Obrero Revolucionario #1135, 20 de enero, 2002, en rwor.org
En abril del año pasado empezó un fuerte levantamiento del pueblo amazigh (beréber) de la región de Cabilia, que está sacudiendo a Argelia. Este país del norte de África ha visto luchas campales de jóvenes pobres y protestas de centenares de miles de personas.
El fulminante del levantamiento fue el asesinato de un joven por los gendarmes (la policía paramilitar nacional) el 18 de abril. El joven recibió 27 balazos en la delegación de Beni Douala, cerca de la capital regional, Tizi Ouzou. Después la policía disparó a los que protestaban contra el asesinato. La indignación se extendió por todo Cabilia, a ciudades y pueblos. Durante 10 días los jóvenes atacaron edificios gubernamentales con piedras, cocteles molotov y barras de hierro. Exigían el retiro de los gendarmes de Cabilia, que se respeten los derechos del pueblo amazigh y que se reconozca su idioma, el tamazight.
En un artículo sobre el levantamiento de Cabilia, el actual número de la revista internacionalista Un Mundo Que Ganar (2001/27), dice: "Los amazigh son descendientes de los habitantes del norte de África antes de la invasión árabe-islámica. Las poblaciones de Tunicia, Libia, Marruecos y Argelia tienen fuertes raíces no árabes. Aunque un milenio de imposiciones árabes e islámicas ha tenido un gran impacto, aún hoy el 25% de Argelia habla tamazight. En Marruecos, el porcentaje es más alto, quizás la mitad de la población. Aunque beréber es el nombre más común, viene de la palabra del latín para `bárbaro' y es considerado un insulto. Todos los gobiernos les niegan el derecho de usar su idioma (tamazight) en la vida pública, y se suprime su cultura. Están sujetos al desprecio y a la discriminación. En Cabilia, los gendarmes los tratan sin miramiento, tomando lo que quieran de las tiendas, extorsionando a hombres de negocios y sobre todo hostigando, pegando y a veces asesinando a los jóvenes".
Cabilia fue un importante baluarte de la guerra de independencia contra Francia (1954-1962). Pero el fin del colonialismo no significó la liberación cabal del pueblo de Argelia, que siguió siendo oprimido por el imperialismo, el capitalismo burocrático (dependiente del capitalismo) y el semifeudalismo. La opresión del pueblo amazigh ha continuado a manos de los nuevos gobiernos tras la independencia porque se han conservado las viejas relaciones sociales y económicas. Francia sigue siendo la principal potencia que oprime a Argelia, pero Estados Unidos, como un buitre, revolotea esperando apoderarse de este país rico en petróleo y estratégicamente situado.
Después de los 10 días de rebelión en abril, los jóvenes y otros sectores han seguido luchando. El 21 de mayo, más de medio millón de personas de la ciudad y el campo llevaron a cabo una protesta en Tizi Ouzou. El 14 de junio, hubo una marcha de más de un millón de personas por las calles de la capital, donde residen muchos amazigh. Fueron muchos de Cabilia, así como jóvenes de los barrios pobres que no eran amazigh. La protesta condenó al gobierno a nombre de todos los pueblos del país. Los jóvenes quemaron edificios del gobierno y se trabaron en luchas campales con la policía.
El choque más reciente ocurrió en diciembre, en Tizi Ouzou. Cuando los gendarmes dispararon gas lacrimógeno contra una protesta pacífica, los jóvenes se lanzaron a la calle a combatir, y lanzar piedras y cocteles molotov. La lucha de los jóvenes también apunta contra las fuerzas nacionalistas reformistas que sueñan con un pacto con el gobierno, y se ha ganado el apoyo de otras fuerzas de oposición. Un maestro universitario de Cabilia dijo que el gobierno "procura encerrarnos en un ghetto, pero la verdad es que nos estamos conectando y recibiendo apoyo en todas partes del país".
El levantamiento ocurre en un contexto de mucho desempleo y pobreza (mientras que la clase dominante se forra los bolsillos con el dinero que recibe de la venta de petróleo y gas natural a los imperialistas) y tras una década de una difícil situación para las masas.
Como dice el artículo de Un Mundo Que Ganar: "En 1992, a instancias del gobierno francés, al que el gobierno argelino se somete, los generales tomaron el poder abiertamente para impedir la elección de un gobierno islámico. Desde entonces, más de 100.000 personas han muerto en el conflicto entre ejército y los grupos armados islámicos. Estas fuerzas islámicas son reaccionarias que quieren imponer un gobierno similar al de Irán. Como sus hermanos iraníes, no necesitan a las masas, aunque sí una buena disposición de hacer tratos con el imperialismo, incluidos los yanquis, que han trabajado con ellos. Ambos bandos han llevado a cabo matanzas en las aldeas y cruentos ataques a sectores urbanos de las clases medias e intelectuales seculares. A menudo es casi imposible decir si es el gobierno capitalista burocrático o sus rivales islámicos igualmente antipopulares quienes han cometido los incontables baños de sangre y asesinatos que han azotado al pueblo incansablemente.
"En esta situación, las masas de Cabilia y la juventud en general, han penetrado como rayos de luz vengadores".
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