La injusticia de la pena de muerte

Anuladas todas las condenas de muerte en Illinois

Obrero Revolucionario #1185, 2 de febrero, 2003, posted at http://rwor.org

"La Asamblea no la pudo reformar. Los legisladores no la quieren revocar. Pero yo no lo acepto y tengo que responder. El demonio del error ronda por nuestro sistema de pena capital: error al determinar la culpa y error al determinar quiénes de los culpables merecen morir. Por todas estas razones conmuto hoy la sentencia de todos los condenados a muerte".

George Ryan, gobernador de Illinois, 11 de enero de 2003

"Gobernador borra la pena de muerte; `Demonio del error' ronda por el sistema"

Primera plana, Chicago Sun Times,12 de enero de 2003

"Fue el mejor momento de mi vida. Sentí alivio".

Joann Patterson, madre de Aaron Patterson, cuando oyó que perdonaron a su hijo

En los dos últimos días como gobernador de Illinois, enero 10 y 11, George Ryan otorgó clemencia a todos los 171 condenados a muerte del estado. A 161 les conmutó la sentencia a cadena perpetua; a tres les redujo la sentencia a 40 años; y a cuatro los perdonó y reconoció que eran víctimas inocentes que "confesaron" porque la policía los torturó.

El anuncio fue asombroso. Ryan describió algunas de las causas sociales subyacentes del crimen, y la injusta administración de la pena de muerte: "En Estados Unidos la gran mayoría de los ejecutados son psicopáticos, alcohólicos, drogadictos o nestables mentales. Por lo general provienen de hogares pobres y los criaron con violencia. Rara vez se condena a muerte a una persona de dinero o de prestigio, y muy rara vez se la ejecuta".

El hecho de que un gobernador republicano que fue partidario de la pena de muerte llegara a tales conclusiones y tomara estas decisiones pone de relieve lo injusta, racista y brutal que es la pena de muerte en este país.

Hace unos años Ryan decidió investigar a fondo cómo se administraba la pena de muerte en Illinois. Esto es lo que encontró:

 La inclinación de los fiscales a pedir la pena de muerte es sumamente errática.

 El mismo delito se castiga cinco veces más con la pena de muerte en el campo que en Chicago y alrededores.

 Si la víctima es blanca, se triplica la probabilidad de recibir la pena de muerte.

 Las instrucciones a los jurados son tan confusas que el 50% de los jurados no las entienden.

 A 33 condenados a muerte los defendieron abogados que después suspendieron del ejercicio de la abogacía.

 A 46 condenados a muerte los condenaron por el testimonio de un soplón de la cárcel.

 Por lo menos a una docena de condenados a muerte los torturó la policía.

 El 67% de los condenados a muerte eran negros.

 A 35 negros los condenaron a muerte jurados totalmente blancos.

 La mitad de las 300 condenas a muerte que ha habido en Illinois las anularon en un segundo juicio.

 A 33 condenados a muerte los exoneraron.

 Entre 1987 y 1990 ejecutaron a 12 personas; a otros 13 condenados a muerte los declararon inocentes y los exoneraron.

Inocentes sentenciados a morir

"Hace tres años, se me planteó una información alarmante. Exoneramos no a uno ni a dos sino a 13 condenados a muerte. Se descubrió que eran inocentes. Inocentes de los cargos por los que los condenaron a morir. ¿Se imaginan? Por poco matamos a personas inocentes, por poco les inyectamos un coctel de venenos mortales para que murieran en frente de testigos en una camilla de la cámara de muerte del estado... ¿Cómo puede llegar a pasar eso? Yo soy farmaceuta. Si el 50% de las medicinas que preparo las devuelven porque están mal hechas, tendría que cerrar el negocio".

George Ryan, ex gobernador de Illinois

El caso de los 13 condenados a muerte por un delito que no cometieron es el ejemplo más citado de la arbitrariedad e injusticia de la pena de muerte. Ryan dijo que saber que había personas inocentes condenadas a muerte y que muy probablemente habían ejecutado a muchos inocentes lo puso a reflexionar. Anthony Porter, uno de los 13, iba a ser ejecutado en dos días.

Las condenas se debían a "confesiones" o declaraciones incriminatorias que la policía extrajo con tortura o de plano inventó. La "confesión" de un acusado se la sacaron a golpes. La policía también coaccionó y encañonó a testigos para que dieran testimonio falso. Los fiscales presentaron testimonios falsos de soplones de la cárcel. Trataron de impedir que se hicieran pruebas de ADN y cuando se hicieron dijeron que los resultados que probaban la inocencia del acusado no eran válidos. La policía y los fiscales no investigaron a otros sospechosos e incluso taparon evidencia del verdadero homicida. En un caso, el homicida ofreció dar testimonio pero la fiscalía no hizo nada.

Ryan explicó que otorgó "clemencia general" para evitar la ejecución de inocentes y también de los culpables que, en sus palabras, no "merecen" morir: porque tienen problemas psicológicos o retardo mental; porque actuaron por problemas graves de alcohol o drogas; porque tuvieron una infancia de horror y violencia. En el juicio y la sentencia no se consideraron esos factores porque el abogado defensor lo olvidó o estaba borracho, o no había dinero para llevar a médicos a dar testimonio.

Larry Marshall, profesor de derecho de la Universidad Northwestern, comentó: "Si el sistema no puede determinar con certeza si una persona es culpable o inocente, ¿cómo vamos a confiar que decida si alguien puede vivir o debe morir?".

Injusticia y tortura

"Tenemos un sistema criminal,no un sistema de justicia criminal".

Costella Cannon, madre de Frank Bounds (que "confesó" por torturas), quien murió en la cárcel

"Todos los días sufro el dolor de no saber si me van a quitar a mi hijo. No pasa un día ni una noche sin que llore. Me duele... Si le dan clemencia, sabré que no lo van a matar por algo que no hizo. Mientras viva hay esperanza. Eso me sostiene".

Louva Bell, madre de Ronald Kitchen, uno de los
"10 del Pabellón de la Muerte"

George Ryan perdonó a Aaron Patterson, Stanley Howard, LeRoy Orange y Madison Hobley. Los cuatro son parte de un grupo que recibió el nombre de los "10 del Pabellón de la Muerte" en 1998 para dar a conocer el hecho de que a todos los torturaron los detectives del teniente Burge hasta que "confesaron".

Además de los cuatro hombres perdonados, forman parte del grupo Derrick King, Reginald y Jerry Mahaffey, Cortez Brown, Leonard Kidd, Andrew Maxwell, Grayland Johnson, Ronald Kitchen y Frank Bounds. (Este último murió en la cárcel en 1998 debido a falta de tratamiento médico. Desde 1998, otras víctimas de tortura se han unido al grupo).

Al anunciar la clemencia, Ryan contó la historia de los cuatro hombres que perdonó porque los torturaron para que firmaran confesiones sin fundamento. El teniente Burge y sus "muchachos" les aplicaron una serie de técnicas de tortura: los sofocaron con bolsas de plástico (el "submarino seco"), los golpearon con directorios telefónicos (que no dejan moretones), les aplastaron los oídos con las palmas de las manos, los colgaron por las esposas, les dispararon a la cabeza con revólveres sin balas, jugaron a la ruleta rusa, les dieron electrochoques con picanas, los golpearon con bates de béisbol y demás. La organización People's Law Office de Chicago ha documentado más de 60 casos de tortura bajo la supervision del teniente Burge.

Por años, activistas, abogados y familiares lucharon por la libertad de las víctimas de Burge, pero los tribunales, la policía y las autoridades civiles trataron de tapar sus torturas. Un oficial de la policía llegó al extremo de enterrar varios informes de la Oficina de Normas Profesionales de la policía que comprobaban las torturas. Solo hasta hace unos pocos años los tribunales de apelación y la Suprema Corte de Illinois mandaron a examinar el uso de tortura por la policía. Cinco víctimas dieron testimonio vívido de lo que les hicieron Burge y su pandilla, por ejemplo, que les pusieron electrochoques en los genitales y en la boca. Pero hasta la fecha no han acusado ni a un solo policía y, hasta que Ryan decretó clemencia general, ninguna de las víctimas de Burge había sido perdonada.

Los verdugos protestan

"Que jamás se repita el aborto de la justicia que hemos sufrido en estos meses al ver que un gobernador pasa por alto miles de horas de trabajo de los tribunales estatales y federales, y pisotea las tiernas emociones de las familias que dieron testimonio de sus espantosas pérdidas".

Richard Devine, fiscal del condado Cook

"La fiscalía estatal tiene sed de sangre, no deseos de cerrar las heridas. Este sistema necesita cerrar las heridas, pero en vez de arreglar el problema quieren continuar el problema porque ellos son una parte inmensa del problema".

Ruth Fields, hermana de Nathson Fields
(quien espera un nuevo juicio tras la anulación de su condena de muerte)

El nuevo gobernador de Illinois, Rod Blagojevich (demócrata), dijo que la decisión del gobernador Ryan es "un gran error". La fiscal general del estado también criticó a Ryan. Otro fiscal, Joe Birkett, dijo: "Esto es un ataque contra el sistema americano de justicia". Otro más, Richard Devine, dijo que perdonar a las cuatro víctimas de tortura policial era "una medida indignante e inescrupulosa".

Muchos de estos críticos han participado personalmente en la condena de hombres inocentes.

Joe Birkett no quiso retirar las acusaciones contra Rolando Cruz y Alejandro Hernández (dos condenados a muerte que demostraron su inocencia hace unos años), ni siquiera cuando confesó el hombre que cometió el crimen por el que los condenaron.

Richard Devine trabajó varias décadas en la fiscalía y supervisó muchos de los casos que se están cuestionando ahora. Después, como abogado particular, ha defendido a Jon Burge. En los casos relacionados con el teniente Burge están implicados docenas de fiscales y jueces e incluso el actual alcalde de Chicago, Richard Daley, cuando era fiscal.

Un sistema profundamente injusto

"Celebré unos cinco minutos... y después me enfurecí".

Stanley Howard, de los "10 del Pabellón de la Muerte", sobre el hecho de que el gobernador Ryan no indultó a todos los que recibieron condenas injustas

"No tenía nada que celebrar. Mi meta es salir de aquí".

Ronald Kitchen, de los "10 del Pabellón de la Muerte",
quien no recibió indulto

Las críticas al gobernador Ryan continúan y han surgido nuevas preguntas. Pocos días después de la decisión de Ryan, los tribunales sentenciaron a muerte a un hombre y hay 60 casos pendientes de pena capital.

La fiscalía está resuelta a volver a llenar el pabellón de la muerte. Los fiscales están buscando cómo invalidar la orden del gobierno. Quieren volver a entablar acusaciones contra los hombres que recibieron clemencia. El fiscal Richard Devine ya entabló dos demandas para negarles clemencia a 23 reclusos por detalles jurídicos. Los legisladores republicanos de la Asamblea estatal, que no han aprobado ninguna de las 85 reformas a la pena de muerte que propuso la comisión de Ryan, propusieron una medida para impedir que otro gobernador pueda otorgar clemencia en el futuro.

La cosa es esta: la clemencia y los indultos fueron una derrota política para los policías salvajes y los fiscales sedientos de sangre, pero no cambian la naturaleza del sistema que mete injustamente a la cárcel a miles de miles. Hay que preguntar: si se demostró que en Illinois ha habido tantas condenas a muerte injustas, ¿qué dice eso del resto del país? Si hay tanta injusticia en casos de vida o muerte, ¿qué dice eso de las docenas de miles de hombres y mujeres condenados a largos años de cárcel o a cadena perpetua? ¿Y qué dice eso de la naturaleza de este sistema?


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