La crueldad de castigar a "todos por uno" de la Suprema Corte

Obrero Revolucionario #1152, 26 de Mayo, 2002, posted at http://rwor.org

El 26 de marzo, la Suprema Corte -la misma que le dio el "dedazo" a George Bush- ratificó que se puede aplicar la ley de "una sola vez y fuera" ( one strike ) a los multifamiliares subsidiados por el gobierno. A diferencia de la votación reñida de cinco a cuatro en el caso de Bush, esta decisión fue unánime.

La corte decidió que los administradores de vivienda pública pueden desalojar a toda una familia si un miembro (o incluso un huésped) usa droga o si le encuentran droga en otro lugar. La corte dictaminó que la norma de cero tolerancia a las drogas es una forma legítima de proteger a los residentes del "reino de terror" que imponen los vendedores de droga. Ni siquiera es necesario que el inquilino tenga conocimiento de que la otra persona tiene o usa droga.

La Suprema Corte ratificó que los administradores de vivienda pública tienen todo el derecho de tomar decisiones por su cuenta y, como resultado, le dio al Departamento de Vivienda de Oakland el derecho ilimitado de desalojar a cuatro viejitos negros.

Los cuatro residentes no cometieron ningún delito. Uno es un señor de 75 años en una silla de ruedas; a la persona que lo cuida le encontraron cocaína. En el caso de una pareja de edad avanzada, encontraron a sus nietos fumando marihuana en el estacionamiento. Otra señora de 63 años tiene una hija incapacitada mental a quien la encontraron con cocaína a tres manzanas del departamento. En todos los casos, los arrestos fueron por usar droga y no por venderla. No es necesario que el inquilino sea condenado: basta con que lo arresten.

Con esto, se anuló una decisión previa del tribunal de apelación de California que les dio la razón a los inquilinos, y dijo que el Congreso, al aprobar la ley no tenía la intención de desalojar a inquilinos que no hicieran nada malo, puesto que eso llevaría a excesos desatinados. El presidente de la Suprema Corte, William Rehnquist, ahora declaró: "Existe una razón obvia para que el Congreso permita a los administradores de vivienda realizar desalojos aunque el inquilino no tenga la culpa, porque si este es incapaz de controlar los delitos relacionados con drogas es una amenaza a los demás residentes y a todo el multifamiliar".

Solo a los residentes de multifamiliares subsidiados por el gobierno los castiga tanto la "guerra contra las drogas". Imagínense si el gobierno echara de su casa a las familias de toda la gente que usa drogas o si no les dejara deducir el interés de la hipoteca (un subsidio sustancial). El gobernador de Florida, Jeb Bush (hermano del presidente), vive en propiedad del gobierno, pero ża poco lo van a desalojar porque su hija usa drogas?

Ese contraste pone al descubierto la naturaleza clasista de la democracia, la mentira de la guerra contra las drogas (que desde el principio ha sido una guerra contra el pueblo) y el "gato encerrado" de la campaña de desalojos en los multifamiliares públicos.

Estos desalojos son un arma poderosa para desocupar los multifamiliares: una meta importante tanto del gobierno federal y municipal como de los empresarios de bienes raíces. De hecho, el Departamento de Vivienda federal ofrece incentivos a los administradores por realizar desalojos, pues así pueden solicitar fondos adicionales. Desalojar por "droga" tiene también la ventaja de echarle la culpa a la gente por la miseria y el hecho de que termine en la calle.

En el Southside de Chicago, hay un corredor de vivienda pública, como Robert Taylor Homes (que fue el multifamiliar más grande del país) y Stateway Gardens, que van a desocupar. No van a reemplazar ninguno de esos edificios y en Robert Taylor ya han demolido unos 20. (Por ejemplo, tumbaron el edificio ubicado en 5266 South State Street, donde en 1999 los residentes, los sin techo y simpatizantes libraron una batalla determinada de 30 días para que no los desalojaran).

En el último año, han repartido órdenes de desalojo como caramelos en los edificios de Taylor Homes. La policía hace redadas y arrestos, asusta a los niños y se lleva a los chavos a departamentos vacíos para golpearlos. Luego viene la administración con órdenes de desocupar los departamentos en 14 días. Unos inquilinos decidieron protestar en los tribunales; a unos les dieron pequeñas extensiones y a una pequeña cantidad le anularon la orden de desalojo. Otros se mudaron y ahora viven apiñados en los pequeños departamentos de algún pariente. Los que no tenían para dónde irse se quedaron hasta que les tiraron todo al pasillo.

Alex Kotlowitz, autor del libro There are no Children Here (Aquí no hay niños), describió la experiencia de una inquilina en un artículo para el Chicago Tribune, "Where is Everyone Going?" (żAdónde va todo el mundo?). Escribió: "Irónicamente, los pocos residentes que quedaron de la comunidad destruida fueron los que ayudaron a la Sra. Hull. El día del desalojo, un vecino vino a destornillar la parrilla que cubría la ventana de la cocina. Más tarde, cuando las autoridades cerraron la puerta con clavos, ella quitó la parrilla y se metió al departamento. Otro vecino la ayudó a volver a traer los muebles. Una vez arreglada la puerta, el portero vino (en su tiempo libre) a reparar la cerradura. El verano pasado, el Departamento de Vivienda desocupó el edificio y empezó la demolición... La Sra. Hull y sus tres hijos menores se fueron a vivir con familiares y amigos, pero también han pasado varias noches en la estación de Greyhound".

En 1996, al aprobarse la ley de "una sola vez y fuera" ( one strike ), hubo nueve desalojos relacionados con esa ley en Chicago; en 2001 hubo 119. Ahora la Suprema Corte facilitó tales desalojos y ha debilitado la defensa legal que un inquilino puede presentar.

Estos desalojos se están realizando por todo el país, de Oakland a Atlanta. En Washington D.C., echaron de su departamento con la ley de "one strike" a dos activistas que llevan años luchando por la vivienda pública. En Seaside, Oregon, donde no se toleran las drogas ni la violencia, desalojaron a una señora porque su esposo la golpeó.

ĦLa desalojaron por ser golpeada! Eso capta perfectamente la naturaleza de la cruel decisión de la Suprema Corte y la atmósfera actual de castigo, donde una y otra vez el sistema te castigará por ser oprimido y pisoteado.


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