Penal SCI Greene: Empieza de nuevo la huelga de hambre

Se desenmascara la brutalidad de los guardias

Obrero Revolucionario #953, 19 de abril, 1998

SCI Greene es un penal de máxima seguridad ubicado en una zona rural del suroeste de Pensilvania. Tiene más de 14.000 presos, 111 de los cuales están en el pabellón de la muerte (entre ellos, el preso político Mumia Abu-Jamal). El 6 de marzo, presos del pabellón de la muerte entraron en huelga de hambre por una nueva serie de crueles reglas y un violento registro de las celdas de los presos condenados a la pena capital (ver el OR No. 949). Ahora a los presos solo les permiten guardar lo que cabe en una pequeña caja; las demás pertenencias las confiscan. Mumia se unió a la huelga; dijo: "Tantos hombres (de 25 a 33) participaron en la huelga, y corrieron tanto riesgo, que no podía mantenerme a un lado. Nuestra meta es que nos permitan guardar en las celdas nuestros documentos jurídicos, porque en el pabellón de la muerte esto es una cuestión de vida o muerte".

Los presos terminaron la huelga a los 13 días; poco después, las autoridades anunciaron una nueva lista de reglas. Al cierre de esta edición, nos enteramos de que 14 presos de SCI Greene han vuelto a entrar en huelga de hambre.

Nuevas pruebas

Los presos de SCI Greene han hecho muchos esfuerzos por que el mundo conozca la situación infrahumana que impera en el penal, especialmente en la Unidad de Vivienda Restringida (un calabozo donde las palizas son de rigor).

Jere Krakoff, del Proyecto Nacional sobre Penales de la ACLU, calcula que ha recibido más de 30 quejas de presos de SCI Greene: por ejemplo, se quejan de que les quitan sus materiales religiosos y no les dan sus medicinas. Krakoff entabló una demanda contra el penal en nombre de Mumia.

En noviembre de 1997, un preso se quejó por la brutalidad de los guardias que trasladan a los presos a la Unidad de Vivienda Restringida. Ahora, dos ex empleados de SCI Greene han documentado casos de brutalidad.

Bob DeBord dijo que abandonó su puesto de consejero en diciembre porque no podía seguir cerrando los ojos. Dijo que vio a un preso con moretones por todo el cuerpo después de que lo llevaron a la unidad.

"No vi lo que le hicieron, pero no tenía moretones cuando se lo llevaron y cuando fui a verlo, estaba cubierto". Un guardia dijo que el preso fue "beligerante", pero DeBord lo desmintió y por eso recibió amenazas: "Me dijeron que me harían pagar después, en el lote de estacionamiento", y amenazaron con plantar drogas en su oficina.

DeBord dijo que vio una paliza, que los guardias sueltan insultos racistas contra los negros y que no atendieron a un preso que tuvo una convulsión de 35 minutos.

Linda Welling, ex directora de una unidad y supervisora de DeBord, cree que la echaron en marzo por unas preguntas que planteó: "Si uno no coopera, lo sacan corriendo". Welling dijo que saquearon su oficina y que tenía miedo de que le hicieron daño porque criticó las acciones de unos guardias.

Normalmente se filman los traslados a la Unidad de Vivienda Restringida, pero los videos de las golpizas han "desaparecido". Welling dijo que oyó a unos tenientes decir que los habían destruido.

Dijo que no ha visto las golpizas personalmente (ocurren a puertas cerradas), pero que vio muchas heridas. Describió un incidente en 1995: "Lo golpearon sin merced. Después, vi las contusiones y cicatrices. Oí los gritos. Me siento en mi oficina y oigo los gritos de los presos".

Dijo que un preso le mencionó que necesitaba un trabajo diferente por las amenazas del guardia a cargo de la cocina. "Cuando regresó a la unidad al día siguiente, tenía huellas de dedos en el cuello. Llamé al supervisor y, en un dos por tres, el preso terminó en el calabozo dizque por amenazar a los empleados". Welling dijo que las autoridades sabían que el guardia le aplicó una llave estranguladora, pero castigaron al preso y le negaron libertad condicional.

Agregó que siempre degradan a las mujeres con insultos sexistas. "Están maltratando a seres humanos. No tenemos el derecho de expresar nuestros prejuicios personales contra otras personas. Es un lugar espantoso y lo ha sido desde el comienzo. Si lo paso por alto, pues soy cómplice. Quiero pararlo".

Hostigamiento de visitas
y abogados

"Es un campo de concentración, un ejemplo de la mentalidad de Alcatraz. Es una barbaridad. En mis 22 años como abogada, nunca he visto un lugar como Greene, nunca he visto tanta intolerancia".

de la carta de la abogada
Grisel Ybarra al gobernador de Pensilvania

Grisel Ybarra tiene un cliente en SCI Greene y ha visto mucho maltrato de presos y visitas. Dijo que los guardias obligan a las visitantes a quitarse el sostén, con el pretexto de que los cierres activan el detector de metal. Ybarra escribió al Departamento de Correcciones que ha visitado muchos penales, pero nunca ha visto tal hostigamiento: "He ido a penales en Atlanta, Nueva York, Miami, Tallahassee y Gainesville, pero nunca he visto una situación parecida a la de Greene. En ningún otro penal obligan a las mujeres a quitarse la ropa interior". Dijo que en un caso tuvo que cortar los botones de una chaqueta porque activaron el detector. Otra vez, le preguntaron sobre el valor de sus joyas y le dijeron que no podía entrar si era de más de 50 dólares.

Ybarra dijo que los guardias bloquean la entrada de documentos jurídicos con el pretexto de que "no son necesarios". Una vez le confiscaron un mapa de la ciudad de Coral Gables, Florida, porque podría ser "un instrumento de escape". Durante otra visita, un guardia leyó los documentos de su cliente a pesar de que eso está prohibido. Cuando se quejó, el guardia respondió: "Todo lo que entra en la celda yo lo puedo examinar".

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Como consecuencia de la lucha de los presos y de sus partidarios, han tenido que iniciar una investigación de la brutalidad en SCI Greene.

El 9 de abril, Martin F. Horn, Secretario de Correcciones, anunció que iba a investigar las acciones de 40 guardias de la Unidad de Vivienda Restringida, que se sospecha usaron "fuerza excesiva" contra 36 presos en varios incidentes durante un lapso de un año. A esos guardias los asignaron a otras unidades temporalmente, pero todavía están en SCI Greene y pueden seguir amenazado y maltratando. Además, a pesar de que los supervisores siempre están presentes durante los traslados, no están investigando a ninguno de ellos.


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