William Bratton, jefe del LAPD

Nuevo comandante de la guerra contra el pueblo

Obrero Revolucionario #1184, 26 de enero, 2003, posted at http://rwor.org

Imagínense una ciudad donde...

...la policía mata a tanta gente que ni siquiera se menciona en los periódicos, y donde el jefe de policía alaba a los asesinos.

... la policía allana los campamentos de los destechados, los golpea y arresta a tantos que tienen que meterlos en camiones porque no hay cupo en las cárceles.

...dicen que los jóvenes son una "enfermedad"... meten a la cárcel por hacer pintas en las paredes... los que cruzan en medio de la calle o venden chucherías sin permiso son enemigos del estado... libran una guerra contra presuntos "pandilleros" para "combatir el terrorismo".

Bienvenidos al "nuevo orden mundial" del nuevo jefe de policía de Los Ángeles, William Bratton.

El 28 de octubre de 2002, Bratton tomó las riendas del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD). Esta reorganización es un elemento de las medidas de corte fascista que se están implantando por todo el país, que han dado nuevos poderes a la policía y restringido los derechos políticos de la población.

El primer mes de la jefatura de Bratton, los agentes del LAPD mataron a cinco personas e hirieron a tres. En los meses siguientes mataron a otras dos; a un hombre lo atropelló una patrulla tras una persecución a alta velocidad. Bratton anunció que "no me importa si los agentes son agresivos" y dijo que ni siquiera va a investigar esas muertes.

Hace poco la policía mató a dos chavos abriendo fuego contra su carro cuando regresaban a casa de una fiesta. Cuando los amigos y familiares protestaron frente al cuartel de la policía con letreros de "Bratton: Controle a sus agentes", este les contestó: "Controlen a sus hijos".

Cuando la fiscalía anunció que iba a retirar las 82 acusaciones que quedan contra agentes a raíz del escándalo de la división Rampart, eso no le molestó a Bratton. No ha dicho ni mu sobre el escándalo, ¡y ha propuesto volver a abrir las unidades CRASH, las salvajes unidades contra pandillas que provocaron el problema!

Bratton y la "guerra contra el terrorismo"

Bratton dice que va a librar una "guerra contra las pandillas", a las que ha tildado de "terroristas internos" y "amenaza a la seguridad nacional". Eso le hace eco a los pretextos para las medidas de corte fascista que han salido de Washington desde el 11 de septiembre de 2001. Será más represión de la gente común y corriente.

A la declaración de "guerra" la acompañó el nombramiento del capitán Michael Hillmann como subjefe de policía y "zar de la guerra contra las pandillas". Hillmann tiene una larga y salvaje carrera de 35 años con el LAPD y ha sido jefe de las brutales unidades SWAT y de la División Antiterrorista. Ha prometido que el LAPD parará muchos más carros y registrará a muchos más individuos.

Bratton ha propuesto reclutar otros 3,000 agentes (un aumento de 33%) y dijo que "no es posible saber en este momento" cuántos más agentes se necesitarán.

El LAPD ha creado unidades de centenares de agentes para realizar rastrillajes al estilo militar de los barrios oprimidos y para poner al día los archivos computarizados sobre miles de jóvenes (llamado "CAL-gang").

Contra los activistas políticos

La campaña de Bratton contra el "terrorismo interno" aumentará las actividades contra organizaciones y activistas políticos. Establecerá una "oficina de seguridad de la patria" para coordinar las actividades de espionaje y "contraterrorismo" del LAPD. Bratton anunció esto durante una gira por Israel, donde se reunió con la policía y varios políticos para aprender de sus actividades para combatir el "terrorismo". El director será John Miller, co presentador del programa 20/20, quien era director de relaciones públicas cuando Bratton era jefe de policía de Nueva York en la década pasada y es "experto en medidas antiterroristas".

Aunque no se ha anunciado qué hará la oficina, el Los Angeles Times la vinculó con un informe sobre los "preparativos para combatir el terrorismo" que salió dos meses antes. El informe propone: integrar más cabalmente el espionaje del LAPD con el FBI, la Migra y otras dependencias federales; y duplicar la cantidad de agentes asignados a la División Antiterrorista, cuyo trabajo es espiar, infiltrar y arrestar a individuos y organizaciones.

El informe también propone establecer un número de teléfono para reportar "actividades sospechosas" y vincularlo con bases de datos computarizadas centralizadas. Alaba las "alertas ámbar" (los avisos en las autopistas que se usan para anunciar que ha desaparecido un niño) como un ejemplo de "la clase de medidas que se pueden usar si las autoridades están buscando a un individuo, información o un vehículo".

Además, Bratton ha propuesto integrar más el LAPD a la estructura policial nacional. En una rueda de prensa con el alcalde Jim Hahn y la fiscal Debra Yang, anunció que se asignarán a Los Ángeles otros 40 agentes de la Agencia de Lucha contra la Droga (DEA) y el Buró de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (ATF). Bratton y Hahn irán a Washington este mes a pedir más ayuda federal para "combatir las pandillas"; dijo que el gobierno federal "tiene que meterse en la guerra contra el terrorismo interno también". Quiere más participación federal: más intervenciones telefónicas, informantes y tiras; más acusaciones federales de conspiración y otros delitos graves; y más fondos para el LAPD.

La arrogancia y prepotencia de Bratton, y sus amenazas de "aplastar" la "escoria" que "aterroriza" a la sociedad, hacen pensar en las declaraciones de George Bush y John Ashcroft, el secretario de Justicia. Y no es de extrañarse pues sus planes son parte de la campaña de guerra y represión desencadenada tras los sucesos del 11 de septiembre de 2001.

Viles antecedentes

Bratton empezó su carrera con la policía de Boston en 1970, y ganó fama con la policía de transporte y el Departamento de Policía de Nueva York (NYPD) en la década pasada. Declaró que el NYPD iba a "retomar la ciudad, calle por calle" y la clase dominante lo alabó por disminuir el índice de crímenes. Pero el índice de crímenes estaba bajando por todo el país, y la esencia de su programa era atacar a la gente común y corriente con el pretexto de "restaurar el orden público".

Se hizo amigo de George Kelling, un reaccionario "experto" en asuntos policiales y autor de un artículo que esbozó el programa de "policías en la comunidad". Según el artículo, no se debe permitir que ningún delito o desorden, ni siquiera el más mínimo, quede sin castigo, o llevará a delitos más graves y al desorden social. Con esa teoría, Bratton y el NYPD se lanzaron a una vil guerra contra delitos que afectan la "calidad de la vida" (vea recuadro).

Bratton renunció en 1996 tras una disputa con el alcalde Rudolph Giuliani, pero siguió desempeñando un papel importante para la clase dominante. Fundó su propia agencia de seguridad y era una figura prominente en varios centros de investigación.

En febrero de 2000 lo contrató Kroll Associates, una de las mayores compañías de seguridad del mundo, que desempeña un papel importante en la "guerra contra el terrorismo". Con sede en Nueva York y oficinas en 70 ciudades en seis continentes, está metida en toda clase de actividades de policía y espionaje: llevó a cabo una investigación de la red financiera de Saddam Hussein en 1991 para la familia real kuwaití, protegió a los diplomáticos de la embajada yanqui en Haití, entrenó a la policía de Kosovo e Indonesia, etc.

Hablando a un grupo de ejecutivos dos semanas después del 11 de septiembre, el presidente de Kroll, Michael Cherkasky, repitió las palabras de Bush y dijo que empezaba una guerra "a largo plazo" y "por todo el mundo". Ahora Kroll está metido en la reorganización del LAPD.

Kroll y el LAPD

El escándalo Rampart del LAPD estalló en 1999, cuando el Los Angeles Times publicó una serie de artículos sobre las actividades de Rafael Pérez, un agente de la unidad CRASH de la división Rampart. Pérez robó cocaína decomisada y se la dio a su propia red de narcotráfico; para salvarse, cantó. Explicó que los agentes de CRASH cometían asesinatos a sangre fría en el barrio Pico Union (donde está la división Rampart), le ponían droga encima a los que querían arrestar, mentían en los juicios para meter a la cárcel a gente inocente, maltrataban sistemáticamente a los chavos, y cometían un sinnúmero de delitos más. Se sobreentendía que lo mismo pasaba en todos los niveles del LAPD.

A la clase dominante no le molesta un comino que la policía maltrate y joda a la gente común y corriente. La prueba más clara de eso es que no ha hecho prácticamente nada para castigar a los agentes culpables de la división Rampart.

Unos 70 agentes quedaron implicados y fue necesario volver a examinar más de 10,000 juicios por pruebas falsificadas, mentiras en el juicio, etc. Pero a fin de cuentas solo despidieron a un puñado de agentes, y Pérez y su socio son los únicos que fueron a parar a la cárcel. Y solo anularon unos cien veredictos, o sea, el 1% de los afectados por las fechorías de CRASH.

Para la clase dominante, lo grave del escándalo de Rampart es que mostró la corrupción policial. Ahora, cuando quiere apretar el control de la población y cuando necesita una fuerza policial leal y disciplinada, le preocupa que haya policías que solo piensan en sí mismos y que quieren sacar provecho de las actividades criminales que deben controlar. También le preocupa que la corrupción de la policía haga perder "el respeto a la ley" en los barrios oprimidos, y lleve a la conclusión de que todo el sistema de justicia es corrupto.

Por eso, a fines de 2000, cuando se vio que el LAPD solo quería tapar la corrupción de Rampart, poderosos sectores de la clase dominante tomaron cartas en el asunto. Obligaron al LAPD a aceptar varias "reformas" y a aceptar la supervisión de un juez federal.

Seis meses después, nombraron a Kroll Associates para supervisar las "reformas". Bratton era una de las figuras principales de Kroll. El contrato de Kroll durará por lo menos cinco años y ahora trabajará de la mano con Bratton como jefe de policía.

Otra vez en uniforme

El año pasado la clase dominante decidió que el jefe de policía, Bernard Parks, no podía dirigir al departamento en la dirección que quería. Además, la moral de los agentes estaba por los suelos y muchos agentes desafiaban abiertamente a Parks (por ejemplo, un grupo repartió una circular que decía que si morían no querían que Parks fuera al entierro). Muchos agentes se jubilaron antes de tiempo o buscaron trabajo en otro departamento. Era tan difícil encontrar agentes que la academia de policía canceló clases. La cantidad de agentes bajó a unos 8,000 (de un nivel autorizado de 9,000).

El LAPD empezó a buscar un nuevo jefe de policía. Bratton renunció de Kroll Associates y se postuló como candidato, y el LAPD lo contrató unos meses después. No se sabe con precisión por qué lo escogió, pero Bratton desempeña un papel importante para la clase dominante desde hace mucho tiempo. Debido a su papel en Kroll Associates, puede confiar en él para cumplir las "reformas" del LAPD. Además, tiene un buen manejo de la prensa para ganar el apoyo de los sectores atrasados de la población y apelar a sectores progresistas de la clase media prometiendo cambiar las "malas prácticas del pasado" y "respetar las leyes y la constitución".

Los Ángeles es la segunda ciudad del país y es una importante ciudadela financiera, política y cultural del imperio yanqui. La economía del sur de California es mayor que la economía de la mayoría de los países del mundo, y tiene varias industrias cruciales para el "nuevo orden mundial" imperialista. Pero en Los Ángeles viven millones de personas que odian lo que hace este imperio por todo el mundo, y que sacudieron la ciudad y todo el imperio cuando se rebelaron en 1992 tras la absolución de los policías que golpearon a Rodney King.

La brutalidad policial, la opresión nacional y la pobreza que provocaron la rebelión de 1992 son peores hoy, y empeorarán más en los años que vienen. Miles de personas perderán el welfare completamente este año. El sistema de salud pública del condado está en ruinas; tienen programado cerrar varias clínicas e incluso hospitales. Las autoridades temen más desórdenes y resistencia popular.

Como ha señalado Bob Avakian, presidente del PCR, con relación a la "guerra contra el terrorismo" y las medidas de represión tras el 11 de septiembre, los imperialistas "han aprovechado esos acontecimientos para acelerarlas, para reprimir a cualquier fuerza o sector de la sociedad que pueda oponerse, para sentar las bases para una represión mucho mayor y más amplia, y para crear un ambiente de intimidación que tilda de traición (o de ayudar a los terroristas) cualquier cuestionamiento o manifestación de disentimiento".

La estructura de poder cuenta con que el LAPD desempeñe un papel central en su agenda de represión, y con William Bratton. El reto para todos los que odian lo que la clase dominante tiene en mente para todo el mundo es impedir que lo logre.


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