Amnistía Internacional denuncia violaciones de derechos humanos
en Estados Unidos

Brutalidad policial en Estados Unidos:
"Extensa y sistemática"

Obrero Revolucionario #978, 18 de octubre, 1998

"El problema de la brutalidad policial en Estados Unidos es extenso y sistemático. Cada año hay miles de quejas contra la violencia de la policía, y las autoridades pagan millones de dólares de compensación en demandas. Los policías golpean y disparan a sospechosos que no oponen resistencia; emplean indebidamente macanas, gases y armas de choque eléctricas; han lesionado o matado con peligrosas llaves estranguladoras".

De Rights for All, informe de Amnistía Internacional

Los imperialistas yanquis andan por todo el planeta dándoselas de grandes defensores de los derechos humanos y criticando a otros países por violarlos. Sus intervenciones militares y políticas con frecuencia tienen el pretexto de defender los derechos humanos.

Un nuevo informe de Amnistía Internacional (AI), titulado Rights for All (Derechos para todos), demuestra que en materia de derechos humanos Estados Unidos es mucho ruido y pocos nueces. El informe salió el 6 de octubre y es parte de la primera campaña mundial de AI sobre los derechos humanos en Estados Unidos.

La introducción al informe dice: "Este informe se concentra en varias áreas en que las autoridades no han impedido que se sigan violando derechos humanos: el derecho de no ser sometido a tortura y a un tratamiento cruel, inhumano o degradante; el derecho a la vida y el derecho a no ser privado de la vida arbitrariamente".

El informe trata varios temas: la brutalidad de la policía y de otras dependencias de orden público; maltrato de presos; aplicación injusta y racista de la pena de muerte; detención de solicitantes de asilo político; doble stándard de derechos humanos; armamento de gobiernos y grupos que torturan y asesinan.

El informe tiene mucha información sobre cada uno de esos temas, pero como se acerca el 22 de octubre (el Día Nacional de Protesta para Parar la Brutalidad Policial, la Represión y la Criminalización de una Generación), pensamos que a nuestros lectores les interesaría la parte sobre la brutalidad policial.

El informe de AI empieza con una cita del presidente Bill Clinton: "Creo que en todo el mundo la gente aspira a que se la trate con dignidad.... No son derechos americanos, europeos o de los países desarrollados. Son los derechos con que nace toda persona, en todas partes". A esta cita le sigue un ejemplo de cómo en realidad tratan a la gente en Estados Unidos: el caso de Anthony Báez en Nueva York en 1994, que estaba jugando fútbol con sus hermanos en la calle cuando la pelota golpeó al radiopatrulla del agente Francis Livoti. Este le puso una llave estranguladora y sus compañeros le clavaron la rodilla en la espalda. Lo mataron. Después se supo que Livoti tenía 14 quejas por brutalidad en su contra.

Señala: "Trágicamente, el caso de Anthony Báez no es un caso aislado. Cada año, el Departamento de Justicia recibe miles de quejas de maltrato policial, que para muchos es solo la punta del iceberg.

"En Estados Unidos la violación de los derechos humanos sigue un patrón extenso y sistemático.... Por todo el país los policías golpean, patean, dan puñetazos y aplican llaves estranguladoras, incluso cuando la persona no presenta ninguna amenaza. La mayoría de las víctimas son de minorías raciales o étnicas. Muchos han muerto, muchos han sido lesionados de gravedad, muchos han quedado profundamente traumatizados".

Patrones de maltrato

El informe analiza ciertos "patrones comunes de maltrato policial". Un patrón es el hecho de que la brutalidad policial se concentra en los ghettos y barrios pobres, o "zonas de crimen". Dice: "Las victimas no son solo los sospechosos de un delito, sino también los observadores y los que cuestionan el comportamiento de la policía o tuvieron un pleito o confrontación leve. Por ejemplo, en Pittsburgh, golpearon a quienes les pidieron a los policías el número de la placa; a los que se quejaron de groserías o insultos raciales; a los que no respondieron con suficiente rapidez a las órdenes de los agentes. También se han documentado muchos casos de brutalidad contra quienes desafiaron la autoridad de la policía (lo cual se conoce ampliamente como `desacato al policía')".

Otro patrón es el ataque sistemático a los afroamericanos: "Los negros detenidos por delitos menores parecen ser especialmente susceptibles a sufrir brutalidad policial. Johnny Gammage, un empresario negro, murió asfixiado después de ser detenido por un delito de tránsito en 1995. Todo los agentes involucrados (de dos dependencias suburbanas) eran blancos....

"Otra de las constantes quejas es que a los motoristas negros se les detiene por presuntas ofensas de droga solo por ser negros. A mediados de 1998 había demandas al respecto en ocho estados....

"Hay muchos casos de jóvenes negros que fueron baleados porque los agentes pensaron que estaban armados, lo cual indica una propensión a considerar criminales potenciales a los negros y a negarles el derecho a la vida. En noviembre de 1997, un agente federal baleó al estudiante Andre Burgess, de 17 años, cuando pasó al lado de su carro. El agente dijo que confundió con una pistola el dulce que llevaba. Un gran jurado absolvió al agente. William J. Whitfield 3rd, un afroamericano desarmado, fue muerto a balazos el 25 de diciembre de 1997 en un supermercado porque un policía confundió sus llaves con una pistola. El policía fue absuelto y se supo después que había disparado su revólver en ocho ocasiones, pero que jamás lo pusieron en un programa de observación".

El informe también señala que la brutalidad policial no es solo contra los negros o los ghettos y barrios pobres. Dice: "Los grupos que velan por los derechos humanos han documentado que desde hace muchos años los agentes del orden vienen atropellando los derechos de personas de origen latinoamericano a lo largo de la frontera con México y en estados como California y Texas, donde hay muchos inmigrantes. Los amerindios se quejan de tratamiento brutal indiscriminado, incluso contra mayores y niños, durante redadas en masa de la policía a zonas tribales después de incidentes específicos....".

También señala: "Muchas comunidades se quejan de que la policía ataca injustamente a jóvenes negros, latinos y asiáticos, especialmente en los ghettos y barrios pobres, y que se inclina a considerarlos automáticamente como criminales. En Chicago y otras ciudades, en determinadas zonas, la policía detiene a jóvenes por el color de la ropa o simplemente por estar en la calle; los considera pandilleros, los detiene con frecuencia y los maltrata". El informe de AI también dice que la policía maltrata a gays, lesbianas, enfermos mentales y trastornados.

Represión de alta tecnología

AI también aborda el uso de armas "no letales", como gas pimienta OC y armas que disparan choques eléctricos. En un comunicado de prensa que acompañó la publicación de Rights for All, AI dice que Estados Unidos es "líder mundial en la represión de alta tecnología". El Secretario General de Amnistía Internacional, Pierre Sané, dijo: "Las dependencias policiales de Estados Unidos, de departamentos de policía a carceleros, tienen una amplia gama de armas que en ocasiones han contribuido a la violación de los derechos humanos".

AI también está haciendo campaña contra el cinturón eléctrico (stun belt), que dispara 50.000 voltios de electricidad. Muchos conocieron del cinturón eléctrico cuando en junio una jueza ordenó que le aplicaran choques a un acusado en la corte porque la interrumpió. Sané dijo: "Por su propia naturaleza, el cinturón eléctrico es un instrumento para infundir temor y dolor. Aunque nunca opriman el botón, la amenaza constante de tal correntazo es de por sí inhumana, y es uno de los símbolos más patentes de la actual peligrosa tendencia hacia la erosión de los derechos humanos en Estados Unidos".

El informe señala: "Desde principios de la década de 1990, más de 60 personas han muerto en Estados Unidos después de que la policía las roció con gas pimienta.... Las armas eléctricas que se usan en Estados Unidos son las mismas con las que torturan en otros países". Los choques eléctricos aplicados por la policía han causado muertes. El informe da dos ejemplos: "En julio de 1996, Kimberly Lashon Watkins, de 29 años, murió después de recibir una carga de electricidad de un Taser en Pomona, California. Cinco meses después, también en Pomona, murió Andrew Hunt, Jr., a consecuencia de varios disparos de Taser. Estaba esposado".

No son un puñado
de manzanas podridas

A los policías que maltratan y matan los protegen los mandos y los funcionarios del gobierno. En las delegaciones reina el "código del silencio" para tapar crímenes, y cuando se dan las excepciones y se juzga y condena a policías asesinos, nos dicen que se trata de "un puñado de manzanas podridas".

Pero una gran cantidad de documentos está comprobando la realidad de que para mucha gente la brutalidad policial es la regla y no la excepción. Hace unos meses Human Rights Watch, otra organización que vela por los derechos humanos, publicó un informe sobre la brutalidad policial en 14 ciudades de este país. Hasta la fecha, el Proyecto Vidas Robadas ha documentado 1000 casos de asesinatos policiales, y la lista está creciendo.

Como dice el informe de AI, la brutalidad policial en Estados Unidos es extensa, persistente y sistemática.


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