De "Grandes objetivos y gran estrategia"

No nos motiva la venganza; luchamos por la emancipación de toda la humanidad

Bob Avakian, presidente del PCR,EU

Obrero Revolucionario #1140, 24 de febrero, 2002, posted at http://rwor.org

El OR está publicando esta serie de pasajes de "Grandes objetivos y gran estrategia", una obra inédita de Bob Avakian, presidente del PCR. Aunque se escribió hace más de un año, la obra (y estos pasajes en especial) abordan temas de importancia para la crisis y guerra actual. Esta es la parte número 14.

 Un pasaje de Para una cosecha de dragones*, que nos orienta y guía, dice: debemos mantener nuestra firmeza de principios pero al mismo tiempo nuestra flexibilidad, nuestro materialismo y nuestra dialéctica, nuestro realismo y nuestro romanticismo, nuestra solemne claridad de metas y nuestro sentido del humor. A la luz de esta orientación básica, veamos el comentario de un compañero de un barrio pobre de Los Ángeles con quien trabajamos por un tiempo. El compañero dijo -y no en un sentido positivo- que como revolucionarios le parecíamos "demasiado buenos". Eso me hizo reflexionar mucho, y cuanto más estudiaba cuestiones relacionadas (por ejemplo, informes de nuestro trabajo y libros como Uprising, Code of the Street [Rebelión, el código de la calle] y Street Kingdom [El reino de la calle], que analizan o expresan la "mentalidad gángster"), tanto más veía que para una capa de las masas populares, especialmente los jóvenes y los que han sido más influenciados por "la vida gángster", "ser buena gente" es básicamente una debilidad. Así opinan espontáneamente los cuates del barrio, o sea, gente que se gobierna por "el código de la calle". Para ellos, los "buenos" son "flojos" y vulnerables a potenciales enemigos, y a "los cuates". Obviamente, este punto de vista prevalece en la cárcel... y en los barrio pobres (y sabemos que hay una estrecha conexión entre los dos).

Esto también me recordó la charla "Fin/Comienzo"**, que parte del dicho popular estadounidense "la gente decente siempre pierde" y señala que de hecho nos proponemos hacer algo muy radical: "ganar" y seguir siendo "decentes". Y eso de "ganar" trae a la mente lo que dijo Mao acerca de desear la grandeza, no para nosotros sino para nuestra clase y causa. O sea, estamos hablando de la cuestión de ganar... y ganar: de conquistar el poder, pero también de nuestro propósito: la meta final por la cual tenemos que luchar, conquistar el poder y a la cual ese poder debe servir.

Naturalmente, conceptos como ser "decente" tienen contenido de clase. Para el proletariado revolucionario ser decente o bueno no implica liberalismo ni ser "miedoso" ante el enemigo. No implica ser "blandos" con el enemigo, suavizar nuestro odio y desprecio estratégico al enemigo y su sistema ni aflojar nuestra decisión de dirigir a las masas a alzarse y hacer la revolución para abolir el sistema que nos agobia y asfixia.

De acuerdo a la concepción proletaria, ser "buenos", como señaló Mao (en "Contra el liberalismo", si no me equivoco), implica poner los intereses de las masas, el partido y la revolución por encima de los intereses mezquinos y personales. No hacemos la revolución por venganza -ni por motivos personales- sino por la emancipación de todos los explotados y oprimidos del mundo entero y, en última instancia, de toda la humanidad. Hemos de preocuparnos más por los demás que por nosotros mismos. Debemos propagar con osadía los principios de la futura sociedad por la cual luchamos, llevarlos a la práctica al mayor grado posible en cada etapa de la lucha y encarnarlos en todas nuestras acciones. Esto es lo que significa el pasaje de "Cosecha" que citamos a menudo, o sea, todo esto es ser consecuente con ese pasaje, es otra manifestación de lo mismo.

Está relacionado con lo que podríamos llamar la "posición trascendental" del proletariado o lo que he llamado (con cierta ironía pero para destacar algo muy importante) la "posición parecida a dios que tiene el proletariado": la capacidad del proletariado consciente de clase de ver más allá de la situación inmediata y de los intereses mezquinos y personales, de ver en su gran perspectiva histórica todo el desarrollo humano y los intereses más generales y elevados de las masas, y de abordar todo --hasta las relaciones personales y, más que eso, las relaciones sociales en general y la lucha por transformarlas-- desde esa gran perspectiva histórica.

En este sentido, con esta perspectiva histórico-mundial, debemos "abrazar el pasado y el presente y avanzar hacia el futuro". Hemos hablado de "abrazar a las masas" y avanzar juntos, a la vez que criticamos sus deficiencias y luchamos por superarlas. De igual manera, en el sentido histórico-mundial, debemos "abrazar el pasado y el presente" y "abrazar la gran diversidad de la humanidad" para avanzar hacia la época del comunismo mundial.

Debemos lograr una síntesis que encarne la emancipación de toda la humanidad. Esta síntesis -el futuro comunista- integrará en un nuevo marco los aspectos positivos de la historia y las tradiciones (y en algunos casos les dará un nuevo contenido). Y será también una ruptura radical histórica que hará añicos las cadenas del pasado.

Pie de página:

* PARA UNA COSECHA DE DRAGONES, Sobre la "crisis del marxismo" y la fuerza del marxismo ahora más que nunca, Bob Avakian , RCP Publications, 1983

** "El fin de una etapa - el comienzo de una nueva etapa", una charla de Bob Avakian, la revista Revolución, otoño de 1990.


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