Dramáticas noticias de SCI Greene:
Castigan a 11 carceleros

C. Clark Kissinger

Obrero Revolucionario #958, 24 de mayo, 1998

Para contener el escándalo que está sacudiendo al penal de máxima seguridad SCI Greene, el Departamento de Correcciones de Pensilvania le bajó el rango al máximo oficial y despidió a dos tenientes. Esto ocurrió dos semanas después del traslado del alcaide.

La causa de esos castigos es la denuncia de la brutalidad de los guardias contra los presos de la Unidad de Vivienda Restringida (una unidad de aislamiento y castigo), donde están los presos en reclusión disciplinaria, tanto como los 113 presos condenados a muerte (entre ellos el preso político de renombre internacional Mumia Abu-Jamal).

Los castigados son: el comandante Robert Sparbanie, descendido a teniente; los tenientes John Tustin y Scott Nickelson, despedidos; el capitán Dennis Lantz, descendido a teniente; el teniente William McCombie, suspendido 15 días; el teniente Robert Esmond, suspendido 10 días; el teniente Robert Berberick, suspendido cinco días; los tenientes Jeffrey Forte y David Grainey, suspendidos tres días; el capitán John Kingston y el teniente Charles Plavi, reprendidos por escrito.

Además, el fiscal del condado Greene, David Pollock, anunció que está considerando levantarles acusaciones.

El Departamento de Correcciones dijo que los castigos son una consecuencia de quejas entabladas por un preso en noviembre de 1997, pero en realidad ha habido una fuerte lucha entre los guardias y los presos desde que SCI Greene abrió sus puertas en 1994. En el otoño de 1997, el director internacional de Amnistía Internacional visitó a Mumia y condenó públicamente la situación en Greene. Además, varios presos han entablado demandas, entre ellos Mumia.

Robert DeBord, un ex consejero de Greene, me describió varios incidentes que lo llevaron a abandonar su puesto y a quejarse al gobierno estatal. Un incidente: un empleado criticó con groserías racistas los programas educativos para presos negros: "¿Quién carajos cree que al salir estos pinches niggers van a encontrar trabajo con computadoras? ¿Por qué gastan tanto dinero para comprar computadoras?"

DeBord vio a presos de la Unidad de Vivienda Restringida con contusiones que solo podían haber causado los guardias.

Otro incidente: DeBord estuvo presente durante una audiencia a un recluso acusado de amenazar a otros presos. Declaró que no lo había hecho, pero de todos modos lo metieron al calabozo. Al día siguiente, DeBord leyó en el informe disciplinario que el preso había amenazado e insultado a una supervisora. Pero como DeBord estuvo presente durante toda la audiencia, sabe que eso no pasó; fue una justificación del traslado.

DeBord le informó al alcaide lo que pasó y unos días más tarde sacaron al preso del calabozo. Pero no castigaron a los guardias que escribieron mentiras en el informe. Cuando no hay quien las desmienta, esas falsas acusaciones quedan en el expediente permanente del preso y la junta de libertad las considera.

Por sus principios, DeBord recibió amenazas de otros empleados y abandonó su puesto por temor de que lo atacaran o le pusieran drogas en su oficina.

Las autoridades de Greene han tratado mal a toda la población carcelaria. A fines de febrero, suspendieron las salidas de las celdas y las visitas. El 5 de marzo, confiscaron todas las cartas, y los papeles jurídicos, educativos y personales de los presos del pabellón de la muerte, y les ordenaron ponerse uniformes de lona rayados.

Con los ojos del mundo clavados en la situación en Greene, a mediados de abril el director del Departamento de Correcciones de repente anunció que iba a investigar a 40 guardias (el 10%) por brutalidad y a reemplazar al alcaide. Normalmente, la prensa solo informa sobre la represión en las cárceles de otros países, pero parece que el gobierno estatal de Pensilvania quiere contener el escándalo antes de que se desborde.

Hasta la fecha no han documentado públicamente los incidentes de brutalidad. Pero admiten que las cámaras de vigilancia de SCI Greene filmaron varios incidentes. Parece que a los guardias no les preocupaba cometer sus barbaridades ante las cámaras.

6 de mayo de 1998


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