La lucha contra la brutalidad policial en California

Vidas robadas en el condado de Sonoma

Obrero Revolucionario #948, 15 de marzo, 1998

El condado de Sonoma queda en la región vinícola de la costa del norte de California, a unos 100 kilómetros de San Francisco. Tiene bastante turismo, pues gente acomodada visita la región los fines de semana para disfrutar del pintoresco paisaje, los vinos y los restaurantes elegantes.

Pero el condado tiene otra cara. Como nos dijo un activista de la Coalición 22 de Octubre contra la Brutalidad Policial: "A menos de una cuadra de los bellos viñedos están las casuchas de los trabajadores". De hecho, llama la atención el fuerte contraste entre riqueza y miseria en esa región, donde el sector de mayor crecimiento son los inmigrantes. Una fuerte lucha contra la brutalidad policial--el asesinato policial de 13 personas en dos años y medio--ha puesto de manifiesto la represión oficial que va de la mano con esa gran desigualdad social.

El 20 de febrero, la Comisión Federal de Derechos Civiles realizó una audiencia pública para responder a reclamos por la epidemia de asesinatos policiales. Centenares de personas, muchas de ellas familiares de las víctimas, llenaron las oficinas gubernamentales en Santa Rosa. Un grupo de abogados de San Francisco (Asian Law Caucus) proporcionó un autobús para que fueran los vecinos de Chinatown que han estado protestando contra el asesinato de Kuanchung Kao por la policía.

La Comisión Federal de Derechos Civiles es una dependencia del Departamento de Justicia; busca apaciguar la ira popular y canalizarla dentro del sistema, por ejemplo, a apelaciones, etc. Sin embargo, los que luchan contra la brutalidad policial aprovecharon la audiencia para organizar protestas y denuncias de la epidemia de asesinato policial.

Emplearon formas de protesta muy creativas. Instalaron el "Muro Vidas Robadas" frente a las oficinas; ese memorial tiene nombres de víctimas de asesinato policial en Sonoma y el resto del país. Además, lo adornaron con coronas y trazaron siluetas en la acera a la entrada del edificio como símbolo de las víctimas que no estaban presentes para contar su historia. Había mesas de literatura y mantas de los grupos Boínas Moradas, Copwatch y Comida No Bombas. Muchos tenían cintas blancas y negras para conmemorar a las víctimas. Varios noticieros y periódicos de San Francisco hicieron reportajes acerca de la audiencia y las protestas, y entrevistaron a los parientes de las víctimas.

Un grupo de estudiantes de la Universidad Estatal de Sonoma tenía una mesa de literatura. Eran de dos clases de estudios étnicos que están investigando el tema de los asesinatos policiales en la región. Muchos de ellos comentaron que se asombraron al enterarse de la brutalidad policial y sentían la obligación de sumarse a la lucha. El profesor dijo que asistieron voluntariamente 30 a 35 estudiantes (de un total de 40 en las dos clases).

Un estudiante le dijo al OR: "Además de investigación, estamos haciendo servicio social. Hemos brindado ayuda a las víctimas. Por ejemplo, la viuda de Kuanchung Kao tiene unos gemelos chiquitos y una niña de cinco años. Su situación es muy difícil en todo sentido: económico, emocional y físico. Ayudamos cuidando a los niños y de otras formas. Por otra parte, investigamos la composición de los departamentos de policía y hemos visto que el 85 al 90% de los agentes son blancos".

LOS FAMILIARES HABLAN

Al mediodía se convocó un mitin/rueda de prensa frente al Muro Vidas Robadas. Participaron muchos familiares de víctimas. La madre de Dustin Clark envió un mensaje. Un representante del Comité pro Justicia para Salomón Hernández leyó un mensaje de su viuda, Maggie Hernández. Se leyó una declaración para conmemorar a Joanie Holmes, quien murió en la cárcel. Asimismo, se leyó un mensaje de una tía de Damon Lansing. Estaban presentes su tía y su madre. Cornelius Hall, el padre de Jerrold, quien murió a manos de la policía de BART (transporte público), leyó un mensaje de Pat Baldridge, madre de Kevin Saunders, asesinado por la policía de Santa Rosa. Larry Shinagawa, un profesor de la Universidad Estatal de Sonoma leyó un mensaje de Ayling Wu, la viuda de Kuanchung Kao. También habló Daniel García, Jr., sobrino de Mark García, asesinado por la policía de San Francisco.

Los familiares hablaron de la terrible pena que sienten por haber perdido a sus seres queridos. En su mensaje Ayling Wu dijo: "Por una bala cruel quedé viuda a las 33 años con tres niños pequeños. Esa bala destruyó el sueño americano. Trabajamos muy duro durante ocho años. Compramos una bonita casa en la mejor zona de Rohnert Park. Tuvimos tres niños lindos. A los dos nos iba divinamente en el trabajo. Pero ahora todo se acabó. Mis gemelos jamás dirán `papi'... La niñez de mi hija terminó en el momento de oír el disparo... Fue un gran error haber venido a Estados Unidos".

Pat Baldridge, la madre de Kevin Saunders, dijo en su mensaje: "Es mi hijo. Creo que siempre estará conmigo. Voy por la calle y lo veo, a cada rato lo veo. Siento una gran pena y creo que siempre la voy a sentir".

DECLARACIONES IMPACTANTES

También hablaron representantes comunitarios: Judith Volkart, de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) de Sonoma; Elizabeth Anderson, del Centro de Paz y Justicia del Condado de Sonoma; Larry Shinagawa, profesor de la Universidad Estatal de Sonoma; Tanya Brannan, de Boínas Moradas; Steve Campbell, de la Coalición de Destechados; y Karen, de la Coalición 22 de Octubre contra la Brutalidad Policial.

Steven Campbell dijo: "El condado de Sonoma permite que los agentes ataquen, detengan, humillen, registren y arresten a jóvenes afroamericanos y latinos en sus propios porches y jardines por el delito de reunirse con su familia, de mirar a un agente o, a veces, de no mirarlo. Hay que señalar que por cada muerte injusta por la policía, hay docenas de víctimas de tortura mutiladas e incapacitadas de por vida, muchas veces simplemente para diversión y aliviane de agentes sádicos. Además, los presos sufren ataques de la policía; es común que varios agentes le caigan encima a un preso. Aunque todo el personal tiene conocimiento de esas golpizas, nadie tiene el valor de denunciar las acciones criminales de sus colegas. Eso lo he sufrido en carne propia en dos ocasiones...".

Karen ofreció información muy importante acerca de los asesinatos policiales. Primero, habló del Proyecto Vidas Robadas y los 13 asesinatos en el condado de Sonoma. Informó de tres presos que murieron en la cárcel del condado por falta de atención médica; de un hombre desarmado que murió con las manos arriba; y de un hombre desnudo y drogado que murió de una paliza (además de golpearlo, la policía le roció gas pimienta y le soltó un perro). Habló de Salomón Hernández: la policía lo mató a tiros cuando regresó a una gasolinera porque se le olvidó pagar cinco dólares. Le metieron tres balas en el pecho y justificaron eso diciendo que tenía un desarmador... Karen siguió dando ejemplos de atrocidades policiales hasta que le cortaron la palabra.

Karen nos habló del Proyecto Vidas Robadas; nos explicó cuánto trabajo se requiere para destapar la verdad. Al investigar los informes de asesinatos policiales en los periódicos, Karen ha comprobado que la prensa grande simplemente repite las mentiras de la policía. Ella ha colaborado con reporteros progresistas, abogados y organizaciones comunitarias para recopilar información y desmentir los cuentos policiales; otro aspecto sumamente importante de su trabajo es colaborar con las familias de las víctimas.

LOS MATONES RESPONDEN

Por otra parte, en la audiencia hablaron representantes de la policía, como los jefes de la policía de Rohnert Park y Santa Rosa, el sheriff del condado de Sonoma y el fiscal Michael Mullins.

Dos policías asesinos organizaron una manifestación ese día; asistieron 200 agentes con cintas amarillas, en oposición a las cintas blancas y negras de los activistas. El periódico Santa Rosa Press Democrat informó que los organizadores eran el agente Jim Carlson, quien mató a Dale Robbins en 1996, y el agente Eric Goldschlag, quien mató a Kuanchung Kao en 1997 y a Damon Lansing en 1989.

Los agentes llegaron muy temprano y llenaron la sala de reunión, que solo tenía cupo para 80 personas. Como fueron centenares de familiares de víctimas y activistas comunitarios, en un descanso los encargados pidieron que los agentes le dieran su lugar a otros asistentes, pero se negaron. Todo eso causó mucha indignación, pues los familiares de las víctimas ni siquiera podían entrar a la sala; escucharon la audiencia por altoparlantes colocados en el vestíbulo.

EL MURO VIDAS ROBADAS
DE GIRA POR SONOMA

Además de las actividades en la audiencia, ha habido otras protestas contra la brutalidad policial durante las últimas semanas. El 30 de enero, hubo una vigilia para conmemorar el segundo aniversario de la muerte de Dale Robbins, y habrá una conmemoración del primer aniversario de la muerte de Kuanchung Kao.

El Muro Vidas Robadas hizo una gira por el condado durante el mes de febrero. Ha sido una forma de resistencia muy importante. Un volante de la Coalición 22 de Octubre describe el muro: "El Muro Vidas Robadas es un memorial para las víctimas de una guerra secreta; esa pared negra y brillante mide dos metros de alto, contiene una lista de las víctimas y relata cómo murieron. Es una forma de difundir esa información, sobre todo a los que no están enterados de la epidemia de violencia policial... Conmemora las miles de víctimas asesinadas injustamente. La prensa habla de gente sin techo con antecedentes penales o gente peligrosa con "problemas mentales" o jóvenes que no respetan la autoridad. Muchas veces se trata de gente de color. Quieren que el público acepte esos asesinatos al igual que los muertos desconocidos de guerras en países lejanos. Esas víctimas son nuestros hermanos y hermanas, y el muro las humaniza y conmemora".

La gira patrocinada por el Comité pro Justicia para Salomón Hernández, Sonoma Free Press y el Proyecto Vidas Robadas llegó a la Universidad Estatal de Sonoma, Santa Rosa Junior College, el Museo de Arte de California, la iglesia Nuestra Señora de Guadalupe de Windsor, el Centro de Paz y Justicia, y el banquete anual de la ACLU de Sonoma.

El grupo estudiantil Global Awareness In Action (GAIA) patrocinó la gira en Santa Rosa Junior College. Hablamos con una estudiante que pasó 10 horas acompañando al muro. Nos explicó que lo colocaron en la entrada principal de la cafetería, donde lo vio muchísima gente. Le impactó mucho la respuesta de los familiares de víctimas que llegaron a verlo; la hija de un hombre asesinado por la policía de Sacramento le agradeció por exhibir el muro y denunciar los asesinatos.

Por otra parte, se prendió un gran debate porque el programa de capacitación policial del condado se realiza en esa universidad. El encargado del programa se espantó al ver el muro y presionó para quitarlo. Dijo que "no tenía caso" y que el 90% de las víctimas se lo merecían. Las directivas exigieron que hubiera activistas al lado del muro en todo momento, una regla que no se impone a otros grupos estudiantiles. Estudiantes del programa policial fueron a carear a los activistas que acompañaban al muro.

Los estudiantes de GAIA no se rajaron. La estudiante que entrevistamos defendió el muro ante las directivas porque representa la otra cara, que no se ve en las noticias ni en los reportes policiales. Dijo: "Fue importante exhibir el muro. Hay que crear conciencia respecto a este problema".

La situación del condado de Sonoma--13 asesinatos policiales en dos años y medio--es una infamia. Desafortunadamente es una situación demasiado común. Gracias a la lucha de masas se denunció esa racha de asesinatos. Esta lucha es parte del creciente movimiento contra la brutalidad policial, que no permitirá que la policía mate impunemente a nuestros hermanos y hermanas.


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