Revolución #140, 17 de agosto de 2008

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Revolución #140, 17 de agosto de 2008

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La Constitución del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos

RCP Publications anuncia la publicación de la nueva Constitución del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, la que explica la misión y la visión de una nueva etapa de la revolución comunista, informada de la nueva síntesis de la teoría comunista de Bob Avakian. La constitución expone esta visión de manera muy accesible, y explica los principios de organización y la base teórica del partido. Incluye un importante apéndice sobre la teoría comunista como teoría revolucionaria y científica.

Esta constitución es una declaración audaz de que sí existe un partido, en las entrañas del imperialismo estadounidense, con la determinación y el análisis estratégico para hacer una revolución… y la visión, el método y el conocimiento de la sociedad y la historia para asegurar que sea una revolución que valga hacer.

Haz clic aquí para leerla en ingles. Próximamente saldrá en español.…

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Revolución #140, 17 de agosto de 2008

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La VERDADERA historia de
Mao Tsetung y la revolución comunista de China

PARTE 1

Li Onesto

En los años 60 y 70, Mao Tsetung fue una de las más famosas personas en el mundo. Había dirigido al pueblo chino, en contra de todas las predicciones, a hacer una revolución. Para muchos millones que en esos días lucharon apasionadamente por la justicia y la liberación, la revolución china fue un faro. Y el propio Mao tiene fama en particular por negarse con impaciencia a parar la revolución a mitad del camino, por nunca contentarse, nunca dejar de luchar por un mundo sin divisiones en clases, en países, entre opresor y oprimido. Mucha gente —maestros, obreros, médicos, científicos, estudiantes y revolucionarios— de muchos países fueron a China para presenciar la sociedad socialista que se estaba construyendo bajo la dirección de Mao. Y muchos volvieron a casa, inspirados y esperanzados sobre la posibilidad de una sociedad verdaderamente liberadora.

En la propia China, las masas estimaron mucho a Mao, pues como líder de la vanguardia revolucionaria de China, el Partido Comunista de China, había dirigido a la victoria en una guerra de liberación de 22 años contra invasores extranjeros y reaccionarios chinos. Tras esa épica lucha, dirigió al pueblo a construir una nueva sociedad y una nueva vida en la China socialista y a avanzar más allá en la defensa de la revolución y la transformación de la sociedad durante la Gran Revolución Cultural Proletaria. Pero había aquellos que se opusieron a Mao, justamente en la dirección del Partido Comunista de China. Como Mao, se habían alistado en la revolución, y en el Partido Comunista, con una ardiente ira contra el tratamiento de China por el imperialismo. Como Mao, pelearon en la revolución por la liberación. Pero a diferencia de Mao, no tenían una visión que alcanzara el comunismo; sus objetivos no fueron más allá de construir una nación poderosa. So pretexto de construir una China fuerte y moderna, adoptaron programas y políticas que en lo esencial reforzaron las relaciones y las ideas capitalistas. Después de la muerte de Mao en 1976, estos “seguidores del camino capitalista” en el Partido Comunista tomaron el poder y derrocaron al socialismo y restauraron el capitalismo, un proceso en que arrestaron a cientos de miles y mataron a miles. Aunque el gobierno ha seguido llamándose socialista y comunista, desde entonces China ha sido un país capitalista. Han destripado los principios de Mao, lo que él representó, y los nuevos gobernantes de China han convertido a Mao en un icono nacionalista.

Hoy, hay dos generaciones de la población que han crecido en Estados Unidos que, en gran parte, no saben nada de Mao y China salvo el cuento oficial de la clase dominante y de los medios grandes. Lo que saben, en gran parte, NO ES CIERTO DE CABO A RABO. Dicen que Mao fue un despiadado “dictador ávido de poder” que cometió grandes crímenes contra el pueblo. Pera la VERDAD es que Mao Tsetung fue un gran comunista revolucionario que dirigió a un cuarto de la población del planeta a liberar a China desde debajo de la bota de los opresores imperialistas, y que luego pasó a construir una sociedad socialista liberadora durante más de 25 años. Conocer la verdad sobre Mao es importante para todos: la revolución que dirigió fue un hito importante en la historia universal y todo mundo debe saber la verdad de tal revolución y tal personaje. Para aquellos que arden por cambiar el mundo, hay aún más en juego, porque las ideas y la práctica revolucionarias de Mao forman una parte crucial de los cimientos y el punto de partida para reconstruir un movimiento revolucionario hoy.

Esta es la VERDADERA historia de Mao Tsetung y la revolución histórico-mundial que dirigió en China.

De niño, en el “hombre enfermo de Asia”

Mao nació el 26 de diciembre de 1893 y creció en una China a la cual habían invadido y ocupado Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos, Rusia, Alemania y Japón. Estas potencias coloniales controlaban la economía y la política de China. Trataban a los chinos como perros y los apresaban y usaban como “mano de obra culí” en las haciendas y minas por todo el mundo. Había tropas extranjeras en cada ciudad grande. Naves de guerra británicas y yanquis patrullaban las aguas, y países extranjeros controlaban los puertos, los sistemas de correos, del transporte de carga por barco y ferrocarril, y del telégrafo. Había un letrero en un parque en la gran ciudad de Shanghai: “No se admiten ni perros ni chinos”. China estaba tan oprimida que se consideraba “el hombre enfermo de Asia”.

Mao creció en una China en que la mayoría de la gente eran campesinos pobres que sufrían bajo el sistema del feudalismo. Los grandes terratenientes eran dueños de la mayoría de las tierras. Los campesinos sin tierra se veían obligados a trabajar para ellos y ganaban apenas para subsistir, y vivían constantemente endeudados y sujetos a la tiranía de los terratenientes y las condiciones de pobreza, hambre y enfermedad. Las familias vendían a sus hijos porque no podían darles de comer, y cientos de miles morían de hambre. La vida de la gente común en las ciudades no era mucho mejor. En las calles de Shanghai se recogían hasta 25.000 cadáveres cada año. Los británicos inundaban a China de opio, convirtiendo a más de 60 millones de chinos en adictos, mientras los capitalistas británicos y estadounidenses se enriquecían de este comercio de drogas. Piensen un minuto sobre los individuos que representan esas cifras, del grado de miseria y sufrimiento que representaban año tras año.

Mao también creció en un tiempo de levantamientos de campesinos. De 1901 a 1910 había casi mil luchas espontáneas, de decenas de millones de gentes. De estudiante, Mao estudió la rebelión de Taiping, en que campesinos tomaron las armas y establecieron un gobierno revolucionario (de 1850 a 1864). Aprendió que 20 millones de personas murieron cuando el gobierno chino, junto con Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, mandó tropas para suprimir la rebelión. De nuevo, piensen en esa cifra.

En 1906, cuando Mao tenía 12 años, China padeció guerras, hambruna e inundaciones. Cuando ocurrió la “insurrección de Junán”, Mao dijo que “afectó mi vida entera”. Miles de mineros y campesinos marcharon por la capital de provincia y saquearon las bodegas de cereales de los terratenientes. Los soldados suprimieron la rebelión y colgaron las cabezas de los rebeldes masacrados en las puertas de la ciudad como advertencia. Mao dijo: “Se discutió el incidente en mi escuela por muchos días. Me impresionó de manera profunda. La mayoría de los estudiantes simpatizaron con los ‘insurrecionistas’ pero solamente desde el punto de vista de un observador. No entendían que tenía relación alguna a su propia vida. Solamente se les interesaba como incidente emocionante. Yo nunca lo olvidé. Sentía que los rebeldes fueran gente ordinaria como mi propia familia y me ofendió profundamente la injusticia del tratamiento que se les dieron”.

A pesar del heroísmo y sacrificio, las rebeliones eran incapaces de solucionar el problema y realizar cambios fundamentales de la sociedad. Mao, tal como mucha gente de su generación, estaba resuelto a encontrar el camino hacia adelante. En 1909, a los 16 años, se fue del hogar a estudiar en una normal de maestros. Dijo: “Por primera vez, vi y estudié con gran interés un mapa del mundo”. Estudió la historia de otros países y a diferentes filósofos de muchos países. Leyó periódicos de todas partes de China. Por primera vez leyó “El Manifiesto Comunista” de Marx. En 1917, Mao formó la “Sociedad de Estudio del Pueblo Nuevo”. El grupo de jóvenes activistas se oponía al opio, fumar, las apuestas, beber, la prostitución, la corrupción y la opresión de la mujer. Mao decía que las mujeres deberían ser “personas independientes”, y que los hombres no podrían ser libres a menos que las mujeres también se liberaran. El grupo inició estudios vespertinos para los obreros en que Mao enseñaba historia, hablaba de “actualidades” y les leía los diarios. Un cartel de la clase decía: “Vengan a escuchar palabras claras… pueden vestirse como quieran”.

Las salvas de Rusia

En 1917, los bolcheviques conquistaron el poder en Rusia y establecieron un nuevo estado socialista. Esta revolución dirigida por Lenin envió ondas de choque por todo el mundo. Difundió el comunismo por todo el mundo y se conectó con las luchas anticoloniales y antiimperialistas en curso. Durante tantas generaciones, las masas chinas habían luchado, pero sin teoría, sin dirección y sin plan para alcanzar su liberación. Pero ahora, como dijo Mao, “Las salvas de la revolución de octubre nos trajeron el marxismo-leninismo”.

Después de la I Guerra Mundial, las potencias imperialistas vencedoras trasladaron los derechos y privilegios coloniales de Alemania en China a Japón. El 4 de mayo de 1919, tres mil estudiantes de la capital de Pekín protestaron por la decisión. Se declaró ley marcial y la policía y el ejército comenzaron a hacer arrestos. Los estudiantes convocaron a una huelga general en las escuelas. Poco después, una huelga centrada en Shanghai, de 90 mil obreros, paralizó más de cien empresas y fábricas. Cuando Mao y otros miembros de la Sociedad de Estudio del Pueblo Nuevo se enteraron del “Movimiento del 4 de Mayo”, llamaron a una huelga y formaron una unión estudiantil en Junán. Durante 1919, este movimiento antiimperialista se granjeó amplio apoyo de todo el país y politizó a millones de personas.

Desde el principio, Mao criticó la manera en que las tradiciones feudales oprimían a las mujeres. El 14 de noviembre de 1919, una mujer se cortó la garganta mientras que la cargaban en un palanquín hacia una boda arreglada. Cuando Mao se enteró, publicó diez artículos que identificaban las condiciones sociales vigentes como causa de la tragedia. Dijo que las mujeres representaban una “fuerza revolucionaria de enorme potencial” porque “se llevan más opresión sobre la espalda que los hombres, pues los hombres padecen tres montañas de explotación pero las mujeres cuatro, pues los hombres también las explotan”. Mao tenía esta posición fundamental toda la vida: un ardiente deseo de eliminar toda cadena sobre la humanidad.

Oda a la flor del ciruelo

Viento y lluvia despiden a la primavera que parte,
la nieve que revuela, saluda su retorno.
Sobre el peñasco, donde inmensos carámbanos imperan,
se abre todavía una flor llena de gracia.

Llena de gracia, mas no pretende para sí la primavera,
se contenta con anunciar su presencia.
Cuando las flores de la montaña se abren plenamente,
se la encontrará en medio de todas ellas riendo.

Escrito por Mao Tsetung en diciembre de 1961, en memoria de su primera esposa, Yang Kaihui, a quien asesinó el reaccionario Kuomintang en 1927 por negarse a renunciar a la política revolucionaria y su matrimonio con Mao.

En 1921, Mao se unió a un pequeño grupo de marxistas y, juntos, formaron el Partido Comunista de China. Con la ideología del marxismo-leninismo podían empezar a abordar a fondo los problemas teóricos y prácticos de hacer una revolución en un país como China.

En 1921, Mao se casó con Yang Kaihui. Esta se integró al partido comunista. En 1927, el Kuomintang (KMT) la capturo y la asesinó por negarse a renunciar a su matrimonio con Mao y a la política revolucionaria. En los años 50, Mao escribió un poema en memoria de ella, que es de sus más famosos, titulado, “Oda a la flor del ciruelo”.

Comienza la revolución

Durante esos años, de manera espontánea los campesinos se levantaban y confiscaban tierras y atacaban a los terratenientes y funcionarios corruptos. En 1925, Mao caminó de aldea en aldea en la provincia de Junán. Se hospedó con los campesinos y trabajó con ellos a cambio de comida y posada. Se sentó con ellos y les escuchó, investigó de primera mano qué vida llevaban. Ayudó a organizar uniones campesinas y reclutó a muchos campesinos para el partido.

Algunos líderes del partido querían dejar de lado a los campesinos por “atrasados y conservadores”. Mao luchó contra esa idea y dijo: “Sin los campesinos pobres, no habrá revolución”. En cuanto a los levantamientos de los campesinos, dijo: “Todos los partidos y camaradas revolucionarias serán sometidos a prueba ante los campesinos y tendrán que decidir a qué lado colocarse. ¿Ponerse al frente de ellos y dirigirlos? ¿Quedarse a su zaga gesticulando y criticándolos? ¿Salirles al paso y combatirlos?”

El KMT era un partido que al principio fue nacionalista, organizado para luchar por una China indpendiente y contra la dominación imperialista. Pero en los años 20, Chiang Kai-shek se apoderó de él y lo convirtió en vehículo de los imperialistas, y la gran burguesía y los terratenientes de China. Contaba con el respaldo de Estados Unidos y Gran Bretaña sobre todo, que querían conservar la condición semicolonial de China. En 1927, el KMT lanzó muchas campañas para aniquilar al partido comunista y al movimiento revolucionario. En las ciudades, el KMT restringió reuniones políticas, la prensa, las organizaciones de obreros y el derecho de huelga. Mataron a miles de obreros; detuvieron a comunistas y sus simpatizantes y los ejecutaron en público. En esos años, no había un gobierno nacional unificado y estable. En algunas partes, los señores de la guerra (camarillas de militares y terratenientes) dominaban y en otras, el KMT (y este tenía varias facciones). Por medio de este derramamiento de sangre, Chiang Kai-shek estableció el gobierno del KMT en la ciudad de Nanking; lo reconocieron de inmediato las poten cias imperialistas del oeste como el único y legítimo gobierno de China.

Mientras tanto, en el campo los señores de la guerra llevaban a cabo matanzas de campesinos. Atacaron selectivamente a las mujeres rebeldes, cortándolas en trozos y quemándolas vivas. En una zona en solamente cinco meses, asesinaron a 4.700 campesinos, 500 de ellos mujeres: los decapitaron, los enterraron vivos, los estrangularon, y los quemaron y cortaron en trozos. Los terratenientes recuperaron las tierras que los campesinos habían tomado. Detuvieron a los líderes de los campesinos y obreros y los fusilaron. En la provincia de Junán en un año, mataron a más de 100.000 campesinos y obreros. El partido perdió al menos 15.000 miembros.

La revolución en el campo

Para 1928 habían exterminado a cuatro quintos del Partido Comunista, y este tuvo que pasar a la clandestinidad en las ciudades. Esta gran derrota requirió más análisis y avances en la teoría revolucionaria.

La estrategia para la revolución proletaria en la Unión Soviética había sido una insurrección en las ciudades, seguida de una guerra civil. Algunos dijeron que la revolución en China debiera seguir este modelo. Pero ante las derrotas en las ciudades tras las tentativas insurreccionalistas, Mao vio que ese camino no funcionaría en un país oprimido como China. Reconoció que la contrarrevolución estaba demasiado fuerte en las ciudades, y no importaba cuán heroicos, los intentos de parte de los trabajadores de tomar y controlar ciudades tendrían que fallar.

Mao argumentó que la revolución tenía que empezar en el campo y establecer y extender bases de apoyo donde la revolución podía establecer el poder político. La lucha militar contra el enemigo tenía que vincularse y entrelazarse con el proceso de llevar a cabo la revolución agraria y crear las semillas de una nueva sociedad liberada. Eso quería decir llevar a cabo la reforma agraria, establecer nuevas formas locales de poder popular, librar lucha contra la opresión de las minorías nacionales y las mujeres, y establecer una nueva cultura revolucionaria en la población. Con el tiempo la revolución podría cercar y conquistar a las ciudades y establecer el poder nacional. Con esta estrategia y objetivo, Mao dijo: “Sin un ejército popular, nada tendrá el pueblo”. Y se formó el nuevo Ejército Rojo.

Mao desarrolló los métodos y principios para formar un ejército políticamente consciente y disciplinado. Cuando el Ejército Rojo marchaba hasta un pueblo, Mao organizaría de inmediato una reunión con los habitantes. Pero no siempre era tan fácil. En un pueblo, la gente huyó a las montañas y se escondió. Eso era normal. Todo mundo huía cuando llegaban ejércitos, porque así había sufrido por el entrenamiento en saqueos y violaciones que habían recibido los soldados de los ejércitos de los señores de la guerra y de los imperialistas. Pero Mao ordenó que sus soldados nunca entraran en las casas ni que se llevaran nada y luchó muy duro con cualquier idea en el Ejército Rojo que hiciera eco a la mentalidad de saquear y violar de los ejércitos feudales y burgueses, o de las pandillas de ladrones. Así que ¡el comportamiento de los soldados del Ejército Rojo era muy poco usual! Para el tercer día la gente del rumbo, al mirar desde sus escondites en las laderas, regresó. Mao les hablaba, exhortándoles a que regresaran. Distribuyó el dinero y tela que se había arrebatado a los terratenientes. Les explicó que este ejército de la bandera roja era el ejército de ellos, dedicado a los intereses de ellos y dedicado a la liberación de ellos. Los campesinos dieron de comer y alojaron a los soldados del Ejército Rojo y algunos se alistaron en el ejército revolucionario. Esta escena se repitió dondequiera que marchara por el campo el Ejército Rojo bajo la dirección de Mao.

Durante este período, Mao estudiaba la teoría militar por derecho propio, y la historia de la guerra revolucionaria de la Unión Soviética, y la de otras guerras, tales como las de China. A fines de los años 30, llegó a ser el primero en desarrollar una línea militar y un sistema de pensamiento marxistas globales en asuntos militares. La doctrina partió del concepto que una guerra revolucionaria depende de las masas y solamente puede tener éxito si cuenta con su apoyo y las alista activamente en la lucha.

Mao tenía unas ideas militares sumamente científicas. Dijo que como al principio el Ejército Rojo era mucho más débil que las tropas del gobierno, una victoria rápida fue imposible, y que al llevar a cabo batallas militares frontales solamente resultarían aplastados. Pero al evitar pruebas de fuerza decisivas y al librar una guerra de guerrillas, las fuerzas revolucionarias podían derrotar y debilitar al enemigo en batallas más pequeñas y, por un proceso prolongado, ganarse apoyo popular, aumentar su fuerza y la cantidad de tropas, y extender su control. Mao dijo que era necesario continuar con una política estratégica de guerra prolongada en el campo para cambiar poco a poco el desfavorable balance de fuerza. Para llevarlo a cabo Mao desarrolló muchos diferentes principios de la guerra de guerrillas, como: “Cuando el enemigo avanza, retrocedemos; cuando el enemigo se detiene, lo hostigamos; cuando el enemigo se fatiga, lo atacamos; cuando el enemigo se retira, lo perseguimos”.

La Gran Marcha

En 1932 Japón invadió a China. Los japoneses lanzaron una campaña de “matarlos a todos, quemarlo todo” en que mataron a 30 millones de chinos. En diciembre de 1937, las tropas japonesas entraron a Nanking y 50.000 de ellas libraron una orgía de violación, asesinato y saqueo. En cuatro semanas mataron a 300.000 personas. Decapitaron a bebés y violaron a miles de mujeres, jóvenes y ancianas. Pusieron en fila a miles de hombres y los fusilaron con ametralladoras. Usaron a grupos de chinos para prácticas de bayoneta. Rociaron a otros con queroseno y los quemaron vivos. Fue una guerra vil y brutal con el propósito de subyugar al pueblo chino, doblegarlo y quebrar su resistencia.

Los comunistas dirigieron al pueblo a combatir a los japoneses, mientras que Chiang Kai-shek rehusó movilizar a sus tropas, salvo para atacar a los comunistas. Las tropas del KMT de Chiang Kai-shek, apuntaladas por los imperialistas, lanzaron ataques masivos contra el Ejército Rojo. En 1933 un millón de tropas, tanques y aviones del KMT se movilizaron contra el Ejército Rojo. El 16 de octubre de 1934, obligaron a Mao y al Ejército Rojo a hacer una retirada estratégica desde Kiangsi y emprender una increíble GRAN MARCHA.

El Ejército Rojo, dirigido por Mao, marchó más de 9.600 km por terrenos de lo más peligroso y arriesgado del mundo. Atravesó 12 provincias con 200 millones de habitantes. Cruzó 18 cordilleras y 24 ríos y ocupó 62 ciudades y pueblos. Combatió y derrotó a un millón de soldados del KMT, con un promedio de casi una escaramuza al día, e hicieron 235 marchas de día y 18 de noche. Mao llamó la Gran Marcha un manifiesto, una fuerza de propaganda y una máquina de sembrar. Dijo: “Ha sembrado muchas semillas que brotarán, echarán hojas, florecerán y darán fruta, y producirán una cosecha en el futuro”.

Después de tres meses de la Gran Marcha, en enero de 1935, el Ejército Rojo alcanzó Dsunyí, en la provincia de Kweichou. Aquí tuvo lugar una conferencia muy importante de los líderes del Partido Comunista que llegó a ser un punto de viraje crucial. Por primera vez, el partido se unió en torno a la línea de Mao sobre la estrategia política y militar, y su dirección general. Cuando el Ejército Rojo salió de Dsunyí, casi 4.000 campesinos de la zona se unieron a la marcha.

El 20 de octubre de 1935, un año después de salir de Kiangsi, la Gran Marcha terminó en la zona de Shensí del Norte. Empezaron la Gran Marcha con unos 100.000 elementos y terminaron con solamente unos 20.000. Si bien la Gran Marcha fue una retirada estratégica, no fue una derrota. El Ejército Rojo alcanzó su nueva base de apoyo con la dirección intacta y la voluntad política más fuerte que nunca.

Los comunistas fueron los mejores combatientes contra los invasores japoneses. En 1936 Mao había planteado que el KMT y los comunistas formaran un frente único contra los invasores japoneses. Pero mientras que Chiang Kai-shek, líder del KMT, guardaba sus armas y soldados para combatir a los comunistas, el Ejército Rojo libró el 75% de las batallas contra los japoneses entre 1937 y 1945. El Ejército Rojo libró 92.000 batallas, mató a un millón de tropas enemigas y capturó a 150.000 prisioneros.

Desarrollar la teoría comunista

Pero nada de eso podía haber sucedido de manera espontánea. Mao desarrolló la teoría para resolver los problemas de la revolución y guiar su curso. Hizo nuevas contribuciones importantes y necesarias a la ciencia del comunismo. En este período Mao abordó los problemas de estrategia para hacer la revolución en un país oprimido por el imperialismo, asuntos militares y filosofía. Las obras “Sobre la contradicción”, “Sobre la práctica”, “Sobre la nueva democracia” y muchas más hicieron contribuciones importantes a la comprensión de los revolucionarios por todo el mundo, y siguen siendo relevantes hoy. Además, es importante aprender del método y enfoque de Mao en torno a estos problemas. En todas estas esferas, Mao se basó rigurosamente en la teoría marxista, pero también descubrió que fue necesario romper con las convenciones en ciertos sentidos importantes.

A fines de 1939, Mao escribió un ensayo precursor: “Sobre la nueva democracia”. Al abordar las cuestiones específicas de China, demostró que como las potencias imperialistas la habían dominado por décadas, nunca había podido desarrollarse como país independiente y tenía una economía distorsionada y dependiente. El desarrollo imperialista había transformado algunas relaciones de producción muy atrasadas de China. Pero las relaciones económicas feudales y semifeudales—por ejemplo, los terratenientes poseían las tierras y oprimían a los campesinos—existían al lado de las relaciones capitalistas y estaban incorporadas a ellas; las instituciones políticas e ideas atrasadas que las acompañaban siguieron en vigor, mientras que las potencias imperialistas dominaban al país entero.

Mao concibió la revolución en China y otros países oprimidos como un proceso de dos etapas. La primera etapa es la revolución de nueva democracia. Esta revolución une a todos los que se puedan unir para expulsar al imperialismo y derrocar al feudalismo y al semifeudalismo y a la clase capitalista burocrática y al sistema de estado dependiente del imperialismo y al servicio de él. Hay que llevar a cabo importantes tareas democráticas en esta primera etapa, especialmente la reforma agraria basada en la consigna “la tierra para quien la trabaja”, así como otras demandas como acabar con la opresión de las minorías nacionales y de las mujeres. Aunque estas demandas típicamente aparecen en el contexto de la revolución democrática burguesa*, y tienen el potencial de abrir la puerta al desarrollo capitalista, Mao dijo que si se librara la lucha como parte de la revolución comunista mundial, y específicamente si el nuevo estado creado por la revolución fuera una forma de poder político revolucionario dirigido por el proletariado mientras que se uniera con el campesinado, con una concepción y programa para avanzar relativamente rápidamente al socialismo, tal revolución también podría abrir la puerta a la transición socialista al comunismo. Mao analizó que en su primera etapa, tal revolución podía y debía unirse con sectores de los capitalistas así como los sectores educados opuestos a la dominación imperialista.

En oposición a algunos en el Partido Comunista de China, Mao sostenía muy firmemente que el proletariado tuviera que dirigir el proceso revolucionario general y llevarlo a cabo desde el principio con una clara concepción estratégica del socialismo y del comunismo. Así que si bien la revolución pasa por etapas específicas, es importante ver que es un proceso unificado que se orienta con un hilo rojo que recorre el proceso entero, guiado por el punto de vista, la ideología y la política del proletariado y su objetivo de un mundo comunista.

Guerra y victoria

Después de la Gran Marcha, Mao y sus tropas establecieron una base de apoyo en Yenán donde reconstruyeron el Ejército Rojo y el partido con el propósito no solamente de expulsar a Japón, sino derrotar al KMT y conquistar el poder nacional.

Miles de campesinos, obreros e intelectuales fueron a Yenán donde se estaban sembrando las semillas de una nueva sociedad socialista y se formaron grupos revolucionarios en torno a diversos aspectos de la vida. Había asociaciones de mujeres, jóvenes, campesinos, obreros, niños escolares y ancianos. Aun había una asociación de “holgazanes” que se reunieron para hablar de cómo podían hacerse miembros productivos de la nueva sociedad.

La movilización de las masas se puso a arrancar de raíz la brutalidad y pobreza del feudalismo. Se eliminaron los matrimonios arreglados, la costumbre de fumar el opio, el infanticidio, la esclavitud infantil y la prostitución. El conocimiento científico y revolucionario empezó a desplazar a la religión y superstición. Los terratenientes brutales ya no podían explotar vilmente a la gente (y con la derrota de los japoneses en 1945 y el comienzo de la guerra civil, se repartieron las tierras entre muchos campesinos que las trabajaban).

Entre los artistas e intelectuales de las ciudades grandes que fueron a Yenán estaba Chiang Ching, quien se afilió al partido en 1933 y llegó a Yenán en 1937. Enseñó arte en la Academia de Arte que se había establecido en Yenán y se afilió a los equipos de propaganda que fueron al campo para montar piezas teatrales para los campesinos. Mao tenía mucho interés en los escritores, poetas y artistas y apreció el papel que juega la cultura en moldear la opinión pública en la sociedad. Asistía a obras de teatro, conciertos y danzas en la academia. Conoció a Chiang Ching; se enamoraron y se casaron en 1939.

A algunos periodistas occidentales como Edgar Snow y Anna Louise Strong que fueron a Yenán les llamaba la atención la conexión que Mao tenía con la gente, su energía y el nivel elevado de su filosofía. Un historiador escribió: “Hay muchas fotos de Mao, en pantalones parchados, chaquetas gastadas y holgadas, con los bolsillos siempre abultados con libros y papeles. También hay muchos recuerdos de las largas entrevistas con él, a veces de toda la noche, de su pasión infatigable de explicar los pormenores más pequeños. Participaba en las fiestas, se reía de las piezas teatrales, en las fotos solía intentar no ocupar el centro del cuadro. Anna Louise Strong nos dejó un precioso cuadro de palabras de Mao bailando a su propio ritmo, y no es un buen baila’or, de niños que entran y salen corriendo de la cueva en que trabajaba. Tenía una especie de alegría pícara e infantil, pero puede convertirse en seriedad severa en un segundo…. Al hablar, tiene una manera de presentar un tema muy complejo para que pueda entenderlo incluso un hombre sin educación. Nunca habla por encima del nivel del público pero tampoco lo trata con condescendencia. Hay un flujo real de intimidad entre él y el pueblo. Parece estar siempre en contacto” (Han Suyin, El diluvio de la mañana).

Yenán se volvió un centro de un movimiento que se pusiera a extenderse y expandir las zonas liberadas por toda China. En 1945, había 19 bases rojas en nueve provincias, y en el territorio bajo la administración de los comunistas vivían unos 100 millones de personas.

En 1945, por fin derrotaron a los japoneses. De inmediato, Estados Unidos, que no había atacado a los comunistas mientras que luchaban contra Japón, cambió de tácticas. Hizo todo lo que pudiera para ayudar al KMT a derrotar a los comunistas. Envió a 90.000 marines yanquis para ocupar a ciudades importantes y proteger puertos, aeropuertos, centros de comunicaciones, minas de carbón y las vías ferroviarias para el KMT. Los asesores yanquis entrenaron a los oficiales del KMT y Estados Unidos le dio armas y vehículos modernos a Chiang Kai-shek. En los siguientes dos años, Chiang recibiría de Estados Unidos equipo y préstamos por valor de 1.5 mil millones de dólares (o aprox. 13 mil millones de los dólares de hoy). Pero el Ejército Popular de Liberación se impuso y en la primera mitad de 1949 derrotó a casi medio millón de tropas del KMT. El gobierno de Chiang Kai-shek se derrumbó en abril y el Ejército Popular de Liberación capturó otras ciudades importantes en los meses siguientes.

Una nueva China socialista

El primero de octubre de 1949, Mao, de pie en la Plaza Tienanmen de Beijing, anunció la formación de la República Popular de China. Habló ante una multitud de millones y declaró: “¡El pueblo chino se ha puesto en pie!”

Mao había dirigido al pueblo chino en 20 años de lucha armada para derrocar a sus opresores y expulsar al imperialismo extranjero. Ahora, el pueblo tenía el poder para construir el socialismo, como una sociedad de transición con el objetivo de un mundo comunista libre de clases y de todas las relaciones e ideas opresivas que acompañan una sociedad de clases.

En ese día histórico, Mao compartió la alegría y celebración del pueblo, pero también entendía, como ha señalado, que: “La revolución china es grandiosa, pero después de su victoria, el camino será aún largo y nuestra tarea aún más grandiosa y ardua”.

Próximamente, parte 2: Los enormes logros de la revolución china una vez en el poder, y por qué y cómo fue derrotada, y el capitalismo restaurado

Lecturas recomendadas sobre Mao Tsetung de estos años de la historia de China:

Red Star Over China, de Edgar Snow
Las contribuciones inmortales de Mao Tsetung, de Bob Avakian
Textos escogidos de Mao Tsetung

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“Un mundo, un sueño” y los juegos de Pekín:

¿Cuál mundo y el sueño de quién?

Li Ning, el atleta olímpico chino, vuela alrededor del borde del estadio El Nido a pasos agigantados. Toca la pared con la antorcha. El fuego irrumpe en espiral y estalla en la gran llama de la Antorcha Olímpica al frente del estado. “Un mundo, un sueño”. Se abrió la 29ª Olimpiada.

Un mundo, un sueño. Miles de millones de todo el mundo sueñan con un mundo sin guerras, sin hambre ni pobreza, sin las crueles y opresivas divisiones entre las personas. Pero la dura y dolorosa realidad es que el mundo de hoy es un mundo imperialista, en que un puñado de potencias imperialistas dominantes y sus secuaces capitalistas de los países oprimidos gobiernan la abrumadora mayoría de las regiones oprimidas del mundo. En que un pequeño puñado controla y se apropia de las riquezas creadas por las masas que se matan trabajando en las fábricas y las haciendas del mundo. En que arden guerras por el control de importantes regiones y recursos. En que los habitantes están divididos por raza, religión, género y una cantidad casi infinita de otros factores. En que las ideologías de la supremacía blanca, el patriarcado y el fundamentalismo religioso justifican y apoyan esta explotación y opresión, a fin de mantener a grandes sectores de la humanidad bajo el dominio de otros. En que no hay paz, no hay un mundo mejor, sino la implacable demanda de que los pueblos acepten y accedan a lo que para la mayor parte del mundo es una pesadilla brutal interminable impulsada implacablemente por las ganancias.

Según la tradición, se abren los juegos Olímpicos con desfiles de los equipos nacionales por el estadio, cada uno bajo su propia bandera nacional. En los siguientes días hay competencias intensas, y férreas. Pero en medio de esto, nacen el respeto y amistades entre muchos atletas contendientes. A la hora del cierre, cuando instan a los atletas a volver a desfilar por el estadio, no con sus propios compatriotas, sino con atletas de otros países, el compañerismo abrazado entre sí viene de un genuino respeto y amor a otros atletas y culturas.

La distancia que se recorre entre la apertura y el cierre promueve la ilusión de que los juegos tienen por objeto tumbar los muros que nos dividen entre países y unir la humanidad en un todo. Pero la realidad es muy distinta. Lo que pasa entre la apertura y el cierre es la manipulación deliberada de las aspiraciones de muchas personas, encauzadas hacia la promoción del orgullo y estrechez nacionales. Sobre todo en manos de las potencias imperialistas, llega a ser chovinismo nacional, tal como el asqueroso norteamericanismo “mi país ante todo” del que sabemos tanto. Se especula de manera interminable si Estados Unidos o China ganará la contienda por las medallas, con un chorro de críticas abiertas e implícitas acerca de la manera en que China entrena a sus atletas. Chillarán cuando “nuestro” equipo pierda y echarán bravuconadas cuando gane.

Para la clase dominante estadounidense, “Un mundo, un sueño” es el sueño de que el mundo entero, atrapado en la maraña imperialista, permanezca para siempre bajo el dominio de esta superpotencia única.

* * * * *

Con Pekín como anfitrión de los juegos de 2008, China ha tenido la oportunidad de subir al escenario mundial y dejar de estar tras bambalinas; de sorprender y apantallar a los pueblos del mundo y montar su mejor espectáculo, y mostrar al mundo a qué ha llegado. Es su “fiesta de presentación” como nueva potencia mundial y los gobernantes chinos no han escamitado esfuerzo alguno.

Pero China ha surgido como una potencia económica y política en un mundo complejo.

Para empezar, está la naturaleza de China. Hay mucha confusión, que deliberadamente difunden los medios, los líderes del mundo y el propio gobierno chino, sobre la afirmación de que China es “socialista”. De hecho, China es un país capitalista, y no es socialista. Al socialismo lo derrocaron en 1976 los oponentes de Mao justamente en la cúpula del Partido Comunista de China quienes se unieron a la revolución para liberar a China de la humillante dominación de las potencias imperialistas pero quienes no tenían en las miras al objetivo comunista sino el de hacer de China un país rico y poderoso. A medida que avanzaba la transformación socialista de la sociedad hacia el comunismo, esta gente albergaba un profundo odio hacia el rumbo revolucionario en que estaba embarcada China y cuando tomaron el poder, rápidamente convirtieron a China en un país capitalista, el cual hoy está profundamente amarrado en el capitalismo global y en algunos sentidos es un país central del mismo.

De su parte, los imperialistas estadounidenses han dado la bienvenida al ascenso de China al escenario mundial, pero reconocen que con su ascenso, China está accediendo a portarse como “miembro responsable” de la comunidad mundial imperialista, observar los acuerdos internacionales y funcionar como parte del Banco Mundial, la Organización Mundial de Comercio y otros organismos dominados por Estados Unidos. Es como el Padrino que invita a un mafioso rival, menos poderoso, a sentarse a la mesa y que tiene el control global del reparto del botín de la mafia, y con la invitación queda entendido que el mafioso menor encontrará su chamba según las exigencias del Capo.

Esta compleja relación se manifiesta en la manera y a la hora que Estados Unidos lanza críticas a China. El 7 de agosto, la víspera de su llegada a Pekín, Bush dio un importante discurso en Tailandia sobre las relaciones yanquis en Asia. Criticó al arresto de disidentes políticos, defensores de derechos humanos y algunos activistas religiosos por China. A su vez, señaló que China y Estados Unidos comparten importantes intereses económicos, políticos, y militares y de seguridad. Con sus críticas buscaba quitarle algo del brillo de los anillos olímpicos, para dar a entender que China puede dar grandes pasos a unirse a los poderosos países del mundo, pero aún no lo ha alcanzado, aún no tiene las credenciales como país “moderno” y “ilustrado”. Pero, al mismo tiempo, midió con detenimiento sus comentarios. El corresponsal de la CBS Jeff Glor dijo que los hizo para “complacer a los críticos de China pero… el discurso no tendrá un gran impacto a largo plazo”. De ahí, Bush fue a la ceremonia de apertura. O sea, Estados Unidos no está dispuesto a admitir a China como saqueador en pie de igualdad en el mundo, pero sí reconoce que es importante que China sea uno de los equipos en la cancha.

Es importante ver que el ascenso de China como importante potencia capitalista ocurre en un momento en que el sistema capitalista imperialista mundial está en un estado de cambio. Estados Unidos aún ocupa la posición primaria en la economía mundial imperialista, pero se está topando con dificultades en la realización de su agenda global. A su vez, China es un elemento altamente dinámico de la ecuación: depende del capital y de los mercados extranjeros, pero ha surgido como potencia económica, un centro de manufacturas del mundo; un país que ha acumulado enormes reservas de divisas y ganado un considerable peso financiero, con mayor frecuencia sobre el dólar; y un país que busca de manera agresiva mercados en el tercer mundo y exporta capital a otros países. Además, está jugando con mayor fuerza un papel político en el mundo* . Se están celebrando los juegos en medio de este estado de cambio.

Los objetivos de China en los juegos

Los gobernantes chinos ve en los juegos una oportunidad de afianzar su control en su territorio, ayudar a consolidar su lugar como miembro de las potencias políticas y económicas del mundo y en ese marco, “mostrar su fuerza” y tratar de cobrar más fuerza. Hay varias iniciativas y objetivos que se influyen mutuamente:

Utilizan los juegos para forjar un sentido de orgullo nacional en la población y una sensación de “confianza y expectativas para el futuro”, como dijo el superestrella basquebolista Yao Ming al fin de la apertura. Para esta ceremonia, decenas de miles de chinos llenaron las gradas del estado nacional El Nido y tal vez mil millón más la vieron por la tele. Es una oportunidad de “unir a la nación” y de encubrir y mellar lo que son las divisiones sociales agudas y potencialmente explosivas de la sociedad.

Ganar el oro (es decir, las medallas) es un importante elemento de todo esto. Cuando amarró la posición de anfitrión olímpico en 2001, el gobierno chino lanzó una campaña nacional para desarrollar y costear programas centralizados especiales para entrenar a atletas de clase mundial; nombró la campaña “Proyecto 119” por la cantidad de medallas que considera que puede ganar. Las autoridades entienden que esto no sólo apuntalará de manera poderosa el orgullo nacional sino que la cantidad de medallas que gane será una señal de la estatura del país en el mundo. Muchos comentaristas esperan que China gane la mayor cantidad de medallas de oro.

El gobierno chino ha invertido 43 mil millones de dólares, según los cálculos, para reinventar a Pekín y proyectar una imagen al pueblo chino y al mundo, de que ahora China es una sociedad moderna y avanzada, capaz de manejar las complejidades del poder e influencia global. Tumbaron casi todos los antiguos hutongs, o angostos callejones y patios, y construyeron en su lugar llamativas instalaciones olímpicas, decenas de nuevos hoteles y centros comerciales. Muchos comentaristas han comparado a China al fénix, que asciende de las cenizas de su pasado como país subyugado y que hoy es capaz de pararse como potencia mundial.

Todo esto tiene un elemento económico: utilizar los juegos para proyectar una imagen de estabilidad y solidez y así atraer a nuevos y más grandes inversionistas de entre las potencias imperialistas, así como penetrar en nuevos mercados de los países imperialistas y otras partes para la venta de productos manufacturados chinos. Pero los gobernantes de China también tienen objetivos ideológicos y políticos internacionales. Por ejemplo, se están esforzando en particular (más allá del marco de los juegos) para atraer a otros países del tercer mundo que se molestan por la dominación imperialista, mediante al promoción del camino de China como un modelo de desarrollo económico “socialista”, y así, esperan, convencer a otros países del tercer mundo que entren a arreglos políticos y económicos con China para así poder beneficiarse también de este camino. Tales arreglos, pese a su fachada “socialista”, ofrecerán a los gobernantes de estos países ayuda, tecnología y experiencia para desarrollar sus economías. Tal relación no tiene por objeto liberar a estos países de la dominación desde afuera sino de amarrarlos en una relación subordinada que beneficie al capital y a la posición de China en el mundo.

Forjar unidad nacional y cohesión social

La ceremonia de apertura de los juegos fue una dramática y espectacular combinación de arte de alta tecnología, destreza y precisión humanas colectivas, y filosofía feudal atrasada. Los aspirantes a potencia de China promovieron descaradamente las maravillas de la riqueza material y los conocimientos de alta tecnología adquiridos al capitalismo, al servicio de la abierta promoción del ideal confuciano de una sociedad harmoniosa del presidente chino Hu Jintao.

Confucio fue un reaccionario filósofo hace dos mil años en China. Avaló la idea de que la división de la sociedad entre oprimido y opresor se desprendió del “Mandato del cielo” y por ende no se podía, ni se debía, cambiar. Al recordar los tiempos de Confucio, el actual gobierno chino promueve esta idea en tiempos en que en la sociedad hay bastante discordia, con el potencial de grandes trastornos. La sociedad harmoniosa que el Partido “Comunista” de China revisionista (falso comunista) ofrece al pueblo es la misma clase de promesas que hicieron los emperadores hace siglos: que las autoridades cuidarán de la población a cambio de su obediencia hacia las reglas de los gobernantes.

Esta promesa tiene un importante atractivo en algunos sectores de la población. Aunque el partido es “comunista” de nombre, ha abandonado todo objetivo comunista y revolucionario auténtico como parte del derrocamiento de la sociedad socialista después de la muerte de Mao. Los gobernantes chinos han conservado la fachada “comunista”, tal como el nombre y las estructuras del partido y la astucia para echar rollos de una “pinta revolucionaria” cuando les convenga desviar las aspiraciones de la población a un mundo mejor. Han tratado de usar a Mao, el revolucionario, como icono nacionalista para legitimar su dominio, dejando un enorme retrato de él en la plaza Tienanmen y usando otros símbolos del pasado revolucionario cuando les convenga para mantener el control social. El derrocamiento de las relaciones socialistas y el feo renacimiento de una aplastante explotación y pobreza, y la aguda y severa polarización de clases en la sociedad resultante, han dado pie a un amplio descontento (p.e., fuertes incidentes de resistencia y lucha) y una amplia “nostalgia” por Mao.

Muchas personas que vivieron los años de Mao recuerdan que la sociedad era más igualitaria; que la gente trabajadora recibía un trato de honor y respeto y no simplemente de fuentes de ganancias. Millones de ellas eran estudiantes durante la Revolución Cultural y tienen memorias muy positivas de ir a las fábricas y al campo para vivir al lado de los obreros y campesinos, “aprender de las masas” y “servir al pueblo”, como decían los revolucionarios, a la vez que aportaban sus conocimientos, experiencia y entusiasmo revolucionario para ayudar a transformar y revolucionar más la sociedad. Además, aquellos que nacieron después del golpe de estado de 1976 que restauró el capitalismo tienen alguna idea de que Mao estaba con el pueblo, y que grandes sectores de la actual dirección solo se interesan en sí mismos y en su poder y fortunas.

Ante estas agudas contradicciones, los gobernantes capitalistas han estado esforzándose por forjar una legitimidad sobre una base nueva y nacionalista, que quiere decir que China llegue a ser una gran potencia y que las grandes masas chinas “inviertan” sus esperanzas en un mejor futuro en todo eso, una esperanza que es tan ilusoria como cruel.

Estos sentimientos nacionalistas no cayeron del cielo. China tiene una larga y sangrienta historia de opresión y humillación nacional a manos de las potencias imperialistas: los barcos de guerra británicos navegaron por el río Yangtzé en los años 1850 para aplastar la rebelión de los chinos quienes se sublevaron contra la importación del opio por Inglaterra desde India hacia China a fin de mantener adictas e incapaces de oponerse a la explotación extranjera a las masas de “jornaleros “culís” chinos. Decenas de miles de chinos que emigraron a Estados Unidos para participar en la construcción del sistema ferroviario eran víctimas de la degradante opresión nacional y asesinos pogromos periódicos. Japón invadió a China en 1937 como parte de la mayor rivalidad imperialista previa a la II Guerra Mundial, se apoderó de zonas industriales muy ricas en el noreste y sometió a la población a años de horrenda opresión, tal como el asalto a la ciudad de Nanking en que los soldados invasores del imperialismo japonés masacraron a 75 mil civiles y violaron en masa a las mujeres. Hoy, Estados Unidos es la potencia imperialista que domina y manda a China. Todo eso y más ha generado un profundo odio justo en el seno de la población de China contra la humillación y subyugación nacionales que han vivido.

Pero que quede claro: había un tiempo en que China había roto las férreas pinzas de la dominación extranjera, en que tenía un desarrollo independiente del control imperialista. Fueron los años de la revolución maoísta y el socialismo de 1949 a 1976. La revolución china rompió el férreo control de las potencias imperialistas y del dominio capitalista burocrático al servicio de ellas. Arrancó de raíz los cimientos del feudalismo en el campo. Durante más de 25 años bajo Mao, el pueblo chino construía una economía balanceada que de veras servía al pueblo y no a los imperialistas. Ese período terminó solamente después de que las fuerzas burguesas que hoy gobiernan a China derrocaron al socialismo y entregaron a China de nuevo al dominio imperialista.

Los líderes de China tratan de usar su papel de mayor peso en el sistema imperialista para forjar un lugar en la economía y la política del mundo. Pero lo están haciendo desde adentro del sistema imperialista, y no en oposición a él ni fuera de él. Eso sin duda aumentará las divisiones sociales y de clase a medida que mejore la situación de una minoría de los chinos y la mayoría sigue atrapada en la pobreza, sufrimiento y desesperanza. Tanto la idea confuciana de una “sociedad harmoniosa” como la promoción del orgullo nacional obran de formas distintas como pegamento ideológico para aglutinar la población bajo el dominio del Partido “Comunista” revisionista.

Agudas contradicciones de la sociedad china

Si bien las enormes cantidades de ganancias del auge económico capitalista de China han fluido a los países imperialistas, el auge también ha tenido un importante impacto en el nivel salarial de algunos sectores de la población. Un número relativamente pequeño de grandes industriales, financistas y otros líderes corporativos ha acumulado enormes fortunas. Los altos funcionarios del gobierno, dueños medianos de fábricas y empresas de construcción están comprando condominios en nuevas comunidades enrejadas, van de compras a tiendas de lujo y de vacaciones en otras partes del mundo. Se calcula que hay 175 millones de chinos en esta categoría, que es una cantidad grande en términos absolutos, pero solo constituye el 15% de la población. En China, crece el número de personas con carro propio, pero hoy solamente el 6% de la población tiene uno. Para la industria automotriz, China es un importante mercado, pero para la sociedad china, solamente un pequeño porcentaje de familias tiene coche propio o paga para que sus hijos estudien en la universidad.

En una palabra, hay importantes sectores acomodados nuevos de la sociedad que apoyan las medidas del gobierno y el actual camino económico y político del país.

Pero China tiene una población de 1.3 mil millones de personas. Cientos de millones de obreros viven en las ciudades en una pobreza horrorosa. De 700 a 800 millones viven en el vasto y empobrecido campo (la mayoría subsiste con menos de dos dólares al día). El sistema de servicios médicos del campo se ha colapsado. Cuando Ted Koppel del Canal Discovery le preguntó a un grupo de aldeanos ancianos qué hacen cuando se enfermen, dijeron: “Esperamos a morir”. Muchos niños campesinos no tienen para ir a la escuela más allá de los primeros pocos años. Los padres que quieren que sus hijos sigan estudiando a menudo tienen que pagar la mitad o más de su ingreso anual para la matrícula.

Las medidas y programas económicos y políticos de la clase dominante capitalista china, tal como la decisión de hace 25 años de desmantelar las comunas del campo (granjas colectivas de gran escala) y en su lugar establecer un sistema en que a las familias individuales les dieron pequeñas parcelas y les dijeron básicamente que tendrían que vérselas por sí mismas, han causado una extrema polarización social y económica. La brecha salarial entre el campo y la ciudad, según algunas cifras, es mayor que ningún otro país del mundo, y es profundamente desestabilizadora.

En los últimos 20 años, 200 millones de campesinos sin medios de subsistir para sí mismos y sus familias en el campo han ido a las ciudades en busca de chamba. En las ciudades, las autoridades les niegan permisos de residencia y por eso estas familias no pueden conseguir vivienda, servicios médicos y muchos otros servicios durante su estancia. Son inmigrantes ilegales en su propio país. Cuando encuentren chamba, hay largas jornadas, una paga de no más de dos o tres dólares al día, y tienen que dormir en campamentos o albergues hacinados.

Los funcionarios del partido de las aldeas y empresas de construcción confabulan para arrebatarles las tierras a los campesinos y las usan para proyectos de vivienda y nuevas empresas. Expulsan a los campesinos de las tierras, a menudo sin suficiente indemnización con que encontrar otro lugar en que vivir, y los funcionarios de la aldea reciben grandes sobornos. Para aquellos que aún viven de la tierra, a veces la contaminación de los arroyos y lagos debido a las nuevas construcciones fabriles y residenciales impide que siembren cultivos, y los aldeanos quedan sin agua potable.

Los obreros de las gigantescas fábricas y plantas de montaje satisfacen las necesidades de Walmart y otras empresas afines y los grandes minoristas de prendas de vestir de Estados Unidos los obligan a trabajar 16 horas al día y de noche los encierran en las fábricas. La mayoría de la energía de China proviene del carbón, en su mayor parte de minúsculas y peligrosas minas que salpican grandes extensiones del campo. Las condiciones de seguridad a veces son tan pésimas que en los últimos años, un promedio de 17 mineros al día han muerto en accidentes.

Estas horrendas condiciones provocaron 87 mil incidentes oficialmente reconocidos de protesta de masas en el último año. Por ejemplo, en junio estalló la furia en el pueblo suroccidental de Weng’an cuando encontraron a una adolescente muerta y los familiares negaron la historia oficial de que ella se suicidó, diciendo que el hijo de un alto funcionario la violó y mató. Cuando los familiares marcharon por el pueblo de 65 mil habitantes con fotos de ella y pidieron justicia, rápidamente se les unieron 30 mil personas que se amotinaron casi siete horas y saquearon la delegación policial y dos oficinas del gobierno.

El masivo terremoto que sacudió la provincia rural de Sichuan en mayo de 2008 puso al desnudo muchas contradicciones sociales. El terremoto provocó enorme destrucción y dejó 70 mil o más muertos. Aunque fue un desastre natural que causaron las fuerzas de la naturaleza, una buena parte de las muertes y de la devastación económica eran producto de causas humanas. Por ejemplo, se estima que siete mil aulas se derrumbaron debido a su mala construcción. El gobierno construyó grandes cantidades de estos edificios de “queso de soya” con muy deficientes cantidades de refuerzos de acero y concreto. Aunque hay una corrupción generalizada en China, el principal factor de estos malos materiales de construcción es que la división entre clases del país creó una oportunidad de sacar ganancias adicionales usando materiales inferiores en las escuelas de los alumnos de familias obreras. Cuando se dio el sismo, las escuelas colapsaron, aplastando a los alumnos y maestros adentro, y los edificios de al lado siguieron en pie.

En China y el mundo, hizo llorar la cobertura televisiva de los padres que improvisaron altares, con fotos de sus hijos muertos sobre pupitres sacados de los escombros, y pedían cuentas para con el gobierno del porqué. En las primeras semanas después del sismo, la tele de China pasaba muchas imágenes de familias de luto, intercaladas con escenas del primer ministro chino Wen Jibao, llamado “Abuelito Wen” por los medios, en una gira personal por los pueblos afectados, quien lloraba por las pérdidas de la gente. Pero una vez fuera las cámaras, funcionarios del gobierno entraron, eliminaron a la fuerza los altares y pusieron en claro que ya no permitirían más protestas.

No se sabe en qué medida el descontento interno de China seguirá latente debajo de la superficie y en qué medida podrían salir en la forma de protestas organizadas. Pero los líderes de China no se están dando el lujo de arriesgarse. El gobierno ha movilizado a 110 mil comandos, paramilitares y soldados para vigilar las instalaciones olímpicas, con 900 mil policías, guardias de seguridad y voluntarios civiles adiestrados para delatar a “personas sospechosas”. Han montado “zonas de protesta” especiales lejos de las instalaciones y a los aspirantes a manifestante les piden hacer las solicitudes para permisos con muchos días de antelación, no muy distinto a lo que el gobierno yanqui ha hecho en torno a las convenciones Demócrata y Republicana.

Además, los propios imperialistas yanquis tiene un interés directo en la manera en que el gobierno chino maneje el descontento interno. Cualquier estallido serio de descontento social podría desestabilizar a China y extenderse a otros sectores sociales, con el potencial de inquietar a los inversionistas extranjeros, aflojar los flujos de capital extranjero hacia China y posiblemente provocar trastornos dramáticos de los arreglos financieros mundiales. Por eso, en parte al menos, Estados Unidos y otros voceros imperialistas han hecho críticas muy matizadas a China por la mano dura oficial contra las protestas durante los juegos y han presionado poquito a la dirección  de China al respecto. Se palpa que el gobierno autoritario de China en este momento es el mejor garante de la clase de estabilidad que piden los inversionistas tanto chinos como extranjeros.

* * * * *

Los juegos nos hacen acordar de las increíbles hazañas atléticas de velocidad, gracia y creatividad que los seres humanos con capaces de realizar. Provoca furia cómo tergiversan las destrezas y el arte únicos de estos sorprendentes atletas a favor de una manera anticuada y obscena de ver y organizar el mundo. Según dicen, por la naturaleza humana la humanidad está dividida entre oro, plata y bronce. . . y que los demás ni pueden competir. Se supone que sea perfectamente natural que un pequeño puñado domine la gran diversidad de nuestro planeta y controla la riqueza y los recursos, mientras que miles de millones apenas subsisten de uno o dos dólares al día.

Y no tiene que ser así. Podemos celebrar las maravillosas ejecuciones de los atletas individuales sin que el ganador tenga que pararse sobre los huesos y sueños rotos de su contrincante. La historia del socialismo y las profundas lecciones que hemos sacado de esa historia ilustran que es posible y cómo es posible ir más allá de esta horrenda división del mundo, a algo muy diferente, y mucho mejor, con un objetivo de un mundo comunista.

 

FOOTNOTE

*Un análisis más profundo de las complejidades de la actual geopolítica y geoeconomía mundiales se halla en el ensayo por entregas de Raymond Lotta, “Cambios y grietas en la economía mundial y la rivalidad entre las grandes potencias: Lo que está pasando y qué consecuencias podría traer”, sobre todo, “Parte 2: El desarrollo capitalista de China y su ascenso en el sistema imperialista mundial: Naturaleza e implicaciones”, Revolución #137, 27 julio 2008, en revcom.us. [back]

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Revolución #140, 17 de agosto de 2008

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Juegos Olímpicos, Pekín

Rivalidad entre
Estados Unidos y China…
en la cancha y fuera

A continuación presentamos el artículo íntegro de la página 3 de la semana pasada.

Están a punto de arrancar los Juegos Olímpicos de Verano 2008 en Pekín, China, del 8 al 24 de agosto. Habrá muchas grandes exhibiciones de atletismo, pero también están altamente politizadas. Si bien nos van a inspirar con emocionantes competencias y maravillosas hazañas, habrá una dosis de política e ideología que lo acompaña todo, a veces de manera sutil, a veces abierta.

En distintos momentos y formas, se expresan la relación y la rivalidad entre las potencias del mundo por medio de los Juegos Olímpicos. En los juegos de Pekín, la compleja relación entre la China ascendente y los Estados Unidos como potencia única del mundo está sentando las bases para la manera en que se está desenvolviendo todo esto en la cancha y fuera.

La China ascendente no es un país socialista. Fue un país socialista de 1949 a 1976 y durante esos años, no fue parte de los circuitos globales de la explotación capitalista. Pero hoy es un país capitalista, profundamente enredado en el capitalismo global y de algunas formas un elemento crucial del mismo. Los juegos de Pekín coinciden con la entrada de China a las filas de las potencias del mundo, y representan una dimensión importante de eso.

El hecho de China es anfitrión de los juegos refleja la geopolítica global. Refuerza la ascendente posición de China en el mundo. Cuesta imaginar que el Comité Olímpico Internacional hubiera aprobado la celebración de las justas en Pekín sin la aprobación de los gobernantes de Estados Unidos. Los gobernantes de China tienen sus propios objetivos estratégicos para lo que se proponen obtener de su patrocinio de los juegos, lo cual analizaremos en el próximo número de Revolución.

Es esta dinámica compleja la que da el contexto y la base para desentrañar la propaganda y los comentarios de los medios estadounidenses sobre los juegos. En Estados Unidos, esta propaganda se centra en los temas que representan los intereses del país con relación a China, los cuales se están promoviendo para entrenar a la población para ver la relación entre Estados Unidos y China desde el punto de vista de los gobernantes de Estados Unidos. He aquí los temas:

  1. Al dejar atrás la “tiranía y el caos” de los años de Mao, China ha cobrado un dinamismo económico, pero sigue siendo una sociedad con represión política que no tiene la apertura y las libertades de las democracias occidentales.
  2. La naturaleza políticamente represiva de China es, en gran medida, producto del legado que queda de la larga y oscura noche de los años de Mao bajo el dominio comunista autoritario.
  3. El patrocinio de los juegos por China representa su entrada a las filas de las potencias del mundo, pero tiene que buscar su lugar en la mesa según las condiciones de la dominación mundial de Estados Unidos.

Examinemos la realidad y los intereses que ocultan estos temas.

La naturaleza de la China capitalista

La reciente nota de fondo del San Francisco Chronicle sobre los juegos empezó así: “Mientras la República Popular China se prepara para ser anfitrión de los Juegos Olímpicos 2008, sus 1.3 mil millones de habitantes pueden estar orgullosos de lo que han logrado en las tres décadas desde que botaron la ideología maoísta y abrazaron las fuerzas del mercado para desarrollar su economía” (“Chinese Making a Great Leap Forward”, de Sam Zuckerman, 3 agosto 2008).

China ha tenido una tasa de crecimiento económico extremadamente alta. Es una potencia política y económica mundial ascendente. Pero ha tenido ese crecimiento gracias al trabajo de cientos de millones de esclavos asalariados en las ciudades y pueblos y al costo de la devastación del campo. Se ha dado en el marco del imperialismo global que ha deformado y distorsionado el desarrollo económico de China. Si bien China es una potencia económica ascendente, su corazón económico aún late al ritmo del orden mundial dominado por el imperialismo estadounidense. Las inversiones imperialistas entran, y salen las ganancias exprimidas a aquellos que minan el carbón y arman los juguetes e iPods para la gente en los países imperialistas.

En las ciudades de China, prospera una creciente clase media, pero en las fábricas, son comunes las jornadas de 16 horas, los salarios apenas alcanzan para el alquiler y comida, la mano de obra infantil es endémica, la seguridad en los centros laborales es espantosa, y reprimen con la violencia las huelgas y protestas. Más de 700 millones de personas viven en el campo empobrecido del país, muchas de ellas con menos de dos dólares al día. El país se caracteriza por enormes y crecientes brechas entre ricos y pobres, y entre ciudad y campo, y la mayor subyugación de mujeres y minorías.

La naturaleza de la sociedad se manifiesta en el enorme costo humano para los Juegos Olímpicos de Pekín: 1.5 millones de personas han quedado sin hogar, pues para construir los estadios olímpicos y estructuras afines, las autoridades arrasaron sus casas. Los trabajadores de construcción reciben 50 dólares a la semana para una jornada de nueve horas al día, siete días a la semana, para levantar el llamativo Estadio Nacional, llamado “El Nido” (por la única construcción de pilares entretejidos de cemento y andamiaje metálico). Antes de la apertura, las autoridades expulsaron de Pekín a millones de trabajadores migrantes del campo, a fin de dar la mejor cara del país al mundo. Además, ha habido una racha de represión contra protestas.

Para el imperialismo estadounidense, los juegos representan una oportunidad para aumentar sus intereses políticos y económicos en China, a la vez que los gobernantes chinos maniobran por una mayor tajada de los negocios. General Electric (GE), la empresa dueña de la NBC (la red con derechos de transmisión estadounidenses exclusivos para los juegos) aumenta agresivamente sus inversiones en China, a un potencial nivel de diez mil millones de dólares en 2010. GE está metida en más de 300 proyectos relacionados con los juegos, como la tecnología para el Estadio Nacional. El  ejecutivo en jefe de GE cuenta con que los juegos generen “décadas de buena voluntad en China” (ver “Networks Fight Shorter Olympic Leash”, New York Times, 21 julio 2008).

El verdadero legado de Mao

No siempre ha sido así. De 1949 a 1976, China fue socialista, una sociedad que derrocó, e iba arrancando de raíz, la explotación y las ideas que la sustentan. Han vilipendiando vilmente a esos años, a la época de Mao, y en el marco de los juegos de Pekín, están repitiendo esos ataques ampliamente en la sociedad. En este y futuros números, Revolución detallará los antecedentes de la experiencia concreta de este período trascendental de la historia, de la revolución comunista de China, en que los oprimidos tuvieron el poder de 1949 a 1976. Pero hemos aquí, en pocas palabras, la historia básica que no escucharán en la tele.

En víspera de la revolución comunista china, dirigida por Mao Tsetung, en promedio, una persona tenía una esperanza de vida de 32 años. Menos de uno de cada seis personas podía leer y escribir. Las hambrunas periódicas causaron muertes en masa. El pueblo chino estaba enterrado debajo de lo que Mao llamó las tres montañas: el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático (el capitalismo chino al servicio del imperialismo extranjero). Se impuso esta subyugación económica mediante agresiones militares y la represión política y cultural del pueblo por el imperialismo.

La revolución socialista de China liberó al país de las cadenas del imperialismo mundial y trajo grandes mejoras en la vida del pueblo. Entre 1949 y 1976, la esperanza de vida se duplicó, a 65 años. A inicios de los años 70, la tasa de mortalidad infantil de Shanghai era menor que en la ciudad de Nueva York de entonces. A mediados de los 70, de 80 a 90% de la población sabía leer. Trajo cultura, política, servicios médicos de bajo costo o gratuitos, y educación al campo largamente olvidado. Las mujeres dieron grandes pasos hacia la realización de la igualdad. (Ver más análisis al respecto en “Logros sociales y económicos de Mao” en revcom.us.)

El punto álgido de este proceso fue la muy vilipendiada Gran Revolución Cultural Proletaria, en que las masas subieron al escenario político, participaron en grandes debates, protestas y lucha política a un nivel a que ninguna sociedad jamás se haya aproximado, antes o desde entonces. Mediante todo eso y con dirección revolucionaria, bregaron por identificar y arrancar de raíz los elementos que quedaban y que volvían a surgir de la sociedad explotadora en la economía, la política y las ideas de la población. (Una respuesta a las preguntas frecuentes hechas sobre la Revolución Cultural se halla en “La verdad sobre la Revolución Cultural” en Revolución #139, 10 agosto 2008 y en revcom.us.)

Mao era comunista y comprendía que la revolución y el socialismo de China eran parte del proceso de llegar al comunismo.

¿De qué se trata la revolución comunista? Empieza con el poder estatal revolucionario, para arrebatar la propiedad y el control de la sociedad a la vieja clase dominante capitalista imperialista. De inmediato toma medidas para satisfacer las necesidades más apremiantes de la población y solucionar los problemas que no tienen remedio en el capitalismo. Lo hace al servicio de la revolución mundial y como parte de la misma, con el fin de emancipar a toda la humanidad. Los estados socialistas se basan en la actividad consciente de las masas y emprenden diversas luchas para arrancar de raíz la explotación y opresión en toda la sociedad, de la producción a las instituciones y el modo de pensar de la población. Todo eso ocurre mediante un proceso de enormes cambios, forcejeo social vibrante y diversidad.

En este proceso, el pueblo transforma al mundo, y al hacerlo, se transforma a sí mismo, y de manera muy importante, todo eso es una parte integral de la revolución mundial. El objeto del poder estatal revolucionario es y tiene que ser nada menos que una sociedad en que de veras se libere al pueblo, una sociedad comunista que haya ido más allá de la división de la población en clases y todas las relaciones opresivas entre los individuos y las ideas que sustentan las divisiones de clase.

Durante toda la transición socialista habrá lucha de clases, entre la continuación del avance revolucionario hacia el mundo comunista o la revocación de la revolución y la restauración del capitalismo.

Poco después de la muerte de Mao en 1976, algunas fuerzas en el Partido Comunista dieron un reaccionario golpe de estado y derrocaron al socialismo. Metieron a la cárcel a decenas de miles de revolucionarios, como los seguidores más estrechos de Mao, y ataron de nuevo a China a las cadenas del imperialismo global como país oprimido. Desde entonces China ha sido capitalista.

La revolución china fue compleja y, sí, contradictoria, al igual que toda hazaña nueva. Pero, sobre todo, en realidad, fue un avance inspirador a que estudiar y sintetizar y del cual aprender, y sobre esa base, trazar la siguiente etapa de la revolución mundial. Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, ha estado haciendo este trabajo (una introducción concentrada de su obra se halla en “Hacer la revolución y emancipar a la humanidad” en revcom.us. Puedes descargar el audio en inglés de los discursos y entrevistas de Avakian en bobavakian.net.)

Por otra parte… para el imperialismo global y sus lacayos, la revolución comunista de China fue lo peor. Arrebató a un cuarto de la humanidad a las sinapsis de la explotación y opresión globales y representó un contrapeso poderoso al poder económico, político y militar del imperialismo. Se alegraron cuando el socialismo fue derrocado y no tardaron en inundar de inversiones a China.

Los imperialistas estadounidenses están sacando al buey dos cueros: tienen los colmillos clavados profundamente en China, hacen enormes inversiones ahí y le exprimen enormes ganancias al trabajo del pueblo, y señalan las condiciones de la China de hoy, las cuales reflejan y sirven al capitalismo, y afirman que son producto del socialismo y del comunismo. A menudo lo hacen señalando algunas cosas que supuestamente quedan de la época de Mao.

El ascenso de China en un mundo dominado por el imperialismo estadounidense

Los Juegos de Pekín simbolizan la entrada de China al círculo de potencias políticas y económicas mundiales, pero en un mundo en que el imperialismo estadounidense es la única superpotencia. Raymond Lotta escribió en la segunda parte de su ensayo, “Cambios y grietas en la economía mundial y la rivalidad entre las grandes potencias: Lo que está pasando y qué consecuencias podría traer”:

“La dinámica del ascenso de China es compleja. No obstante, hay una contradicción que la delimita: su dependencia y su creciente fuerza económica. China depende del capital y de los mercados extranjeros. A pesar de eso, ha surgido en el mundo como una potencia económica y un centro manufacturero. Ha acumulado enormes reservas de divisas y se ha ganado una influencia financiera considerable... y cada vez más, sobre el dólar. Busca más agresivamente mercados del tercer mundo e invierte capitales fuera de sus fronteras”.

A su vez, ocurre el ascenso de China en un mundo en el que, agrega Raymond Lotta:

“Estados Unidos aún ocupa la posición primaria en la economía mundial imperialista. Es la mayor economía; el pegamento financiero de todo el sistema mundial; y el ‘garante’ político-militar de un orden mundial del que se benefician todas las grandes potencias, al menos por ahora.

“La posición económica de Estados Unidos en el mundo ha estado en declive. Pero el imperialismo estadounidense tiene un poderío militar sin paralelo en relación a sus rivales y aspirantes a rival. Desde 2001, ha estado aprovechando esta ventaja lanzando una ofensiva militar mundial, centrada en Irak y Afganistán, para amarrar un dominio indiscutible para décadas por venir” (“El desarrollo capitalista de China y su ascenso en el sistema imperialista mundial: Naturaleza e implicaciones”, Revolución #137, en revcom.us).

La relación entre Estados Unidos y China se expresa y se debate en medio del ruido de fondo de los Juegos Olímpicos de Pekín. Explica por qué Estados Unidos (mediante maniobras diplomáticas y propaganda mediática) varía el volumen de sus acusaciones sobre el apoyo de China al gobierno del Sudán y las masas en Darfur, o su relación con el régimen de Mugabe de Zimbabwe.

La naturaleza de la relación, y la contienda, entre Estados Unidos y China influyen en la clase y el tenor de las denuncias en los medios estadounidenses acerca de los actuales horrores en China, tal como los míseros salarios y condiciones laborales de las fábricas, la pobreza extrema en el campo y la represión del debate y el disentimiento.

Con estos mensajes, quieren dar el mensaje que China no es digna de ser socio al lado de las “grandes potencias” ni sería un socio confiable, y que tiene que cambiar, o sea, aceptar los términos que Estados Unidos está imponiendo. Todo esto ocurre en un marco imperialista, y la manera en que el papel de China contiende en todo ello. Presentan las condiciones de China como producto de una cultura de amiguismo y desbocada corrupción debido al monopolio del poder político del “llamado” Partido Comunista. Estos términos tienden a reforzar la posición de China en un orden mundial dominado por  Estados Unidos y ocultan la verdadera fuente de la enorme pobreza y represión en China. En realidad, son productos del capitalismo y de la posición de China como país oprimido.

De nuevo, cabe señalar, las denuncias y condenas estadounidenses a China por explotar a los obreros, hambrear a los campesinos y reprimir el disentimiento son muy hipócritas. Estados Unidos habla de la vergüenza del trato que da China a los tibetanos pero pasa por alto la situación de los negros en su propio territorio, donde uno de cada nueve jóvenes negros está preso. Habla con indignación de las condiciones de los migrantes del campo chino (que, según la ley, son ilegales), pero explota vilmente y aterroriza a más de diez millones de inmigrantes indocumentados en redadas del ICE. El gobierno estadounidense monitoreó ilegalmente los patrones de llamadas telefónicas de millones de sus ciudadanos, pero tiene el colmo de criticar el monitoreo y control de la Internet por el gobierno “autoritario” de China.

* * * * *

Cuatro mil millones de personas verán los Juegos Olímpicos 2008. En el mundo de hoy, estos juegos presentan una dolorosa dicotomía entre hazañas atléticas inspiradoras y asombrosas que te dejan sin respiro, y el hecho de que se celebran en el marco de maniobras por ventaja entre potencias en contienda, así como una fuerte dosis de ideología venenosa. En eso, en estos juegos, se está desenvolviendo la rivalidad entre Estados Unidos y China en la cancha y fuera.

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Revolución #140, 17 de agosto de 2008

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de El Mundo no Puede Esperar

Ve a Denver del 23 al 28 de agosto cuando los demócratas se reúnen

Ve para que tus sentimientos se vean y se expresen enérgicamente.

Si piensas que no se debe permitir que ningún gobierno haga lo que el gobierno de Bush ha hecho en los últimos siete años, ve a Denver para unirte a otros que están construyendo un movimiento con ese objetivo.

Si te da asco que tu gobierno libra una guerra y una ocupación sin fin, ilegítimas e inmorales en Irak, y lanza amenazas siniestras inmediatas contra Irán, y quieres que la agresión estadounidense en el Medio Oriente pare ya, ¡ve a Denver para decirlo con fuerza!

Si te da rabia que tu gobierno practica tortura, un crimen de guerra, en tu nombre y con la participación de la dirección del partido Demócrata, ve a Denver para decir: “¡No accederemos a un estado que tortura!”

Si no te tragas la justificación, sin importarte cuál partido la haga, para que tu gobierno espíe las llamadas y la correspondencia electrónica privadas, ve a Denver para repudiar la nueva ley FISA.

Si estás harto/a de la política de siempre que propaga el “cambio” mientras Obama pule el programa de Bush, de las iniciativas “basadas en la fe” a los 80,000 soldados para “estabilizar” a Irak, y te niegas a conformarte cada vez con menos, ve a Denver para hacer una declaración política y moral.

Si te das cuenta que solo tú, y no tu gobierno, puedes parar todo este camino fascista, únete con todos nosotros en Denver que luchamos para un futuro diferente.

El Mundo no Puede Esperar, otras organizaciones y miles de activistas de Denver vamos a marchar contra la guerra y la tortura, y los ataques a los derechos del inmigrante y la mujer; vamos a reunirnos en los parques con autorización municipal, vamos a colgar mantas y entrevistarnos con los corresponsales de los medios del mundo con nuestra demanda de ¡parar el programa de Bush, sea quien sea el presidente!

INSCRÍBETE llamando a 866-973-4463 o en worldcantwait.org

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Revolución #140, 17 de agosto de 2008

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Una carta abierta

16 de julio de 2008

En seis semanas, los demócratas se reunirán en Denver.

Como las noticias recientes dejan claro, es posible que un ataque contra Irán ocurra antes de las elecciones y que el próximo gobierno, sea quien sea el presidente, continúe forzosamente el programa de Bush.

¿Quién impedirá un ataque contra Irán?

Los demócratas no lo harán, pues autorizaron en secreto las operaciones militares en Irán que George Bush ya tenía en marcha. No lo hará la dirección demócrata, ni el senador Obama, pues remacha una y otra vez que “todas las opciones” están sobre el tapete para una acción militar contra Irán, ¡incluso el uso de armas nucleares!

Los demócratas no lo harán, pues la mayoría, con Obama incluido, aparte de aprobar la inmunidad retroactiva para las grandes compañías de telecomunicaciones que aceptaron la propuesta de Bush y espiaron a la población, les dio inmunidad para el espionaje más amplio que el gobierno quiere hacer en el futuro.

Ahora la guerra les pertenece tanto a los demócratas que a los republicanos. Si dejamos el asunto a McCain y Obama, la ocupación seguirá por años y años más. ¡Fue injusto invadir a Irak, es injusto quedarse en Irak y es injusto no retirarse ya!

Si el movimiento antibélico no se manifieste fuertemente contra todo ese camino en las afueras de la convención, les servirá como una señal a aquellos que hacen las guerras y a las víctimas de esas guerras por todo el mundo que la población de este país se conformará con que la ocupación siga, que McCain o Obama envíe más tropas a Afganistán, y le amenacen a Irán. El gobierno de Bush prometió una guerra que durara generaciones. ¿Estamos en oposición a eso o no?

El movimiento antibélico debe marcar las pautas de la resistencia, en lugar de acomodarse a lo intolerable. Solo el pueblo, y no los políticos, puede hacer que se debata por qué la ocupación estadounidense tiene que acabar ya. Solo nosotros podemos actuar de acuerdo a nuestras convicciones, dejando saber que un fin a las guerras y las ocupaciones ilegales, injustas e inmorales no vendrá sin la movilización masiva del pueblo, y que cifrarse todas las esperanzas y la energía en las elecciones no traerá el cambio que millones de personas anhelan.

Algunos dicen que las protestas no sirven. ¡Están EQUIVOCADOS! Lo que no sirve es quedarse pasivo ante las crecientes revelaciones de que el gobierno cometió crímenes de guerra y una población con siempre más asco por lo que se hace en su nombre. Si el movimiento antibélico fuera tan inútil, ¿por qué el New York Times se vio obligado a llamarlo la “otra superpotencia”?

Todos, el que pensemos votar por Obama o no, debemos estar en la calle para demostrar vívidamente nuestra oposición rotunda a la tortura, las sangrientas ocupaciones y cualquier guerra nueva contra Irán. Hay gente que está recorriendo el país haciendo campaña para Obama. Si el movimiento antibélico les lanza un fuerte llamamiento, unas estarán dispuestas a llevar un mensaje antibélico a Denver.

Varios activistas de Denver han pedido autorización a los tribunales para una protesta política frente a la convención nacional, y ya tienen autorización para protestas en unos parques cercanos. El grupo Recreate68 tiene planes para una marcha contra la guerra el domingo, 24 de agosto, la víspera de la convención. En estos momentos, otra coalición, Alliance for Real Democracy, no piensa unirse a esa marcha.

Cualesquiera que sean las diferencias, no llegan a la altura de la responsabilidad que nosotros tenemos, los que no aceptamos la guerra, de parar la ocupación estadounidense del Medio Oriente. El mundo necesita vernos en las calles de Denver, marchando juntos la víspera de la apertura de la convención.

Si te preocupa que tal vez la protesta sea muy pequeña, no estás solo. Los pueblos de Irán, Irak, Afganistán y Pakistán, que pueden perder la vida en otra agresión estadounidense, tienen esa misma preocupación. Nosotros, que conocemos la devastación y la miseria que la continuación de la ocupación de Irak y un ataque contra Irán puedan causar en el mundo, tenemos la responsabilidad de convencerles a muchísimas personas más a participar en esto.

Esto es un llamamiento a MARCHAR juntos con la demanda de ¡Parar la guerra de Irak/Afganistán e Impedir un ataque contra Irán! Se pueden convocar a mítines en diferentes partes del parque con diferentes oradores, pero pedirles a los muchos miles presentes a marchar juntos.

Nos uniremos a otros a fin de movilizar a todos aquellos que en algún momento hayan estado en contra de esta guerra y todos aquellos que saben en el corazón que es injusta, a estar presentes en las calles de Denver para tomar partido con los pueblos del mundo y rehusar ser cómplices de estas guerras.

Nosotros, los abajo firmantes, haremos todo lo posible para que la gente vaya a Denver y participe.

(firmas)

Missy Beattie
Fr. Bob Bossie, SCJ
Elaine Brower
Larry Everest
C. Clark Kissinger
Ron Kovic
Dennis Loo
Cynthia McKinney
Dede Miller
Mark Ruffalo
Cindy Sheehan
David Swanson
Debra Sweet
Sunsara Taylor
Kevin Zeese
Howard Zinn

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Revolución #140, 17 de agosto de 2008

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Sobre la carta abierta para Obama de The Nation

Ilusiones y autoengaño mortal

Sunsara Taylor

El número del 18 de agosto de la revista The Nation publicó “El cambio en que nosotros podemos creer. Una carta abierta para Barack Obama” en www.thenation.com.

La carta comienza felicitando a Obama y ensalzando la forma en que, a través de su candidatura, “Cientos de miles de jóvenes han entrado en el proceso político por primera vez, los electores afroamericanos se han manifestado en apoyo [a Obama] y se ha logrado volver a enganchar a muchos enajenados de la política de costumbre”.

Sin embargo, se preocupa: “Desde su victoria histórica en las elecciones primarias, se han producido inquietantes signos que usted se está alejando de los compromisos básicos compartidos por muchos que han apoyado su campaña, hacia un planteamiento más prudente y una postura centrista, entre ellos, sobre todo, su voto por la legislación FISA…”.

Si bien deja en claro que “reconocemos que es necesario hacer compromisos en cualquier democracia” y que “entendemos que las presiones ejercidas sobre los que buscan el más alto cargo son intensos”, le aconseja a Obama, “retirarse de las posiciones que han sido la bandera de su campaña va a debilitar el movimiento cuyo vigoroso respaldo usted necesita para ganar con la finalidad de entregar el cambio que ha prometido”.

Después de enumerar algunas posiciones de Obama que les gusta y otras que no, promete: “Si usted gana en noviembre, trabajaremos para apoyar sus posiciones cuando estemos de acuerdo con usted y las cuestionaremos cuando no. Esperamos tener un diálogo constructivo y permanente con usted cuando sea elegido presidente”.

Los firmantes de esta carta son una impresionante lista de escritores e intelectuales, algunos de los cuales cuentan con un enorme respeto como voces de conciencia. Pero, esta carta, y su lógica y método, son muy malos. Sea cual sea su intención, los que la firman se ejercen su influencia para hacer que la gente se una a ellos en su mortal ejercicio de autoengaño.

Por un lado, la mejor respuesta a esta carta son las palabras de Obama mismo. En respuesta a las acusaciones de que se había “desplazado a la derecha” después de amarrar la nominación demócrata, dijo: “La gente que dice esto al parecer no me ha estado escuchando a mí”.

Sin embargo, ya que los que firmaron la carta son personas serias con un argumento serio y ya que la carta refuerza los temas en que muy constantemente hacen hincapié, es importante decir más.

El veneno de las ilusiones

Un peligro muy insidioso de la carta es la manera en que “suaviza” la política de Obama, distorsiona el sentido de su campaña y parte de lo que los autores desean que fuera cierto en lugar de lo que realmente es.

Tomemos, por ejemplo, la afirmación de la carta de que Obama tiene “esbozada una visión de un futuro mejor, en que Estados Unidos abandona su postura bélica en todo el mundo”.

En realidad, lo que ha “esbozado” es ¡una visión de escalada masiva, al tono de 10 mil tropas más, de la guerra de Afganistán, una disposición de utilizar de manera unilateral la fuerza militar en Pakistán y una negativa de excluir el uso de armas nucleares en contra de Irán! Además de votar varias veces a favor de seguir financiando la guerra de Irak, Obama ha dejado claro que critica a esa guerra por un deseo de fortalecer la influencia y dominación de los EE.UU. en el mundo. Pero todo esto es mucho más que un “esbozo”; Obama ha presentado un programa muy concreto de dominación imperialista para que todos lo vean y oigan. . . sin que ello implique “abandonar su postura bélica” en un futuro próximo.

O veamos la descripción de la carta sobre las posiciones de Obama como “prudente y centrista”.

¿Qué hay exactamente de “prudente y centrista” acerca de votar a favor de la ley FISA de Bush que permite el espionaje masivo en territorio nacional en telecomunicaciones y que retroactivamente protege a aquellos que violaron los derechos a la privacidad de millones de personas? ¿Qué es “prudente y centrista” acerca de dar un discurso sanguinario ante el AIPAC (Comité Norteamericano-Israelí de Asuntos Públicos) que en lo fundamental le da un cheque en blanco a Israel y amenaza con la guerra a Irán? ¿Qué es “prudente y centrista” sobre culpar a los padres afroamericanos, en su infame discurso del Día de los Padres, por la manera en que el sistema ha anulado a toda una generación de jóvenes negros, que es incapaz y está poco dispuesto a proporcionar empleos dignos, educación o un futuro en general, mas al contrario ha embutido a uno de cada nueve hombres negros en la cárcel? ¿Qué es “prudente y centrista” acerca de ubicarse a la derecha de la Suprema Corte de George Bush y de argumentar a favor de usar más ampliamente la pena de muerte? ¿Qué es “prudente y centrista” acerca de prometer expandir las iniciativas de Bush basadas en la fe?

Si todo esto es “prudente y centrista”, ¡yo realmente odiaría ver lo que es “cínico y fascista”!

Más al grano, embellecer las posiciones de Obama de esta manera es una forma peligrosamente similar a la manera en que el Pentágono se refiere a los civiles asesinados en guerras injustas como “daños colaterales”; tiene el efecto de adormecer a la gente ante la realidad, lo que lo hace más fácil aceptar los crímenes de guerra que su gobierno comete. Lo que es particularmente doloroso es que muchos firmantes de la carta tienen una loable historia de hablar claro e insistir que la ciudadanía cuestione los horrores de los crímenes de su gobierno, pero la lógica de tratar de hacer de Obama algo que no lo es los ha alejado de los principios que han defendido.

La necesidad de hablar honestamente

Es fundamental hablar honesta y precisamente acerca de todo esto. Sólo reconociendo la realidad como es, podremos determinar cómo se le puede transformar de formas que resulten posibles y deseables. Al contrario, si insistimos en engañarnos a nosotros mismos, y lo que es peor, engañar a los demás, seguiremos encontrándonos marginados con frustración e impotencia, mientras que este país siga su sangriento camino criminal.

La realidad es que la situación es extremadamente grave. Millones en el planeta y muchas generaciones futuras están en peligro debido a lo que el gobierno de los EE.UU. está haciendo en nuestro nombre: la tortura, el espionaje masivo, la negativa a reconocer o adoptar medidas significativas para detener el calentamiento global, las redadas al estilo Gestapo contra los inmigrantes, las agresiones contra los derechos fundamentales de las mujeres, el feroz resurgimiento del racismo y sobre todo las guerras.

Además, la realidad es que todo esto se santificó y se codificó, no se le detuvo ni siquiera se le redujo su ritmo, a través de la participación de la ciudadanía en “la política de costumbre”.

Por ejemplo, en 2006 millones dieron dinero, ofrecieron tiempo y votaron a favor de los demócratas con el deseo de que se ponga fin a la trayectoria del gobierno de Bush. ¿A qué fue lo que esta “victoria” condujo? Un congreso que ha votado en seis ocasiones para aprobar la financiación de la guerra, ha participado activamente en el encubrimiento de la tortura y ha protegido a los criminales de guerra, y en secreto ha financiado operaciones militares encubiertas que ya estaban en marcha dentro de las fronteras “soberanas” de Irán.

¿Es de extrañar que muchos se hayan vuelto profundamente enajenados de esta porquería?

¿Es todo eso algo bueno o algo malo?

Potencialmente, es algo profundamente bueno, pero esta enajenación está lejos de ser suficiente, y por su cuenta se convertiría en cinismo, desesperanza y pasividad. Lo que se necesita es que esto avance más y que las personas den un paso adelante a presentar resistencia política que sea amplia, profunda y suficientemente decidida a detener todo este rumbo.

En vista de esta necesidad urgente, ¿por qué se debería celebrar si Obama, con las posiciones que hoy sostiene, “vuelve a enganchar” a las personas dentro de los mortales confines de su “política de costumbre”? Eso es como felicitar al flautista por la forma en que el sonido hermoso de su flauta atrae a los niños del pueblo, haciendo caso omiso de que eso los está llevando al fondo de un río.

Pero ¿no TIENE él que escuchar?

Pero ¿y qué del argumento de la carta de que Obama tiene que escucharles porque no puede darse el lujo de “debilitar el movimiento cuyo vigoroso respaldo [él] necesita para ganar...”?

Una vez más, tal vez la mejor respuesta para esto proviene del propio candidato.

En respuesta a sus enfadados partidarios que se quejaron de su voto por FISA, escribió: “Puede que algunos de ustedes decidan que mi posición sobre FISA sea motivo de ruptura. Eso está bien. Pero cabe mencionar que nuestro entendimiento sobre la abrumadora mayoría de los asuntos que importan más que compensa las divergencias que podamos tener… Que no se equivoque: si John McCain sale elegido, la dirección fundamental del país que amamos no cambiará”.

En otras palabras, sabe muy bien que mientras los ojos se centren en Quién Va a Ser el Presidente, los progresistas no tienen “ninguna alternativa”, sino a votar por él.

Y, mientras los autores de la carta se comprometen a cuestionar a Obama, en caso de ser elegido, acerca las posiciones con que no estén de acuerdo, el efecto concreto de su carta y de su lógica es la promesa de no oponerse mucho ahora a Obama. Se trata de una lógica a que hacen eco demasiados individuos; como un prominente activista contra la guerra quien hace poco me dijo, al explicar por qué su grupo no dedicaba más esfuerzos a las protestas durante la Convención Nacional Demócrata: “Vamos a cerrarnos la boca hasta que él sea elegido”. Eso, sin duda, no es lo que el movimiento contra la guerra debería hacer en un momento en que los gobernantes del país están preparando activamente una nueva guerra, una guerra contra Irán a la que Obama ha dejado claro que apoyará.

Como se ve, mientras que critican a Obama por su voto a favor de FISA, en el párrafo siguiente despejan el camino reconociendo que el “compromiso es necesario en cualquier democracia… y que las presiones ejercidas sobre los que buscan el más alto cargo son intensas”.

Bueno, esa lógica no acaba nunca.

Hoy día, un voto en favor de FISA está exento “con el fin de ser elegido”. Mañana más tarde, un retraso en la retirada de las tropas porque “los generales insisten...” Al poco tiempo más, la gente se tragará más legislación de índole religiosa y homilías a Jesucristo, porque “él no puede hacer nada” a menos que “reúna a todo el país”. Luego, antes de que te des cuenta, habrá más “compromiso” a fin de que los demócratas conserven la mayoría en las elecciones de mitad de período. Después, al igual que una cinta que da vueltas en círculo, esas mismas “presiones” tendrán que tenerse en cuenta para reelegirlo otra vez.

En lo fundamental, hay que ver esas presiones por lo que son: el funcionamiento y la lógica del sistema en el que Obama está compitiendo para ser comandante en jefe. Y si quiere ser elegido presidente, tiene que demostrar que se es capaz de gobernar a este país para los intereses de la clase de capitalistas imperialistas que la domina.

Por eso, avala la llamada “guerra contra el terror” que, en su esencia, es una guerra por dominación imperialista. Por eso, se toma la foto con los generales y alaba a las tropas que están hasta el cuello en crímenes de guerra. Por eso, se reúne con gente como Franklin Graham, y trata de granjearse su aprobación, gente que una vez comparó al pueblo iraquí a los antiguos babilonios del Antiguo Testamento. Por eso, no tiene en la mira a la supremacía blanca sino a los hombres negros y admite que “no está totalmente inmune a los sentimientos xenofóbicos” contra los inmigrantes.

Sobre la real

Seamos reales. En las elecciones burguesas lo que las masas piensan tiene muy poco que ver con cómo los candidatos escogen sus posiciones, o qué candidato gana. En el momento en que la gente echa la papeleta en la urna el día de las elecciones, los términos ya se han establecido: qué candidatos, cuestiones y posiciones están en contienda, de acuerdo con los intereses de la clase dominante. Cuando votan, lo único que están haciendo es dándole a esos intereses dominantes, tales como están encarnados en un candidato u otro, el manto de la legitimidad y el “mandato popular”.

Si los individuos que escribieron esta carta abierta no saben eso, pues deben hacerlo. Pero lo que es realmente el colmo es que Obama no va a escuchar ni tomar en cuenta esta “Carta abierta a Barack Obama”; es más probable que se sople la nariz con ella a que la tome en serio. No obstante, la escucharán y la tomarán en cuenta aquellos que están extremadamente enajenados y con rabia contra el gobierno, quienes tomaron la candidatura de Obama como una fuente de esperanza, y que ahora están desilusionados por la forma en que Obama articula una descarada agenda imperialista.

Estas personas no necesitan volver a confinarse en el callejón sin salida de la política de costumbre; necesitan que se les diga la verdad:

La elección que tenemos no está entre Obama y McCain. Nuestra elección está entre aceptar el ofrecimiento de la clase dominante, de Obama a McCain, como los límites de lo que es posible, o rechazar todo ese marco y librar una importante resistencia política masiva a toda la dirección fascista a la que están arrastrando las cosas. Es la diferencia entre luchar por el cambio en que SE TE PERMITE creer y el cambio que tú entiendes que realmente es necesario.

Sí, la resistencia política de una escala y alcance que podría llevar a poner fin a todo eso es más formidable y exige más sacrificios. Pero, si quieres un cambio auténtico, pues no hay nada más irreal que confinarte a echar la papeleta en la urna.

Ya es hora de que la gente cifre sus esperanzas en algo que puede gestar el cambio en el que vale la pena creer: el poder del pueblo que actúa en pro de los intereses de la humanidad. La gente tiene el poder de efectuar cambios cuando se niega a morderse la lengua a causa de los cálculos electorales y deja de quedarse sentada y sale a protestar a las calles.

Es una muy buena cosa, y no una cosa mala, como da a entender The Nation, que millones están profundamente enfadados y enajenados no sólo contra el régimen de Bush, sino cada vez más contra Obama. Muchos de ellos andan buscando y preguntándose si hay otro camino. Muchos de ellos se unirán a la resistencia si la ven como una opción.

Todos los ojos de ellos, y de millones más en todo el mundo, tendrán en la mira a la Convención Nacional Demócrata.

En lugar de tratar de convencerlos de que hay que aceptar lo que está ocurriendo en la convención, ¿acaso no deberíamos decirles la verdad sobre lo que todo eso representa? ¿No tenemos que hacer todo lo que sea posible para garantizar que vean a miles de manifestantes AFUERA que dejan en claro su negativa a tragarse el belicismo y la represión, independientemente de qué candidato o partido lo está impulsando?

Para aquellos que están listos a dejar de luchar de mente y corazón en el marco de lo “mejor” que el capitalismo puede ofrecer, ¿no deberíamos ir aún más lejos? ¿No deberíamos debatir los problemas de nuestro tiempo que exigen soluciones de verdad, como en qué tipo de sociedad estamos dispuestos a vivir y qué tipo de cambio es realmente necesario? ¿Se trata simplemente de retocar los acuerdos ensangrentados del imperio o necesitamos con urgencia un cambio fundamental y radical?

A aquellos que se preguntan si un mundo mejor, un futuro realmente digno de los seres humanos, es posible, te reto a soñar con la revolución. Te invito a explorar, a través de las páginas de este periódico y las obras de Bob Avakian, una visión viable de lo que eso es y a abordar y bregar con la dirección que puede señalar el camino.

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Revolución #140, 17 de agosto de 2008

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Para reflexionar

El 25 de abril de 2008, un juez de Nueva York absolvió al policía le pegó 50 tiros a Sean Bell. Lo asesinaron horas antes de su boda, e hirieron de gravedad a sus dos amigos. Cuando se le preguntaron sobre el veredicto, Barack Obama dijo: “El juez dio su decisión y somos una nación de leyes, así que respeto el veredicto correspondiente”.

Con Barack Obama,
“Venceremos”
ahora es
“Desconoceremos”.

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Revolución #140, 17 de agosto de 2008

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“Andaba cerca de un local de Obama”

A Revolución:

Andaba cerca de un local de Obama, y decidí entrar y preguntar qué decían aquellos que están preocupados y encabronados por sus apresuradas movidas de apoyar abiertamente varias posiciones que aborrecen una buena parte de sus partidarios.

Acabé en una plática con dos jóvenes, y una mujer negra mayor a un lado. El joven era egresado de la Universidad Estatal de San Francisco y estaba muy empapado de los términos que los demócratas y el proceso electoral están determinando. Dijo que Obama hace lo que hace a fin de amarrar el voto de varios sectores del electorado, y cuando le inquirió, respondió sin demora: “Bueno, ¿estás diciendo que la gente debería votar por McCain?”

Por otra parte, la joven, que tiene una maestría en Estudios globales, estaba totalmente de acuerdo con lo que yo les decía. Ella también estaba muy preocupada por lo que Obama hace, dijo que lo mejor que podía esperar era obligarlo a cumplir con sus “promesas”. Le pregunté sobre el problema de cómo hacer un cambio serio mediante el proceso electoral, y ella respondió que sí es un problema y básicamente estaba de acuerdo. Agregó que se consideraba una revolucionaria y que esto no era lo único que trataba de hacer para gestar un cambio. De ahí, entramos a una discusión interesante sobre el impacto de la globalización; el desequilibrio del mundo; y la necesidad de un cambio revolucionario, fundamental. Ella no sabía del periódico, Bob Avakian ni la librería, pero parecía interesada. La invité a una discusión del primer artículo de Raymond Lotta esa semana y otras actividades de la librería. Intercambiamos emilios.

Se me ocurre que si esta joven refleja un fenómeno típico en un sector de los partidarios de Obama, puede que nos enseñe algo sobre un sector de personas que han estado trabajando activamente para él, pero que están muy inquietos sobre estos “vaivenes” de Obama y que buscan o quieren escuchar un análisis serio del actual carácter y papel de las elecciones y la democracia burguesas, y de estas elecciones en particular.

Así que… ¿por qué no abordar a esta gente?

Reggie Dylan

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Revolución #140, 17 de agosto de 2008

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HAY QUE VER

Nuevo libro: La batalla por el pasado de China, de Mobo Gao 

Recibimos lo siguiente “Hay que ver” del proyecto Pongamos las cosas en claro.

Instamos a los lectores de Revolución a leer el nuevo libro The Battle for China’s Past: Mao & the Cultural Revolution (La batalla por el pasado de China: Mao y la Revolución Cultural) de Mobo Gao (Londres: Pluto Press, 2008). En los últimos años, se ha publicado un sin fin de biografías y historias que pintan la Gran Revolución Cultural Proletaria de China (1966 a 1976) como un desastre y a Mao Tsetung como un monstruo. La expectativa es que las personas que vivieron ese período solo relaten “cuentos de horror”. A pesar de eso, Gao, que creció en la China rural y pasó sus años adolescentes durante los 60 y vivió la Revolución Cultural, la defiende y documenta detenidamente sus logros. ¡Qué gusto da este contraste con los libros usuales!

Como el título hace pensar, estamos ante una verdadera batalla por la verdad histórica sobre Mao y la Revolución Cultural. Le conviene a la dirección actual de China calumniar la Revolución Cultural como una “década de calamidades”, pues está llevando a cabo un programa capitalista. Mao representó y luchó por arrancar de raíz la explotación y la opresión, y desatar a las masas a crear una sociedad y un mundo verdaderamente liberadores. ¿Es de sorprenderse que los libros sobre Mao publicados en el Occidente sean en su inmensa mayoría retratos negativos?

A diferencia de la típica afirmación de que durante la Revolución Cultural reinaba el “terror despótico”, Gao dice: “En la Revolución Cultural muchos millones de personas participaron por voluntad propia en lo que consideraban un movimiento para mejorar la sociedad china y a la humanidad en general”.

Y a diferencia de la acusación, repetida continuamente, de que China fue un caso perdido, Gao cita muchos estudios que demuestran que la economía, tanto en la agricultura como en la industria, experimentó un crecimiento constante durante la década de la Revolución Cultural y que sobrepasó a varios países en vías de desarrollo. Demuestra que hubo una explosión de creatividad cultural de parte de campesinos y trabajadores. Describe los avances históricos en el sistema de salud durante la China socialista. Trata otros temas polémicos también, como los cambios positivos en Tíbet en 1949-1976.

De particular importancia, The Battle for China’s Past critica dos libros, ampliamente promocionados en el Occidente, que han diseminado una cantidad increíble de información errónea, viles distorsiones y especulación ridícula sobre Mao Tsetung.

El primer libro es Mao: La historia desconocida de Jung Chang y Jon Halliday. Gao demuestra que el libro se construyó de manera deshonesta y que los autores tergiversan los hechos para argumentar que Mao fue como Hitler y sacan citas fuera de contexto. Gao examina sucesos históricos como la Gran Marcha y el Gran Salto Adelante, contrastando la realidad con el engaño y los inventos de Chang y Halliday. Documenta en detalle la realidad sobre la Revolución Cultural que se ha suprimido, y concluye: “El hecho de que los medios de comunicación masiva han tratado este libro [Mao: La historia desconocida] como un estudio serio es un escándalo intelectual”.

El otro libro importante que Gao desmiente críticamente es La vida privada del presidente Mao de Li Zhisui. Se trata de otro relato sensacionalista sobre la vida personal de Mao, pero con la supuesta “autoridad” de que lo escribió una persona con acceso a los corredores del poder: el médico personal de Mao. Gao habla de la naturaleza tendenciosa de las biografías: ¿quién es la persona que recuerda los sucesos y cómo se reconstruyen y se fabrican las memorias? Gao duda si Li pudiera haber visto y sabido todo lo que narra (y saca a la luz los motivos políticos de las discrepancias entre la versión en inglés y la versión en chino). Gao señala algo importante: que para Li, todo es una lucha entre élites para el poder o una lucha personal, y que el libro apenas menciona los temas de la lucha de clases o las luchas en torno a la política económica o social.

The Battle for China’s Past no se propone ser una historia global ni un análisis de la teoría de Mao de continuar la revolución en el socialismo. Sin embargo, el libro cumple con una gran necesidad: responde a la literatura biográfica anti-maoísta que ha pesado tanto en el Occidente y desmiente las grandes falsedades sobre Mao y la Revolución Cultural.

Debes checar también estos libros que contradicen la típica tergiversación de que la Revolución Cultural fue un período terrible.

Mobo Gao, Gao Village (La aldea de Gao) (Honolulu, University of Hawai’i Press, 1999) describe las luchas políticas y los cambios sociales, económicos y culturales durante el Gran Salto Adelante y la Revolución Cultural en la aldea natal del autor.

Xueping Zhong, Wang Zheng y Bai Di, compiladoras, Some of Us: Chinese Women Growing Up in the Mao Era (Unas de nosotras: La mujer china en la época de Mao) (Rutgers University Press, 2001) es una antología de memorias sobre la familia y el barrio; romper con los papeles tradicionales de género; y la campaña de ir al campo durante la Revolución Cultural.

Dongping Han, China’s Unknown Revolution (La revolución desconocida de China) (Monthly Review Press publicará una edición en rústica en diciembre) habla de cómo la Revolución Cultural abrió posibilidades educativas para los campesinos de las aldeas y les dio poder político; se basa en una investigación a fondo y en entrevistas

 

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Revolución #140, 17 de agosto de 2008

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Del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar

Hiroshima, Nagasaki… ¿y Teherán?

4 de agosto de 2007. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. Con motivo del aniversario del bombardeo nuclear yanqui a las ciudades japonesas de Hiroshima (6 de agosto de 1945) y Nagasaki (9 de agosto de 1945), presentamos de nuevo el siguiente artículo del Servicio Noticioso del 6 de agosto de 2007. Desafortunadamente, aún es muy oportuno y pertinente, y no se necesita de ninguna actualización.

Más información sobre los únicos ataques nucleares del mundo se halla en el SNUMQG, del 11 de agosto de 2003, “Hiroshima: Testimonios de sobrevivientes” (pasajes del famoso libro de entrevistas de John Hershey) y del SNUMQG del 6 de agosto de 2007, “Ciudades de los muertos”: Habla un sobreviviente de Hiroshima”.

 

“Ese fatídico verano, 8:15. El rugido de un B-29 rompe la calma de la mañana. Un paracaídas se abre en el cielo azul. Entonces, de repente, un destello, una enorme explosión –silencio– el infierno en la Tierra.

“Los ojos de las niñas jóvenes que observaban el paracaídas se derritieron. Sus rostros se convirtieron en gigantescas ampollas carbonizadas. La piel de la gente que buscaba ayuda les colgaba de las uñas. Se les ponían los pelos de punta. Su ropa estaba rasgada en tiras. Aquellos atrapados en las casas que se vinieron abajo por la explosión fueron quemados vivos. Otros murieron cuando los globos oculares y los órganos internos se les reventaron del cuerpo. Hiroshima era un infierno donde aquellos que de algún modo sobrevivieron envidiaban a los muertos” (cita de la declaración del alcalde de Hiroshima, Tadatoshi Akiba, en el acto conmemorativo del 6 de agosto 2007, en una petición de librar el mundo de toda arma nuclear).

El 6 de agosto 1945 Estados Unidos lanzó la bomba atómica contra la humanidad. Acto seguido al primer uso de las armas nucleares contra la ciudad japonesa de Hiroshima, bombardeó a Nagasaki el 9 de agosto.

Ahora que Estados Unidos amenaza librar una guerra, incluido el uso de armas nucleares, contra Irán, supuestamente porque el régimen islamista busca tener capacidad de armas nucleares, es más importante que nunca enfatizar qué país ha sido el primero y único en usar tales armas.

Las dos bombas atómicas que se lanzaron al final de la segunda guerra mundial se habían programado deliberadamente para explotar cuando todavía estaban en el aire. El fin era maximizar los muertos, no la destrucción de edificios. Más de 110.000 personas murieron inmediatamente en los dos bombardeos, y la radiación mató a cientos de miles más, con el tiempo. A los supervivientes les esperaban muchos años de cáncer, llevándoles a muertes dolorosas y, mientras, deformaciones de nacimiento para sus descendientes.

Si se define el terrorismo como el asesinato de civiles inocentes por motivos políticos, el mundo pocas veces ha visto semejante terrorismo. Piense en 40 veces el 11 de septiembre 2001 en Nueva York, y sólo se estará imaginando los primeros segundos.

Poco después, Japón se rindió. Pero su economía y su ciudad capital habían sido destrozadas antes de que las bombas atómicas convirtieran a dos ciudades no militares y de relativamente poca importancia en ciudades de los muertos. Muchos historiadores creen que el país estaba a punto de rendirse antes de aquellos días horribles en agosto de 1945. La razón principal que Estados Unidos quería usar las armas atómicas fue una muestra de fuerza para amenazar a la Unión Soviética. En ese  entonces ésta fue un país socialista. Se había aliado con Estados Unidos contra Alemania y Japón durante la guerra, pero aun antes de terminar la guerra, Estados Unidos estaba pelando los colmillos a la Unión Soviética y emprendiendo su camino para dominar el mundo.

Antes de la Segunda Guerra Mundial, bombardear a civiles se consideraba un acto bárbaro e ilegal. Estados Unidos no fue la única nación que cometió ese crimen en la Segunda Guerra Mundial, pero junto con Gran Bretaña lo hizo a una escala enorme. Desde entonces ha amenazado usar armas nucleares docenas de veces, no solamente contra la Unión Soviética cuando ese país se convirtió en un rival imperialista, sino también a China y Vietnam. Desde los años 50 hasta hoy, la doctrina oficial estadounidense y la piedra angular de la política militar estadounidense ha sido la de emplear las armas nucleares como ataque preventivo cuando sentía sus intereses suficientemente amenazados.

Actualmente, a pesar del colapso de la Unión Soviética  , rival de Estados Unidos en terrorismo nuclear durante la guerra fría, el gobierno de Bush ha anunciado un plan para rediseñar y reconstruir todas las armas en su arsenal nuclear, que sigue conteniendo, al igual que el de Rusia, unos 5,800 ojivas nucleares. Esto incluye tanto las bombas lanzadas con misiles de largo alcance, capaces de aplastar una ciudad como las armas nucleares “tácticas” más pequeñas para vaporizar blancos más pequeños. El laboratorio que lleva a cabo este proyecto, el de Armas Nucleares de Livermore, en California, ha sido el objetivo de una serie de manifestaciones programadas con motivo del aniversario de los bombardeos de las dos ciudades japonesas y oponerse a un ataque nuclear yanqui contra Irán. El uso de armas nucleares “tácticas” contra Irán es un tema popular de debate en Washington actualmente.

También es criminalmente irónico que justamente la semana antes del aniversario de Hiroshima, los gobiernos estadounidense e indio llegaron a un acuerdo sobre la ayuda técnica estadounidense para el programa nuclear indio, a la vez que Estados Unidos está amenazando a Irán por desarrollar su propio programa. A diferencia de Irán, India se ha negado a firmar el Pacto de No Proliferación de armas nucleares, y a diferencia de Irán, India ha desarrollado y ensayado bombas nucleares. Obviamente, para Estados Unidos la cuestión no es si impedir la proliferación nuclear sino apoyar o apoyar el derrocamiento de regímenes según sus propios  intereses.

Tal como lo ha dicho la Agencia Internacional de Energía Atómica de la ONU, no hay evidencia de que en la actualidad el programa nuclear iraní incluye armas. Es verdad que las armas nucleares son armas nucleares, y que gran parte de la tecnología y conocimientos que se usan para las centrales nucleares puede emplearse para fabricar bombas nucleares. También puede ser que el régimen iraní busca armas nucleares. Sería incorrecto negar estos hechos y embellecer a un régimen antipopular.

Sin embargo, el mundo ha conocido a solo un criminal de guerra nuclear, y hay que impedir que ese criminal vuelva a hacerlo.

El Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar es un servicio de Un Mundo Que Ganar (aworldtowin.org), una revista política y teórica inspirada por la formación del Movimiento Revolucionario Internacionalista, el centro embrionario de los partidos y organizaciones marxista-leninista-maoístas.

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Revolución #140, 17 de agosto de 2008

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Winnfield, Luisiana

Ejecución por pistola Taser: el asesinato de Baron “Scooter” Pikes por la policía

El 17 de enero de 2008, Baron Pikes, conocido en su familia y amistades como Scooter, estaba caminando por la calle en el pequeño pueblo de Winnfield, Luisiana. Hacía pocos días había celebrado su cumpleaños 21. Un policía blanco se aproximó a Baron, que es negro, y Baron empezó a correr. Otro policía acorraló a Baron afuera de una tienda de comestibles. Inmovilizado en el suelo, esposado, la policía lo torturó brutalmente con siete descargas de 50.000 voltios proporcionados por una pistola Taser.

De acuerdo a los testigos, Baron les decía a los policías: “Por favor, ya me han detenido, no me disparen más”. Los agentes lo llevaron a la estación policial, no al hospital, como lo establecen las reglas policiales, que requieren que las personas que han recibido disparos de Taser reciban atención médica inmediata. En la patrulla, Baron recibió dos disparos eléctricos más, uno de ellos con la pistola colocada directamente en la piel del pecho. Aun cuando Baron tenía espuma en la boca, nada se hizo para que recibiera atención médica. Cuando los paramédicos llegaron a la estación policial 39 minutos más tarde, Baron había expirado.

La tortura y el asesinato de Baron Pikes ocurrieron a plena luz en la tarde, fuera de una tienda de abarrotes y a plena vista del público. Esta brutalidad no solamente tuvo el propósito de castigar a la víctima, sino de aterrorizar a toda la comunidad.

Winnfield es un pueblito de 6 mil habitantes. Es básicamente 50/50 blanco y negro. El 62 por ciento de la población negra vive por debajo del umbral de pobreza en comparación el de 13 por ciento de los blancos.

Kayshon Collins, madrastra de Baron, declaró a Revolución: “Hay un montón de discriminación aquí en Winnfield. No hay muchos lugares a donde los niños negros pueden ir. Y adonde fueren, los policías vienen y los ahuyentan. Hay un parque en la ciudad que tiene una glorieta muy grande y vieja. Las pocas veces que nuestros niños se aproximan a la glorieta, alguien viene y les dice que no pueden permanecer ni alrededor de ella, y que deben irse a la casa.

Encubrimiento y denuncia

Scott Nugent, hijo de un ex-jefe de la policía, disparó con pistola Taser a Baron Pikes ante la indiferencia de otros dos policías. El vocero de la policía declaró al Chicago Tribune que Nugent actuó dentro del marco de su entrenamiento y bajo las reglas del Departamento de Policía de Winnfield.

La policía alegó inmediatamente después del incidente que Baron les había dicho que estaba intoxicado con PCP y crack cocaína y que padecía de asma. Carol Lexing, la abogada de la familia de Baron Pikes, declaró a Revolución: “Cuando dijeron que Baron había consumido PCP y crack y que había ofrecido esa información voluntariamente, sabíamos que esa explicación era imposible según la evidencia mostrada en la manera en que le dieron los toques con la pistola Taser. Dijeron eso para encubrir la realidad, para encubrir el hecho de que le dieron toques eléctricos al punto de causarle la muerte”. Kayshon Collins le dijo a Revolución que Baron no tenía asma y que el doctor en Urgencias no encontró drogas en la sangre de Baron.

La policía también alegó que Baron había resistido su arresto. Pero el reporte de la policía niega que Baron haya ofrecido resistencia. Igualmente manifestó que Baron fue esposado mientras yacía en el suelo, y fue solo más tarde, cuando Baron supuestamente declinó la orden de la policía de ponerse en pie, que Nugent le aplicó el primer disparo.

Tomó seis meses y medio para que el forense emitiera su reporte, que confirmaba las mentiras de la policía. De acuerdo a la abogada Lexing, “uno de los forenses no quería ni siquiera tocar a Baron. Sabía cuál era la verdad y no quería revelarla”. El Dr. Randolph Williams, que ha trabajado de forense del distrito los últimos 33 años y que tiene una reputación de independencia, terminó por realizar la autopsia.

Antes de presentar su reporte, Williams requirió las opiniones de dos nacionalmente reputados patólogos forenses. La autopsia determinó que no había drogas en el sistema de Baron Pikes y que no tenía asma. La muerte de Pikes fue considerada como homicidio. En el certificado de defunción, Williams puntualizó que la causa de la muerte fue “paro cardiaco secundario a electrochoque de 50 mil voltios aplicado por un arma de conductividad eléctrica”. Williams declaró al Chicago Tribune: “Este es el caso de la muerte más innecesaria que jamás he investigado. Baron Pikes no se resistió, no luchó, no agredió a nadie”.

Ecos de Jena

La familia de Baron Pike y la comunidad han organizado varias protestas. La primera tuvo lugar el sábado después del asesinato de Baron.

“No solamente son los negros”, Kayshon Collins manifestó a Revolución. “Muchos blancos se han acercado a mí y me han dado su apoyo para proseguir la lucha. Me han dicho: no bajes la guardia, porque estuvo mal la manera en que ocurrieron los hechos”.

Winnfield está a 40 millas de Jena, donde las autoridades amenazaron a seis jóvenes negros, los 6 de Jena, con décadas de prisión por protestar contra ultrajantes ataques racistas, que incluían sogas de linchamiento que fueron colocadas en el “árbol solo para blancos” de la escuela secundaria. Baron Pikes era primo hermano de Mychal Bell, uno de los 6 de Jena.

Carol Lexing, que fue asimismo uno de los abogados de los 6 de Jena, dijo que la lucha para lograr la libertad de los jóvenes de Jena tuvo un impacto importante en los sucesos de Winnfield. El pasado mes de septiembre, decenas de miles de personas de todo el país marcharon en Jena para demandar la libertad de los 6 de Jena. Lexing declaró a Revolución: “Constituyó un signo positivo de estímulo para las gentes que no se rajaran y no se permitiera que se nos arremeta más... Conocen la historia de su pueblo. La gente dice: no dejaremos que la policía trate de ocultar sus excesos barriéndolos bajo la alfombra… No van a creer simplemente en las declaraciones de la policía. Si lo hubieran hecho, nunca hubiéramos sabido lo que ocurrió”.

El capítulo de Winnfield de la Asociación Nacional para el Avance de las Gentes de Color ha planeado una manifestación para el día 18 de agosto, el día en que el policía Scott Nugent apelará su despido.

Pistolas Taser, tortura y muerte

A pesar de que Winnfield es un pueblo pequeño, ha habido 14 incidentes de uso de pistola Taser por la policía desde el primer día que recibieron esas armas. De esos 14 incidentes, Nugent, el policía que causó la muerte de Baron, participó en 12 de ellos y 10 de los incidentes fueron contra gente negra.

Entre las víctimas de Nugent está un joven afroamericano de 15 años que jamás fue acusado de ningún crimen. Joe Heard reveló al Chicago Tribune que Nugent le dio dos toques eléctricos a su hijo en agosto de 2007, después de que Heard reportó a la policía que su hijo se había fugado de la casa y solicitó que la policía tratara de ubicarlo. El padre dijo: “El muchacho se salió a escondidas de la casa para poder estar con una chica… Yo le pedí a la policía que lo ubicara y que lo trajera a casa, y eso es lo que los policías hicieron, pero en pedazos: el chico estaba bien magullado y golpeado. Los policías me dijeron que la próxima vez que se escape, le vamos a tener que disparar”.

Kayshon Collins reveló a Revolución que lo que la policía hizo a Baron fue una forma de tortura. El Dr. Michael Baden, un prominente patólogo forense a nivel nacional al que consultó el forense Williams sobre el caso de Baron, opinó que el uso de una pistola Taser por la policía en el caso de Baron, “podría considerarse tortura”. El Comité contra la Tortura, de la ONU, así como Amnistía Internacional y otras organizaciones, coinciden en que el uso de pistolas Taser en Estados Unidos es una forma de tortura. (En “Tortura con pistola Taser por la policía en Estados Unidos” en revcom.us hay más detalles sobre el aumento del uso de las pistolas Taser en Estados Unidos).

La tortura y el asesinato de Baron Pikes no es un suceso aislado. Los asesinatos y brutalidad de la policía en ciudades en Estados Unidos, el encarcelamiento de grandes sectores de jóvenes afroamericanos, los dogales en Jena y otros lugares, y otros incontables ultrajes racistas, demuestran que la opresión de los negros persiste con una violencia y terror realmente viles.

 

REVOLUCIÓN EN LÍNEA: REVCOM.US

Tortura con pistola Taser por la policía en Estados Unidos

Guantánamo… Abu Ghraib… Bagram, Afganistán… las cárceles clandestinas de la CIA. Estados Unidos opera estos lugares para aplicar terribles dolores mediante el submarino, la brutal humillación de violaciones y abusos sexuales, el aislamiento que destruye la mente y otros horrores contra miles de personas… a nombre de la “guerra contra el terror” que es más bien lo que es la “guerra por un mayor imperio norteamericano”.

En Estados Unidos, la policía ha estado aplicando con mayor frecuencia y de rutina las pistolas Taser —las que ha definido la ONU, Amnistía Internacional y otros organismos como una forma de tortura—, sobre todo contra negros y latinos, y contra personas que participen en protestas y actos de disentimiento.

En junio de 2008, el Departamento de Policía de Nueva York (NYPD) adoptó las recomendaciones del informe de la corporación RAND, de aumentar la aplicación de la pistola Taser como una alternativa “menos letal” a las armas de fuego. El NYPD encomendó el informe tras las masivas protestas contra el vil asesinato policial de Sean Bell en víspera de su boda en noviembre de 2006. El NYPD ha iniciado un programa piloto en que 520 sargentos tendrán esta pistola en el cinto en actos de patrullaje y no la dejarán en su vehículo, tal como había estado haciendo.

El artículo saldrá íntegro en revcom.us la semana entrante.

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Revolución #140, 17 de agosto de 2008

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Actividades en Libros Revolución

Nueva York

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146 W. 26th Street entre 6 y 7 avenidas
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Martes 12 d agosto, 7 pm
Discusión: “El comunismo y la democracia jeffersoniana”, una charla grabada de Bob Avakian.

Miércoles 20 de agosto, 7 pm
Película: “The Atheism Tapes”. Con entrevistas del dramaturgo/cineasta Jonathan Miller a los filósofos Daniel Dennet y Colin McGinn y al físico Nóbel Steven Weinberg.

Jueves 21 de agosto, 7 pm
Discusión de la nueva Constitución del PCR, EU, parte 1: la misión y la visión de una nueva etapa de la revolución comunista, para qué está el partido, sus principios de organización y sus cimientos filosóficos.

Martes 26 de agosto, 7 pm
Discusión de la nueva Constitución del PCR, EU, parte 2: por qué el comunismo es una teoría tanto científica como revolucionaria.

Miércoles 27 de agosto, 7 pm
Película: “The Atheism Tapes”. Jonathan Millar le entrevista al dramaturgo Arthur Miller, el biólogo Richard Dawkins y al teólogo Denys Turner.

Jueves 28 de agosto, 7 pm
Discusión de “Obama: Ilusiones y autoengaño mortal”, de Sunsara Taylor en “Revolución”, sobre la carta abierta para Obama de “The Nation”.


Chicago

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773-489-0930
revbookschi@yahoo.com
chicagorevolutionbooks.blogspot.com/

Los lunes, 6:30-9 pm
Ven a recoger bultos del periódico “Revolución” recién impreso y/o participar en una discusión de los artículos principales y a la vez preparar las suscripciones para los presos.

Miércoles 13 de agosto, 7 pm
Discusión: “La nueva concepción de la revolución y el comunismo: ¿Qué es la nueva síntesis de Bob Avakian?”

Domingo 17 de agosto, 2 pm
¡RESISTIR LOS ULTRAJES! Hay que montar una gran batalla política para parar los asesinatos desmanes de la policía de Chicago. Ven a la reunión para trazar planes ya. Si odias lo que hace la policía y quieres unirte con otros para pararlo, tienes que estar ahí. Auspiciado por el Club Revolución de Chicago en formación.

 

Berkeley

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Martes 12 de agosto, 7 pm
Discusión de artículos de “Revolución” sobre China y Mao Tsetung.

Jueves 14 de agosto, 7 pm
“Obama: ¿Nuestra mejor esperanza, o una trampa mortífera?” Discusión con Sunsara Taylor.

Martes 19 de agosto, 7 pm
Discusión: Artículo de “Revolución” sobre la Convención Nacional Demócrata.

Jueves 21 de agosto, 7 pm
Celebración y discusión del lanzamiento de la nueva Constitución del PCR, EU.

Martes 26 de agosto, 7 pm
Discusión: “Away with all gods!”*, de Bob Avakian, parte 4, “Dios no existe, necesitamos liberación sin dioses”.

El Club Revolución se reúne los lunes a las 6:30 pm.


Los Ángeles

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Martes 12 de agosto, 5 pm
Ven a escuchar “Beneath the Surface with Michael Slate” de KPFK (90.7 FM). El invitado especial del programa radial será Raymond Lotta, economista político maoísta, que hablará del proyecto “Pongamos las cosas en claro” y la verdad sobre Mao y la Revolución Cultural.

Miércoles 13 de agosto, 7:30 pm
Mahmud Ahmad de Al-Awda, la Coalición por el Derecho de Regresar de los Palestinos hablará sobre este derecho y por qué es tan importante para la lucha palestina.

Jueves 14 de agosto, 7:30 pm
¿Qué están promoviendo los juegos Olímpicos y por qué no debemos alentar al “equipo de casa”? ¿Qué es la verdad sobre Mao y la Revolución Cultural? Ven a ver el documental “Mao Tsetung, el más grande revolucionario de nuestros tiempos” y participar en la discusión y debate.

Domingo 24 de agosto, 2 pm
Presentación y discusión de la nueva Constitución del PCR, EU.

 


Honolulu

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Los lunes, 6:15 pm
Grupo de discusión del periódico Revolución.


Boston/Cambridge

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Cambridge  617-492-5443 
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Lunes 18 de agosto, 6:30 pm
Discusión: “Cambios y grietas en la economía mundial y la rivalidad entre las grandes potencias: Lo que está pasando y qué consecuencias podría traer, Parte 3. La Unión Europea como potencial rival al dominio de Estados Unidos”.

Lunes 25 de agosto, 6:30 pm
Película: “IRAN (is not the problem)” en el Democracy Center, 65 Mt. Auburn Street, Cambridge, auspiciado por Libros Revolución.

Jueves 11 de septiembre, 6:30
Daniel Kanstroom, profesor en derecho y director de los programas de Derechos Humanos del Colegio Boston, habla de su nuevo libro, “Deportation Nation: Outsiders in American History” (Harvard University Press), auspiciado por Libros Revolución en el Democracy Center, 65 Mt. Auburn Street, Cambridge.


Seattle

1111 East Madison St., #124, Seattle, WA 98122
206-325-7415
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Los jueves, 7 pm, Starbucks, 1600 E Olive Way
Discusión del periódico “Revolución”.

Los sábados, 3-6 pm, Hidmo, 2000 S. Jackson
Discusión: “La nueva concepción de la revolución y el comunismo: ¿Qué es la nueva síntesis de Bob Avakian?”

Miércoles 13 de agosto, 7 pm, Hidmo
Película: “IRAN (is not the problem)”, respuesta en documental a los medios de comunicación estadounidenses que no dan al público información pertinente y acertada sobre el conflicto entre Estados Unidos e Irán.

¡Libros Revolución móvil!
¡Ocuparemos el nuevo local más amplio en enero en el centro de Seattle! Este verano, ven a hojear nuestros libros y participar en discusiones y actividades en Hidmo en el centro (2000 South Jackson St.) los sábados de agosto (3-6 pm).


Cleveland

2804 Mayfield Rd (esquina con Coventry)
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revbookscle@hotmail.com
Horas: miércoles - sábado, 3-8 pm 

Miércoles 13 de agosto, 7 pm
Al arrancar los juegos Olímpicos y la propaganda anticomunista, ven a una discusión estimulante sobre la verdadera historia de Mao y la Revolución Cultural. Hoy, China es un país capitalista, pero de 1949 a 1976 bajo la dirección de Mao fue una sociedad socialista liberadora.

Domingo 17 de agosto, 6 pm
Película: “Soldado del Invierno: Irak & Afganistán--Relatos presenciales de las ocupaciones”. Con testimonio de ex combatientes estadounidenses durante esas ocupaciones sobre lo que pasó en el día a día en el terreno.

Domingo 24 de agosto, 6 pm
Discusión del libro “Away with all gods!*”, de Bob Avakian. Parte 3: El cinturón de la Biblia es el cinturón de linchamientos.

Jueves 4 de septiembre, 7 pm
Discusión de la nueva Constitución del PCR, EU.


 Detroit

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Miércoles 13 de agosto, 6:30 pm
Discusión: La nueva concepción de la revolución y el comunismo: ¿Qué es la nueva síntesis de Bob Avakian?


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