El sistema llama héroes a policías salvajes...pero el pueblo jamás olvidará los crímenes contra Abner Louima

Obrero Revolucionario #1150, 12 de Mayo, 2002, posted at http://rwor.org

Esta extraordinaria injusticia le dio duro al pueblo. A fines de febrero, un tribunal de apelación anuló la condena a tres policías que participaron en el ataque brutal al inmigrante haitiano Abner Louima. El incidente llegó a ser símbolo del salvajismo policial, y el nuevo fallo judicial, acompañado por una ola de vil propaganda oficial, fue una bofetada al pueblo.

Tras el 11 de septiembre, el sistema fomenta un clima que pone la realidad patas arriba: quiere que olvidemos los chanchullos y crímenes de los policías de Nueva York, y los pinta como "salvadores", "héroes" y hasta "víctimas". Hoy el sistema quiere que olvidemos el horrible crimen contra Abner Louima; afirma que fue un incidente aislado que "manchó la conducta valiente, disciplinada y profesional de la gran mayoría de los policías de Nueva York". Son puras mentiras.

Abner Louima sobrevivió un ataque policial extremadamente cruel y humillante, y tuvo la valentía de denunciarlo. Su denuncia suscitó intensa ira popular contra la policía. Ahora, la clase dominante quiere borrar ese recuerdo y pintar con una luz más favorable a los agentes del "orden". El pueblo jamás olvidará... ni perdonará lo que le hicieron a Abner Louima el 9 de agosto de 1997.

* * * * *

Es viernes. La noche desaparece y empieza a nacer un nuevo día. El club Rendezvous, en el barrio Flatbush de Brooklyn, se colma de gente que baila al ritmo de los Phantoms, un conjunto popular para los inmigrantes haitianos.

Son casi las cuatro. El conjunto acaba de tocar y el público espera en la puerta para salir a una noche calurosa del verano. Afuera estalló una bronca entre dos señoras; la gente se apiña para ver qué está pasando. Unos tratan de apaciguar la situación, pero se vuelve caótica. Llega la policía...

Aquí, pausemos para recordar la situación en esos tiempos.

En agosto de 1997, en la ciudad de Nueva York hubo una escalada de brutalidad policial, pues el alcalde Rudolph Giuliani le dio rienda suelta:

Anthony Báez murió asfixiado por un agente que se enojó porque tiró accidentalmente una pelota de fútbol contra el radiopatrulla; Hilton Vega y Anthony Rosario, ejecutados a sangre fría boca abajo en el suelo; Aswon Watson, acribillado sentado en su carro con las manos arriba; Aníbal Carrasquillo, baleado por la espalda porque "se acercó a la ventana de un carro". Eran tiempos de muchas víctimas y de muchas por venir. Lo que sucedió en Flatbush fue parte de esa oleada de brutalidad policial, pero la llevó a tal extremo que grabó en la memoria de muchísima gente la imagen de la inhumanidad desbocada.

Abner Louima, haitiano, estaba en el club Rendezvous esa noche. Creció en Puerto Príncipe y es licenciado de ingeniería de la Escuela Nacional de Arts Metiers. En Brooklyn, le tocaba trabajar como guardia de seguridad; tal es la suerte del inmigrante que lucha por ganarse la vida en Estados Unidos. Pasándola en el club, se relajaba y dejaba atrás una semana de trabajo duro.

Eso no les importaba un comino a los policías que llegaron: Justin Volpe, Charles Schwarz, Thomas Wiese, Thomas Bruder, Mark Schofield, Eric Turetzky y los demás. Los testigos dijeron que en cuanto llegaron, empezaron a dar golpes.

Kerwing Sanon, un vendedor que trabajaba con los Phantoms, dijo: "Se pusieron a pelear como hace la gente de la calle". Lionel Lamarre, el manager de los Phantoms, agregó: "Un policía se quitó el cinturón y se lo dio al otro, y luego se agarró a puñetazos con la gente".

El agente Volpe se encabronó cuando alguien le pegó en la cabeza. Quería vengarse. Abner Louima terminó en el suelo y la policía lo golpeó. Schwarz y Wiese lo esposaron y lo metieron a la radiopatrulla. Adentro, le dijeron que debía "regresar a su país".

Pararon tres veces en el camino a la delegación para golpearlo. La tercera vez, Volpe los alcanzó. Le dijo a Louima: "Pinche nigger, voy a enseñarte a no faltarle el respeto a la policía". Lo golpeó sin piedad.

A las 4:35 de la mañana, llegó a la delegación.

Es doloroso relatar la increíble humillación que le hicieron sufrir, pero Abner Louima tuvo el valor de denunciarla a sabiendas del peligro que corría.

En la entrada a la delegación, Schwarz le vació los bolsillos y le quitó el cinturón. Luego le bajó el pantalón y los calzoncillos hasta las rodillas y lo condujo al baño.

Cuando Volpe llegó, fue a una sala de interrogación, agarró una escoba y rompió el palo. Dejó un pedazo en la sala y colocó el otro pedazo detrás del bote de basura en el baño. Entonces le pidió prestados unos guantes a Mark Schofield. Su conducta hace pensar que no era la primera vez que lo hacía y, más tarde, para salvar su propio pellejo, el agente Wiese les dijo a los investigadores que Volpe le comentó: "Por segunda vez, hice cagar a un hombre en los pantalones".

Schwarz llevó a Louima al baño, donde Volpe esperaba. Volpe le dijo: "Voy a hacerte algo. Si gritas o haces ruido, te mato".

Lo empujó al suelo. Cuando Louima gritó de dolor, Volpe lo pateó en la ingle. Volpe le clavó el pie en la boca para silenciarlo, lo agarró por las esposas, lo alzó y le metió el palo en el recto. Al sacar el palo, se lo puso frente a la cara y se lo metió a la boca.

Volpe lo sacó del baño, con el pantalón por los tobillos, y le dijo: "No se lo cuentes a nadie, o te busco y te mato a ti y a toda tu familia". Más tarde, él y los otros policías fueron al hospital para que les curaran sus "heridas". Al parecer, Volpe estaba orgulloso de lo que hizo, pues le dijo a otro agente: "Quebré a un hombre".

A Abner Louima lo hicieron caminar, con el pantalón por los tobillos, desde el baño hasta la celda a plena vista de los demás policías, pero nadie hizo nada para poner fin a su degradación. Una delegación entera tapó el incidente, pues era algo rutinario.

Lo dejaron sangrando en la celda por cuatro horas. Finalmente, lo llevaron al hospital Coney Island, donde estuvo internado dos meses. Tenía la vejiga y el recto perforados, y una lesión en el ojo. A pesar de las muchas horas de cirugía y terapia, todavía padece insomnio y graves dolores de cabeza y de estómago.

Si la policía hubiera logrado tapar la verdad con amenazas y mentiras o si Abner Louima hubiera muerto, la verdad jamás habría salido a la luz. Pero Louima relató lo que le ocurrió a una enfermera haitiana y ella, junto con la familia de Louima, lo divulgó.

La policía no tardó en inventar un cuento para echarle la culpa a Louima. Los agentes involucrados se hicieron docenas de llamadas. En declaraciones a los investigadores, dijeron que Louima estaba lesionado antes de entrar a la delegación. Todo eso es perfectamente normal para la policía. En muchos casos logran tapar la brutalidad, sobre todo cuando la víctima muere y no puede desmentirlo. Pero en este caso, Louima estaba vivo y sus heridas eran una condena irrefutable.

Las repercusiones

La bestialidad sufrida por Abner Louima provocó un coraje intenso, sobre todo en la comunidad haitiana. Se hicieron grandes protestas y se vislumbró la posibilidad de una rebelión.

Docenas de miles de personas se echaron a la calle. La clase dominante hizo todo lo posible para contener la situación. Hasta el alcalde Rudolph Giuliani, conocido defensor de la brutalidad policial, fingió indignarse y afirmó que ese incidente era una excepción. Se formaron comisiones de investigación, se anunciaron reformas y arrestaron a Volpe y Schwarz. Más tarde, acusaron de encubrimiento a Wiese, Bruder y tres agentes más.

Desde un principio, la alcaldía afirmó que la extrema brutalidad del 9 de agosto era "una anomalía" y un "incidente aislado". Pero la brutalidad, la humillación y el terror que experimentó Abner Louima esa noche no fue "una anomalía". En 1999, durante el juicio, brotaron nuevas protestas masivas tras el asesinato (¡con 41 balazos!) de Amadou Diallo en la entrada a su edificio. La policía de Nueva York y de todo el país ha golpeado o ha matado a sangre fría a muchísima gente. Lo que les hicieron a Abner Louima y a Amadou Diallo fue extremo, pero son ejemplos "extremos" del terror cotidiano que siembra la policía contra los negros y otros oprimidos.

Brutalidad bajo la lupa

El juicio a los cinco agentes acusados del ataque a Abner Louima comenzó en mayo de 1999. Al principio, el abogado de Volpe trató de convencer al jurado que las heridas de Louima se debían a un encuentro sexual en un club de "gays", pero cuando resultó obvio (a mitad del juicio) que el jurado lo iba a condenar, Volpe confesó para evitar una condena a cadena perpetua. Recibió una sentencia de 30 años de cárcel. El juicio a los otros agentes siguió y el jurado condenó a Schwarz de violaciones de derechos civiles, pero absolvió a Wiese y Bruder. En un segundo juicio (ante un tribunal federal), el jurado condenó a Schwarz por violar los derechos civiles de Louima y condenó a Schwarz, a Wiese y a Bruder por obstrucción de un gran jurado federal. Los abogados de los agentes apelaron y el 28 de febrero anularon la condena a Wiese y Bruder, le dieron un nuevo juicio a Schwarz y lo dejaron libre bajo fianza. En junio, lo enjuiciarán por perjurio.

* * * *

Al repasar la historia de Abner Louima, se ven una brutalidad increíble, mentiras y tramas policiales, tribunales que siempre respaldan a la policía, y políticos y medios de comunicación que justifican sus crímenes y mentiras. En estos días de la "guerra sin límites contra el terrorismo", se ve también una hipocresía flagrante: se ampara la tortura policial, llaman héroes a hampones con placa policial, y "justicia" a un fallo injusto que los pone en libertad.

La policía es el guardián de una estructura de poder opresiva. Ni las ofensivas publicitarias de la policía ni los fallos judiciales injustos pueden tapar esa realidad. El pueblo no olvidará ni perdonará lo que le hicieron a Abner Louima porque pone al descubierto la naturaleza injusta de la policía y el sistema que defiende.

Fuentes:

Deflecting Blame: The Dissenting Report of the Mayor's Task Force on Police/Community Relations , The New York Civil Liberties Union, marzo de 1998

"Sistema de terror, tribunales de injusticia", Obrero Revolucionario,24 de marzo, 2002

Sentencing Opinion and Order, U.S. District Court for the Eastern District , 27 de junio, 2000

Opinion: Memorandum and Order, United States of America against Thomas Bruder, Charles Schwarz and Thomas Wiese , U.S. District Court of the Eastern District, 5 de septiembre, 2001

"Hero Hoax", Wayne Barrett, Village Voice , 19 de marzo, 2001

"The Blue Wall of Baloney", Wayne Barrett, Village Voice , 26 de marzo, 2002


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