¡Es gratis!" Esta es una oportunidad que pone a salivar y a jadear a un puerco: la oportunidad de "matar a un nigger" con la excusa de que les habían avisado que un hombre negro --un hombre negro, cualquier hombre negro-- andaba armado por el barrio...

Bueno, en esa ocasión el policía novato no estaba listo para eso; quizá era uno de esos casos raros que se mete a la policía creyendo en la mentira de "servir y proteger". Y ese hombre negro no murió ese día. Pero una de las cosas más fehacientes de este incidente es lo que pasó después: el novato tuvo que renunciar. Si no estaba listo y dispuesto --si no tenía la actitud correcta para hacer lo que su compañero mayor le ordenó, lo que se le ocurrió naturalmente a ese ducho "agente del orden público", lo que cualquier puerco en su lugar y en sus cabales de puerco haría-- pues no tenía pasta para policía... Quizá esta anécdota dé un indicio de la respuesta a la pregunta: ¿Por qué llamamos a la policía "puercos"?

Bob Avakian, "Hill Street Blues,
Richard Pryor y la verdad desnuda",
de Reflexiones, notas y retos


"Tienes que decidir si eres borrego o lobo, si quieres ir a la tumba o a la casa".

Detective sargento Alonzo Harris al
policía novato Jake Hoyt en Training Day

Si vives en un barrio pobre o un ghetto (sea en Sur Centro, Los Ángeles; el distrito Hill de Pittsburgh; Brooklyn, Nueva York; Oakland, California; Cincinnati, Ohio; o donde sea) reconocerás al detective de narcóticos de Los Ángeles Alonzo Harris, de la película Training Day (Día de entrenamiento). Denzel Washington hace el papel de Alonzo a la perfección en esta nueva película de Antoine Fuqua.

Su chamarra de piel negra, las cadenotas ostentosas de oro, la manera de pavonearse por la calle lo cuentan todo: es un capataz que se adueña de las calles y de la gente de su territorio.

Cuando va manejando despacito por las calles del barrio en su carrazo negro bajado, los jóvenes lo conocen. Es el auto de un gángster, que revela mucho sobre su mundo de corrupción y coacción policial.

Ver Training Day es como pasar dos horas intensas en el carro de los policías de civil del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD); cuando termina, bajas del asiento sacudido por la dura realidad que representa.

La trama se desarrolla durante un período intenso de 24 horas. Arranca con el reloj despertador de Jake Hoyt (representado por Ethan Hawke). Jake es un novato de la delegación de policía del Valle que quiere entrar de policía de narcóticos por las prebendas y para avanzar rápidamente su carrera. Para eso tiene una sola oportunidad de convencer a Alonzo de que tiene pasta para trabajar en su equipo de narcóticos; es el Día de entrenamiento en las calles de Echo Park, Watts, Crenshaw y el Este de Los Ángeles.

Jake y su esposa desean este ascenso, y Jake le dice a Alonzo que está dispuesto a hacer lo que sea para lograrlo. Todavía no se imagina qué significa eso, pero le llega el primer indicio cuando Alonzo le pone una pistola en la frente y lo obliga a fumar marihuana reforzada con PCP.

A medida que avanza el día, el trabajo se pone más grueso, hasta llegar al robo y el asesinato; Jake se ve obligado a sacrificar más y más sus principios hasta el momento en que tiene que decidirse: o se convierte en otro Alonzo o se le planta.

Alonzo Harris es la fuerza impulsora de esta historia de corrupción policial que no se muerde la lengua.

El guionista, David Ayer, es de Sur Centro de Los Ángeles y el director, Antoine Fuqua, es de un barrio pobre de Pittsburgh; gracias a ellos, Training Day se basa en la dura realidad y es una experiencia artística "más allá de la vida real". "En comunidades por todo el país, la policía pelea contra la gente, y viceversa. Es una situación explosiva que urge que se discuta", explica Fuqua sobre su motivación.

Training Day va más allá de otras películas sobre corrupción policial. Aquí no es cosa de unas pocas "manzanas podridas"; no entra una comisión policial que investiga a los corruptos; no aparece el héroe que salva la delegación eliminando al policía malo y sus maldades. Al final, el único policía con conciencia es el que no servirá como policía.

Al amanecer el día de entrenamiento, Jake Hoyt solo quiere resolver crímenes, limpiar la calle de gente mala, avanzar en su carrera y ganar lo suficiente para vivir bien. Cuando se da cuenta de lo que eso requiere, es demasiado tarde.

Jake y el público hacen un viaje al mundo real, donde el "policía bueno" es un mito. Al final del día de entrenamiento, Jake dice entre dientes: "Mejor me hubiera metido de bombero". Al amanecer el otro día, se arrastra a su casa todo golpeado y agotado; tanto él como el público sabe que su carrera de policía ya se acabó; de hecho, solo sobrevivirá con una suerte extraordinaria.

*****

Denzel Washington crea en el papel de Alonzo Harris un personaje complejo inolvidable. Desde el primer momento que aparece en la pantalla, echa chispas con su inteligencia calculadora y sonrisa escalofriante, capaz de arrastrar al novato a su mundo corrupto.

No nació malo. Su amigo, un policía aguerrido jubilado, cuenta que de novato Alonzo también quería pelear contra "los malos", pero pronto descubrió que para tener éxito como policía se necesita desechar todas esas ilusiones.

Durante sus 13 años de policía de narcóticos, se vuelve un gángster sin escrúpulos; al mismo tiempo se jacta cínicamente de haber metido a tanta gente en la prisión que la suma de sus sentencias da un total de 15 mil años.

Le garantiza a Jake que si juega según las reglas de su pandilla, ascenderá: "Dame un año de tu vida y te daré una carrera". En caso contrario, que regrese al Valle a lidiar con infracciones de estacionamiento y ayudar a los conductores a cambiar las llantas ponchadas.

Todas las reglas que Jake suponía que gobernaban el trabajo de policía no sirven para nada en el mundo de Alonzo. Cuando Jake sale del carro para parar un conato de violación, Alonzo le dice, airado, que deje esa clase de problema para la chota de patrulla. Antes de soltar a los dos violadores drogados, los golpea y los tortura; es un vistazo a la "justicia" que administran los policías de rutina; sin embargo, busca caza mayor.

*****

Alonzo Harris encarna la situación que describió el gran escritor afroamericano James Baldwin: el policía del barrio pobre "se encara, día y noche, con gente que preferiría verlo muerto, y lo sabe bien. Anda como soldado de ocupación en un país hostil, porque ese es precisamente su papel".

El conflicto entre Alonzo y el novato Jake es el centro dramático de la película; sin embargo, se desenvuelve dentro de una red complicada de relaciones en el mundo de las pandillas de los barrios negros y latinos de Los Ángeles. Es la zona de actividades criminales de Alonzo, las cuales rebasan, con mucho, a las pandillas.

Los actores y el equipo de Training Day se propusieron retratar auténticamente "la vida loca". "Yo no quería nada falso", dijo Fuqua.

"Todos los interiores de casa que salen en la película son una representación exacta de los lugares reales; hicimos investigación en los barrios con la ayuda de los residentes", dice la diseñadora de producción, Naomi Shohan. "Como que nos hicimos antropólogos urbanos. Todo lo que miras en la pantalla está como en la realidad. Los colores y las texturas cambian, pero todo lo que usamos sale directamente de los mismos barrios representados".

El equipo estableció una buena relación con los residentes de Imperial Courts, un proyecto de vivienda pública en Watts, y otros barrios donde filmaron muchas escenas. Gente del barrio hace el papel de muchos personajes en la película. El asesor técnico es Shiheed "Bone" Sloan, a quien entrevistó ABC Nightline en los días después de la Rebelión de Los Ángeles de 1992.

Fuqua cuenta que si le hacían falta los actores principales, muchas veces los buscaba y los encontraba en las gradas de las casas platicando con la gente del barrio o en las cocinas cenando. Esta empatía es patente en la obra, en la interacción dinámica de Alonzo y Jake con la gente en las escenas de los barrios.

Poco a poco Jake va entrando en el mundo de sombras de Alonzo, donde este tiene una vida doble. Sus relaciones en el barrio --hasta una novia y un hijo-- son claves para las ganancias que saca la policía del narcotráfico. Alonzo estableció una compleja red de alianzas con miembros de pandillas negras y latinas, una relación de interés mutuo en la cual él es el que manda.

Permite que las pandillas lleven a cabo algunas actividades económicas ilegales y de vez en cuando les hace un favorcito (hasta les regala uno que otro aparato nuevo para la casa). A cambio, ellos le ayudan a hacer su negocio, le dan información y le hacen trabajos criminales. Tienen que hacer tratos con Alonzo para sobrevivir. Como él les pregunta cuando los está hostigando: "¿Quieres ir a la casa o a la cárcel? Decídete".

Si bien trabajan con Alonzo, le tienen desconfianza y lo odian. Cuando Alonzo y Jake registran un apartamento en Imperial Courts, aterrorizan a Macy Gray, en el papel de la esposa de un vendedor de drogas. Mientras Alonzo busca y roba un rollo de dinero, Jake trata de charlar con ella y su hija. "Tú hueles", le contesta ella con desdén, con sus uñas largas en frente de su cara. Cuando se da cuenta de que la orden de registro es el menú de un restaurante chino y que Alonzo le robó, llama a los pandilleros a defenderla. Sacan a los dos policías corriendo del barrio con una lluvia de balas.

La película no romantiza "la vida loca" y tampoco propone una solución reformista a los problemas e ideología del hampa. Reconoce la diferencia entre los capataces del sistema y la gente de las masas básicas que está metida en "la vida loca" de la pandilla. Alonzo y su equipo hacen sus negocios sin escrúpulos, pero los pandilleros tienen un "código de honor" distinto. Hacen tratos con Alonzo pero ponen límites a lo que están dispuestos a hacer por él.

En cierto punto Alonzo contrata una pandilla latina para matar a Jake, pero cuando los pandilleros descubren que su prima se salvó de la violación gracias a él, se sienten moralmente obligados a soltarlo. En otra ocasión, Alonzo exige que lo defienda una pandilla del barrio Selva del distrito Crenshaw --hasta les ofrece una recompensa-- pero con gran sorpresa le responden que les tomó mal la medida y "que haga sus propios mandados".

Alonzo les contesta furioso: "No saben con quién chingados están jugando. Yo soy la policía, yo mando aquí. Ustedes solamente viven aquí". El descaro de esta declaración de prepotencia y su certidumbre de que nunca se desafiará traen a la pantalla la fría verdad sobre el papel de la policía en esta sociedad.

*****

Alonzo juega un papel importante en el LAPD pero no es una figura solitaria; poco a poco la historia revela que es solo una pieza dentro de una empresa criminal sistemática y permanente, y que los policías corruptos de todos los niveles tienen nexos establecidos durante años.

El mentor de Alonzo, un ex-policía, ahora es un narcotraficante importante que planea jubilarse en las Filipinas con su pensión y los millones de dólares que sacó de la droga. A su vez, Alonzo sirve de mentor para su equipo de chotas hampones que buscan sacar feria y ascender en la carrera policial. Estos policías (entre ellos Dr. Dre) se parecen más a mafiosos que ninguno de los pandilleros. Siguen la fórmula de poner unos años de policía de narcóticos y después subir a otros campos de caza más lucrativos, equipos de élite, posiciones de mando, etc.

Una escena muy reveladora es una reunión entre Alonzo y los oficiales de más alto rango de la policía y la fiscalía, llamados los "tres reyes magos": los mandamases de la rama LAPD del crimen organizado. Esos "capos" le reclaman a Alonzo por una acción disparatada durante su viaje a Las Vegas, la cual podría atraer atención a toda la operación criminal. Uno de los "reyes magos" es el jefe del equipo de la fiscalía encargado de investigar los asesinatos policiales cuestionables. Otro sirve de enlace entre el LAPD y el gobierno federal.

Los "reyes magos" empiezan diciéndole a Alonzo "eres cadáver" y le recomiendan que suba a un avión y desaparezca. Después le permiten abogar por sí mismo, y terminan riéndose y bromeando juntos sobre las ejecuciones y actos de "justicia" que han cometido. Al final le dan una salida, pero le cobran "impuestos" sobre el dinero que él tiene que juntar para resolver sus propios problemas con la Mafia rusa.

Por su parte, Alonzo es un policía de hueso colorado, cien por ciento comprometido al "código de silencio". La corrupción, el narcotráfico y el asesinato son las prebendas y la rutina del trabajo del policía.

Denzel hizo un balance muy acertado cuando dijo en una entrevista que Alonzo "se porta como debe portarse, y recibe justo lo merecido".

Es patente la conexión entre Training Day y el famoso escándalo sobre la delegación Ramparts del LAPD. Alonzo Harris es un retrato de Rafael Pérez, el chota corrupto que cantó. La fiscalía anunció que no enjuiciará a más policías involucrados en el escándalo; el caso se cerró. Desde el 11 de septiembre nos inundan con propaganda de que los chotas son los grandes héroes, que debemos olvidar lo que ya sabemos de ellos. Antoine Fuqua merece nuestro cálido agradecimiento por haber hecho una película de gran calidad y un antídoto muy necesario contra la propaganda de hoy.

Al salir del cine, me imaginaba un día en el futuro cuando los padres enseñarán Training Day a sus hijos y les dirán: "Ey, conocemos a Alonzo Harris, pero ya no manda acá".


Este artículo se puede encontrar en español e inglés en La Neta del Obrero Revolucionario en:
rwor.org
Cartas: Box 3486, Merchandise Mart, Chicago, IL 60654
Teléfono: 773-227-4066 Fax: 773-227-4497
(Por ahora el OR/RW Online no se comunica por correo electrónico.)