La historia de los 7 de Nickersons

Obrero Revolucionario #936, 14 de deciembre, 1997

Los Angeles, 21 de octubre. La víspera del segundo Día Nacional de Protesta para Parar la Brutalidad Policial, la Represión y la Criminalización de una Generación, el gobierno anuló las acusaciones contra seis de los 7 de Nickerson.

A los 7 de Nickerson los arrestaron el 20 de abril de 1996 en un ataque policial de gran envergadura a una protesta contra la brutalidad policial en el proyecto Nickerson Gardens en Watts. El sistema trató de meterlos a la cárcel por muchos años porque tuvieron la osadía de oponerse a la brutalidad policial, pero el 21 de octubre la fiscalía de repente pidió que se anularan todas las acusaciones de delitos menores contra seis de ellos. Esto sucedió cuando la corte estaba por oír una moción de la defensa que iba a divulgar operaciones secretas y de espionaje policial relacionadas con el ataque del 20 de abril. Dado que la fiscalía pidió la anulación de las acusaciones, no puede volver a entablarlas. Este es un gran paso en la batalla por liberar a los 7 de Nickerson, aunque siguen en pie tres acusaciones de delitos graves contra uno de ellos.

Después del ataque policial en Nickerson Gardens, el sistema continuó su ofensiva contra los acusados: les pusieron fianzas muy altas; multiplicaron las acusaciones; los hostigaron, arrestaron y golpearon. Cuando anularon las acusaciones contra el acusado de delitos graves el 26 de junio, la fiscalía las entabló de nuevo. Durante 18 meses de audiencias, la policía y los fiscales se empeñaron en tapar el carácter político de las acusaciones, tachando a los 7 de Nickerson de "criminales". Han fingido que están dispuestos a entregar documentación a la defensa, pero, en realidad, han mentido, además de ocultar y destruir evidencia crucial. Sin embargo, para el 21 de octubre, la fiscalía estaba a la defensiva y pidió al juez que anulara las acusaciones.

Esta victoria se debe a la lucha popular. El 20 de abril de 1996, Watts se puso en pie contra la brutalidad policial y está orgulloso de eso. La batalla para liberar a los 7 de Nickerson se ha librado con el mismo espíritu. El Comité de Defensa de los 7 de Nickerson trabajó con mucha gente para generar apoyo en todo el país. En Nickerson hubo caravanas de autos, mítines y lavado de coches para juntar fondos. En agosto, 500 personas asistieron al concierto Art Speaks! en Leimert Park para recaudar fondos para los 7 de Nickerson y el Día Nacional de Protesta para Parar la Brutalidad Policial, la Represión y la Criminalización de una Generación. Abogados, miembros del comité y los acusados hablaron en prepas, facultades de derecho, universidades e iglesias en Watts y otras comunidades. El creciente movimiento nacional contra la brutalidad policial se movilizó y logró desenmascarar la verdad acerca del ataque policial y las falsas acusaciones.

Alicia Soltero, Rodney King,
la misma cosa

¿Qué ocurrió el 20 de abril de 1996?

Dos policías estaban patrullando en Nickerson Gardens, como tropas de un ejército de ocupación, cuando vieron un grupo con carteles con las consignas: "Alicia Soltero, Rodney King, la misma cosa" y "Es justo luchar contra la brutalidad policial". (Alicia Soltero es la inmigrante mexicana atacada por los sheriffs de Riverside; la golpiza salió por televisión y suscitó mucha protesta.) Los dos agentes llamaron a su sargento; al llegar, este pidió refuerzos y se inició el ataque a los manifestantes; los arrestaron y los golpearon salvajemente. Después de arrestar a tres personas, leyeron una "orden de dispersarse". La policía se desmandó y en respuesta recibió piedras y botellas. Más de 125 chotas y tres helicópteros se desplegaron para cazar gente. La chota describió la operación como "supresión de una manifestación" y el "arresto de múltiples cabecillas". Además del DPLA, participaron la Policía de Vivienda y los sheriffs del condado de Los Angeles. Policías de otras partes de la ciudad le rogaron al despachador que los dejara sumarse a la represión. El DPLA declaró "alerta táctica" por toda la ciudad.

Esa noche, la chota se reunió en la delegación para escribir los reportes. A las tres de la madrugada, había inventado su propia versión de la realidad, un cuento policiaco, para condenar a los arrestados.

Según el cuento, un tal sargento Vanson pasó por la protesta accidentalmente, y un grupo de 30 hombres enmascarados rodearon la patrulla y le tiraron botellas y piedras; le dieron una pedrada en la cara y trataron de sacarlo del auto. Apenas logró salvarse. Después, según el cuento, pidió ayuda y respondieron 125 agentes. Los manifestantes seguían tirando botellas y piedras; por eso la policía declaró que la protesta era una "reunión ilegal" y empezó a arrestar a los que tiraban objetos y los que no se dispersaron. Asimismo, la policía afirmó que uno de los manifestantes, atacado salvajemente por la policía, se causó sus propias heridas "frotándose la cara contra el pavimiento".

La verdad y la historia oficial

En el tribunal se libró una batalla por desmentir la "historia oficial". El equipo de la defensa luchó para que se divulgaran las comunicaciones entre los agentes, especialmente las conversaciones radiales y de las computadoras portátiles instaladas en las patrullas. Asimismo, pidió los nombres de todos los agentes que participaron, todos los posibles testigos, todos los documentos policiales (en particular los de la policía política). Perseveró y logró destapar toda una serie de pruebas.

Al examinar las comunicaciones radiales, salió que el sargento Vanson no fue el primero en llegar; otros dos agentes vieron la protesta antes y se reunieron con el sargento antes de que se dirigiera allí. Durante más de un año, la fiscalía negó que los dos agentes llegaron primero, pero finalmente admitieron que el primero en llegar fue Christopher Hadjuk. El motivo para ocultar su identidad fue que participó en la golpiza a Rodney King y recibió una suspensión de 15 días por ello en 1991. También dio testimonio favorable a los agentes Stacy Koon y Lawrence Powell (que atacaron a Rodney King) en su primer juicio en Simi Valley. Así que Hadjuk fue el primer chota que vio los carteles que decían "Alicia Soltero, Rodney King, la misma cosa".

La ficha médica de Vanson y el formulario de daños a carros tampoco concuerdan con la historia oficial. Por ejemplo, no se hizo ninguna reparación al coche del sargento Vanson y él no mencionó haber recibido una pedrada en la cara cuando el médico lo examinó ese día. Otra contradicción: Vanson afirmó que apenas logró salvarse, pero su llamada de auxilio no fue urgente; pidió que acudieran agentes sin desobedecer las leyes de tránsito ni prender sirenas o luces. Su reporte de lo que hizo ese día menciona la protesta muy de paso y no dice nada acerca de sufrir un ataque. Es evidente que más arriba tomaron cartas en el asunto porque 30 minutos después de la llamada de Vanson 125 chotas invadieron Nickerson Gardens.

Las acusaciones contra los 7 de Nickerson cambiaron muchas veces; las aumentaban, las retiraban y las volvían a poner. A un manifestante, acusado de desobedecer una orden de dispersarse, le chantaron más acusaciones cada vez que iba a la corte; en un momento dado tenía siete. Asimismo, un año después de la protesta, acusaron a dos de los 7 (que han vivido en Nickerson por muchos años) de agredir a un agente "no identificado" con arma mortífera (una botella). La defensa afirmó que esa ridícula acusación era una prueba más del carácter político de las acusaciones. Tres meses después, la fiscalía señaló a un agente como la presunta "víctima" de los dos acusados, a pesar de que el reporte policial dice que recibió una pedrada sin que se viera quién lo hizo. Así que acusaron a dos personas de tirar la misma piedra (antes habían sostenido que fue una botella); además, según sus propios reportes, no se sabía quién la tiró. Posteriormente retiraron esas acusaciones por "falta de evidencia".

El DPLA ocultó la identidad de dos personas arrestadas en la protesta para que no dieran testimonio en favor de la defensa. A una señora negra la arrestaron por "impedir" el arresto de otro manifestante. La policía admite que la arrestó, pero dice que no tiene ninguna documentación del arresto, como es de rigor; sostiene que no existe una tarjeta de identificación (algo rutinario cuando se hace un arresto) y que su nombre no aparece en el registro de la cárcel. Al parecer, es posible que hayan falsificado el registro porque el nombre de uno de los 7 de Nickerson aparece dos veces por dos delitos distintos. La defensa no ha podido determinar si se falsificó el registro para ocultar la identidad de la señora, pero todo eso da pie a pensar que el DPLA destruyó pruebas.

Asimismo, arrestaron a un camarógrafo del canal 5 que filmaba la protesta y durante un año a la defensa no le dieron su nombre y dirección. Lo acusaron (al igual que a la señora) de "impedir" el arresto de un manifestante. Sin embargo, en los noticieros se vio que el camarógrafo estaba a 9 metros del manifestante. Además, se ve que un policía se le acerca, tapa la cámara y le dice que la apague. El DPLA le quitó el video y lo examinó antes de devolverlo.

"Gato encerrado"

El equipo de la defensa logró sacar a la luz más y más evidencia. La fiscalía trató de recuperarse: en agosto hizo una serie de entrevistas a los policías que podrían ser testigos en el juicio, pero eso solo sirvió para desenmascarar más mentiras y falsificación de pruebas. Cuando le preguntaron a un sargento acerca de la señora no identificada y el camarógrafo, respondió: "¿Se oculta algo?"... Tengo 17 años con el DPLA y en muchas ocasiones uno encuentra que puede haber gato encerrado".

Posteriormente, se pusieron de manifiesto más contradicciones en una entrevista a un tal sargento Landrum. La policía sostiene que ese sargento leyó la "orden de dispersarse" y después esperó el tiempo suficiente para que los manifestantes la obedecieran. Cuando no cumplieron, los arrestaron por "desobedecer una orden de dispersarse". Así se señaló en todos los reportes del incidente. Sin embargo, el sargento Landrum dijo que cuando llegó a la protesta, ya habían arrestado a tres manifestantes (posteriormente acusados de "desobedecer una orden de dispersarse"). El momento exacto de dar la "orden de dispersarse" era clave para la fiscalía. En vista del testimonio de Landrum, no había cómo justificar el arresto de los primeros tres manifestantes.

En realidad, una bola de chotas le cayeron encima al primero que arrestaron; él nada más estaba allí parado con un cartel. Lo golpearon salvajemente con las macanas, lo patearon y le dieron puñetazos dizque por "desobedecer una orden de dispersarse" y "resistencia a la autoridad". A otra manifestante la acusaron de "lesionar a un agente" cuando corrió a detener la golpiza y se chocó con un policía. La fiscalía admitió que sería problemático seguir el proceso contra ella dado que el arresto ocurrió cuando intervino para detener la golpiza y el arresto ilegal de su compañero.

En la audiencia del 21 de octubre, la fiscal señaló esas contradicciones y dijo que era "improbable que se condenara a los acusados"; por eso pidió que se anularan las acusaciones. Las declaraciones de Landrum fueron clave, pero hubo muchas otras contradicciones:

A un manifestante lo acusaron de desobedecer una orden de dispersarse, agredir a un policía con arma mortífera y portar una máscara. Sin embargo, el chota que supuestamente fue "la víctima" contradijo las mentiras de los demás chotas: dijo que no lo vio correr; otros agentes declararon que el acusado corrió. También dijo que el manifestante tiró la máscara (un pañuelo) al suelo pero, en realidad, lo tenía cuando lo arrestaron. La fiscal admitió que se vería obligada a decirle al jurado que debía creer algunas de las declaraciones de los policías y otras no porque eran contradictorias.

A un manifestante lo acusaron de siete delitos, pero posteriormente retiraron todos con excepción de desobedecer una orden de dispersarse y portar una máscara. Sin embargo, se vio en un programa de televisión acerca del DPLA ("LAPD: Life on the Beat") que lo arrestaron a una distancia considerable de la protesta; una patrulla se le echó encima y casi lo atropella; entonces él echó a correr y lo agarraron. La fiscalía admitió que al parecer el acusado se iba del lugar cuando lo arrestaron por "desobedecer una orden de dispersarse". En el mismo programa se ve que un agente pregunta a los demás: "¿Quién lo va a escribir?"y "¿Quién sabe cuál fue su delito?". Nadie responde.

Un caso altamente político

Además de las mentiras que la defensa logró sacar a luz, hay en juego muchos secretos. Todo indica que arriba tomaron cartas en el asunto. Veamos la cronología del incidente. El sargento Landrum habló con dos policías que patrullaban allí y pidió refuerzos. No fue una llamada urgente; sin embargo, en cuestión de 30 minutos, 60 patrullas llegaron a Nickerson Gardens.

Desde el principio, el equipo de defensa ha sostenido que la policía lanzó un ataque masivo contra la protesta porque era contra la brutalidad policial; porque se realizó en los proyectos donde se experimenta la brutalidad policial 24 horas al día, 7 días a la semana; y porque pensaba que había partidarios del PCR y la BJCR. La policía entregó información de la policía política, la División Antiterrorista (ATD), respecto al manifestante acusado de delitos graves. Esto es muy inusual y demuestra las ganas que le tenía el sistema a los 7 de Nickerson. (En el pasado, el DPLA ha preferido anular acusaciones contra docenas de acusados en vez de entregar información de la ATD.)

Esa información demuestra que la ATD ha espiado a los activistas de Nickerson Gardens. Además, el reporte de un sargento menciona que recibieron informes acerca de los planes para la protesta a través de soplones en los proyectos. Si bien anularon las acusaciones de delitos menores antes de que se dieran a conocer mayores detalles de las operaciones de la policía política, mucho de eso salió a flote. El OR analizará esta información en futuras entregas.

Todo eso demuestra lo que siempre hemos sabido: no arrestaron a los acusados por "delitos criminales" sino porque participaron en una protesta política contra la brutalidad policial. La policía les cayó encima a los "dirigentes" y "agitadores", y después se inventó un cuento para justificarlo. Esto es apenas una forma más extrema de la represión que el sistema impone a diario en los ghettos y barrios pobres del país. Su mensaje: si luchas contra la brutalidad policial, irás a parar a la cárcel. Pero la respuesta fue contundente: "¡Es justo luchar contra la brutalidad policial!" y, cuando lo haces, el pueblo te defenderá.

Mao Tsetung dijo: "El enemigo levanta una piedra para dejarla caer sobre los propios pies". Los 7 de Nickerson son una gran piedra y el pueblo obligó al sistema a dejarla caer sobre sus propios pies. El creciente movimiento contra la brutalidad policial y para liberar a los 7 de Nickerson hizo recular al gobierno: vio que iba a ser contraproducente seguir el proceso. Sin embargo, no han anulado las tres acusaciones de delitos graves contra uno de los acusados y le pueden contar dos "strikes" con la pinche ley de "tres strikes" de California. Además, la chota ha atacado a uno de los 7 en dos ocasiones. Celebremos la victoria, pero no bajemos la guardia. ¡Adelante con la lucha para parar la brutalidad policial, la represión y la criminalización de una generación!

¡LIBERTAD PARA TODOS LOS 7 DE NICKERSON!
¡ES JUSTO LUCHAR CONTRA LA BRUTALIDAD POLICIAL!

Para más información acerca de la batalla para liberar a los 7 de Nickerson, ponte en contacto con
el Comité de Defensa de los 7 de Nickerson,
c/o ¡Rehusar & Resistir!,
6253 Hollywood Blvd. #910,
Los Angeles, CA 90028;
teléfono: (213) 962-8084.


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